Por Gerardo Quintero Tello
Los recuerdos de Carolina están frescos, a pesar de que han pasado 25 años desde que su padre se marchó a hacer su gran ‘show’ en el cielo. Carolina Molina no solo heredó de su padre un talento natural para expresarse a través del canto sino también es la más parecida físicamente de los tres hijos de Edulfamit Molina Diaz, o mejor, el gran Piper Pimienta Díaz.
Aunque había nacido en la vereda La Paila, del municipio de Corinto, en el Cauca, Piper era más caleño que el Cerro de las Tres Cruces. Basta saber que su crianza y gran parte de sus amigos y su historia musical está ligada a ese caleñísimo Barrio Obrero.
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Dueño de una longilínea contextura, alto, desgarbado, y con un sentido del ritmo único, Piper Pimienta descolló en los bares de esa zona roja, rumbera y caliente que era la Carrera Octava. Nunca Piper pasaba inadvertido, siempre el más alto, siempre el más flaco, siempre el mejor bailarín, siempre su voz alegre. Colores agresivos, rojos intensos, no podían faltar en sus presentaciones, Piper ‘encandilaba’, no solo por sus pintas sino primordialmente por su talento.
Hizo parte Los Supremos, una agrupación que marcó época en Cali y con la que pegó un disco muy recordado: ‘Atiza y ataja’. También estuvo con Fruko y los Latin Brothers donde dejó unos éxitos muy recordados. Uno de ellos precisamente un bolero interpretado de manera magistral por Piper Pimienta, el mismo que su hija Carolina decidió desempolvar y poner todo su sentimiento en su primer sencillo.
De la mano del pianista y productor musical Oscar Iván Lozano, Oílo, Carolina despliega una inmensa voz, una cadencia que fácilmente puede deducirse de dónde proviene. Carolina aún recuerda su niñez en su barrio la Rivera cuando su papá los domingos disfrutaba de las tardes de bolero y ‘Las sombras de un pasado’ llenaban de sentimiento cada rincón del corazón grande del buenazo de Piper.
“Soy la sombra de un pasado
El pecado de tu juventud
El camino que no quieres recordar
Aunque cante para el mundo
Solo quiero que me escuches tú
Si yo guardo tus recuerdos
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¿Qué conservas tú de mi?”
Después de varios años dubitativos, por fin Carolina, la heredera del talento musical de su padre, decide apostarle a la música. “Me convencí de que ya era el momento, siempre he sentido que tengo la voz, pero hubo cosas que me impidieron tomar la decisión, pero ahora ya estoy lista”, dice Carolina, quien guarda un gran parecido con su padre: la sonrisa franca, honesta, bella. Sin duda la voz y la calidez de un artista como Piper Pimienta del que no recuerdo que alguien hiciera un comentario desapacible.
Ahora Carolina es consciente que debe trabajar en algo en lo que su padre era un rey: la personalidad avasallante, eso que hoy llaman ‘sin miedo al éxito’. Carolina aún recuerda todos los conciertos, artistas, amigos que se reunían en su casa entorno a ese Edulfamit Molina querido por todos, admirado como el más grande artista caleño de la salsa.
Carolina no puede evitar la nostalgia cuando le pido que recuerde a su padre. Han pasado 25 años desde que se fue, y sus expresivos ojos se tornan melancólicos cuando rememora la figura de un artista que dejó un legado inmortal a través de ‘Las caleñas son como las flores’.
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“Mi papa leía la biblia todos los días con nosotros, era un hombre de mucha Fe. Luego salíamos a la puerta de la casa, y saluda a todas las persona que pasaban por la cuadra. Mi papá era un amor, un caballero, un señorazo”, dice Carolina con toda la ‘saudade’ a cuestas.
Ella sabe que no se trata de reemplazar a nadie, su padre ya tiene un lugar preponderante en la historia musical de Colombia y en Cali será recordado eternamente. Pero eso sí, Carolina no tiene dudas de qué quisiera guardar por siempre de su padre: “Ese perrenque que tenía, para él no había nada que le quedara grande, si le tocaba cantar una ranchera lo hacía con toda la pasión, se le medía a todo con igual pasión”.
Carolina cree que lo más difícil para interpretar este bolero fue buscar ese tono que la acercara a su padre, “ese era mi gran reto, llega a ese tono y yo siento que él está conmigo”.
Ahora esta hermosa mujer, con un potente chorro de voz, sueña con iniciar un camino, siempre de la mano de quien fue su guía. “Yo me siento más que feliz, agradecida por haber sido su hija y por haberlo tenido como padre y empezar por este camino que es muy largo, pero sé que él estará conmigo”.
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