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Primera estrategia. Por la gente

Solamente una sociedad del siglo XXI podrá construir una ciudad del siglo XXI. Para dedicarnos con todas las fuerzas y sueños a esta tarea, proponemos un proceso de reconciliación general y de recomposición de las relaciones sociales.

Primera estrategia. Por la gente
Foto: Especial para 90minutos.co

Solamente una sociedad del siglo XXI podrá construir una ciudad del siglo XXI. Para dedicarnos con todas las fuerzas y sueños a esta tarea, proponemos un proceso de reconciliación general y de recomposición de las relaciones sociales.

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Por David Millán Orozco

“La mente toma forma en la ciudad, y a su vez las formas urbanas condicionan la mente”

Lewis Mumford

La ciudad es la gente. Es el lugar de mayor concentración de esfuerzos de una sociedad. La ciudad está hecha de sueños y de sudores, de esperanza y desasosiego. Es construida por cientos y miles de nativos e inmigrantes que aportan en su transformación, transformándose ellos mismos. Porque cambia constantemente, es que no nos levantamos todos los días en la misma ciudad, decía mi maestro Otto Vallderuten, pues cada amanecer algo habrá cambiado en el paisaje urbano.

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Pero para hacer cambiar la ciudad primero debemos comprendernos a nosotros mismos y comprender a los demás, nos enseñó en un recorrido por la urbanización Los lagos, el maestro de construcción Balbino Ocoró. En esa frase se resume la intención de la PRIMERA de las CINCO ESTRATEGIAS ofrecidas como borrador del programa de gobierno del Colectivo urbano regional: lo que hagamos con nuestra ciudad depende única y exclusivamente de nosotros porque la ciudad sale de adentro, de nuestras angustias, nuestros sueños y nuestras esperanzas. Y si lo hacemos con amor, indudablemente saldrá mejor.

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Por eso la primera estrategia se titula Una ciudad construyendo unida un futuro próspero, productivo e incluyente y tiene diez actuaciones que orientarán el trabajo por la gente y con la gente.

  1. Fortalecer programas de salud mental (la salud mental es el más importante activo de la sociedad)
  2. Brindar atención a la población vulnerable (practicar el amor social - la solidaridad - el cuidado de la discapacidad - la atención al migrante)
  3. Creación de UNIVERCIUDAD (pedagogía participativa de formación ciudadana)
  4. Integración de institutos públicos de educación superior (Universidad Distrital)
  5. Apoyar la Educación universal, gratuita y de calidad (Alimentación escolar - otorgamiento de becas - apoyo a las familias - pertinencia - capacidades)
  6. Creación de la maqueta interactiva de ciudad y región (instalada en un edificio público en área de renovación urbana)
  7. Transformar el Sistema Distrital de planeación (participación vinculante)
  8. Construcción de nuevas capacidades de gestión comunitaria
  9. Realizar intercambio de buenas prácticas territoriales con centros I+D+i
  10. Reducción de brechas sociales (pobreza - diversidad - igualdad)

Solamente una sociedad del siglo XXI podrá construir una ciudad del siglo XXI. Para dedicarnos con todas las fuerzas y sueños a esta tarea, proponemos un proceso de reconciliación general y de recomposición de las relaciones sociales. Proceso de mejoramiento de la salud mental de la población, tan afectada por la pandemia y por el estallido social; dos grandes eventos cuyas consecuencias aún no se comprenden ni se atienden plenamente.

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Necesitamos apropiarnos de nuestro presente y futuro; debemos conducir nuestro imaginario al rescate de valores; a hacer uso de nuestra inteligencia colectiva para proyectar nuestro territorio hacia los grandes retos y oportunidades en la internacionalización del mundo que vivimos. Debemos aprovechar las enormes ventajas de nuestra diversidad y multiculturalidad; del medio natural que ocupamos y del enorme talento que poseemos.

Pero por más voluntad que tenga la sociedad de trabajar unida por la ciudad, esto es muy difícil de lograr si el gobierno distrital no está en cabeza de un alcalde que comprenda la realidad que estamos padeciendo y que esté en disponibilidad real de orientar la sociedad hacia el progreso compartido. Yo me propongo hacerlo.

Como inmigrante llegado desde Candelaria – Valle del Cauca, a la edad de 10 años de la mano de mis padres y cuatro hermanos; como nuevo habitante de la ciudad, la cual transité inicialmente por la casa de la abuela y las calles del barrio Benjamín Herrera, y luego en una humilde vivienda en el barrio Unión de Vivienda popular en la comuna 16, donde aún vivo; como joven estudiante de sector popular en la Universidad del Valle, donde me eduqué con no pocas dificultades, y como profesor universitario y luego funcionario público, asesor y consultor, tengo conocimiento directo de la manera como los inmigrantes nos incorporamos a la sociedad para construir ciudad. Para mí no es ajeno el picadito de barrio, ni el sancocho de leña comunitario, ni el barro de las calles donde me hice ciudadano.

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También tengo conocimiento de los problemas de otras ciudades en el mundo, pues he visitado las favelas en Río de Janeiro, las villas miserias en Buenos Aires y los barrios pobres en Quito, Caracas y Lima, así como los asentamientos de desarrollo informal en Medellín y Bogotá. Con base en estas experiencias formulé el proyecto de recuperación del entorno de las lagunas El Pondaje y Charco azul en nuestra ciudad, a partir del cual se ha logrado la relocalización de más de 1.000 familias en barrios como Potrero Grande, Llano verde, Ramalí y la urbanización Río Cauca.

De otro lado, en los 35 países de Europa, Asia y América que he podido visitar, aprecié los enormes contrastes que crean las sociedades en sus respectivas ciudades, bien sea que disfruten de altos ingresos o tengan baja renta per capita (ingreso promedio por habitante), que redistribuyan o no la riqueza y que elijan buenos o malos gobernantes. Finalmente, es al gobernante a quien corresponde el direccionamiento de los esfuerzos colectivos de construcción de ciudad. De mi experiencia directa, de mis viajes y mis estudios obtuve una enseñanza que quiero transmitir: la ciudad se parece a la sociedad que la construye. Por eso la PRIMERA ESTRATEGIA está orientada hacia nuestro mejoramiento como sociedad para poder construir una mejor ciudad. El amor social está en la base de todo ello.

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¡Sean más creativos!

Lo único cierto es que está campaña ha sido respaldada por empresarios con visión, innovadores y por la gente que quiere de verdad transformar la ciudad.

¡Sean más creativos!
Especial para 90minutos.co

Lo único cierto es que está campaña ha sido respaldada por empresarios con visión, innovadores y por la gente que quiere de verdad transformar la ciudad.

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Mucho se ha dicho sobre esta candidatura en los últimos seis meses. Que soy la de Jorge Iván Ospina, que soy la de Juan Carlos Abadía, que soy la de Dilian Francisca, ¿Con cuántas más maquinarias me van a relacionar para hacerle daño a esta aspiración?

A los que dicen que soy la del Alcalde los reto hoy a que presenten pruebas: ¿Cuánto dinero ha ingresado a esta campaña por parte de él o de su grupo? ¿Cuántas firmas nos recogieron para inscribir nuestra aspiración? Yo he sido crítica de los resultados de esta administración porque no podemos tapar el sol con un dedo. ¡Cali está mal y necesita una transformación inmediata!

A los que dicen que Abadía apoya nuestra candidatura, explíquenme porqué su Partido Liberal está con el eterno candidato Roberto Ortiz, quien campaña tras campaña se inscribe apoyado por los mismos politiqueros de siempre.

Mismo caso respecto a Dilian Francisca, dicen que es mi pariente (cuando ya expliqué mil veces el lejano grado de consanguinidad), que es mi jefe política. ¿Alguna vez me han escuchado o me han visto apoyando su actual candidatura a la Gobernación del Valle? ¿Dónde están las pruebas? ¿Dónde está la plata que ha ingresado a esta campaña por parte de Dilian?

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Otro que negó rotundamente que fuese a aliarse con la política tradicional fue Alejandro Eder, quien hoy posa feliz en compañía de los dueños de las maquinarias, tal vez respondiendo a una obsesión suya y de su familia por llegar a la Alcaldía de Cali.

Díganme, ¿por cuántos partidos políticos estoy avalada? ¿A cuántos medios de comunicación de pluma blanca estoy comprando para que hablen de mí? Ese es el caso de Diana Rojas, que permanentemente vive diciendo que es de la gente y la ciudadanía cuando públicamente ha admitido que es de Armitage y de Reyes Kuri.

Todos ellos están dispuestos a venderse por llegar a la Alcaldía de Cali y eso lo demuestran elección tras elección. Yo los invito a que sean más creativos e innovadores, pongan a trabajar sus equipos y paren ya con las mentiras

Lo único cierto es que está campaña ha sido respaldada por empresarios con visión, innovadores y por la gente que quiere de verdad transformar la ciudad. Nuestro aval nos lo dieron las 213.647 personas que firmaron y nos dieron su voto de confianza. Vamos a hacer historia con orden y autoridad. Vamos a elegir la primera alcaldesa de Cali: Miyerlandi.

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Derecho a la ciudad

Debemos hacer posible una ciudad de población con alta formación académica y ciudadana, capacidad de emprender, con inmigrantes y desplazados integrados, con inclusión social, justicia espacial y ambiental, movilidad sostenible, segura y con la misión de generar bienestar para toda la población.

Derecho a la ciudad
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Debemos hacer posible una ciudad de población con alta formación académica y ciudadana, capacidad de emprender, con inmigrantes y desplazados integrados, con inclusión social, justicia espacial y ambiental, movilidad sostenible, segura y con la misión de generar bienestar para toda la población.

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“Las ciudades prosperan cuando en ellas abundan las pequeñas empresas y los ciudadanos con formación”

Edward Glaeser.

Dicen los mayores estudiosos de la ciudad, que la creación de la primera aldea en Uruk - Mesopotamia (actual Irak), pudo haber tardado hasta 3.000 años, en un proceso que llevó al Homo Sapiens a detener su andar frenesí por el planeta entre 15.000 y 12.000 años atrás.

Desde las primeras aldeas creadas en la geografía de los valles más fértiles de la tierra, hasta la actualidad, el crecimiento de las ciudades ha sido imparable. Especialmente durante los últimos 250 años en que nuevos avances en industria, higiene, diversificación y especialización en la producción, intensidad de los intercambios comerciales, desarrollos tecnológicos, creación de nuevas instituciones públicas y generación de oportunidades de formación y trabajo, han atraído por cientos de miles a las familias del campo hacia las concentraciones urbanas.

Aunque el ritmo de traslado de la población del campo a las ciudades ha sido intenso, hasta hace muy poco (año 2007), la población urbana apenas pudo sobrepasar a la rural. Es decir, durante 12.000 años hubo más población en el campo que en las ciudades. En la actualidad (año 2023), el 56% de la población mundial habitamos en ciudades y se proyecta que en el año 2050 esta proporción rebase las dos terceras partes del total, y sólo una tercera parte permanezca como población rural. Esto, desde luego, son cifras que promedian la situación del globo porque no en todos los países el comportamiento es igual.

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En Europa, por ejemplo, el promedio de población urbana es del 75%. En Estados Unidos esta población llega al 82%. En la China equivale al 42% y en India tan solo es el 29%. En Colombia, en el año 2020, alcanzamos el 81% de población urbana. Si consideramos que en el año 1960 esta población era apenas del 46% del total de los colombianos, podremos apreciar en nuestro medio los efectos positivos de todos los factores por los cuales crecen las ciudades en el mundo; pero podremos apreciar también una situación que regularmente se invisibiliza, y es el impacto que los conflictos políticos y militares, con el consecuente despojo y desplazamiento de población rural, han tenido sobre la conformación de ciudades en nuestro país.

Las diferentes condiciones en que llegan las poblaciones a las ciudades producen también entornos de ciudad diferenciados, muy especialmente entre aquello que denominamos ciudad formal y ciudad informal; esta última ciudad autoproducida por las comunidades sin mayor apoyo institucional y regularmente sin acceso a empleo, servicios sociales básicos y reconocimiento de derechos.

Es necesario reconocer que ha habido esfuerzos importantes de los gobiernos nacional y de las entidades territoriales por hacer frente al fenómeno de la ciudad informal, pero sin obtener los resultados esperados. Muchos procesos erráticos, mal diagnosticados o formulados, sin suficientes recursos y voluntad institucional, sin apoyo de tantos actores necesarios, entre otros factores, dan cuenta de la incapacidad de la mayoría de los gobiernos para alcanzar un enfoque exitoso en este tema. En Cali no se ha podido enfrentar con determinación esta situación muy a pesar de existir diagnósticos completos desde el año 1997 (EMCALI), y avances en programas como el de Recomposición integral de zonas marginales -PRIZMA- (2004 al 2011), o los Territorios de inclusión y oportunidad -TIOS- (2012 al 2019). Estos no han tenido, o las formulaciones correctas, o el respaldo y los recursos que requiere enfrentar el tema con determinación. De tal manera, el reconocimiento del Derecho a la ciudad y la integración, principalmente de población en condiciones de informalidad, sigue en veremos.

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El Derecho a la ciudad se ha constituido en el camino al que organizaciones multilaterales y gobiernos de todo el mundo, acuden para enfrentar los enormes déficits en materia de desarrollo urbano y territorial, especialmente lo relacionado con las dificultades de integración que enfrentan los inmigrantes en los nuevos espacios urbanos. El Derecho a la ciudad es un concepto creado por el sociólogo francés Henry Lefebvre en el año 1968, como el derecho a crear, construir, decidir y transformar la ciudad, pero sobre todo a disponer de un empleo, un lugar, y disfrutar de los beneficios del desarrollo espacial y económico. Luego la Organización de las Naciones unidas y otros autores han extendido el concepto al reconocimiento de derechos como la vida, la libertad de expresión, la libre asociación, la educación, la salud, el voto, la libre circulación, el trabajo, la vivienda y la propiedad privada.

El Derecho a la ciudad es hoy la principal preocupación de académicos, gobernantes y ciudadanos en todo el mundo. Por ello, desde la posición que me ha correspondido como académico y ciudadano, y muy pronto como gobernante, o cualquiera posición que el destino depare para mí, y para los miembros del Colectivo Urbano regional, dispondremos de toda nuestra capacidad para ser defensores del Derecho de quienes así lo decidan, a ocupar un lugar en Cali; en esta sociedad y ciudad en la cual usted crea, construye, transforma y se transforma, para su bienestar, el de su familia, su comunidad y el conjunto de la ciudadanía.

Debemos hacer posible una ciudad de población con alta formación académica y ciudadana, capacidad de emprender, con inmigrantes y desplazados integrados, con inclusión social, justicia espacial y ambiental, movilidad sostenible, segura y con la misión de generar bienestar para toda la población. Nosotros creamos la ciudad y estamos en capacidad de transformarla.

Nota:

El Colectivo urbano regional es un espacio para la creatividad y la democracia, de origen académico y con trabajo social y político. Estamos dispuestos a conversar con toda la ciudadanía interesada, sobre las CINCO ESTRATEGIAS PARA EL BUEN GOBIERNO DE SANTIAGO DE CALI. Por favor escríbenos al colectivourbanoregional@gmail.com.

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¡Paremos a los ladrones!

El próximo gobierno de los caleños debe entender que la seguridad y la convivencia es una necesidad real y sentida que no da espera.

¡Paremos a los ladrones!

El próximo gobierno de los caleños debe entender que la seguridad y la convivencia es una necesidad real y sentida que no da espera.

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Hace unos días caminaba con un grupo de vecinos por el barrio Puertas del Sol, en plena comuna 14. Una señora me decía que las cosas habían cambiado en el barrio, porque antes se podía salir con el teléfono en la mano y no pasaba nada, pero ahora ese gusto no se lo podían dar. En cada lugar en que paré, me dijeron exactamente lo mismo, que la inseguridad estaba disparada. Basta ver a diario los vídeos en redes sociales, que muestran un panorama de hurtos cada vez más violentos. Enjambres de ladrones en motocicletas que en cuestión de segundos le quitan sus pertenencias a los caleños, con la percepción de que nadie los va a defender.

Al finalizar 2022, los hurtos en Cali habían crecido un 25%, mientras que en 2023 la cifra mostraba un crecimiento preliminar de casi el 20%. Explicaciones puede haber varias, pero sin duda la percepción es que hoy roban más en Cali que antes y el rugir de una moto en un andén es motivo para perder la tranquilidad. Sabemos los celulares robados a dónde van a parar, así como sabemos a dónde van a parar las autopartes; pero los ladrones también saben que, muy probablemente, no serán atrapados ni serán judicializados. No tienen incentivos para dejar de delinquir.

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En todas las encuestas de percepción, la inseguridad aparece como el delito más preocupante. En un sondeo que realizamos a 600 ciudadanos vía telefónica, la preocupación más habitual es la inseguridad asociada al hurto. Los ladrones se han convertido en el mayor dolor de cabeza de los caleños y en una de las principales amenazas contra la calidad de vida. En últimas, lo que nos piden los ciudadanos a los aspirantes a la Alcaldía es que se pueda salir a la calle tranquilamente sin que un bandido en moto nos intimide con un arma y nos despoje de lo que con esfuerzo hemos adquirido.

Los recursos para enfrentar el hurto son limitados, pero creo que hay una receta para dar una pelea más efectiva. El primer paso es armonizar las relaciones entre el alcalde y la Policía Metropolitana, que no pasan por su mejor momento. Es difícil que las cosas funcionen cuando las dos entidades más importantes para la defensa de la seguridad y de la convivencia ciudadana no están bien coordinadas. Si esas relaciones funcionan mejor, podremos fortalecer 100 frentes comunitarios de seguridad en donde los datos nos arrojan que los ladrones más hacen de las suyas. Hay que dotarlos de tecnología y articularlos con una policía orientada al barrio que reduzca los tiempos de reacción y sea más efectiva.

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Por supuesto, tendremos que hacer un programa de actualización del sistema de cámaras, liberar a policías de labores administrativas y del cuidado de presos y hacer el esfuerzo por dotar a Cali de un centro de comando, comunicaciones, cómputo y control que mejore la transmisión de datos, de la videovigilancia y de la articulación de todos los organismos de seguridad y de atención de emergencias.

El próximo gobierno de los caleños debe entender que la seguridad y la convivencia es una necesidad real y sentida que no da espera. La situación es desesperante y la gran conquista de los caleños es arrinconar a los ladrones y ganar espacio para la libertad y la tranquilidad, que se traducen en calidad de vida. No tengo dudas de que focalizando recursos, con voluntad y con una adecuada coordinación de todas las instituciones vamos a hacer la tarea, ¡paremos a los ladrones! Podemos liberar a Cali del yugo de los delincuentes.

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