Salsa

Esa risa no es de loco

En 1987 Héctor Lavoe lanzó ‘Strikes Back’, una especie de contraataque musical que a la postre se convertiría en un álbum de culto, ya que sería el último que haría ‘El Cantante de los cantantes’.

Esa risa no es de loco

En 1987 Héctor Lavoe lanzó ‘Strikes Back’, una especie de contraataque musical que a la postre se convertiría en un álbum de culto, ya que sería el último que haría ‘El Cantante de los cantantes’.

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Por Gerardo Quintero Tello
Jefe de Redacción 90 Minutos

Diseño y edición de video: Giovanni castro @gallegogiovanni
Musicalización: Julián Páramo @somosanclamusic
Realizador audiovisual: Mauricio Velasco @famavela

‘Esta risa no es de loco’
Héctor, ‘esa risa no es de loco’
¡Loco, loquero, loco!
Héctor Lavoe, ‘el loco genial’
Héctor Lavoe y la locura genial

“Yo no sé por qué me critican porque yo
Soy loco, pero no le hago daño a nadie
Y seguiré loco
Porque soy así me llaman loco
Nadie sabe mi dolor, es que me conocen poco”

En 1987 Héctor Lavoe lanzó ‘Strikes Back’, una especie de contraataque musical que a la postre se convertiría en un álbum de culto, ya que sería el último que haría ‘El Cantante de los cantantes’. Cinco años después, esa vida terrenal del viejo ‘Jéctor’, esa misma de ‘momentos malos y de cosas buenas’, le daría paso a la leyenda del único artista que ‘respiraba debajo del agua’.


Producido por Willie Colón, su histórico socio de la vida y del arte musical, ‘Strikes Back’ ya reflejaba una voz cansada, golpeada por tantas adversidades, pero con esa guapería que siempre Héctor demostró en cada trabajo.
Ese año en particular había sido terrible para el orgullo de Ponce. A comienzos de 1987, un incendio acabó con su apartamento en Queens. Las llamas, producto de una colilla encendida, arruinaron su patrimonio y casi le cuestan la vida por lo que tuvo que saltar desde un cuarto piso, lo que le dejó serias lesiones.

“Pronto llegará
El día de mi suerte
Sé que antes de mi muerte
Seguro que mi suerte cambiará”

Pero la suerte le fue esquiva, unos días después Lavoe se enteró del asesinato de doña Gina de Román, su suegra, que ante la muerte temprana de su madre se había convertido en una persona muy querida por el artista. Desde ese instante juró no volver a cantar ‘Soñando Despierto’ donde en una parte de su reconocida improvisación de manera jocosa dice: “Ay anoche soñé que mi suegra se había muerto y me puse a llorar al despertar y vi que no era cierto, que hierba mala no se muere ni tu suegra aunque la aplaste un trol de cemento”.

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Al dolor físico se sumó una crisis nerviosa que lo condujo, como tantas otras veces, a un centro de reposo mental. Salió de allí con una nueva esperanza, tocar en Puerto Rico ante su gente, para ‘reír un poco’ en medio de tanto dolor. En Bayamón se celebraba el Día Nacional de la Salsa y Héctor quería volver a ser ‘el jibarito’ y aliviar tantas penas como el Cantante.

“Y nadie pregunta
Si sufro, si lloro
Si tengo una pena
Que hiere muy hondo”

Llegó con la esperanza de que su padre lo viera cantar, algo que nunca había ocurrido pues el viejo Pérez no quería que su hijo se dedicara a la vida farandulera. Una semana después del concierto el padre de Héctor Lavoe falleció.
De seguro que en aquellas horas aciagas, Héctor debió haber reflexionado por qué la vida así lo habría de tratar si lo que buscaba era la felicidad. Como en su canto, que también es un lamento, debió recordar que “trato de complacer la humanidad, pero mi dicha aquí ha sido fatal”.


Y aunque todo tiene su final, la desdicha de Héctor no parecía tener fondo. El artista parecía convertirse así, sin quererlo ni saberlo, en el fatídico protagonista de ‘Los Heraldos Negros’, aquel soberbio y doloroso poema escrito por el bate Cesar Vallejo.

“Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!”

Ese mismo Héctor que rogaba que pronto llegara el día de su suerte, padeció en carne propia esos golpes que abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Un fatídico 7 de mayo de 1987, su hijo Héctor Pérez Junior murió en plena adolescencia al manipular un arma de fuego con la que se disparó accidentalmente.
No hay duda de que ese día, ‘El cantante de los cantantes’ también murió. No había forma de recuperarse de tanto dolor, en tan poco tiempo.


Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!…” Sus peores demonios salieron a flote, se intensificó el consumo de drogas duras y ya ni las casas de reposo fueron suficientes para atender tantas tristezas acumuladas.
El álbum ‘Strikes Back’ solo fue un bálsamo en medio de la intensa agonía que padecía en vida este hombre que como su colega Ray Barreto, parecía ‘indestructible’ ante su público.


En esa producción que vio la luz en 1987 dos temas, ‘Ella mintió’ y ‘Escarcha’, se convirtieron en un fenómeno que hablaba de un Lavoe que a pesar de todo no parecía sucumbir ante nada. Sin embargo, como en ‘El Cantante’, “nadie pregunta si sufro, si lloro, si tengo una pena que hiere muy hondo”. La verdad era que Héctor ya no era el mismo, la melancolía era una huella profunda marcada en su rostro.


Y es en ese ‘long play’ donde canta aquello que tantas veces le dijeron, algunas de vacilón y otras con desdén: ‘El Loco’. Un numerito con la composición de Tommy Sánchez y los arreglos del recientemente fallecido Marty Sheller, que como tantas otras veces, parecía que le calzaba perfectamente.

“Loco, loco voy por la vida
Canto, río y sufro también
Soy humano y todo me pasa
Por eso siempre yo loco seré
Y cada día más loco estaré
Unos tienen su tumba'o y yo tengo mi saoco”

Un loco genial, eso era Héctor Lavoe. Sus crisis personales lo llevaron no pocas veces a esas casas donde se busca que la mente encuentre algo de sosiego, pero Héctor no aguantaba encerrado, porque la calle lo reclamaba.

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Una década antes, en 1976, en plena cúspide de la fama y cuando su voz era el símbolo de la salsa, grabó ‘Vamos a reír un poco’, un tema original del venezolano Perucho Torcat, otro de aquellos temas en los que los compositores parecían inspirarse en él para dar rienda suelta a su creatividad.

“Y esta risa no es de loco
Se están riendo de mí
Me dicen que yo estoy loco
Pero se están cayendo de un coco
Porque de mí no pueden reír
Lo que les pasa es que sin
Mi saoco no pueden vivir
Porque yo canto, bailo, toco un poco
Y me sé sacudir”…

Un años después del éxito de esta producción llamada ‘De ti depende’, Héctor cayó en uno de esos insondables precipicios en los que su cabeza se extraviaba. Sus desórdenes se incrementaron, el abuso de drogas era incontenible, descuidó su voz, y la ausencia en las presentaciones y conciertos hicieron que cada vez se alejara más de la escena ‘salsosa’.


Y entonces ocurrió un episodio poco recordado en la historia del gran Héctor Lavoe: ‘el año en que la voz desapareció’. Los excesos no tardaron en pasarle la cuenta de cobro y a mediados de 1977, cuando era el cantante más solicitado del Sello Fania, Lavoe tuvo que aislarse del ambiente musical y no tardó mucho antes de que un rumor se extendiera por todo el concierto musical latino: ‘La razón lo había abandonado’.


En ‘El libro de la salsa’, el escritor venezolano César Miguel Rondón relata con detalle el ‘revolú’ de lo que ocurría por aquellos días: “Nunca se supo a ciencia cierta lo sucedido, algunos alegaron que había perdido la voz, otros, que lo acaecido era fruto de la envidia de sus enemigos que, simple y llanamente, le pusieron un trabajo y que, por tanto, Héctor había sido víctima de la brujería”.


¿Fue entonces ‘El Cantante de los cantantes’ víctima de un maleficio? Por lo menos sus más cercanos así lo creyeron. El propio escritor venezolano recuerda que un íntimo amigo de Lavoe, en una entrevista que nunca salió al aire, le contó que el ponceño pronto mejoraría y cantaría con todos los hierros en Caracas porque “ya había sido curado”. Y cuando mencionaba que ya había sido curado se refería al ‘trabajo’ que le había hecho un conocido santero cubano para librarlo del maleficio anterior.


Y es que no era extraño que en aquella época varios músicos de la escena neoyorkina se hicieran santeros. Héctor Lavoe fue uno de ellos. Estaba consagrado a Changó y cuentan que antes de cada concierto oraba frente a un puñado de flores blancas en homenaje ‘al guerrero que nunca perdió una batalla’.

‘Préstame tu voluntad para pa’lante poder caminar’


Una historia ocurrida en Perú refleja de gran manera los poderes adivinatorios que ya evidenciaba el hombre que ‘respiraba debajo del agua’. Frank Griffiths era el gerente de Producción de la Feria de Hogar, un tradicional evento que se hacía en un centro comercial de Lima. Habían contratado al ‘Cantante de los cantantes’ para una presentación y cuando Lavoe se encontró con Griffiths, se le acercó al oído y le susurró: “Tú estás en peligro de muerte”.


Sin apenas reponerse de la sorpresa, la cabeza de Griffiths daba vueltas y no entendía cómo una persona que acababa de conocer le podía hacer una advertencia de esa dimensión con tanta seguridad. En ese momento la familia de Griffiths atravesaba un momento muy difícil, ya que uno de sus sobrinos había sido secuestrado y él era encargado de las negociaciones con los plagiarios.


El productor recuerda que fue una tremenda sorpresa porque nadie sabía por lo que estaba pasando y el hecho de que Héctor, el primer día de ensayo, le hablara de sus visiones fue una experiencia que nunca olvidaría.


Las referencias a la religión Yoruba del ‘gran brujo’, como le decían algunos allegados a Lavoe, son permanentes en su musicalidad. A Ochún y Yemayá les dedica un tema en el que les pide ‘que le presten su voluntad para pa’lante poder caminar’; en ‘Aguanile’, una palabra que proviene de la cultura Yoruba y significa ‘limpieza para tu casa’, Héctor hace una especie de rito en el inicio del disco y le canta al ‘Santo Dios, al Santo Fuerte, al Santo Inmortal’.

El flaco de oro’ llevaba siempre en el cuello un collar de cuentas rojas rematado por un pequeño carcaj con flechas de oro. Canciones como ‘Cheche Colé’ y ‘Aguanile’, en su voz, se hicieron populares en África, continente al que viajó con la Fania All Stars en 1974. Visitaron Zaire, nación por entonces gobernada por el tristemente famoso dictador Mobutu Zeze Seko.

En varios de sus conciertos, incluido el icónico de Fania All Stars, se puede apreciar, además del collar, la protección que le brinda a Lavoe el Iddé, una manilla de cuentas verdes y amarillas, que cuida a quien la porte ya que pertenece a los hijos de Orula, la dueña de los oráculos y quien se encarga de mirar el destino de los hombres y su futuro. Pero como todo tiene su final, la Virgen de Regla y Las Siete Potencias se cansaron de sacar a Lavoe de apuros y el 29 de junio de 1993 ‘El cantante de los cantantes’ le diría adiós al mundo material, aunque rápidamente ascendería a deidad salsera.

Pero volviendo a la historia del ‘loco, loquero, loco’, el escritor César Miguel Rondón relata que a pesar de que los amigos decían que Lavoe ya se estaba curando la verdad era que ‘El Brujo’ no aparecía. El público lo reclamaba, pero ‘El flaco de oro’ no llegaba. Por fin, antes de que terminara aquel 1977, Lavoe regresó a los escenarios y fue justamente Venezuela el lugar escogido para el ansiado regreso.

El escritor recuerda que se le vio carente de vitalidad, sin el dominio de tarima y el vigor que antaño le eran característicos. Y también Rondón revela un secreto: “Personas allegadas al cantante confirmaron que durante su ausencia se vio obligado a un tratamiento intensivo en una clínica mental de Madrid, donde a los pocos meses fue dado de alta”.

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Lo que vino después de su regreso fue un tremendo ‘radio bemba’. ‘Hectícor’ alegó una enfermedad cualquiera, negó que metiera drogas y que todo se debía a un cansancio extremo por las arduas horas de trabajo a las que se sometía. Lavoe fue víctima de una prensa despiadada que le daba crédito a todos los rumores, que se ensañó con su privacidad y que alegaba que ‘el flaco’ ya no era el mismo de antes.

“Yo soy el cantante
Muy popular donde quiera,
Pero cuando el show se acaba
Soy otro humano cualquiera”

Pero lo que sucedió al año siguiente, en 1978, fue poesía pura. ‘El rey de la puntualidad’ respondió a todas las críticas con una anhelada producción que se llamó ‘Comedia’, donde Lavoe aparecía en patines disfrazado de Charles Chaplin. Una imagen icónica que como el álbum se convirtió en un éxito extraordinario. Y con ese álbum inició una leyenda. Una composición de Rubén Blades termina en la voz de Héctor y, vaya paradoja, ‘El Cantante’ comienza a ser un genérico del propio Lavoe.


De nuevo, como si la creación hubiese sido imaginada para que solo la interpretara el ponceño, ‘El Cantante’ se convierte en una bomba que marca la historia de Lavoe. Con los potentes arreglos de Willie Colón, violines inspiradores y una templanza en la voz de Héctor el disco se transforma en un testimonio real de la vida del artista, de sus tristezas, de las penas amargas, del dolor y de esa extraña amalgama que navega entre la dura realidad y la fantasía de la fama.


Lavoe respondió a sus críticos con la fuerza del veterano artista que arrastra su pregón con elegancia, un sonido más hiriente y una callejería en sus notas que lo hizo aún más cercano a esa fanaticada que lo esperaba. ‘El loco maravilloso’ estaba de vuelta, no había duda. Una verdadera banda lo acompañaba en ‘Comedia’, ese álbum que hoy muchos consideran el mejor que hizo Lavoe. A los arreglos de Willie Colón para ‘El Cantante’ y el son ‘La Verdad’ se suman los que Luis ‘Perico’ Ortiz hizo para ‘Comedia’ , que le da nombre al álbum. También el pianista Edwin Rodríguez hace unos tremendos arreglos al legendario Sóngoro cosongo, del cubano Grenet y finalmente el trompetista José Febles le metió mano a los sones ‘Tiempos pasados’ y ‘Bandolera’.


Y es que esa producción es una verdadera selección de grandes músicos: Eddie Montalvo en las congas; José Rodríguez en el Trombón; José Mangual, Milton Cardona y Eddie Natal en los coros y en el piano otro loco genial, Gilberto ‘El Pulpo’ Colón, quien en el minuto 3:46 de ‘Bandolera’, logra uno de los solos de piano más espectaculares en la historia de la salsa. Durante 200 maravillosos segundos, ‘El Pulpo’ Colón nos deleita con una descarga rítmica apasionante en la que incluso se da el lujo de tocar acordes de ‘Obsesión’, el bolero escrito por el gran Pedro Flores, en una maravillosa interpretación.


Y es el propio Gilberto Colón, quien dirigió la orquesta de Lavoe en su última etapa, el que entrega un testimonio potente sobre el día que grabaron ‘El Cantante’. El productor Mark Shapiro, en su libro ‘Passion & Pain: The Life of Héctor Lavoe’ (Pasión y dolor: la vida de Héctor Lavoe), recoge un momento surreal, que muestra en toda su dimensión ese Lavoe que transita en el filo de la razón y la locura: “En la noche que El Cantante y otras dos melodías iban a ser grabadas los músicos estaban todos esperando, listos para empezar. Willie Colón, que producía el álbum, estaba tenso mientras pasaban los minutos y todavía no llegaba Héctor. Finalmente la puerta se abrió y estos dos canallas venían con Héctor. Lo habían llevado directamente al estudio desde el Lower East Side, de donde acababan de tomar drogas”.


Pero el relato de Colón, contado por Shapiro, no termina allí. Cuenta el pianista que Héctor se dirigió lentamente al estudio mientras los músicos contemplaban impávidos la escena. Sus ojos vidriosos y el constante picor en sus dedos delataban el consumo de una droga fuerte.


De repente, agrega ‘El Pulpo, “Miró a Willie Colón y le pidió que apagara todas las luces del estudio. Entonces solicitó una pequeña linterna para fijarla al soporte del micrófono. Estábamos sentados ahí pensando: ‘¿qué está haciendo este tipo?’ entonces nos dimos cuenta de que no quería que nadie viera sus ojos”.


Lo que vino minutos después fue como todo en la vida de Lavoe, un momento extremo: ‘El Cantante de los Cantantes’ tomó el micrófono, sacó un trozo de papel que incluía la letra del disco y los soneos. Todos miraban con asombro cómo Héctor Lavoe interpretó toda la canción en una sola toma y luego abandonó el estudio como si nada. Una vocalización perfecta que convirtió esa canción en una de las más importantes en la historia de la salsa. .. “El consenso general era que Héctor estaba higt y otras veces sobrio al hacer las canciones. Pero que una vez que se encontraba delante del micrófono, era el mejor de todos”, recordó ‘El Pulpo’ Colón,.

El escritor César Miguel Rondón resume de una manera perfecta toda esa condición personal y profesional que rodeaba al gran Lavoe. Una vida que era el reflejo de sus propios vicios y virtudes, de fortunas y tristezas, de llantos y melancolías y que conectó de una manera tan profunda y sincera con el alma del melómano salsero.


“La amplitud de situaciones y vivencias que asume la salsa difícilmente pueden ser resumidas en un cantante, la diversidad es inmensa. Sin embargo, Héctor Lavoe, un músico que se hizo profesional en plena adolescencia, que salió desde muy abajo para ser sometido al vértigo de las famas repentinas es, sin más, un buen ejemplo de lo que de una u otra forma sucedió en esos años setenta cuando el barrio caribeño invadió la ciudad con la fuerza y la autenticidad de su montuno”, enfatiza el escritor con gran certeza.


‘Yo no le espeaking mucho english, pero le mato mano también’, fue una de esas frases de Jéctor que se volvieron icónicas. Este loco genial, que aterrizó más de una vez en aquellas casas de reposo, nos dejó sus letras, ese fraseo, el pregoneo, la callejería y su guapería en cada interpretación. Como nos lo advirtió este demente maravilloso:

“Loco, loco voy por la vida
Canto, río y sufro también
Soy humano y todo me pasa
Por eso siempre yo loco seré
Y cada día más loco estaré”.

La vida de Héctor Lavoe fue de risas y penas, de momentos malos y de cosas buenas. Una vida de película que en los especiales de 90 Minutos les contaremos con detalle.

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Salsa

'Melassa', el rincón para el melómano

Melassa', un acogedor lugar, donde el melómamo y coleccionista puede llegar y conseguir lo que quiera o encargarlo. Hay vinilos desde cinco mil pesos y como cuando uno llega a una librería, hay de todo un poco.

Melassa', un acogedor lugar, donde el melómamo y coleccionista puede llegar y conseguir lo que quiera o encargarlo. Hay vinilos desde cinco mil pesos y como cuando uno llega a una librería, hay de todo un poco.

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Por Gerardo Quintero Tello

Jefe de Redacción de 90 Minutos

@gerardoensusalsa

Ismael Rivera, siempre el Sonero Mayor. 'Melasa mamá melasa', dice 'El Brujo de Borinquen' en las Caras Lindas. Julián Salsa, un gomoso de estos ritmos, nacido en Popayán pero criado en Cali, llegó al oriente de la ciudad y rápidamente se enamoró de estos ritmos afroantillanos.

Vendedor de Cd callejeros , varias veces fue 'correteado' por la Policía que pretendía decomisarle la mercancía. Ahora cumplió su sueño. En el barrio Obrero abrió 'Melassa', un acogedor lugar, donde el melómamo y coleccionista puede llegar y conseguir lo que quiera o encargarlo. Hay vinilos desde cinco mil pesos y como cuando uno llega a una librería, hay de todo un poco.

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Lo importante es disponer de un buen tiempo, no andar a las carreras y dedicarse a revisar con calma cada hilera de discos en la que de seguro se llevará más de una sorpresa.

En lo personal, pude conseguir el primer LP del Conjunto Clásico, el cual venía buscando desde hace un par de meses, especialmente desde mi conversación con el maestro Ramón Rodríguez, quien fue director del Conjunto Clásico.

La emoción que experimenté al tener en mis manos el vinilo que contiene 'Los Rodríguez' y 'Ay qué bueno' fue como cuando regresas a un gran amor. También le encargué a 'Julián Salsa' que me consiguiera el primer trabajo de Henry Fiol, que tiene una portada espectacular pintada por el propio 'Blanco que canta como negro' y que tiene uno de los temas que más me gustan de Fiol: 'Ahora me da pena'. 'Melassa' está allí, al frente de Centro de  Salud del Obrero, buen sitio, tranquilo, se conserva fresco, tranquilo y  se aprende de salsa. Recomendado.

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Serenatas salseras para recordar a mamá

Desde cuando Héctor Lavoe nos preguntaba por el retrato de mamá, pasando por la tristeza de Ismael Miranda quien le escribe una carta a su madre y le dice ‘espero que te encuentres bien ahí arriba donde estás’, hasta el Consejo de Oro que el propio ‘Cantante de los cantantes’ nos regaló para honrar a la autora de nuestros días, la madre siempre ha estado presente en los ritmos afroantillanos.

Serenatas salseras para recordar a mamá

Desde cuando Héctor Lavoe nos preguntaba por el retrato de mamá, pasando por la tristeza de Ismael Miranda quien le escribe una carta a su madre y le dice ‘espero que te encuentres bien ahí arriba donde estás’, hasta el Consejo de Oro que el propio ‘Cantante de los cantantes’ nos regaló para honrar a la autora de nuestros días, la madre siempre ha estado presente en los ritmos afroantillanos.

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Por Gerardo Quintero Tello

Jefe de Redacción 90 Minutos

@gerardoensusalsa

La historia musical salsera ha dejado algunas canciones extraordinarias, llenas de nostalgia, hermosas letras y bellos arreglos dedicados al ser que nos dio la vida. Héctor Lavoe, Ismael Rivera o Tito Nieves dejaron algunas de las más bellas interpretaciones que durante este mes recordamos en 90 Minutos y @gerardoensusalsa como un homenaje a esas abnegadas mujeres que son todo para nosotros.

Gracias madres por su amor, su lucha infatigable y por habernos regalado la música, porque de seguro, usted como yo, las escuchamos a ellas en la sala, en la cocina, en el patio, en la acera, en la rumba escuchando esas melodías que luego hicieron parte de nuestro ADN musical y cultural.

Aquí algunas canciones para recordar, se nos habrán quedado muchas más, pero estas vienen con el corazón en la mano como un homenaje para ustedes. ¡Gracias mamá!


El Retrato de Mamá


Esta canción es tal vez una de las más sentidas interpretadas por Héctor Lavoe. En tiempo de bolero, ‘El Cantante de los Cantantes’ lanzó esta producción en 1979, en plena cúspide de su fama y rindió un homenaje a uno de sus boleristas favoritos, el venezolano Felipe Antonio Pirela Morón, conocido en el mundo artístico como Felipe Pirela.

Recordado como ‘El bolerista de América’, Pirela murió muy joven, a los 32 años, cuando fue asesinado en San Juan, Puerto Rico, al parecer por una deuda con narcotraficantes. Lavoe había crecido escuchando los boleros de Pirela y rindió un homenaje en el que se destaca ‘El Retrato de Mamá’, con una interpretación magnífica y una intensidad tan profunda en su voz que quien escucha sus acordes percibe ese corrientazo que solo las grandes artistas generan en quien los escucha.

Y es que como no sentir que las palpitaciones se agitan cuando Lavoe saca todo su bagaje artístico y canta:

“No saques la cartera
no es por plata que yo vengo,
pero dime tu el retrato
de la vieja donde está.


Pobre vieja...
ella que tanto te quiso
que llegó hasta el sacrificio
para mandarte a estudiar.


Ni siquiera...
te sobró delicadeza
para poner en la casa
el retrato de mamá.


Desde el cielo,
ella te ve y te perdona;
pero yo que soy tu hermano
no te puedo perdonar”

Todo el dolor y el reclamo de un hermano en una sola canción. Sin duda, en esta interpretación ‘El cantante de los cantantes’ alcanza un nivel de tonalidad máximo y su desgarradora vocalización se convirtió en uno de sus discos más escuchados en su historia musical. Valga recordar que en ese mismo álbum, ‘Recordando a Felipe Pirela’, también se destacaron temas como ‘Sombras nada más’, ‘Vieja carta’ y ‘Pobre del  pobre’. Y es que ‘El retrato de mamá’, una composición del tucumano Miguel Montero, nació como tango y luego se volvió bolero en la voz de Pirela, Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas, que guarda un mensaje profundo para todos aquellos hijos que olvidan el esfuerzo de sus viejas y todo lo que sacrificaron por ellos.


Consejo de Oro


Y fue precisamente Héctor Lavoe, ‘El Cantante de los Cantantes’, quien dejó otra joya proveniente del tango. Se trata de ‘Consejo de oro’, un tema interpretado por Agustín Magaldi y que Lavoe en el álbum ‘De ti depende’ decide retomar y volverlo un éxito para estas fechas.

“Fui creciendo a la bartola y en mis años juveniles
Agarré por el camino que mejor me pareció
Me codié con milongueras, me atoré con copetines
Y el mejor de mis amigos cuando pudo me vendió
Engreído me hice el guapo y me encerraron entre rejas
Y de preso ni un amigo me ha venido a visitar
Solo el rostro demacrado y adorado de mi vieja
Se aplastó contra las rejas para poderme besar


Por eso, compañeros, con tantos desengaños
No me convence nadie con frases de amistad
Y hoy vivo con mi madre, quiero endulzar sus años
Y quiero hacer dichosa su noble ancianidad
Me siento tan alegre junto, junto a mi madrecita
Que es el mejor cariño que tiene el corazón
Ese sí que es un cariño que nadie me lo quita
Cariño que no engaña ni sabe de traición”.

Esta producción de 1976 alberga verdaderos éxitos como ‘Periódico de ayer’, ‘De ti depende’ y ‘Vamos a reír un poco’. En tiempo de bolero,  ‘Consejo de oro’ se convirtió también en un disco icónico durante el Día de las Madres, con un mensaje profundo que el viejo ‘Jéctor’ nos dejó: “A usted amigo que es tan joven le daré un consejo de oro deje farras y milongas que jamás le ha de pesar, cuide mucho a su viejita, que la madre es un tesoro, un tesoro que al perderlo otro igual no encontrará y no haga como aquellos que gastan en placeres y se olvidan de la madre ni le importa su dolor, que la matan a disgusto y recién cuando se muere, se arrepienten y le lloran, no comprenden su valor, ¡su valor!”.


Madre


Y entonces llega una de las canciones más sonadas por todos los salseros en el Día de las Madres: un dúo maravilloso (Larry Harlow e Ismael Miranda) se encargan de componer, arreglar e interpretar uno de los temas más profundos en la salsa maternal. Es así como ‘Madre’, lanzada en el álbum ‘Este es’, de 1976, se convierte en uno de sus discos que no puede faltar en los domingos de madre. Un tema que conmueve hasta las entrañas y que nos hace reflexionar alrededor de ese amado ser que nos dio la vida.

“Te escribo porque sé que se aproxima
Este tu día, ay el día de las madres
Y otra vez, tristemente, prenderé una rosa blanca
Junto a mi corazón porque sé que estás ausente
Esto es todo por ahora
Recibe mi bendición
Y como siempre, el día de las madres
Pasaré por tu tumba
A llevarte un ramo 'e flores, a rezarte el padre nuestro
Que me rompe el corazón


Moriría como Cristo, si así llegara a tu lado
Con una corona de espinas, hasta ser crucificado
(Madre, madre, yo ti quisiera verte otra vez)
(Madre, madre, yo ti quisiera verte otra vez)
El saber que estás ausente, me causa llanto y dolor
Y tengo que desahogarme con el maldito licor, mi madre
(Madre, madre, yo ti quisiera verte otra vez)
(Madre, madre, yo ti quisiera verte otra vez)
Hijo que madre tenéis, oír su voz que retumba
Y si muerta la tenéis, ir le a rezar a la tumba”

Con una entrada poderosa, llena de vientos profundos y un piano melancólico, Ismael Miranda enseña una voz prolija,  en plena  efervescencia haciendo méritos a la apuesta de que sería el gran referente de la salsa. ‘El niño bonito’ no fue menos ante el reto y dejó una potente interpretación en un álbum en el que también sobresalieron ‘Cipriano Armenteros’ y la ‘Cosa no es como antes’. Pongan atención a dos tremendos detalles de este impresionante tema. El piano de Markolino Diamond, al minuto 3:25, absolutamente maravilloso y el final del disco cuando Miranda se sale de la letra de la canción e improvisa un bolero maravilloso del Trío Los Panchos: ‘Historia de un amor’. Un verdadero homenaje a la madre que ha partido. ¡Gracias Ismael!


‘Vive la Vida hoy’, ‘El Pai y la Mai’, ‘La Despedida’, ‘Río Manzanares’


La decana de las orquestas cubanas, la gran Sonora Matancera, idolatrada en Cali, nos dejó algunas de las más bellas interpretaciones que suenan durante este mes.

En primer lugar, super recomendado ‘Vive la vida hoy’, una hermosa interpretación de Willie ‘El Baby’ Rodríguez, surgida en el año 1964, con los característicos coros en lo que resaltaba la voz aguda de Caíto.

Juan Virginio Rodríguez Acosta, más conocido como ‘El Baby’, nació en Matanzas en 1941 e incursionó primero en los coros de la Sonora y luego su cadenciosa vocalización, siempre con un dejo medio atormentado en su interpretación, permitió que los boleros fueran el género en que brillaría. Y es que además de ‘Vive la vida hoy’, ‘El jilguero arrullador’ dejó una serie de boleros imprescindibles en la historia de la orquesta decana de los conjuntos criollos de Cuba entre los que se cuentan ‘Tu y yo en Navidad’, ‘Penas y tristezas’ , ‘La traidora’ y ‘Hoy se que vuelves’.

“Vive la vida hoy,
Aunque mañana te mueras.
Vive la vida hoy
Aunque mañana te mueras.


Amé mucho a una mujer,
De mi alma la más querida,
Me traicionó la perdida señores,
Qué injusto y mal proceder.


Ella me hizo beber,
Ella me hizo un perdido,
A la droga me tiré,
A la cárcel fui metido.


Solo mi madre lloraba,
A Dios pedía y rogaba,


Que se salvara su hijo
Recuerden lo que les digo, señores,


Que en prisión o en una cama

Solo nuestra madre ama
No hay dinero no hay amigos”.

Y como en las anteriores composiciones, nuevamente ‘Vive la vida hoy’ nos demuestra como nuestras madres se convierten en las salvadoras de la catástrofe y en las únicas que están con nosotros en las buenas y en las malas.

Celia Cruz y Bienvenido Granda nos dejaron una bellísima guaracha llamada ‘El pai y la mai’. Una espléndida canción en la que Celia nos deja una sentencia contundente: ‘Como soy mujer compai, voy a cantar por la mai, en este mundo no hay quién quiera como una madre, yo se lo repito, no hay quién quiera como una madre’. Y es allí cuando ‘El bigote que canta’, Bienvenido Granda, responde de una manera  más hermosa aún: ‘Yo cantaré por el padre que es el novio de mi mai, como yo quiero a mi mai también yo quiero a mi pai, yo se lo repito también quiero a mi pai’. Y en una de esas estrofas maravillosas que solía interpretar la Sonora Matancera, Bienvenido se despacha con un tremendo verso: ‘Mi padre siempre fue un padre, yo siempre quise a mi pai, más no hay nada que compare al amor que di a mi mai, yo se lo repito, al amor que di a mi mai’. Y es que una composición de Daniel Santos, interpretada por Celia y Bienvenido Granda no podía tener otro destino que la eternidad. Una oda de 1965 al amor.

Y precisamente cómo olvidar uno de los discos que marcó la historia del ‘Eterno anacobero’. En 1941, Los puertorriqueños comenzaron a ser enviados por miles a la Segunda Guerra Mundial.  Entonces uno de los mejores compositores de la historia de la ‘Isla del Encanto’, el gran Pedro Flores, sorprende con una canción que es todo sentimiento y que reflejaba el gran dolor que estos chicos experimentaban en el momento de la partida.

“Solo me parte el alma y me condena
Que dejo tan solita a mi mamá
Mi pobre madrecita que es tan vieja
Quién en mi ausencia la recordará


Quién me le hará un favor, si necesita
Quién la socorrerá, si se enfermara
Quién le hablara de mí, si preguntara
Por este hijo que nunca quizás volverá”

Esta dramática historia del recluta que se marcha a la guerra se convirtió en un himno de dolor, amor y amargura. Pero la dramática interpretación que de este tema hizo Daniel Santos la catapultó como una de las canciones más importantes en la historia de la música afrocaribeña, tanto que el propio Pedro Flores consideró que no hubo una canción de su autoría mejor grabada que esa.

Don Pedro relató una anécdota fabulosa de cómo tuvo que grabar ‘El Jefe’ esta canción porque Daniel estaba tan impactado por la composición que “tuvo que meterse medio galón de ron y ginebra porque trató ocho veces de grabar el número y cuando llegaba la parte esa de la madre, rompía a llorar”.

El otro increíble dato que ‘El eterno anacobero’ recordó fue que don Pedro Flores escribió ‘Despedida’ antes de que Estados Unidos interviniera en la Segunda Guerra Mundial, “pero como él era un visionario, ya preveía la entrada de los gringos en la guerra”. Daniel siempre estuvo seguro de que Flores escribió esa canción para él porque sabía que se encontraba en edad de servicio militar y que esa poesía musical iba a generar una gran conmoción en el cantante.

Y es en esa última estrofa de ‘Despedida’ cuando ocurre el quiebre, el desmoronamiento, el llanto, el drama. Pocas canciones en la historia musical afrocaribeña han logrado tal grado de emotividad y extrema conexión entre compositor, intérprete y público. Y cuando eso sucede, no puede haber otro resultado que una bomba musical que transcendió épocas y generaciones.

“Quién me le rezara, si ella se muere
Quién pondrá una florera en su sepultura
Quién se condolerá de mi amargura, si
Yo vuelvo y no encuentro a mi mamá”

Victor Piñero, el único venezolano que cantó con la gran Sonora Matancera, dejó para la posteridad una canción con sentimiento, dolor y nostalgia.

“Río Manzanares déjame pasar
que mi madre enferma me mandó a llamar


Mi madre es la única estrella que alumbra mi porvenir
y si se llega a morir al cielo me voy con ella


Río Manzanares déjame pasar
que mi madre enferma me mandó a llamar


Oh Cumaná quién te viera, y por tus calles pasara
y a San Francisco fuera por noches de madrugada


Oh Cumaná quién te viera, y por tus calles pasara
y a San Francisco fuera por noches de madrugada


Si el Manzanares me diera, su licencia y libertad
en sus aguas me bañara, cuando la calor me da


Mi madre es la única estrella que alumbra mi porvenir
y si se llega a morir al cielo me voy con ella”.

Río Manzanares es una emotiva composición del maestro venezolano José Antonio López, quien había nacido en Cumaná y tenía la particularidad de que padecía una discapacidad visual, lo cual no fue un impedimento para convertirse en un genio, poeta musical y un virtuoso de la guitarra y el cuatro venezolano.

López, incluso, fue director de la Orquesta Sonora Venezuela, integrada en su mayoría por personas invidentes. Su formidable creatividad lo llevó a componer el Río Manzanares, que en la particular voz del ‘rey del merecumbé’, se convirtió en un éxito internacional de la Sonora Matancera en 1958 y que hoy recordamos en este especial de Día de las Madres. Y es que cómo no sentir una punzada en el corazón cuando Piñero despliega toda esa voz caribeña apesadumbrada y que resuena como un lamento cuando reflexiona: “Mi madre es la única estrella que alumbra mi porvenir y si se llega a morir al cielo me voy con ella”.

Y es que en medio de esa sencillez, pero de tanta emotividad en la letra, hay una carga profunda en esa reflexión del maestro José Antonio que la melómana Ángela Martínez describió de una manera perfecta: “Nadie sabe que con esta canción recuerdo a quien me dio la vida y no es porque haya sido mi hermosa madre, pero fue un ejemplo para mis hermanos mayores y para mí y sé que mi familia tardará en darse cuenta de que vengo dejando mensajes desde hace algún tiempo atrás en cada canción que me recuerda a mis padres ya fallecidos, solo quiero que sepan que siempre estuve recordando a mis padres en silencio con las canciones que mes les gustaban a ellos y que a la ve me encantan a mí. Algún día estaré al lado de ustedes”. Amigos, solo la música es capaz de producir esto.


Amor de Madre


Existe una bella interpretación de Víctor Manuel llamada ‘Amor de Madre’. Un tema compuesto por el propio salsero y que aunque no ha sonado mucho en Cali, hay que darle una oportunidad. Tiene unos versos hermosos, potentes y que harán rodar de manera inevitable algunas lágrimas furtivas.

“Fue la primera voz que susurró mi nombre
Fue la primera mano que rozó mi piel
Percibí su ternura, aun estando en su vientre
Sabía que me amaba antes de nacer


Con esmero y paciencia cuidaba mis pasos
Y dejó de ser ella para ser para mí
Mi dolor se calmaba si estaba en sus brazos
Me arrullaba en su pecho y me hacía dormir


Y ahora que ha pasado el tiempo y que he vivido tanto
Es que puedo entender, que he tenido mil amores
Y nada se compara con esa mujer


Amor de madre
Que no guarda rencor, que no olvida
Que daría su alma y su vida
Sin duda ninguna, tan solo por mí”

Una hermosa inspiración de Víctor Manuel, del álbum ‘Muy Personal’, lanzado en el 2009, y  que merece ser escuchada porque como dice el mismo artista al final de la canción: “Quién no ha escuchado esa voz tierna que te dice: Abrígate bien que hace frío, ¿Comiste?, Tienes que alimentarte bien que estás muy flaco o como dice mi mamá: ¿Vas a salir? Vístete bonito. Hoy quiero que escuches algo que quiero decir… que mi canto es para ti. Mami, la bendición”.


‘Mi vieja se muere’ y ‘Gracias Madre’


Tito Nieves, el destacado cantante nacido en Río Piedras, Puerto Rico, tiene una historia especial con las interpretaciones relacionadas con la madre.  A mediados de los años ochenta Tito, descubierto por Ramón Rodríguez para que cantará con el Conjunto Clásico, interpreta un tema lleno de sentimiento, un poco angustioso, pero cargado de toda esa sensibilidad que suele desplegar Ramón Rodríguez en sus composiciones.

Y es que cómo no asomar una lágrima cuando entra el gran Tito y canta con su voz entristecida:

“Doña Flora búsqueme un doctor

mi vieja se muere

el golpe es fuerte y no aguanta el dolor

mi vieja se muere.

Tendiendo la ropa se me cayó por las escaleras

esta es la primera vez que yo la veo sufrir.

El golpe es fuerte y no aguanta el dolor

mi vieja se muere”.

Sin duda un tema con arrastre melancólico, pero repleto de acordes musicales de gran nivel como han sido ha sido usual en los trabajos del Conjunto Clásico. Unos años después, en el 2013, Tito Nieves decide hacer su propio homenaje a las madres y compuso un bello disco que se llama ‘Gracias madrecita’, que quedó incluido en el álbum ‘Mis mejores recuerdos’.

“Gracias madrecita por cuidarme entre tus brazos

por haberme amado tanto, por taparme entre tu manto

gracias madre mía por tus besos y regaños

por haber estado al tanto de tropiezos y de llantos

me enseñó a ser buena gente y caminar hacia adelante el dolor

Dios me la bendiga, Dios está con ella”.

Al margen de este homenaje salsero musical quedan algunos otros temas que quisiera recordarles para esta fecha. Joe Arroyo se luce con ‘Mamá’, Roberto Torres y su arrastrado guajiro en ‘Para que aprendas’  y hasta el recordado salsero peruano ‘Melcochita’ tiene en ‘Madre’ un tema lleno de inspiración maternal.

Tampoco podemos dejar por fuera de este especial de salsa para el Día de las Madres al gran sonero Mayor, Ismael Rivera. Si bien no se conoce de un disco enteramente dedicado a las mamás, lo cierto es que el jefe de la tribu salsera tuvo una relación muy especial con su madre Margarita, que se convirtió en la mamá más popular del mundo salsero por cuenta de Héctor Lavoe, quien la inmortalizó en uno de sus más famosos pregones cuando en ‘Dueña de mi inspiración’, una de las canciones más sentidas que interpretó ‘El Sonero Mayor’, Lavoe (quien hacía coros junto a Rubén Blades, Santos Colón e Ismael Quinta) advierte a la madre de manera jocosa: ‘Margarita llegó Maelo fumando caña’.

También cabe mencionar a Ángel Canales, ‘El diferente’, quien tiene una anécdota hermosa relacionada con su madre. Resulta que en la producción ‘Más sabor’, de 1979, al artista de la ‘Nostalgia’ le faltó un corte para completar el vinilo. Y fue allí cuando Canales decide incluir como homenaje a su madre ‘Dos gardenias’. Con una versión bien particular  y con su estilo ‘único y diferente’, Ángel en 2:56 segundos construye una monumental interpretación que enamora a los salseros y que como ahora lo sabemos nació como un homenaje a la mamá del gran  Canales. Y es que como dice la Orquesta La Identidad: ‘Ellas nos dan la vida, ellas nos brindan amor, ellas son delicadas como los pétalos de una flor’. ¡Gracias queridas madres, por el amor y por la música!

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