Johnny Vásquez, un salsero de raza, era de esos callejeros que hizo de su voz de barrio el sello que lo marcó toda su vida artística. Y justamente uno de esos discos que lo inmortalizó en las esquinas de los barrios de Cali, Caracas, Nueva York Latino y ‘Portorro’ fue ‘El Primer Montuno’. Esa fabulosa interpretación que hizo Andi Harlow y que se convirtió en un himno entre todos los salseros.
“Montuno, montuno, montuno, montuno, montuno, veeeeeeeen y baila mi montuno”, cantaba Vásquez con ese tono arrastrado llevando el montuno acompasado, un montuno que no tenia ninguno. Mientras tanto, todos éramos los coristas de viejo Johnny, allá en la antigua y recordada Taberna Latina, en la Ponceña o en Pal 23, las icónicas salsotecas adonde íbamos a aprender, recordar y cantar.
Su fallecimiento este 27 de mayo vuelve a poner de luto la rumba y el sabor. Johnny no era un cantante cualquiera, ya antes de ‘soltarse’ con el menor de los Harlow nos había demostrado su destreza al cantar y, sobre todo, nos había dado muestras de su instinto callejero, su sabor de esquina, de calle, de andén. Con la Orquesta Dicupé, una banda legendaria de la salsa, nos había pedido ‘que le dijéramos a Monín que le quiero a dar un besito de alegría y si por mí te pregunta, di que la quiero todavía’.
Jhonny era bravo de verdad. Su voz transcendió fronteras y se metió en las barriadas, por eso su sonido nos acompañó como pocos en nuestra banda musical. Por eso sin problemas integró la Dicupé una banda con un sonido agresivo, con una trompetas arrolladoras, mientras el sonido de la percusión inundaba toda la escena musical. Como si fuera poco, el maestro Luis Esculín en el piano marcaba los tiempos y no dejaba nunca morir el montuno. Johnny entró allí sin problemas, ‘llevando a Monín porque era el alma míiiiiiiaaaaaaaa’.
No podía ser de otra forma, detrás de ese sonido maravilloso, asfixiante, poderoso de los hermanos Dicupé estaba ni más ni menos que ‘El judío maravilloso´ Larry Harlow. La combinación musical Dicupé y Vásquez fue una explosión de sonido que elevó la salsa a un nivel extraordinario.
De ese trabajo musical también descolla ‘Me voy para siempre’, con una entrada de piano del maestro Esculín, acompañado del grito de “ay” de Johnny y las trompetas asesinas que invitan al bailador a seguir el compás sin más demora.
“Me voy para siempre y no volveré, y si tu me vees te diré,
me voy para siempre y no volveré…
Zas y zas. Ya yo me voy
Zuky zuky... lejos de ti
Chu chimuchi... si tu lo quieres
Ay y ay. regresare
Chu chimuchi... oyelo bien
Ay y ay linda mujer”
Y es que quién en la vieja Saturday de los bajos de los cinemas, en los años ochenta, no llegó a cantar este coro, mientras otro parche hacía los pasos endiablados en el sitio atendido por el que todos conocíamos como el viejo ‘Richie Ray’, el administrador del lugar idéntico al poderoso pianista.
O cómo olvidar las tardes y largas noches en mi casa materna con mi vieja guardia salsera del Colegio Camacho: JJ Miranda, Iván Lasso y Harold, traqueando la aguja y limpiando las ‘panelas’ que mi tío Jorge nos dejaba para que aprendiéramos de Esculín y la Dicupé, con Johnny apuntando en la vocal.
La muerte de Johnny la confirmó uno de sus directores, el extraordinario bajista Bobby Valentín, con quien trabajo más de 20 años. "Hoy acabo de enterarme de la partida de Johnny Vázquez. Gran ser humano, cantante, fiel amigo, y sobretodo, agradecido. Con dolor en mi corazón me uno a la familia Vázquez. En nombre mío y de mi familia le damos nuestras condolencias, paz y fortaleza para la familia, amigos, colegas y para los salseros. Siempre te recordaremos. QDEP Johnny Vázquez", publicó Valentín en su página de Facebook.
Y sí, es cierto, siempre lo recordaremos porque Johnny se hizo eterno con su fuerza interpretativa. Con el gran Bobby dejó unos palos enormes. ‘Tu Rica Boca’, ‘Mátame’, ‘Libro de Amor’ y el portentoso ‘No me conoces’ pusieron un punto alto en la rumbas caleñas. Nunca se guardó nada y cuando se cansó y se dio cuenta que no podía dar más, se fue en silencio, prefirió encerrarse en la religión y no volvió a interpretar salsa, su talento decidió entregarlo a la música cristiana y seguro que allá la rompió también, porque su voz era única e inconfundible.
Otro personaje que lamentó la muerte de Johnny fue el reconocido locutor Néstor Sánchez, conocido como el Búho Loco. "Muy triste y lamentando la partida del gran cantante Johnny Vázquez. Grabó y cantó con la orquesta de Andy Harlow y pegó el clásico “Lotería” luego llega a PR y se une a la orquesta de Bobby Valentín con la cual logró grandes éxitos como “Libro de Amor” "La Belleza del Son” "Jacobo Basura", "La espinita", "El Prendedor", "Tu Boca", "No me Conoces”, entre muchos más. Estaba retirado y dedicado a su familia y al evangelio. Que en paz descanse y nuestro más sentido pésame a su familia y admiradores en todas partes del mundo"….
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Silencio, se marchó un gran sonero y cuando uno de ellos parte, la rumba se silencia solo por un minuto porque su historia musical nunca se podrá apagar. Paz en la tumba del gran sonero, pero celebremos con rumba porque su cantar será eterno.
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