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Las prioridades de Ospina

Es necesario cuestionarse cuáles son las prioridades para Cali, y cuál será el desempeño del alcalde en su último año de mandato de un periodo lleno de frustraciones.

Las prioridades de Ospina
Foto: Especial para 90minutos.co

Es necesario cuestionarse cuáles son las prioridades para Cali, y cuál será el desempeño del alcalde en su último año de mandato de un periodo lleno de frustraciones.

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Hace pocos días, el alcalde Jorge Iván Ospina sugirió en Twitter regular las actividades de los motociclistas que realizan piques y acrobacias ilegales, en su imaginario, estos tendrían acompañamiento institucional y permiso para desarrollar en corredores pactados las prácticas que hoy se realizan donde les place. No es la primera vez que el alcalde sale con una propuesta desconcertante. Durante el año pasado dejó algunas perlas como la Empresa Comercial Cannabis Cali como Empresa Industrial y Comercial del Estado, y por supuesto la de dar contratos a los miembros de la famosa Primera Línea, tras los bloqueos y saqueos masivos realizados por sus militantes.

Las anteriores son solo algunas muestras de la larga lista de pronunciamientos que evidencian desconexión absoluta del alcalde con la realidad y el sentimiento de los caleños. En un contexto donde la ciudad se encuentra asolada por la inseguridad, donde la movilidad es imposible y donde la decadencia se evidencia en su imagen misma, el alcalde parece no tener otra prioridad que la de complacer la delincuencia y la ilegalidad mientras ignora la situación en la que sus ciudadanos viven. En este orden de ideas, es necesario cuestionarse cuáles son las prioridades para Cali, y cuál será el desempeño del alcalde en su último año de mandato de un periodo lleno de frustraciones.

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Conforme a la estrategia de participación ciudadana liderada por la Cámara de Comercio, Comfenalco, Pro pacífico y ciertas universidades a finales del año pasado, puede evidenciarse que la principal preocupación de los caleños radica en el tema de seguridad ciudadana. Nada realmente sorprendente, puesto que la delincuencia está alcanzando niveles alarmantes, donde cada vez se ven nuevas y aterradoras modalidades de robo (popularizándose recientemente los robos en bandas de motociclistas). Como preocupaciones alternativas pueden observarse el acceso y la calidad de la educación y la salud, condiciones básicas de alimentación, embellecimiento de la ciudad y protección del medio ambiente, y por supuesto, mejora del sistema de transporte y la malla vial.

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En su posesión como alcalde el 1 de enero del 2020, Ospina señaló que las prioridades que tendría su administración serian la movilidad, centrada en el llamado tren de cercanías (para conectar Cali, Palmira, Yumbo y Jamundí); combatir la violencia, centrado en el trabajo conjunto de la ciudadanía y la fuerza pública para el desmantelamiento de bandas criminales; el cuidado del medio ambiente, centrada en el cuidado del río Cauca, de los animales y de los espacios verdes; y la recuperación ciudadana, centrada en aspectos como la recuperación del Jarillon en dialogo con la ciudadanía o hacer la ciudad amigable con energías limpias y sostenibles.

Viendo en retrospectiva, puede observarse que las prioridades originales del alcalde se encontraban parcialmente alineadas con la ciudadanía. Si bien parecía comprender el problema del medio ambiente, de la delincuencia y del desplazamiento hacia otros municipios, no se veía tanto énfasis en el transporte al interior de la ciudad, donde pareciera que los trancones cada vez aumentan, y que a la malla vial pareciera no caberle un hueco más. Ahora bien, si del dicho al hecho hay mucho trecho, esto adquiere un nuevo significado con la gestión de Ospina, donde el medio ambiente y la estética de la ciudad continúan en franca decadencia, y donde los delincuentes no solamente se encuentran desatados, sino que pareciera que complacerlos es la prioridad del alcalde. Además, deja la ciudad endeudada y con una débil imagen institucional, esperemos en que como él dijo: Pronto podamos descansar de Ospina. La ciudad necesita pasar este trago amargo lo más rápido posible.   

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Crónicas de un mal anunciado

Personajes como Matador o Pirry han pasado a criticar públicamente al actual presidente, cuando no hace mucho militaban en sus filas.

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Personajes como Matador o Pirry han pasado a criticar públicamente al actual presidente, cuando no hace mucho militaban en sus filas.

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Recientemente, algunas personalidades mediáticas colombianas, como Matador o Pirry han pasado a criticar públicamente al actual presidente, cuando no hace mucho militaban en sus filas. En particular llama la atención la forma en que dicen estar decepcionados después de haber votado por un cambio para el país, y en su lugar han encontrado a un presidente arrogante y tirano. No es para menos, ya que a Petro parece faltarle ya sea el interés o la capacidad de cumplir con todo lo que prometió en campaña, o lo que lleva años promoviendo como líder de izquierda y de oposición en Colombia.

Estos meses se han caracterizado por escándalos de grandes proporciones e intentos de reformas alarmantes. Alegando ser el presidente del cambio, Petro ha buscado enfocarse en cuestiones de salud y empleo. Para ello, ha anunciado una reforma en lo relativo a ambos temas. En los dos casos, la perspectiva difícilmente podría ser más espantosa. Por un lado, la reforma a la salud plantea aún muchas dudas sobre su articulado, pero lo que se ha conocido ha generado una enorme preocupación en la opinión pública. La reforma laboral por su parte no se queda lejos, y ha dejado ver un panorama muy oscuro para las condiciones reales de empleabilidad de los colombianos en caso de aprobarse.

Si bien el sistema de salud tiene muchas cosas que deben cambiar, lo que deja ver Petro es un odio enfermizo hacia el sector privado y la obsesión de que sea el Estado quien se encargue de prestar el servicio por completo. Con la experiencia mundial del fracaso de los Estados al encargarse de las prestaciones sociales, y su ineficiencia al encargarse de los problemas públicos, no es de extrañar que incluso aquellos que anteriormente confiaron en Petro se preocupen. Son bien conocidos los problemas del modelo EPS, pero dejar a los usuarios únicamente en manos del Adres revela que al presidente le importa menos solucionar el problema que imponer su capricho particular sobre los colombianos.

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La reforma laboral por otro lado lleva a cuestionarnos si realmente el presidente es un economista. Lo único que revela es su afán por regular y controlar todo aquello que prospera y genera bienestar. Jamás Petro ha ocultado su desprecio por el sector productivo, ni su afán igualitarista que siempre tiene como consecuencia la destrucción de la riqueza y el empobrecimiento de la sociedad. Por supuesto, mejorar las condiciones de los trabajadores siempre es un buen objetivo. Sin embargo, la experiencia muestra que los obstáculos estatales a las empresas suelen terminar en más desempleo. De esta forma, iniciativas como el aumento de las horas extra o la regulación de los contratos de las plataformas digitales solo pueden augurar desempleo, pues habrá menos incentivos para contratar.

Por si su peligrosa agenda política fuera poco, no han faltado los escándalos en su administración. Y el hecho de que los involucrados sean personas tan cercanas como su hijo o su vicepresidenta revelan hasta qué punto el abuso del poder es una constante en el entorno de Petro. Que, por un lado, la vicepresidenta del cambio, que tanto criticó los excesos de la clase política, ahora monta en helicóptero hacia su vivienda en Dapa, y que cualquier crítica hacia su incoherencia sea clasismo o racismo, muestra la hipocresía de quien es la única que parece vivir sabroso. Por otro lado, que el hijo del presidente este siendo investigado por lavado de activos, hace preguntarse qué valores existen en la familia presidencial. Aunque por supuesto, ya Petro se lavó las manos respecto a su crianza.

No es entonces sorprendente que ciertas personalidades públicas muestren su inconformidad con el gobierno Petro aun después de originalmente apoyarlo. Sin embargo, con base al desastre de su gobierno, de lo que solo se han enunciado pequeñas muestras, lo correcto sería que adicionalmente pidieran disculpas públicas por ayudar a elegir a un megalómano incompetente. ¿Pero acaso no pueden equivocarse? La vida está llena de errores, pero elegir a un criminal indultado, un congresista jactancioso, y un alcalde desastroso, que jamás ocultó todas sus nefastas ideas para la presidencia, deja sin excusa a todo aquel que votó por él.

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¿Cuál libertad y qué orden?

Caraduras, eso es lo que son y de los más descarados. Es lo que demuestran. Desvergonzados y sinvergüenzas, es lo que debe gritárseles en la cara.

¿Cuál libertad y qué orden?
Especial para 90minutos.co

Caraduras, eso es lo que son y de los más descarados. Es lo que demuestran. Desvergonzados y sinvergüenzas, es lo que debe gritárseles en la cara.

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Caraduras, eso es lo que son y de los más descarados. Es lo que demuestran. Desvergonzados y sinvergüenzas, es lo que debe gritárseles en la cara. Su falsedad es tan o más grande que recurrir a un símbolo patrio obtuso, anacrónico y desgastado para atacar a un gobierno –que con todo y sus yerros– procura equilibrar con propuestas (mientras se supera) la marginalidad, la exclusión, la inequidad y la iniquidad históricas de una nación llevada a la pobreza y sumida en la ignorancia. Ya quisieran ser cínicos, pero no les alcanza. Su forma de pensar no es crítica sino mezquina, no es subversiva sino abusiva y totalmente revulsiva, agazapada en la defensa oculta de intereses privados. De los sistemas sociales vigentes les interesa el mantenimiento de los privilegios de quienes los tienen como simples lacayos y sostener las convenciones que van en contra de una –acaso utópica– idea de la vida en libertad, naturaleza y humanidad.

Son un puñado de politiqueros de oficio los que ponen el escudo nacional como estandarte –virtual por supuesto– de un clamoroso pedido de libertad y orden que le han negado al pueblo, no a la patria, para no utilizar otro intangible. Elsa Noguera, un alfil del cuestionado clan Char y del plutócrata Vargas Lleras y su Cambio Radical, que nada tiene de cambio y menos de radical, lanza la propuesta de recuperar para el país dos conceptos que ella y sus patrones han resquebrajado desde siempre. Baste pensar en qué autoridad moral o integridad ética puede tener una señora envuelta en escándalos de corrupción en todos los cargos que ha desempeñado y que hace ochas y panochas con el presupuesto en plena pandemia. En ese cuerpo frágil de 1,40 metros, con osteogénesis imperfecta, se esconde una perfecta y grandiosa protectora de los poderosos que hábilmente lanza esta cortina de humo que disipará el ventilador de Aída Merlano que salpica y pica a sus patrones. Y entonces la horda de borregos pobres que se creen de derecha corre a copiar y pegar el escudo para reclamarle al gobierno la ‘mano firme’ que bombardeó y mató niños, personas inocentes e incluso retrasados mentales para mostrarlos como guerrilleros muertos en combate, en la más atroz y vergonzante prueba de bajeza de gobierno alguno. No los culpo, pero tampoco los disculpo; debe decirse que en términos sociopolíticos e históricos, no han ni siquiera abierto los ojos.

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Han de ser los que cantan a pulmón herido el coro y la única estrofa del Himno Nacional que se saben –la primera– y de la que desconocen el significado de inmarcesible. De las otras diez no tienen ni idea y tampoco de términos como pérfida, abnegación, epopeya, termópilas o cíclopes, que no lo hace a uno más o menos colombiano, buena o mala persona, pero sí más o menos iletrado. Amén de ignorante de la historia del himno y de Colombia. Los símbolos patrios son intangibles que en nuestro caso apelan a la emocionalidad y la sensiblería, nada más. Recogidos eso sí del exterior, como casi todo en una nación que imita y no crea, que copia y no produce, que quiere parecerse a todo menos a sí misma. Sí, de la Revolución Francesa, que logró el paso de una monarquía absoluta a una constitucional y a la que le debemos los conceptos de derecha e izquierda, por la simpleza del acomodo en las viandas que compartían con el monarca. Tardó más de un siglo en consolidarse y aquí todavía no lo hemos logrado. Nos ufanamos de tener la democracia más estable de América Latina, pero en muchos aspectos esta es sólo un formalismo. 

De allí también sobreviene la libertad, pero no la igualdad, que aquí se cambió por orden, como una especie de mecanismo de control más que de justicia y paridad. El orden, señoras y señores que tienen el escudo en sus redes sociales, no son las Fuerzas Armadas y su control territorial o ciudadano; el orden es el equilibrio social que permite el bienestar de todos los ciudadanos producto del acceso equitativo a las posibilidades de procurarse una óptima calidad de vida. Eso es vivir sabroso. Si les acaba de dar urticaria: ¡pues de malas!  La razón, la igualdad y la libertad, son los pilares de la Ilustración, pero nuestros líderes –que también sacaron del parche a la fraternidad– sabiendo lo que podría significarles a las élites empoderar (término ya prostituido) al populacho, pusieron en el escudo sólo libertad y orden. La libertad todos sabemos es relativa y mucho más si no están dadas las condiciones. Usted es libre para salir del país, pero el listado de requisitos incluye, pasaporte, visa, dólares, tiempo y un largo etcétera, que comienza con no tener pendientes con la justicia si usted es de los de ruana.

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La pintura de la Libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix, es hermosa y simbólica, pero no real en términos de significado. Pudo haber sido piedra angular de la filosofía democrática en 1830, pero hoy no pasa de ser un gran atractivo del Museo del Louvre de París. De allí copiamos los colores de la bandera, cambiando el blanco por el amarillo. La democracia es apenas el menos perverso de todos los sistemas de gobierno inventados por el hombre, cuyos fundamentos hoy son la manipulación mediática, el mercadeo electoral, las redes sociales y la inteligencia artificial o el Big Data. Son las vainas de “ese curioso abuso de la estadística”, como dijo el argentino universal Jorge Luis Borges. De allá también copió Antonio Nariño Los derechos del hombre y del ciudadano, para tapar el cagadón que había cometido como tesorero de diezmos del arzobispado, regidor y alcalde mayor provincial: utilizó los dineros públicos para beneficio personal y se convirtió en el mayor exportador de quina, café y té de la capital neogranadina. La maña es vieja y no sólo se ha generalizado, sino pulido.

Al escudo poco le queda y muy poco nos representa. El cóndor, rey de los carroñeros, líder de los gallinazos y a punto de la extinción, lo encabeza. Sostiene con su pico córneo una corona de laurel y la cintilla de Libertad y Orden. Estados Unidos tiene al águila: visión aguda, gran altura, rapidez, envergadura y efectividad. Dos cornucopias de la abundancia: una con oro, que los extranjeros explotan hace más de 530 años y que ninguna riqueza refleja en los territorios. La otra, llena con los frutos del pródigo suelo, que tampoco han garantizado seguridad alimentaria para todos. Al centro de las mismas, una granada, no de fragmentación, sino fruto tipo exportación. Abajo, engarzado en una asta, el gorro frigio que representó a las clases más pobres a finales del siglo XVII, después a los ideales citados y que hoy ningún pobre se pone. Y al final, los dos océanos y la Panamá que ya no nos pertenece porque la vendieron en 1903 en 25 mil dólares.

¡Qué vergüenza con ese escudo, quítelo pues y póngase a estudiar historia política de Colombia a ver si la logramos cambiar y no la repetimos como condenados a otros Cien años de soledad!

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La anticorrupción no es un eslogan

Lastimosamente no serán los entes de control quienes pongan fin a este tipo de insuficiencia e inmoralidad administrativa debido a que la anticorrupción no es solo un discurso, una idea o una vaga narrativa escrita en un póster o recitada en un micrófono.

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Lastimosamente no serán los entes de control quienes pongan fin a este tipo de insuficiencia e inmoralidad administrativa debido a que la anticorrupción no es solo un discurso, una idea o una vaga narrativa escrita en un póster o recitada en un micrófono.

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Por: Ana Erazo Ruiz, Concejala de Santiago de Cali

La anticorrupción en época de campaña parece más un eslogan para vender un producto en un supermercado que el compromiso real de cara a la ciudadanía. Quienes desde el Concejo tenemos una responsabilidad política con la ciudad comprendemos que el control político es nuestra obligación. A partir del debate que dinamizamos durante esta semana sobre el empréstito aprobado en el año 2020 por la suma de 650 mil millones de pesos hoy podemos decirle a las y los caleños que la deuda que tenemos como ciudad por los empréstitos de Armitage y Ospina asciende a más de 1.85 billones de pesos al cierre del 2023, asimismo que, debemos lograr que el Concejo de Cali cuente con una bancada liderada por mujeres y hombres preocupados por desempeñar sus funciones de control político con determinación y sin vacilación alguna.

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Nuestro debate dejó en evidencia los altos niveles de deuda y la paupérrima ejecución de obras y proyectos que hoy soporta la ciudad, es por esta razón que han surgido diferentes voces, muchas provenientes de quienes hicieron parte del gobierno de Armitage -responsable de la aprobación de un empréstito de iguales proporciones entre 2016 y 2019, que pretenden desligarse de la responsabilidad política por el endeudamiento que hoy debería ser motivo de preocupación de quien pretenda ocupar el tercer piso del CAM.

Desde discursos del desarrollo que se reducen a la promoción, diseño y construcción de proyectos nos vendieron los empréstitos que hoy tienen condenada a Cali a una deuda de más de 1 billón de pesos sin que se evidencien mejoras, medidas o acciones que impacten positivamente la vida de los y las caleñas. Olvidan y no les importa la crisis social, económica y de informalidad en la que quedó una de las capitales con mayor informalidad del país debido a las medidas restrictivas derivadas de la pandemia. El hambre nunca fue la preocupación de esta administración ni de las pasadas que se enfocaron en el diseño de proyectos que, conforme las evidencias y la experiencia, pareciera se quedarán en sueños de desarrollo en una Cali abandonada y olvidada. De ahí que sea nuestro deber analizar qué pasó con los 14 proyectos estratégicos iniciales, qué será lo que realmente le quedará a Cali y cuál es el papel que jugará cada uno de los y las candidatas ante este opaco escenario de deuda e ineptitud. 

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Los hallazgos que expusimos esta semana son escandalosos: La mayoría de los proyectos financiados con recursos del empréstito tienen un 70% del presupuesto comprometido, apenas se ha desembolsado el 24% del recurso, y, con respecto a los avances físicos, en la mayoría de las obras y proyectos solo se han logrado avances que se ubican por debajo del 10%. Un total desgreño, engaño y despropósito. Para concluir, debo extender un llamado a la ciudadanía caleña: Lastimosamente no serán los entes de control quienes pongan fin a este tipo de insuficiencia e inmoralidad administrativa debido a que la anticorrupción no es solo un discurso, una idea o una vaga narrativa escrita en un póster o recitada en un micrófono.

Esta ciudad no se merece ser un experimento más. Se merece escenarios de transparencia donde se conciba la contratación desde la administración pública, a diferencia de la mayoría de los anteriores gobiernos, con vocación pública centrada en la atención de las problemáticas de la sociedad caleña, en la recuperación de la ciudad para todos y todas y no en la distribución de los recursos con fines económicos y políticos de carácter particular.

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