Una lora Frentiamarilla llegó muerta y con graves heridas en todo su cuerpo debido a las autolesiones que se hacía por el gran estrés de estar encerrada.
Al Jardín Botánico de Medellín llegó esta ave, la cual su especie cuenta un gran plumaje amarillo verdoso y con un hermoso canto. Pero, lamentablemente, esta vez no fue así.
Esta lora estuvo encerrada en una pequeña jaula durante 10 años y luego de ser atendida por los médicos de este lugar, murió por la gravedad de las heridas hechas por ella misma.
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Durante esa década vivió un fuerte estrés que generó en el animal un comportamiento patológico, autodestructivo, que terminó por empeorar su estado de salud.
La subdirectora ambiental del Área Metropolitana de Medellín, Diana Montoya, aseguró que esta ave llegó al jardín por una persona que la entregó luego de recibirla de otro lugar. Al parecer, en su primer “hogar” estaba constantemente encerrada y era alimentada con chocolate y semillas.
La lora se autolesionó en un comportamiento llamado picaje severo, es decir, comenzó a picar su propio cuerpo hasta quitarse las plumas y parte de la piel, una enfermedad patológica de los animales que están expuestos a un estrés prolongado.
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Las heridas fueron tan graves que, si sobrevivía, la ave ya no podría volar porque sufrió una fractura en una de sus alas.
“Queremos sensibilizar a toda la ciudadanía sobre la no tenencia de fauna en cautiverio. La extracción indiscriminada de fauna silvestre tiene efectos devastadores en los ecosistemas de los que provienen. La reducción de poblaciones loras silvestres impide que realicen sus funciones biológicas, entre las que están la esparción de semillas, afectando la salud y la estabilidad de los ecosistemas que cohabitamos”.
Diana Montoya, subdirectora ambiental del Área Metropolitana.
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