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La ciudad es el camino

Es momento de poner orden a los asuntos de la administración distrital con un enfoque de políticas públicas progresistas, que nos sitúen en el camino de las ciudades del mundo que están propiciando grandes cambios en bienestar para toda su población.

La ciudad es el camino
Foto: Especial para 90minutos.co

Es momento de poner orden a los asuntos de la administración distrital con un enfoque de políticas públicas progresistas, que nos sitúen en el camino de las ciudades del mundo que están propiciando grandes cambios en bienestar para toda su población.

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“Para tí mi viejo, y para todos los viejos del mundo...”

Oscar D´León

Luís Hernán Millán Giraldo nació en Versalles – Valle del Cauca, el 04 de marzo de 1932. Después de tener una infancia y temprana juventud como campesino, hubo de salir desplazado de la mano de mi abuelo Gerardo Millán Posso y mi tío Gerardo Millán Giraldo, por los avatares de la última ola de violencia que azota a Colombia desde finales de los años 40 del siglo XX, con ocasión del magnicidio del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.

Posteriormente se hizo normalista superior y docente de educación básica primaria; se casó con la más hermosa de las señoritas de la Escuela Hogar de Versalles, María Edna Orozco Giraldo, con quien inició un camino de migrantes que los llevó, según se iban dando los traslados del profesor, por Dagua, Candelaria y finalmente a Cali, en 1979. El de la ciudad era el camino que debíamos seguir para que la familia progresara. Mis padres, sus tres hijas y los dos varones nos hicimos caleños y echamos raíces. Cuatro de nosotros egresados de la Universidad del Valle, y una hermana de la Universidad Santiago de Cali. Dos doctoras, un magister y dos especialistas.

Desde muy temprano estuve cerca de la actividad política. Abarrotada estaba la plaza Roja de Palmira a mediados de los años 70, cuando mi papá me llevó a sacudir la bandera liberal en honor a Alfonso López Michelsen, como quiera que hiciera parte de su movimiento político y celebró con alborozo su visita al Valle del Cauca. El profesor Millán me hablaba de las esperanzas que tenían las clases obreras y campesinas de mitad de siglo, de que Gaitán pudiese adelantar las reformas que requería el país para traer un poco de justicia social a un Estado que, desde la Constitución de 1886 centralizó fuertemente el poder político y económico sin que la población en general tuviese amplio reconocimiento de derechos y acceso a servicios sociales. Una Colombia que empezaba a transitar la prosperidad pero que -sólo para poner un ejemplo- nunca adelantó la reforma agraria que hubiese evitado tanto dolor a la Nación.

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Similar expectativa que tuvo la anterior generación, teníamos los jóvenes de finales de los 80 del siglo pasado cuando líderes como Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo o Carlos Pizarro Leongómez, nos enseñaban que otro país era posible. Pero la violencia recrudeció y abrió paso al relato del neoliberalismo, de la mano de César Gaviria Trujillo, quien nos dio la bienvenida al futuro que hoy estamos padeciendo. No hay asunto más maniqueo en manos de un irresponsable, que el futuro de una Nación entera. Por eso, no podemos aceptar hoy que el futuro sea una suma de deseos etéreos con los que se pretende volver a engañar los votantes en la jornada electoral que se avecina.

Así como las sociedades enteras son olvidadas por quienes las gobiernan, y se vuelven invisibles a la inversión y las políticas públicas de los gobernantes del establecimiento político, de a poco fue perdiendo la memoria mi padre. Fue muy triste ver el derrumbe de un macho liberal por ocasión del Alzheimer que lo aquejó durante los últimos doce años de vida. Machismo que hoy deviene en nuevas masculinidades con las que aprendemos una nueva estructura de valores para la construcción de sociedades más igualitarias, y un liberalismo que, por las nuevas condiciones del pensamiento contemporáneo, deviene en progresismo.

Progresismo con el que renovamos la esperanza, orientados por el primer presidente de esta tendencia política en Colombia, Gustavo Petro Urrego. El progresismo es el liberalismo de hoy; revestido de justicia y diversidad y distanciado de la lucha armada y las tentaciones totalitarias. Con ánimo de adelantar las reformas de Gaitán y Galán, y la paz de Jaramillo y Pizarro. Progresismo que permitirá sacar a este país del siglo XIX y situarlo definitivamente en el siglo XXI.

Por eso, quienes gobernemos a partir de enero de 2024 debemos hacer dialogar las políticas públicas de cada entidad territorial, con el nuevo Plan nacional de desarrollo, Colombia Potencia mundial de la vida. Pensar en hacer lo contrario, impulsados por ciertas sociopatías y calenturas electorales, es condenar a las poblaciones a un nuevo desatino histórico. Cali ha ensayado ya casi todas las opciones de gobierno, desde el concejal locuaz hasta el empresario “social”, pasando por el aristócrata untado de pueblo y el populista de centro, pero aún no lo hace con un académico, arquitecto y político progresista.

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Es momento de poner orden a los asuntos de la administración distrital con un enfoque de políticas públicas progresistas, que nos sitúen en el camino de las ciudades del mundo que están propiciando grandes cambios en bienestar para toda su población.

Es por ello que el único programa presentado hasta hoy en Cali, Cinco estrategias para el buen gobierno de nuestra ciudad, dialoga directamente con las cinco transformaciones adoptadas en la ley 274 de 2023. Los caminos de la justicia social, espacial, ambiental, la paz y la seguridad humana que requiere Santiago de Cali, están esbozados tanto en el PND como en las CINCO ESTRATEGIAS.

El enfoque progresista ha orientado mis actuaciones como servidor público en gobiernos de Cali y la Bogotá Humana, con grandes satisfacciones como los proyectos de Recomposición del entorno de las lagunas El Pondaje y Charco Azul y la formulación de los planes parciales de renovación urbana del centro de Cali. O la Operación estratégica Anillo de innovación -OEAI- en Bogotá. También la creación de la primera empresa pública de gestión integral de residuos sólidos de Colombia GIRASOL-EICE.

En medio de estos logros en la gestión pública, viví un episodio triste en una batalla que la población de Cali perdió contra el gobierno nacional, el cual, siguiendo políticas neoliberales, intervino con fines de liquidación la Empresa de servicios varios EMSIRVA-ESP, en el año 2009. El día 21 de abril de ese año, en el mismo momento en que debatía contra la Superintendente de servicios públicos de la época, Eva María Uribe, en la Comisión Sexta de la Cámara de Representantes, fallecía mi padre en una clínica de la ciudad que él y nuestra madre escogieron como camino para sus hijos.

La historia tiene maneras extrañas de volver sobre lo caminado para que no se pierda la memoria. Quienes tomamos la posta debemos seguir adelante renovando el pensamiento, los valores y las prácticas. Por eso, hoy Cali no puede actuar en contrario de la decisión que tomó hace justamente un año, cuando votó masivamente para la presidencia de la República por Gustavo Petro y el proyecto de gobierno progresista. Votar hoy a la alcaldía por alguien que se haya caído de la Rodolfoneta, sería poner a la ciudad nuevamente frente al abismo de la incertidumbre.

Acompáñame a recorrer el camino de una sociedad y una ciudad progresistas en Cali.

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¡Sean más creativos!

Lo único cierto es que está campaña ha sido respaldada por empresarios con visión, innovadores y por la gente que quiere de verdad transformar la ciudad.

¡Sean más creativos!
Especial para 90minutos.co

Lo único cierto es que está campaña ha sido respaldada por empresarios con visión, innovadores y por la gente que quiere de verdad transformar la ciudad.

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Mucho se ha dicho sobre esta candidatura en los últimos seis meses. Que soy la de Jorge Iván Ospina, que soy la de Juan Carlos Abadía, que soy la de Dilian Francisca, ¿Con cuántas más maquinarias me van a relacionar para hacerle daño a esta aspiración?

A los que dicen que soy la del Alcalde los reto hoy a que presenten pruebas: ¿Cuánto dinero ha ingresado a esta campaña por parte de él o de su grupo? ¿Cuántas firmas nos recogieron para inscribir nuestra aspiración? Yo he sido crítica de los resultados de esta administración porque no podemos tapar el sol con un dedo. ¡Cali está mal y necesita una transformación inmediata!

A los que dicen que Abadía apoya nuestra candidatura, explíquenme porqué su Partido Liberal está con el eterno candidato Roberto Ortiz, quien campaña tras campaña se inscribe apoyado por los mismos politiqueros de siempre.

Mismo caso respecto a Dilian Francisca, dicen que es mi pariente (cuando ya expliqué mil veces el lejano grado de consanguinidad), que es mi jefe política. ¿Alguna vez me han escuchado o me han visto apoyando su actual candidatura a la Gobernación del Valle? ¿Dónde están las pruebas? ¿Dónde está la plata que ha ingresado a esta campaña por parte de Dilian?

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Otro que negó rotundamente que fuese a aliarse con la política tradicional fue Alejandro Eder, quien hoy posa feliz en compañía de los dueños de las maquinarias, tal vez respondiendo a una obsesión suya y de su familia por llegar a la Alcaldía de Cali.

Díganme, ¿por cuántos partidos políticos estoy avalada? ¿A cuántos medios de comunicación de pluma blanca estoy comprando para que hablen de mí? Ese es el caso de Diana Rojas, que permanentemente vive diciendo que es de la gente y la ciudadanía cuando públicamente ha admitido que es de Armitage y de Reyes Kuri.

Todos ellos están dispuestos a venderse por llegar a la Alcaldía de Cali y eso lo demuestran elección tras elección. Yo los invito a que sean más creativos e innovadores, pongan a trabajar sus equipos y paren ya con las mentiras

Lo único cierto es que está campaña ha sido respaldada por empresarios con visión, innovadores y por la gente que quiere de verdad transformar la ciudad. Nuestro aval nos lo dieron las 213.647 personas que firmaron y nos dieron su voto de confianza. Vamos a hacer historia con orden y autoridad. Vamos a elegir la primera alcaldesa de Cali: Miyerlandi.

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Derecho a la ciudad

Debemos hacer posible una ciudad de población con alta formación académica y ciudadana, capacidad de emprender, con inmigrantes y desplazados integrados, con inclusión social, justicia espacial y ambiental, movilidad sostenible, segura y con la misión de generar bienestar para toda la población.

Derecho a la ciudad
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Debemos hacer posible una ciudad de población con alta formación académica y ciudadana, capacidad de emprender, con inmigrantes y desplazados integrados, con inclusión social, justicia espacial y ambiental, movilidad sostenible, segura y con la misión de generar bienestar para toda la población.

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“Las ciudades prosperan cuando en ellas abundan las pequeñas empresas y los ciudadanos con formación”

Edward Glaeser.

Dicen los mayores estudiosos de la ciudad, que la creación de la primera aldea en Uruk - Mesopotamia (actual Irak), pudo haber tardado hasta 3.000 años, en un proceso que llevó al Homo Sapiens a detener su andar frenesí por el planeta entre 15.000 y 12.000 años atrás.

Desde las primeras aldeas creadas en la geografía de los valles más fértiles de la tierra, hasta la actualidad, el crecimiento de las ciudades ha sido imparable. Especialmente durante los últimos 250 años en que nuevos avances en industria, higiene, diversificación y especialización en la producción, intensidad de los intercambios comerciales, desarrollos tecnológicos, creación de nuevas instituciones públicas y generación de oportunidades de formación y trabajo, han atraído por cientos de miles a las familias del campo hacia las concentraciones urbanas.

Aunque el ritmo de traslado de la población del campo a las ciudades ha sido intenso, hasta hace muy poco (año 2007), la población urbana apenas pudo sobrepasar a la rural. Es decir, durante 12.000 años hubo más población en el campo que en las ciudades. En la actualidad (año 2023), el 56% de la población mundial habitamos en ciudades y se proyecta que en el año 2050 esta proporción rebase las dos terceras partes del total, y sólo una tercera parte permanezca como población rural. Esto, desde luego, son cifras que promedian la situación del globo porque no en todos los países el comportamiento es igual.

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En Europa, por ejemplo, el promedio de población urbana es del 75%. En Estados Unidos esta población llega al 82%. En la China equivale al 42% y en India tan solo es el 29%. En Colombia, en el año 2020, alcanzamos el 81% de población urbana. Si consideramos que en el año 1960 esta población era apenas del 46% del total de los colombianos, podremos apreciar en nuestro medio los efectos positivos de todos los factores por los cuales crecen las ciudades en el mundo; pero podremos apreciar también una situación que regularmente se invisibiliza, y es el impacto que los conflictos políticos y militares, con el consecuente despojo y desplazamiento de población rural, han tenido sobre la conformación de ciudades en nuestro país.

Las diferentes condiciones en que llegan las poblaciones a las ciudades producen también entornos de ciudad diferenciados, muy especialmente entre aquello que denominamos ciudad formal y ciudad informal; esta última ciudad autoproducida por las comunidades sin mayor apoyo institucional y regularmente sin acceso a empleo, servicios sociales básicos y reconocimiento de derechos.

Es necesario reconocer que ha habido esfuerzos importantes de los gobiernos nacional y de las entidades territoriales por hacer frente al fenómeno de la ciudad informal, pero sin obtener los resultados esperados. Muchos procesos erráticos, mal diagnosticados o formulados, sin suficientes recursos y voluntad institucional, sin apoyo de tantos actores necesarios, entre otros factores, dan cuenta de la incapacidad de la mayoría de los gobiernos para alcanzar un enfoque exitoso en este tema. En Cali no se ha podido enfrentar con determinación esta situación muy a pesar de existir diagnósticos completos desde el año 1997 (EMCALI), y avances en programas como el de Recomposición integral de zonas marginales -PRIZMA- (2004 al 2011), o los Territorios de inclusión y oportunidad -TIOS- (2012 al 2019). Estos no han tenido, o las formulaciones correctas, o el respaldo y los recursos que requiere enfrentar el tema con determinación. De tal manera, el reconocimiento del Derecho a la ciudad y la integración, principalmente de población en condiciones de informalidad, sigue en veremos.

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El Derecho a la ciudad se ha constituido en el camino al que organizaciones multilaterales y gobiernos de todo el mundo, acuden para enfrentar los enormes déficits en materia de desarrollo urbano y territorial, especialmente lo relacionado con las dificultades de integración que enfrentan los inmigrantes en los nuevos espacios urbanos. El Derecho a la ciudad es un concepto creado por el sociólogo francés Henry Lefebvre en el año 1968, como el derecho a crear, construir, decidir y transformar la ciudad, pero sobre todo a disponer de un empleo, un lugar, y disfrutar de los beneficios del desarrollo espacial y económico. Luego la Organización de las Naciones unidas y otros autores han extendido el concepto al reconocimiento de derechos como la vida, la libertad de expresión, la libre asociación, la educación, la salud, el voto, la libre circulación, el trabajo, la vivienda y la propiedad privada.

El Derecho a la ciudad es hoy la principal preocupación de académicos, gobernantes y ciudadanos en todo el mundo. Por ello, desde la posición que me ha correspondido como académico y ciudadano, y muy pronto como gobernante, o cualquiera posición que el destino depare para mí, y para los miembros del Colectivo Urbano regional, dispondremos de toda nuestra capacidad para ser defensores del Derecho de quienes así lo decidan, a ocupar un lugar en Cali; en esta sociedad y ciudad en la cual usted crea, construye, transforma y se transforma, para su bienestar, el de su familia, su comunidad y el conjunto de la ciudadanía.

Debemos hacer posible una ciudad de población con alta formación académica y ciudadana, capacidad de emprender, con inmigrantes y desplazados integrados, con inclusión social, justicia espacial y ambiental, movilidad sostenible, segura y con la misión de generar bienestar para toda la población. Nosotros creamos la ciudad y estamos en capacidad de transformarla.

Nota:

El Colectivo urbano regional es un espacio para la creatividad y la democracia, de origen académico y con trabajo social y político. Estamos dispuestos a conversar con toda la ciudadanía interesada, sobre las CINCO ESTRATEGIAS PARA EL BUEN GOBIERNO DE SANTIAGO DE CALI. Por favor escríbenos al colectivourbanoregional@gmail.com.

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¡Paremos a los ladrones!

El próximo gobierno de los caleños debe entender que la seguridad y la convivencia es una necesidad real y sentida que no da espera.

¡Paremos a los ladrones!

El próximo gobierno de los caleños debe entender que la seguridad y la convivencia es una necesidad real y sentida que no da espera.

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Hace unos días caminaba con un grupo de vecinos por el barrio Puertas del Sol, en plena comuna 14. Una señora me decía que las cosas habían cambiado en el barrio, porque antes se podía salir con el teléfono en la mano y no pasaba nada, pero ahora ese gusto no se lo podían dar. En cada lugar en que paré, me dijeron exactamente lo mismo, que la inseguridad estaba disparada. Basta ver a diario los vídeos en redes sociales, que muestran un panorama de hurtos cada vez más violentos. Enjambres de ladrones en motocicletas que en cuestión de segundos le quitan sus pertenencias a los caleños, con la percepción de que nadie los va a defender.

Al finalizar 2022, los hurtos en Cali habían crecido un 25%, mientras que en 2023 la cifra mostraba un crecimiento preliminar de casi el 20%. Explicaciones puede haber varias, pero sin duda la percepción es que hoy roban más en Cali que antes y el rugir de una moto en un andén es motivo para perder la tranquilidad. Sabemos los celulares robados a dónde van a parar, así como sabemos a dónde van a parar las autopartes; pero los ladrones también saben que, muy probablemente, no serán atrapados ni serán judicializados. No tienen incentivos para dejar de delinquir.

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En todas las encuestas de percepción, la inseguridad aparece como el delito más preocupante. En un sondeo que realizamos a 600 ciudadanos vía telefónica, la preocupación más habitual es la inseguridad asociada al hurto. Los ladrones se han convertido en el mayor dolor de cabeza de los caleños y en una de las principales amenazas contra la calidad de vida. En últimas, lo que nos piden los ciudadanos a los aspirantes a la Alcaldía es que se pueda salir a la calle tranquilamente sin que un bandido en moto nos intimide con un arma y nos despoje de lo que con esfuerzo hemos adquirido.

Los recursos para enfrentar el hurto son limitados, pero creo que hay una receta para dar una pelea más efectiva. El primer paso es armonizar las relaciones entre el alcalde y la Policía Metropolitana, que no pasan por su mejor momento. Es difícil que las cosas funcionen cuando las dos entidades más importantes para la defensa de la seguridad y de la convivencia ciudadana no están bien coordinadas. Si esas relaciones funcionan mejor, podremos fortalecer 100 frentes comunitarios de seguridad en donde los datos nos arrojan que los ladrones más hacen de las suyas. Hay que dotarlos de tecnología y articularlos con una policía orientada al barrio que reduzca los tiempos de reacción y sea más efectiva.

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Por supuesto, tendremos que hacer un programa de actualización del sistema de cámaras, liberar a policías de labores administrativas y del cuidado de presos y hacer el esfuerzo por dotar a Cali de un centro de comando, comunicaciones, cómputo y control que mejore la transmisión de datos, de la videovigilancia y de la articulación de todos los organismos de seguridad y de atención de emergencias.

El próximo gobierno de los caleños debe entender que la seguridad y la convivencia es una necesidad real y sentida que no da espera. La situación es desesperante y la gran conquista de los caleños es arrinconar a los ladrones y ganar espacio para la libertad y la tranquilidad, que se traducen en calidad de vida. No tengo dudas de que focalizando recursos, con voluntad y con una adecuada coordinación de todas las instituciones vamos a hacer la tarea, ¡paremos a los ladrones! Podemos liberar a Cali del yugo de los delincuentes.

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