Felina
Tú cuerpo es tan provocante
Que me lleva a mirarte arrogante
Y estoy loco que acabes'e soltarte
Y bailemos to' la noche
Felina
Tu cuerpo es tan provocante
Que me lleva a mirarte arrogante
Y estoy loco que acabes'e soltarte
Y bailemos to' la noche…
Corría el año de 2002 y un ritmo que cada vez cogía más fuerza llamado reggaetón escandalizaba a las masas acostumbradas a otro tipo de expresiones culturales. Era aquella una época en la que las canciones aún eran poesía y no pornografía. Héctor y Tito se hicieron famosos con una canción que exaltaba las condiciones de sensualidad de tres féminas, comparándolas con gatas. Casi 20 años después sigo sin poder asimilar esa obsesión con la promiscuidad como símbolo de poder y “machitud”.
Era como lo mencioné, escandaloso, pero no tanto.
Es bien sabido que, hasta la idea más sórdida, si se expresa de forma adecuada, es plausible y en la mayoría de las ocasiones realizable.
Por ello canciones atrevidas de los 80/90 como “Hoy tengo ganas de ti” pasaban ligeras bajo la mirada de un público que las escuchaba y las coreaba a gritos.
Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino
Y que te sientas mujer solamente conmigo
Hoy tengo ganas de ti, hoy tengo ganas de ti
Quiero apagar en tus labios la sed de mi alma
Y descubrir el amor juntos cada mañana
Hoy tengo ganas de ti, hoy tengo ganas de ti
Literalmente el cantante está expresando su deseo y necesidad de interacción sexual con la destinataria, pero una cosa es decir algo de forma vulgar y otra muy diferente medirse con las palabras para obtener el mismo resultado. En especial cuando la música es un objeto de difusión masiva imposible de contener en una lata… y hay niños y adolescentes mirando y escuchando. Definitivamente no es lo mismo decir “Ojalá que te pierdas” que “Vete a la m…anigua”. Allá mismo. Y aquí va el ejemplo:
Yo soy una perra en calor
'Toy buscando un perro pa' quedarno' pega'o
Ey, eres una perra en calor (ajá)
Y estás buscando un perro pa' quedarte pega'
Yo soy una perra en calor
'Toy buscando un perro pa' quedarno' pega'o
Ey, eres una perra en calor (ajá)
Y estás buscando un perro pa' quedarte pega' (ja, ey, ey)
Y es cuando escucho esta explosión de elocuencia de ghetto, cuando me pregunto… a qué estado de degradación ha llegado una sociedad que expone a sus menores de edad a tales oprobios audiovisuales.
J Balvin el “intérprete” del adefesio llamado “Perra” se vio obligado, gracias a la presión social, a retirar de las redes sociales el video del tema, infamante desde todo punto de vista. Mujeres de color con orejas de can, amarradas y arrastradas a los pies del “artista” entre otras porquerías visuales.
Cómo sería el alcance del asunto, que el individuo incluso ha llegado a pedir perdón, entre otras personas, a su propia madre.
Desde donde yo lo veo: ya estamos tocando fondo.
La humanidad se ha convertido en un ente productor de basura a todo nivel. Y las artes no se salvan.
“Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de burla” dijo Demócrito el filósofo griego hacia el 460 a.C.
La exaltación del farsante es lo que domina el escenario en este momento. Malos políticos. Malos ejemplos. Malos “músicos”. Malas figuras para admirar. Mala comida. Malas costumbres. Mala dirección en la que vamos todos arrastrados por la turba. Y todo ello dentro de las mayores preferencias y elogios.
La humanidad está patinando en un lodazal de instintos primarios. Entre ellos el de supervivencia de la raza. Eso imagino yo viendo el desaforado impulso sexual que inspira todo lo demás. Pero… el sexo no garantiza la reproducción ni la familia, que es la célula primaria de la sociedad. Por lo tanto, ésta está en extinción.
Proliferan los artistas para niños grandes que cantan canciones infantiles con alto contenido irreverente. Los famosos “caca popó chichí” de épocas pretéritas, se convirtieron en incitación al acto de la reproducción y despiertan el instinto primario sin resultado. Sexo sin bebés. O en otras circunstancias con bebés, pero no deseados y que se convierten más en un problema social que en una solución.
Los “viejos” (léase gente mayor de 30 o 40) somos hoy los underground. Los acallados. Los que no aportamos nada. Pero esto ha pasado cientos de veces en todas las sociedades del mundo. Entramos nuevamente en una decadencia de la especie.
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"La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros".
A nadie le sorprendería leer tales comentarios acerca de nuestra juventud. Lo asombroso de esta cita es que no fue sacada de un artículo de opinión de la semana pasada, o de algún memorando de la asociación de Padres de Familia. Estas palabras las utilizó Sócrates, el padre del pensamiento occidental hace más de 2000 años.
¿Hasta cuándo vamos a cometer los mismos errores?
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