Cada diciembre en Cali es un motivo para el recuerdo. Algunos van con la nostalgia familiar a cuestas, mientras otros llegan al final del año a recordar los buñuelos, el manjarblanco o las hojaldras que preparaba la abuela.
Pero también hay otros recuerdos ligados en el alma de los caleños y vallecaucanos; la música de algunos artistas que marcaron nuestra historia auditiva y cultural.
Y entre tantos, hay uno que por estos días es tendencia en redes sociales y que no falta en ningún espacio musical caleño, y más en nuestras famosas viejotecas. Rodolfo Aicardi es quizás el artista que más suena por estos días en nuestra tierra.
Y es que quién no recuerda ese: ‘Sale’ con que arranca ‘Cariñito’.
“Nunca, pero nunca, me abandones cariñito. Nunca, pero nunca, me abandones cariñito”
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Un himno en la particular y pegajosa voz de Rodolfo, el mismo que sufre por amarte y por desearte. Rodolfo sin duda fue el rey de la música tropical, su voz es inmortal e incluso muchos no saben que un 24 de octubre del 2007, el príncipe de los diciembres dejó este mundo casi en la calle.
Su éxito y fama fueron tan grandes que incluso Carlos Vives lo llamó el ‘Elvis magangueleño’, por su origen costeño, allá en el departamento Bolívar, a orillas del río Magdalena.
Pocos intérpretes como Rodolfo han gozado de un cariño tan amplio sin importar el género en el que se desenvolviera. El vocalista nacido el 23 de mayo de 1946 y fallecido en Medellín el 24 de octubre de 2007 fue figura en el bolero, interpretó baladas, se le midió a la ranchera, se atrevió en la salsa y llegó al sonido bailable antioqueño con la misma naturalidad y haciendo alarde de una versatilidad muy difícil de encontrar en otros artistas.
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Su lanzamiento oficial en Fuentes, la disquera de toda su vida, se dio con el Sexteto Miramar, bajo la dirección de Hernán Builes, agrupación salsera que vio en Rodolfo un vocalista ideal para encargarse de los temas románticos. No pasó mucho tiempo antes de iniciar una fulgurante carrera como baladista y bolerista, dejando en ese estilo clásicos como ‘La pena de mi viejo’, ‘Sufrir’ y ‘Perdóname la letra’.
Pero fueron realmente los tropicales, ‘chuchucus’ o ‘raspas’ como también les decimos en Cali; los que finalmente lo dejaron en el pináculo de la música decembrina.
‘Se va la vida’; ‘Vagabundo soy’; ‘Cariñito’, ‘Limoncito con ron’, ‘Ojitos hechiceros’; el infaltable ‘Adonay’, ‘Tabaco y ron’ , ‘Boquita de caramelo’; ‘Fiesta en mi pueblo’, ‘Enamorado’ y ‘Daniela’ son solo algunos de los ‘incunables’ que dejó el ‘Elvis magangueleño’ para la eternidad.
Rodolfo Aicardi fue un ídolo de multitudes, donde se presentó lleno y hasta en Cali, cuna de la salsa, tuvo un público que lo apreció, lo bailó y lo sigue recordando.
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