El gobierno de Gustavo Petro desató polémica con su plan de subsidiar el 50% del precio de los alimentos como la carne, arroz, panela y huevos a, al menos, dos millones de hogares vulnerables en el país.
A pesar de que esta iniciativa es de carácter humanitario, podría quedarse a medias ya que dentro de su plan proyeccionista; el mandatario plantea cobrarles más impuestos a los alimentos importados, lo que significaría su subida de precio inmediata.
Esto quedó plasmado en el borrador de lo que sería una reforma contra el hambre; en la que se planteó la necesidad de diseñar un programa transitorio que incluiría ambiciosos bonos alimentarios.
El inconveniente de este plan del Gobierno de Petro, se centra en que se incluya la posibilidad de subir los aranceles a la comida y productos importados como el maíz.
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En el discurso de posesión, Petro dejó claro que impulsará medidas para acabar con el hambre y garantizar la soberanía alimentaria. Frente a esto, señaló que se usará al Ejército para construir sistemas de riego e impulsará medidas como créditos, técnicas de cultivo y semillas mejoradas; que se complementarían con la ley contra el hambre que llevará al Congreso.
Por otro lado, el Centro Democrático ya dejó claro que hará reparos a este plan proteccionista; argumentando que la reforma agraria del Gobierno tiene planes de utilización de tierras de privados y que la posible alza inmediata de los aranceles podría generar desabastecimiento. Asimismo, aseguró que hay alimentos que no se producen en los volúmenes que demanda el mercado nacional.
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Con el “acuerdo nacional contra el hambre”, que aún está en borrador, también se plantean subsidios progresivos a una serie de alimentos. Además, en el documento se aclaró que la iniciativa fue puesta en conocimiento de la Asociación Nacional de Empresarios, Andi; con el fin de lograr un respaldo y acompañamiento del sector privado.
“Se propone canasta inicial de productos: arroz, harinas precocidas, huevos, aceite vegetal, pastas y panela. Más adelante: leche en polvo, pan tajado y papa, productos de circuitos cortos como plátano, hortalizas frescas, leche fresca y frutas”, se lee en el documento; en el que también se aclara que pondrían a disposición estos “alimentos al 50% del precio comercial” dejando claro que “no es un mecanismo de control de precios”.
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