Cuarenta días en la selva del Guaviare significa una eternidad para cualquiera, pero imaginarse a cuatro niños en un terreno complejo de recorrer, con peligros naturales y humanos, alimentándose únicamente con fariña, hace aún más grande el sucedido; la esperanza de aferrarse a la vida y no soltarla.
Justamente ese es el pensamiento de Lesly Mucutuy, la niña de tan solo 13 años que estuvo al mando de sus tres hermanitos: Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (4 años) y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy (1 año).
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En una atención a medios de comunicación en la mañana de este domingo 11 de junio, Manuel Ranoque, padre de los niños encontrados, confirmó que el buen estado de salud de los niños. Sin embargo, comentó que la comunicación con ellos tiene sus dificultades:
“No es fácil preguntarles a los niños, son 40 días en los que no han comido ni dormido bien. Ella (Lesly) me aclara de que la mamá estuvo viva cuatro días y antes de morir les dice ‘váyanse’”
Conocimientos indígenas
La lideresa fue la hermana mayor, Lesly tiene conocimientos autóctonos, reconoce los hongos que son comestibles, se guía por los rayos del sol que se filtran entre los árboles, reconoce los caminos transitables y aquellos en los que no se debería ni pensar cruzar; uno de los tíos de los menores reconoció que “Un urbanita difícilmente sobreviviría en ese paraje”.
Y es que la realidad de las comunidades indígenas está estrechamente ligada a la naturaleza. Por medio de algunos juegos y dinámicas desde muy pequeños se les enseña a los niños a identificar riesgos y sobrevivir. Siendo el caso de Lesly uno de los más retratados y ovacionados, por su entrega y atención para con ella misma y sus hermanos.
Los niños de la selva del Guaviare fueron encontrados vivos gracias a su hermana mayor, quien los lideró y calmó durante los cuarenta días rodeados de árboles gigantes e insectos.
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Aferrarse a la vida
El abuelo de los niños, admirado por la valentía de sus nietos, entregó un panorama del segundo día:
“Ya se han visto más cambios, se han asentado. Ellos ya están haciendo hasta dibujitos porque necesitan desahogarse. Casi no les hablamos, primero necesitan recuperarse”
Por otra parte, el regocijo de Manuel Ranoque de haber encontrado a sus hijos, se contrasta con las amenazas de las disidencias de las FARC hacia su vida y la de sus familiares: “van a presionarme y a mis hijos, pero eso no lo voy a permitir. Me conozco todo el terreno, por eso me amenazaron”.
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