Salsa

El regalo que le salvó la vida a Willie Colón

La historia musical de este artista está ligado a la salsa misma. Héctor Lavoe, Rubén Blades y Celia Cruz hicieron dupla con el hombre que marcó un estilo con trombones abiertos y letras que hablaron de la dureza del barrio, de la calle, de la esquina. Polémico, radical, soberbio así lo califican sus contradictores. Pero su talento, y no precisamente el de televisión, jamás ha estado en duda. Hoy, como ayer, sigue luchando, ahora por su vida.

El regalo que le salvó la vida a Willie Colón

La historia musical de este artista está ligado a la salsa misma. Héctor Lavoe, Rubén Blades y Celia Cruz hicieron dupla con el hombre que marcó un estilo con trombones abiertos y letras que hablaron de la dureza del barrio, de la calle, de la esquina. Polémico, radical, soberbio así lo califican sus contradictores. Pero su talento, y no precisamente el de televisión, jamás ha estado en duda. Hoy, como ayer, sigue luchando, ahora por su vida.

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Por: Gerardo Quintero Tello - Jefe de Redacción de 90 Minutos
Diseño: Giovanni Castro
Audio: Moisés Molina

A los once años, el pequeño Willian Antony Colón Román recibiría un regalo de parte de su amada abuela, Antonia Román, que transformaría su vida. Al percibir que el travieso chiquillo demostraba grandes habilidades musicales, la vieja Antonia pensó que una trompeta era la mejor forma de alejar de la violencia de las pandillas y el comercio de las drogas que azotaban por esos años el Bronx latino de Nueva York, , a quien unos años después sería conocido simplemente como Willie Colón.

Ya en esa época, comienzos de los años 60, Willie Colón sería conocido como ‘El Malo’ en el barrio, porque al ser pequeño de estatura y el único varón en una casa llena de mujeres, tenía que hacerse respetar en la zona caliente de una Nueva York en la que hervían las desigualdades sociales y la discriminación.

Como ha sido una constante desde sus orígenes, hoy Willie sigue luchando, ahora por su vida, luego de que se revelara su crítica condición de salud. El legendario músico e intérprete y su esposa Julia May Craig, sufrieron un aparatoso accidente de tránsito el pasado martes 20 de abril a las 4:00 p.m. en la región de Outer Banks, en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos. Sin embargo, solo fue unos días después que se informó en la cuenta de Twitter del artista sobre el estado de salud de los involucrados en el accidente.

Colón requirió transporte al Hospital General Sentara Norfolk, un centro de trauma de nivel uno, en Norfolk, Virginia. Las lesiones incluyeron conmoción cerebral, laceraciones en el cuello cabelludo que requirieron 16 grapas y fracturas en su vértebra cervical C1.

Hoy mientras miles de salseros esperan la pronta recuperación de uno de los últimos ‘caballos’ del género, los recuerdos de una vida artística que se prolonga por más de 50 años comienzan a aflorar sin freno y sin pausa. “El acto de ser yo un artista, un salsero, es un acto rebelde, pues yo soy la segunda generación de norteamericanos, pero cualquier cosa que yo haga no la voy a hacer como un norteamericano… Tengo que sentirme bien, saber de dónde soy, de dónde vengo, quiénes son mis gentes latinas y sentirme cómodo y orgulloso siendo un latino…”, así le resumió Willie Colón al escritor colombiano César Pagano su amor por la música latina, por la salsa, por la cosa nuestra como el mismo tituló uno de sus álbumes más escuchados y más polémicos por la fotografía en la que aparecía una persona envuelta con una manta, una piedra anclada a uno de sus pies, el ‘East River’ al fondo y Willie en pose de ‘ganster’, era ‘El Malo’ en su estado más  natural.

“Ha terminado otro capítulo en mi vida
La mujer que amaba hoy se me fue
Esperando noche y día
Y no se decide a volver

Pero yo sé que volverá
Y si no de penas moriré
¿Qué yo he hecho qué te hizo partir?
No sé, si con el tiempo esta herida se sanará”

Nacido el 28 de abril de 1950 en Puerto Rico, el pequeño Willie se crio en el duro distrito del Bronx latino. No fue fácil ese periodo, su padre estaba en la cárcel y en la familia prefirieron ocultárselo por la vergüenza que eso representaba. Era pequeño de estatura y trigueño, lo que en aquellos tiempos lo hacía presa fácil de la discriminación a los latinos. Como tantos otros artistas de la época, la música fue su escape y su abuela Antonia, pronto lo comprendió. Debía guapear en aquellas calles y desde allí comenzó a poner su cara de ‘malo’, una característica que se ha fijado en su personalidad y que hace que muchos denigren de su soberbia, mal carácter y compleja personalidad.

“Una calle dura en un tiempo donde grupitos de nosotros, los latinos, nos teníamos que juntar con los negritos e ir caminando por los callejones para llegar a la escuela, porque los blancos nos caían a batazos, pues nos querían sacar. Y si tú llamabas a la policía, la policía era blanca. La ley del país era que por ley había discriminación”, esa era su historia y la de muchos de sus hermanos latinos.

Sin embargo, algunos como el productor Luis Francisco Mendoza creen que de esa manera fue que Colón enfrentó ese mundo hostil que lo acorraló en su niñez, pero que en el fondo lo que Willie ha sido es un ser humano tímido, que ha luchado por las minorías y por revelar la discriminación y miseria del Bronx latino.

“Recordando a mi abuelita
Los refranes que ella decía me hacían reír
Y ahora soy yo quien lo digo
Escucha que tú también los vas a decir
Escucha que tú también los vas a decir”

Willie, por entonces un talentoso adolescente de 15 años, y un joven boricua llamado Héctor Juan Pérez Martínez que le llevaba cuatro años, comenzaron una sorpresiva unión, un poco a la brava, como decimos en Cali. Un año antes, en 1964, Willie había formado una orquesta que se llamó ‘The Latin Jazz All Star’. ‘All Santiago’ fue su primer sello, pero esta productora estaba en bancarrota y nunca pudo sacar su primer LP con ellos. El inquieto Colón, entonces, se fue a una disquera que apenas despuntaba y que tenía por nombre simplemente Fania. Allá un fogoso Jhony Pacheco y el abogado italiano Jerry Masucci se dieron cuenta del diamante en bruto que era Colón y lo firmaron, pero Pacheco le dijo que tenía un cantante recién llegado de Puerto Rico y que pensaba que debía ser el intérprete de la orquesta de Willie. Héctor Juan era un poco mayor, vacilador, buena vida y dueño de un timbre de voz que enloqueció a Colón.  A pesar de que en un principio no había empatía entre ambos, la buena vibra de ‘Jéctor’, sus apuntes que hacían reír al siempre serio Colón y el hecho de que los dos hubiesen sido criados por sus abuelas, permitió que se cocinara una de las duplas más exitosas de la salsa en su historia.

Y fue en 1967 cuando salió -como no podía ser con otro nombre- ‘El Malo’ la primera producción de Willie and Héctor, que ahora ya no se apellidaba Pérez Martínez, sino Lavoe. La dupla hizo historia y su primer Álbum con ‘numeritos’ como Jazzy, Willie Baby, Borinquen y El Malo, se convirtió en  una descarga de metales, trompetas y trombones abiertos que presagiaban lo que vendría años más tarde. Bugalú, Mambo Jazz, Guaguancó y Mozanco, toda una descarga de origen que fue reverenciada por un público ávido de un repertorio que despertara los instintos primarios musicales.

“No hay problema en el barrio
Que quien se llama El Malo
Si dicen que no soy yo
Te doy un puño de regalo

Quien se llama El Malo
No hay ni discusión,
El Malo de aquí soy yo
Porque tengo corazón”

Siete años después de su primer LP, Willie decidió ponerle freno a la locura que llevaban y los chicos malos se abrieron. “Héctor era un hombre que no paraba, terminaba la rumba y quería más y más”. A Colón le dolió romper con Héctor, pero reconoce que era lo mejor para los dos. El licor, las drogas, los excesos lo tenían descarrillado y tampoco quería echarse encima los problemas que arrastraba el ‘hombre que respiraba debajo del agua’. Pero la verdad es que Willie, como esas relaciones turbulentas de parejas rotas que se siguen amando eternamente, nunca rompió con ‘Jéctor’ y le siguió produciendo sus discos. “Ayudaba a buscarle temas, pero no me presentaba con él. Mantuvimos la hermandad, pero no tan cerca”.

Lo que vino después de 1974 fue un derroche de creatividad, binomios que hicieron historia y la gran epifanía musical que marcó un antes y un después para Willie Colón. Esa gran revelación ocurrió, incluso antes de que rompiera el exitoso dúo con Lavoe. Con el sonido característico de su trombón, sabía que ya no tendría un vocalista de la dimensión de aquel que él mismo había bautizado como el  ‘cantante de los cantantes’, por eso percibió que era su momento. A pesar de no contar con una gran voz, Willie decidió entrar a la ‘cañona’ y produjo en 1980 su primer disco sin Héctor, al cual llamó, sin hacer un gran esfuerzo en la parte creativa, simplemente ‘Solo’.

En ese álbum, ‘Sin poderte hablar’ se convirtió en un éxito en todos los rincones del continente y le brindó la confianza que necesitaba para afianzar su voz. En Cali se volvió una tonada de los bailadores que necesitaban confesar ese amor arrebatado. Ese cariño triste, apasionado y loco lo pedíamos al discómano para susurrarlo al oído y ‘cobarlo’ en una de las relucientes baldosas de la Jirafa Roja o La Manzana, en la Calle Quinta o, también, en la pista multicolor de las Brisas de la Sexta y Latin Palace, en el centro de la rumba de aquella década inolvidable. “Para mí fue una meta que me puse, para ver si lo podía hacer. Yo pasé muchas horas escribiendo soneos y cositas así, que pensé que algún día las podía cantar yo, aunque el cantante era Héctor Lavoe. Yo presentía que no iba a durar. Sin poderte hablar surgió cuando rompí con Héctor y ya sabía que algún día haría el canto”, recordó Willie en la entrevista con César Pagano.

“Sé que no debo decir
Lo que dicta mi emoción
Siento que gustas de mí
Y no sé por cuál razón
Los celos me están matando
Quiero estar cerca de tí
Y mi amor te está esperando
Yo te quiero hacer feliz

Quisiera decirte tantas cosas, pero ya sé que
La vida es así”

Pero también vino una cascada de innovación musical con Rubén Blades. Dos producciones inolvidables, una de ellas ‘Siembra’, la más vendida y exitosa del género con ‘Plástico’ y ‘Pedro Navaja’, y también el álbum ‘Metiendo mano’, donde ‘Pablo Pueblo’ y ‘Plantación Adentro’ marcaron toda una época de la salsa con sentido social. Fue esa rebeldía, ese rompimiento, ese barrio que traía adentro Willie el que lo motivó, primero a definirse por la salsa, y en segundo lugar, a entender que las dificultades que él conocía tan de cerca en el Bronx eran las mismas que sufría el resto del continente.

“Oye latino oye hermano oye amigo
Nunca vendas tu destino por el oro ni la comodidad
Nunca descanses pues nos falta andar bastante
Vamos todos adelante para juntos terminar
Con la ignorancia que nos trae sugestionados
Con modelos importados que no son la solución”

Es en ese momento,  a mediados de los años ochenta y en los noventa es cuando sale a flote esa personalidad recia que acompañará a Willie el resto de sus días. Comienzan sus coqueteos con la política y se va alineando con el Partido Republicano de Estados Unidos. Sus posiciones cada vez más radicales lo van alejando de algunos de sus antiguos amigos, entre ellos el propio Rubén Blades. Dinero, política y el futuro en esas lides comienzan a distanciarlos. Willie es invitado a la posesión de Ronald Reagan y termina aspirando dos veces a la alcaldía de Nueva York. Choca de frente con Hugo Chávez, el líder de la revolución bolivariana, y rompe con cualquier huella o recuerdo que lo ligue con la izquierda. Sin embargo, sigue soñando con esa latinoamérica unida, la que Bolívar soñó. “Tenemos todos los recursos naturales y humanos en este continente joven. Suena como una utopía, no sé si lo lograremos”, sigue diciéndose.

Utopías, fantasías, quimeras, ilusiones que se presentan como Fantasmas, el álbum de 1981, esa producción que surge después de que Willie se maravilla al observar la versión cinematográfica de ‘Doña Flor y sus dos maridos’, la novela del gran escritor brasilero Jorge Amado y queda prendado de su banda sonora. Allí descubre la rítmica del gigante sudamericano, coquetea con el bossa nova, nos regala un torrente de musicalidad con ‘Oh qué sera’, el clásico de Chico Buarque y todos terminamos recitando como si fuera un mantra…

“Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo sé
No se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que
Sea no hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es tan verdadero
El único gesto es creer o no
Algunas veces hasta creer llorando
Se trata de un tema incompleto porque le falta respuesta
Respuesta que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar

Es un tema en technicolor para hacer algo útil del amor
Para todos nosotros, amén”

Tres años antes de esta producción fantasmal, en 1977, Willie había tenido sus primeros flirteos con la música del Brasil en una extraordinaria apuesta musical titulada ‘Solo ellos podían hacer este álbum’, la unión de dos exponentes sagrados del olimpo salsero: Colón y Celia Cruz. ‘Voce abusou’, cuya autoría pertenece al reconocido dúo de cantautores brasileños, Antonio Carlos y Jocáfi, fue interpretado magistralmente por la combinación Colon&Celia, que dejaron una explosión de sonoridad.

“Usted abusó, sacó provecho de mí, abusó
Sacó partido de mí abusó
De mi cariño usted abusó
Y me perdona, por seguir con este tema
Yo no sé escribir poema ni tampoco una canción, sin un tema de amor
Cada palabra cada verso me recuerda
El momento que mi amor se te entregó
Que mi amor se te entregó y usted abusó
Usted abusó, de mí cariño usted abusó
Sacó partido de mí abusó, sacó provecho de mí, abusó
Y fue mi mal”

Y, entonces, mientras el DJ iba descendiendo lentamente los decibeles de ese disco que nos taladraba el alma, los corazones maltrechos, enamorados y embriagados cantábamos a coro en Siboney, Los Compadres y Pal 23  “Y me perdona por quererle tanto, tanto, tanto y por eso mismo usted sacó provecho de mí abusó… No, no, no sé si lo maldice o lo bendice mi corazón”.

Ese álbum en el que sonaron también ‘A Papá’, ‘Plazos traicioneros’ y ‘Todos somos iguales’ evidenció una voz poderosa de la Reina Rumba, quien de la mano de Colón demostró que su sonoridad podía permanecer intacta sin necesidad de la Sonora Matancera, como algunos auguraban. Los arreglos de Willie, sumado a los coros de José Magual Jr, Milton Cardona, el propio Colón y la fuerza prodigiosa de la voz de Celia dieron como resultado esta producción que se volvió icónica en la salsa.

La amistad de ambos superó la vida artística. La artista cubana se convirtió en madrina de bodas de Colón y tras la muerte de Celia, Willie fue el encargado de organizar el 22 de julio del 2003 un sepelio digno de una reina, como se recordaría en Nueva York.

En 1989, la historia musical del músico, productor, cantante y arreglista dio un vuelco con un disco que lanzó muy tímidamente, pero que lo hizo conocer mundialmente. ‘El gran varón’, un tema que abordó algunos temas tabúes como la homosexualidad y el sida se convirtió en fuente de debate. Programas de opinión abordaban la problemática, llovieron insultos, unos pocos elogios, la polémica estaba instalada. Dos años después, en 1991, Óscar De la Renta y Carolina Herrera, dos símbolos internacionales de la moda, le otorgaron un premio a Willie Colón por evidenciar una realidad que se ocultaba y por su contribución en la defensa de los derechos humanos.

Al final todos sabíamos dónde había nacido Simón, en qué año y cómo había sido educado…

“En la sala de un hospital
a las 9:43 nació Simón
Es el verano del '56
El orgullo de don Andrés, por ser varón
Fue criado como los demás
Con mano dura, con severidad
Nunca opinó
Cuando crezcas vas a estudiar
La misma vaina que tu papá, óyelo bien
Tendrás que ser un gran varón”

Los últimos años de ‘El Malo del Bronx’ han sido más controversiales que musicales. En vez de soneos en tarima, las batallas se trasladaron a twitter, como aquella de 2013 cuando haciendo alusión a la mortal enfermedad que padecía Hugo Chávez dijo: "Dios bendiga a Venezuela que tiene ahora dos presidentes... uno maduro y el otro podrido...". Ya era poco lo que se escuchaba el potente eco de su trombón, que había sido cambiado por el difuso sonido de su interminable controversia con Rubén Blades, quien había anunciado que jamás volvería a unirse con Colon. Lastimosamente lo último que sonó de Colón fue el polémico apoyo que ofreció a Donald Trump y que cayó tan mal en gran parte de la comunidad latina. Y como si fuera la peor pesadilla de un mal disco, decidió alargarlo y publicó un trino en el que insinuaba que aquellas personas que trabajaban con él y que habían votado por Biden/Harris serían los primeros en ser despedidos de su empresa cuando aumentaran los impuestos que prometía la llegada de los Demócratas a la Casa Blanca.

Y es que en cada pelea, en cada enfrentamiento dialéctico, en cada confrontación twittera, afloraba ese Willie pendenciero, ese ‘Malo del sur del Bronx’ , ese niño que vivió marginado y que le tocó defenderse desde muy chico.  “El único deporte que yo aprendí fue pelear. Yo no juego béisbol, no puedo; yo corría rápido y pegaba duro, y tú sabes, usaba esas dos cosas”, esas palabras de Colón al escritor venezolano Leonardo Padrón hoy suenan a una confesión o, tal vez, son el colofón de una vida con aplausos, actuaciones desafinadas, coros de aúlicos, vacíos y golpes, muchos golpes.

“Cuando yo muera no quiero que lloren, no quiero ver
que ninguno derrame ni una sola lágrima por mí
Tampoco quiero que me lleven flores ni que me
entierren leyendo papeles, escribiendo cartas que
quizás ni entienda.

Cuando yo muera quiero recorrer todo lugar donde yace mi cuerpo, que ahora sin vida todos quieren ver, nadie quería cuando estaba
enfermo y ahora sin vida todos quieren ver, nadie
quería cuando estaba enfermo…

Para qué las flores, para que me lloran si voy a estar muerto, pa’que
compañía si voy a estar solo allá en el
cementerio”

En una de sus últimas producciones, llamada ‘Prisioneros del Mambo’, Willie Colón interpretó una canción que muchos consideraron su epitafio: “Para qué las flores,  para qué me lloran si voy a estar muerto, pa’que compañía si voy a estar solo allá en el cementerio… Después que todo está consumado comenzarán a hablar de mi pasado, de lo bueno que era y con el tiempo se irán olvidando”. Genio y figura… Hoy, mientras el ‘Malo del Bronx’ sigue luchando para recuperarse del violento accidente que sufrió junto a su esposa, sus fanáticos solo desean que falte mucho tiempo para que su disco, ‘Cuando me muera’, tenga que interpretarse en su último concierto.

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Willy García, un artista ‘a prueba de fuego’ que celebra 30 años de trayectoria artística

En la memoria de los salseros retumban aquellas melodías como ‘Escombros’, ‘Gotas de Lluvia’, ‘Etnia’, ‘Eres’, entre otros múltiples éxitos que lo llevaron, junto con su afinada voz, a recorrer gran parte de Europa y América. Ha realizado conciertos en Bogotá, Medellín y ahora prepara el de este sábado 27 en Cali.

Willy García, un artista ‘a prueba de fuego’ que celebra 30 años de trayectoria artística
Tomada de redes sociales

En la memoria de los salseros retumban aquellas melodías como ‘Escombros’, ‘Gotas de Lluvia’, ‘Etnia’, ‘Eres’, entre otros múltiples éxitos que lo llevaron, junto con su afinada voz, a recorrer gran parte de Europa y América. Ha realizado conciertos en Bogotá, Medellín y ahora prepara el de este sábado 27 en Cali.

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Tres décadas de vida artística se dicen fácilmente, pero detrás de ello hay una senda de lucha, amor por la música y, por supuesto, demasiado talento.

Esta es la historia de Willy García, 30 años de sentimiento y sabor, de melodías que escucharán a continuación… Una historia que quizás comenzó con Escombros y la Suprema Corte, por esos años comenzamos a escuchar a un inquieto chico que tenía mucho talento, y que no solo cantaba sino que también tenía una gran facilidad para la composición, algo genético, tal vez, porque su abuela era una experta repentista, igual que tíos, primos, se les daba fácil aquello de crear canciones.

Y fue allá en Buenaventura, su tierra natal, donde comenzó esta historia que en la actualidad lo reconoce como una de las voces salseras más importantes de Colombia, con una proyección internacional potente y respetada.

“Haber nacido donde nací siempre lo he considerado como un premio. Haber nacido  en la familia que nací es otro privilegio y yo nací en una familia musical, mi abuelita cantaba muy bonito, también mis tíos. Hay un tío que es escritor también, entonces si tu ves todos hablan del arte, la música, la composición y todo esto siempre ha estado muy cerca. Efectivamente me crie con ganas de hacer lo que veía y escuchaba, yo veía mi gente feliz, entonces pues a pesar de todas las necesidades, tuve una niñez feliz”.

Afirma Willy.

Como el artista integral que es, nunca ha dejado de ser sencillo, humilde, tranquilo y, sobre todo, agradecido con quienes le dieron las primeras herramientas para defenderse en una vida artística que apenas imaginaba en su tierra natal.

“Escuchaba cantar a mis tíos y yo quería ser cantante. Veía a otro de mis tíos escribir y yo quería escribir, pero las que siempre impulsaron mi vida musical fueron mi mamá y mi abuela. Ellas fueron como como ese motor para que yo creyera en mis sueños y creyera en que era posible lograr lo que he logrado hasta el momento”,

me dice este gran talento vallecaucano que justamente este 27 de abril celebrará con un gran concierto estos 30 años de vida musical. 

Los siempre difíciles primeros años

Y lo que son los caminos de la vida, en medio de la nostalgia y el paso y peso de los años, Willy aún recuerda esa noche en que estuvo a punto de embarcarse con destino a los ‘yores’. Eran los tiempos en que los ‘norteños’, como se les llamaba a los polizones que salían de Buenaventura a Estados Unidos o Canadá, eran los reyes del puerto. Cuando lograban ‘coronar’ su aventura en alta mar, llegaban las historias —muchas de ellas exageradas— de una vida de lujos y excesos. En aquellos años ochenta eso impresionaba a los jóvenes y Willy no era la excepción. Una noche, mientras se preparaba para una nueva salida musical con la orquesta La Combinación, le llegó el mensaje de que todo estaba listo para embarcarse apenas terminaran.

“Al final, los consejos de mi abuela, de la familia, pudieron más. Yo tenía otra oportunidad y era la música”

Así recuerda Willly García, más de tres décadas después, este episodio que marcó la vida de uno de los artistas más importantes de la historia del Valle del Cauca. Willy, quien paseó con éxito su música por la Suprema Corte, el Grupo Niche y Son de Cali, sigue ahora una senda como solista en la que continúa ‘pegando’ un éxito tras otro. 

En la memoria de los salseros retumban aquellas melodías como ‘Escombros’, ‘Gotas de Lluvia’, ‘Etnia’, ‘Eres’, ‘La magia de tus besos’, ‘A prueba de fuego’, ‘Y entonces’, ‘Te amo’, ‘Amanecí con ganas de ti’, entre otros múltiples éxitos que lo llevaron, junto con su afinada voz, a recorrer gran parte de Europa y América. Pero siempre, en ese corazón lleno de melodía, su Buenaventura del alma siguió latiendo a ritmo de bongoes y tumbadoras. Por eso aquel recuerdo, que pocas veces ha revelado, le sirve para hacer ver que lo que necesita la gente de su ciudad son oportunidades.

Gotas de lluvia, no es el rocío
Lágrimas que vienen del corazón
Gotas de lluvia, no es el rocío
Lágrimas que brotan por que ya no hay amor

Pudiste haberme dicho que no
Que no sentías nada por mí
Que lo nuestro nunca fue algo especial
La vida cambia y todo tiene final
Una aventura fue para ti
Y fácilmente yo en tus redes caí
Un trago amargo que de ti recibí
Ahora no sé, no sé qué será de mí

‘Escombros’, con la Suprema Corte; ‘Gotas de lluvia’, con el Grupo Niche y ‘Te amo’, son temas imposibles de ser obviados para Willy en cualquier concierto. De hecho, este último, ‘Te amo’, tiene una particularidad que toca la fibra del cantautor y es que se trató de la primera canción que sonó en el proyecto Son de Cali y, además, porque se la escribió a su hija mayor y luego la cantó con ‘Lala’, su pequeña hija. “Esas son canciones referentes que han marcado momentos mágicos y es inevitable hablar de ellas”.

‘Gotas de Lluvia’ fue la canción que sin duda lo catapultó. El cantante recordó ese paso por uno de los grupos de salsa más exitosos en este género, cuando tuvo la oportunidad de mostrar su talento en el Grupo Niche.

"Me dijo el maestro Jairo Varela que le pusiera una boquilla porque el tema lo iba a cantar Charly. Entonces yo cogí la hoja, me metí al estudio y arranqué a cantar 'Gotas de lluvia, no es el rocío, lágrimas que vienen del corazón'. Dejé la guía y arranque para mi casa".

Enseguida cuando Willy llegó a la casa, inmediatamente lo llamaron para que regresara al estudio. "La sorpresa es que yo llego allá y estaba lleno de gente. Apenas entré a la cabina, el maestro dice les presento el nuevo cantante del Grupo Niche".

Este momento tuvo demasiado significado en la vida de Willy con la oportunidad de demostrar su voz y aprender junto a Jairo Varela.

“Defender un país con mis principios, con mis ideales
Defender una tierra, no sé si ajena valga la pena
Que aprendí a querer por que terminar como yo entre cadenas
Y un canto de amor acaba en llanto, en tanto, tanto llanto

Aprender a vivir entre el odio xenófobo grosero
Eso dio pie para sacar pecho de mi origen pueblero
¿De qué valió poner en alto, en lo más alto mi bandera altanera
Si el premio que recibo, sin motivo, es una larga condena?”

Uno de los temas que más tocó la fibra de Willy cuando estuvo con el maestro Jairo Varela fue precisamente ‘A prueba de fuego’, la inmensa tonada, composición de Jairo Varela, que se convirtió en un hito de la lucha que emprendía el maestro chocoano desde la cárcel. La voz de Willy se quiebra al recordar aquel momento, pero también se le infla el pecho de orgullo al saber que su voz quedó inmotalizada para siempre en este tema que incluso muchos melómanos consideran como el más emotivo que escribió Varela. 

“Recuerdo que con José Aguirre nos tocaba ir al lugar de reclusión del maestro Jairo Varela, suena extraño escuchar eso, pero es la verdad. Allá escuchábamos las canciones que tenía para los proyectos y en ese momento estábamos pendientes del álbum ‘A prueba de fuego’. Recuerdo que el maestro Jairo empezó con un disco que se llamaba La cárcel, esa primera versión la grabé yo. Y entonces cuando él empezó a cantarnos la canción estaba buscando un coro y nos dice, “que suene algo como ‘sáquenme de aquí, sáquenme de aquí”. Ese fue un momento difícil y muy duro porque el maestro entendió que el desespero comenzaba a notársele”.

Pero luego llegó el momento clave de esta historia pues después de ‘La cárcel’, García y Aguirre comenzaron a escuchar a Varela con ‘A prueba de fuego’ y rápidamente se dieron cuenta de que era una letra muy poderosa en la que el destacado compositor chocoano plasmaba toda su inconformidad, tristeza, amargura y desazón por lo que estaba padeciendo en la cárcel. 

“Pasar de una canción y luego escucharlo con ‘A prueba de fuego’ pues fue muy complejo. Cuando se pregunta en su letra de qué valió poner en alto mi bandera altanera, si el premio que recibo es una larga condena”, guaaau, eso es muy bueno. O fíjate en los soneos, cuando él empieza a decir a decir ‘sumo y resto y no he ganao, y a la cárcel me han mandado con testigos preparaos’, y empiezo a sentir esa impotencia del maestro. Además, fíjate en los soneos cortos, yo allí comencé a meterme en ese papel, él me iba cambiando cosas, pero siempre me permitía participar y allí pues yo improviso y meto lo mío, hicimos cosas bonitas como esas. Haber hecho parte de esta producción fue algo maravilloso, haberla liderado pues canté ocho de las diez canciones, fue un momento entre triste y mágico porque no es lo mismo narrar que vivirlo y el maestro Varela lo estaba padeciendo. Al final se logró un gran producto y el maestro Jairo Varela siempre mostró su genialidad”,

recuerda Willy.

Su experiencia con un ‘caballo’ salsero

También llegan otros recuerdos más cercanos como cuando Willy, un poco después de la pandemia, siguió produciendo música y se acercó al maestro puertorriqueño Gilberto Santa Rosa. Lo veo y no lo creo’  contó en la producción de Isidro Infante y Óscar Iván Lozano, con la grabación de los instrumentos en Colombia y de las voces en Puerto Rico. Desde hace tres años el excantante del Grupo Niche había hablado con el 'Caballero de la salsa' en diferentes presentaciones y fue hasta el 2020 que Willy escribió la letra para presentársela a Gilberto. “Cuando lo llamé me atendió con mucha amabilidad. Le propuse este proyecto y me dijo: ‘si estás tú y está Isidro, el producto debe ser bueno’"; recuerda con entusiasmo el cantante bonaverense al saber que estaría con un grande de este género.

Así, Willy viajó a Puerto Rico para grabar la canción. "Yan Collazo me recibió en el aeropuerto. Luego fuimos al estudio con el maestro Isidro y al llegar al estudio tuve mucha felicidad al estar y grabar con el maestro Gilberto. Fue un sueño cumplido porque logramos una química perfecta musicalmente y aprendí de un grande".

Al hablar de esa composición, Willy solo recordó que al final “las canciones llegan así en algún momento. Un día me levanté y tenía todo el tiempo en la mente ese coro 'lo veo y no lo creo'. Entonces empecé a escribir y argumentar con una historia. Quise darle un toque romántico y un poco de golpe. Me gustó mucho, el resultado fue el mejor”.

Esa fusión de talentos tiene una explicación, Willy dice que la salsa en Colombia tiene un toque de folclor y de cumbia, “entonces con la salsa puertorriqueña se tuvo un plus al ser una canción bacana y bailable”.

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Orgullo de Buenaventura

Este cantante, que se siente orgulloso de tener esencia de pueblo y está comprometido con su tierra, no niega sus raíces, recuerda con nostalgia a su abuela Hilma y, cada vez que puede, se da una escapada a su ‘bello puerto del mar’.

“A mí me duele Buenaventura y quiero aportar mi grano de arena para ayudar a tanto muchacho con talento que se pierde en medio de la falta de oportunidades”

Y fue así como en forma silenciosa Willy creó Tengo Fe, una pequeña fundación que tiene como propósito descubrir la calidad artística de chicos de Buenaventura, apadrinándolos en sus sueños de llegar a las grandes ligas de la música. Pero no solo eso, Willy también sabe que es la oportunidad para arrebatar de la violencia a muchos de estos pequeños. “Las posibilidades de que los chicos cojan un camino negativo están hoy más a la mano. Lo que visualizo es que los jóvenes que tienen diferentes opciones, por lo menos, se detienen a pensar un poco más. Es que sin oportunidades es muy difícil”, dice el artista ganador de múltiples premios por ‘Así se Baila en Cali’ y ‘Vos me debés’, dos de sus interpretaciones que fueron proclamados Disco de la Feria de Cali.

Willy se crió en el barrio Lleras, un barrio de  aquellos complejos de ‘Tura’, donde abundan las necesidades.

“El símbolo de todo esto es poder regresar al barrio hoy en mi madurez y tratar de ayudar a los que más pueda. Los voy a ayudar con música, quiero abrir de manera independiente y de corazón una oportunidad para que estos muchachos la puedan aprovechar”.

Y recordando su dilema cuando tenía 16 años, Willy se apresura a decir que “si hay oportunidades, es posible que tengamos que hacer menos correcciones a los más jóvenes. ¿Cuántos futbolistas, cuántos cantantes se han perdido porque no tuvieron una alternativa? Para mí Buenaventura necesita eso, más atención”.

Ahora Willy se concentra en su encuentro del sábado 27 de abril. “Esto es más que un concierto”, dice con plena seguridad. Y vaya que lo es porque lo cierto es que se trata también de un performance, de un acto casi teatral y musical donde Willy se reúne con sus amigos de antaño y rinde homenaje a músicos de La Suprema Corte, del Grupo Niche, a su gran amigo Javier Vásquez, con quien integró el recordado dúo de Son de Cali.

“Voy a llevarlos a un viaje, desde el presente hacia el pasado, vamos a tratar de que el público viva una noche mágica, de una historia contada y cantada”.

Cuatro temas claves para bailar con Willy García

'Escombros'
'Gotas de lluvia'
'Te amo'
'Amanecí con ganas de ti'

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Prensa Willy García - Especial para 90minutos.co

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En una entrevista con 90 Minutos, Willy García, reconocido músico y exintegrante de las orquestas Suprema Corte y Grupo Nichey compartió detalles detrás de la creación de la canción "A prueba de fuego".

Esta fue una pieza musical que capturó la esencia y el sentir de Jairo Varela en un momento particularmente difícil de su vida.

García relata cómo, junto al maestro José Aguirre, visitaban a Varela en su lugar de reclusión para discutir y escuchar las nuevas canciones que él tenía preparadas para futuros proyectos.

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"Creo que fue la primera versión que grabamos en la cárcel, él nos contó la canción (...) fue un momento difícil porque estábamos Jose Aguirre y yo, y al maestro se le entendía, su desespero, se notaba su ansiedad".

Expresó García.

Sobre la lucha personal de Jairo Varela

La letra, que reflejaba su lucha personal y sus pensamientos más profundos, conmovió profundamente a García y Aguirre.

"Él mostraba su inconformidad. Cuando él dice '¿De qué valió poner en alto, en lo más alto mi bandera altanera Si el premio que recibo, sin motivo, es una larga condena?', muy fuerte".

Manifestó.

A medida que trabajaban en la canción, García pudo sentir la impotencia de Varela, lo que hizo que su colaboración fuera aún más significativa.

"Cuando él dice 'sumo y resto y no he gana'o y a la cárcel me han manda'o con testigos prepara'os' yo empiezo a sentir la impotencia del maestro y entro a asumir el papel, 'falsa acusación, troncó mi libertad', él me ayuda cambiando cosas, pero fue como siempre lo hacíamos".

Juntos, refinaron la letra y los arreglos musicales, creando una obra que reflejaba la genialidad y la profundidad artística de Varela.

Para García, formar parte de esta producción fue un honor y un desafío. Aunque inicialmente estaba programado que interpretara la canción completa, Varela decidió cortarla un poco.

"Él me permitía que participara, tenía confianza en el trabajo y logramos hacer cosas bonitas".

Explicó García.

Sin embargo, el proceso de crear la canción fue para García un momento "entre triste y mágico", donde pudo presenciar la narración viva de Varela sobre su propia experiencia.

Al final, el trabajo conjunto entre Varela y García, con el aporte de la compañía y otros colaboradores, dio como resultado una obra que perdurará en la memoria de quienes la escuchen. "A prueba de fuego" no solo es una canción, sino un testimonio de la grandeza artística y la humanidad de Jairo Varela.

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