Entretenimiento

Salsa, a golpe de protesta social

Desde sus orígenes la salsa estuvo ligada al sufrimiento del pueblo, a los debates de esquina, a las penurias del barrio y de la calle. Un recorrido por una expresión que tiene en ‘Pablo Pueblo’ a uno de sus símbolos. Salsa en su estado más puro y callejero.

Salsa, a golpe de protesta social

Desde sus orígenes la salsa estuvo ligada al sufrimiento del pueblo, a los debates de esquina, a las penurias del barrio y de la calle. Un recorrido por una expresión que tiene en ‘Pablo Pueblo’ a uno de sus símbolos. Salsa en su estado más puro y callejero.

Compartir

Por: Gerardo Quintero Tello - Jefe de Redacción de 90 Minutos
Diseño: Giovanni Castro
Audio: Moisés Molina

“Están dando palos, golpes, bofetones, puños y empujones, allá en la galera tres”

Así cantaba Ismael Miranda, el niño bonito de la salsa, en uno de sus primeros discos de protesta. En aquellos convulsionados años setenta, Miranda decidió solidarizarse con los presos de la penitenciaría estatal de Río Piedras, conocida como Oso Blanco, allá en Puerto Rico, que denunciaban golpes, puños y empujones y decidió revelarlo a través de lo que mejor hacía, La Salsa, el género que comenzaba a identificarse con los oprimidos, los marginados, los callejeros.

Y es que la salsa desde sus orígenes siempre estuvo allí, con el barrio, con el pueblo. La salsa social fue una expresión que especialmente en la década de los setenta y algo de los ochenta tuvo un amplio espacio entre los artistas y una gran aceptación entre el público.

Hoy, en medio de la agitación que vive la ciudad y el país, algunos, sobre todo esa vieja guardia musical caleña, han recordado aquellos clásicos que se convirtieron en himnos de lucha, que sonaban en las marchas de hace algunos años y que simbolizaron la inconformidad con realidades que tal parece no han cambiado mucho.

César Miguel Rondón, el gran académico venezolano que escribió esa ‘biblia’ que se llama ‘El libro de la salsa’, recuerda que esta música siempre fue la voz del barrio, de los amores contrariados, de la vida precaria, de los ‘malandros’ y los desarraigados. Y razón no le faltaba a Rondón. ‘La calle está durísima’, cantaba en alguna época Joe Cuba, mientras Héctor Lavoe le contestaba que en los barrios de guapo no se vive tranquilo o se miden bien las palabras o no vales ni un kilo.

El escritor cubano Leonardo Padura habla del fenómeno salsa como una proyección social e incluso política, fruto de las realidades que vivían los latinos radicados en las grandes urbes del Caribe y, muy especialmente, la enorme legión de emigrados reunidos en Nueva York y necesitados no solo de los dólares que enviarían a sus islas, sino también de preservar sus señales de identidad, para lo cual acudieron a la que había sido su expresión natural desde los tiempos de la colonia y la trata de esclavos: la música y el canto.

“Mataron al negro bembón,
Mataron al negro bembón
Hoy se llora noche y día
Porque al negrito bembón
Todo el mundo lo quería
Porque al negrito bembón
Todo el mundo lo quería”

Este tema interpretado por Ismael Rivera con la orquesta de su compadre Rafael Cortijo en los años sesenta fue tal vez el primero que comenzó a denunciar la dura realidad que vivía la comunidad negra en Puerto Rico y aún más en los Estados Unidos.

Como bien lo recuerda el musicólogo y columnista de 90 Minutos, Wílmar Zambrano, antes de que hicieran su aparición en el firmamento musical  Willie Colón o Rubén Blades, para citar dos de los artistas más reconocidos en esta expresión, fue Cortijo y su combo los que se metieron de frente con la crítica social.

Ya unos años antes, en los cincuenta, Daniel Santos le había cantado al campesino pobre y desarraigado que tenía que regresar a su rancho sin haber podido comprar nada para su familia. Y ese lamento borincano se transformó en un símbolo para comprender cómo duele la pobreza y un ejemplo de la eterna frustración latinoamericana… “Y triste, el jibarito va pensando así, diciendo así, llorando así por el camino, qué será de borinquen mi Dios querido, qué será de mis hijos y de mi hogar”

Pero regresemos al ‘Negro Bembón’, Robert Téllez, escritor e investigador de la música afroantillana, sostiene que es evidente que esta composición de Bobby Capó denuncia los estragos del racismo y la inconformidad de quienes lo han padecido. Ante todo es una crítica a la exclusión social hecha desde la cultura popular y, de esta manera, Ismael Rivera se iba transformando, cada vez más, en la voz de la comunidad negra y pobre. Como le dice Téllez, “en el cantante de las víctimas del racismo”.

“Ese era el tiempo de la revolución de los negros en Puerto Rico. Roberto Clemente, Peruchín Cepeda, Romaní, entraron los negros a la universidad y salió Cortijo y su combo acompañando esa hambre, ese movimiento”, explicó el propio Ismael Rivera unos años después.

El germen de la protesta salsera comenzaba a gestarse. El escritor César Rondón define bien lo que llegaría a significar ese fenómeno que trasmutaría a la calle y sería allí donde encontraría su verdadera esencia: “La salsa pues, no tiene nomenclatura, no tiene por qué tenerla. La salsa no es un ritmo y tampoco es un simple estilo para enfrentar un ritmo definido… El barrio sigue siendo la única marca definitiva”.

“Si yo fuera presidente
Si yo fuera un presidente
Se acabaría la milicia
Los taxes se bajarían
Ese dinero se usara
Para el bien de la comunidad”

En 1972, con la salsa en pleno furor, nuestra cosa latina metiéndose en todos los rincones del New York latino y permeando el centro y sur del Continente, aparece un incontenible Frankie Dante. Este dominicano que era todo un marginal, un incomprendido, fue apartado por el sello Fania, por Pacheco y Massuchi que no valoraban su proyecto musical y comienza a producir unas fusiones poderosas, contestarias que serán parte del ‘underground’ salsero.

‘Presidente Dante’ hablaba del sueño de todos, de qué haríamos para ayudar a los otros si tuviéramos una migaja de poder para transformar la sociedad. “Si yo fuera Presidente no habría fuerzas armadas, las guerras se acabarían, los muchachos regresaran a casa, donde pertenecen”. En el Bronx latino, donde cientos de jóvenes eran enlistados para combatir en Vietnam, el tema de Frankie se escuchaba con fervor y con dolor.

“Hay que cambiar José, la Flamboyán le dice por qué
Hay que cambiar José, la Flamboyán le dice por qué
Queremos cambiar el sistema
Removiendo a todos los payasos
Si los políticos no cambian
La decisión vendrá muy pronto”

Y entonces llegó ‘Ciencia Política’ y Frankie, el incomprendido, fue aún más segregado y enviado al ostracismo porque su música era iconoclasta, subversiva, agresiva, antisistema. Pero su semilla quedó sembrada en quienes surgieron después y entendieron que allí había un bosque de inconformidades que el género podía reflejar, porque al final la salsa se afincaba en la calle, en la esquina, en los problemas cotidianos, “en la lucha por conseguir los cinco pesos”, como me dijo en una oportunidad Henry Fiol.

Unos jovencísimos Willie Colón y Héctor Lavoe lo entendieron pronto y aunque no eran tan filosóficos como Dante, también decidieron cantarle a las penurias del barrio, sobre todo a esa marginalidad, soledad y violencia que padecían los chicos latinos en ese barrio de ‘guapos’ que era el Bronx o  ¿por qué no? de cualquier calle de algún suburbio de nuestros países del sur de América.

Y fue así como estos ‘chicos malos’ le cantaron a la luna y el sol, dos calles estrechas y empedradas que corren paralelas por el viejo San Juan. ‘La radio bemba’ popular relató que estaban saturadas de prostitutas, malandros, casas de citas y bares de mala muerte… En este caso, cuenta Rondón, Willie Colón prefirió ubicar su música en las viejas calles boricuas porque estas, claramente, le permitían jugar más con la tradición de la violencia, haciendo mucho más global su canto, sacándolo de un contexto circunstancial para imprimirle una fuerza que iba mucho más allá de las anécdotas y las estadísticas.

Y allí, en ese mismo álbum, surgió también ‘El Día de Mi suerte’. “Pronto llegará el Dia de Mi suerte, sé que antes de mi muerte, seguro que mi suerte cambiará...” era la expectativa, un mensaje para sobreponernos al mundo que nos agobia, que esperamos que cambie, pero que solo un golpe de suerte -porque los pobres a qué más nos podemos aferrar- podría hacer que nos cambie la vida. La certeza era clara: un día, antes de que me llegue la muerte, estoy seguro de que mi suerte cambiará…

“Ahora me encuentro aquí en mi soledad
Pensando qué de mi vida será,
No tengo sitio dónde regresar
Y tampoco a nadie quiero ocupar.
Si el destino me vuelve a traicionar
Te juro que no puedo fracasar,
Estoy cansado de tanto esperar .
Y estoy seguro que mi suerte cambiará
Pero cuándo será!”

El año pasado, antes de que iniciara la pandemia, el escritor cubano Leonardo Padura estuvo en Cali presentando la reedición de su libro ‘Los rostros de la salsa’ y conversamos un poco sobre estos orígenes barriales de la salsa y su impacto en las composiciones. Y justamente en ese libro Willie Colón, que ya por los años noventa comenzaba su tránsito político hacia el Partido Republicano, entrega una contundente explicación sobre esa salsa social, con ‘comida’, como también la identificaba Fiol.

“Es que la salsa es como un periódico, una crónica de nuestra vida en la gran ciudad y por eso habla de temas como la criminalidad, la droga, la prostitución, el dolor, el desarraigo y hasta de nuestra historia de explotados y subdesarrollados. Ya no se habla de cortar caña o de la vida del campesino -aunque pueda hacerse y de hecho se haga-, sino de los problemas y del ambiente en que viven los latinos en el mundo moderno y las causas que los han llevado a ese estado”, explicaba el ‘Malo del Bronx’.

Y de seguro fue allí, en medio de esas reflexiones que hacía Colón después de separarse de Lavoe a mediados de los años setenta, cuando se lleva a cabo la unión de Willie con Rubén Blades y producen en 1978 el álbum ‘Siembra’, el icónico trabajo musical que marca un antes y un después de la salsa social y que se convierte rápidamente en un éxito mundial. Entonces, el intérprete panameño comienza a hablar de una Latinoamérica unida como Bolívar soñó y nos advierte sobre esa ciudad de plástico, “de esas que no quiero ver, de edificios cancerosos y un corazón de oropel, donde en vez de un sol amanece un dólar, donde nadie ríe donde nadie llora, con gentes de rostros de poliéster, que escuchan sin oír y miran sin ver, gente que vendió por comodidad su razón de ser y su libertad”.

Es en ese instante cuando Blades asciende al olimpo de los salseros-filósofos, nos sacude, nos reta y nos susurra con fuerza en el oído: “Estudia trabaja y sé gente primero, allí está la salvación, pero que mira, mira no te dejes confundir, busca el fondo y su razón “.

‘Siembra’ marca un antes y un después, al determinar que era posible el transcender los límites hasta ese momento imperantes en la música popular, específicamente en la salsa misma. ‘Siembra’ en sí mismo fue un asalto artístico, una protesta musical, una marcha sinfónica de sonidos, una revolución de sueños…

“Oye latino, oye hermano, oye amigo
Nunca vendas tu destino por el oro ni la comodidad
Nunca descanses pues nos falta andar bastante
Vamos todos adelante para juntos terminar
Con la ignorancia que nos trae sugestionados
Con modelos importados que no son la solución”

Este fue un estribillo que se instauró en cuanta concentración popular se adelantó en América Latina durante los convulsionados años ochenta, época de dictaduras y desapariciones. Un año antes Rubén había soltado un ‘numerito’ que fue directo al alma del obrero, del trabajador, del hombre del barrio, de la esquina, de la calle. Un disco que sonó como un cañonazo en el corazón del trabajador latinoamericano, ese que se parte el lomo en extensas jornadas de 16 horas y se pregunta hasta cuándo.

“Pablo Pueblo
Llega hasta el zaguán oscuro
Y vuelve a ver las paredes
Con las viejas papeletas

Que prometían futuros
En lides politiqueras
Y en su cara se dibuja
La decepción de la espera

Pablo Pueblo
Hijo del grito y la calle
De la miseria y del hambre
Del callejón y la pena”

Y es que ‘Pablo Pueblo’ trabajó hasta jubilarse y nunca le sobraron chavos, votando en las elecciones, para después comerse un clavo. En una entrevista con Leonardo Padura, el artista panameño dejó clara su intencionalidad. “Lo que me impulsó fue la convicción de que yo no era el único que pensaba así; siempre asumí que no estaba solo. Porque intuí que al igual que yo, la población iba a comprender mis canciones, se iba a identificar con los temas porque hablaba de nuestras interioridades, dudas, esperanzas, frustraciones y fracasos, y de nuestro humor y voluntad para seguir adelante”.

Pero además de los ya mencionados hubo otros artistas en los años ochenta que le apostaron a una salsa con contenido, antes de que llegara la ‘salsa monga’ y con sus letras eróticas cambiara para siempre el tinglado musical. Henry Fiol, el ‘Blanco que canta como negro’, también apuntó a cantarle a la injusticia, a la lucha por los cuatro pesos y la soledad de ese trabajador que diariamente tiene que rebuscarse en la calle.

Fiol siempre se preocupó por la temática social. En su versión de ‘Ahora me da pena’ relata la dura faena que era trasegar la Nueva York de los años ochenta. Unos años después, ‘Picoteando por ahí’ habla del rebusque, de la lucha diaria por sobrevivir en la calle, en lo que salga.

“Me levanto por la madrugá y no hay nada en la nevera
Me levanto por la madrugá y no hay nada en la nevera
No hay jugo, no hay pan
No hay leche tan siquiera.
Pero la busco (picoteando por ahí)
Y me defiendo (picoteando por ahí)
Yo me la busco (picoteando por ahí)
Y me despierto (picoteando por ahí)”.

Pero también en el 2009 lanzó ‘De la mano a la boca’, el disco que grabó en una plaza de mercado de Medellín y que refleja la dureza del trabajo y la angustia por llevar la comida para los hijos. Fiol fue de aquellos salseros que no le tuvieron miedo a cantarle a las injusticias, a la lucha, a los afanes en el barrio y en la calle.

“Yo soy un observador y veo la lucha que hay en Latinoamérica para ganarse los cuatro pesos. Aquí el que no tiene trabajo se tira a la calle a rebuscar. Siempre he creído que la salsa no tiene que ser música de escape, puede ser música con comida, con mucho contenido”, me reveló en una conversación que tuvimos hace unos años.

Otros experimentos musicales también intentaron acercarse a esa expresión. El Conjunto Clásico con Tito Nieves denunciaron el desarraigo y la pérdida de la tierra cuando nos revelaron que se marcharon Los Rodríguez, no se sabe para donde, dejaron su terruñito y se fueron del monte; Roberto Roena declaró su fidelidad con los desposeídos, pidió Agüita de ajonjolí  y que lo buscaran en los arrabales que abundan por la ciudad “porque con los pobres estoy”; Cheo Feliciano nos contó que cuando se llora en los entierros de mi gente pobre es porque se siente de verdad; mientras que Kim de Los Santos le cantó a ese sueño de todos los inmigrantes, a ese que se fue a dejar su vida al otro lado del río Bravo, pero que recogiendo tomates sueña con que un día progresará… “Una esperanza parte en avión, a un contrato que es un dolor, un par de brazos busca labor, porque en su tierra no la encontró” y hasta El Gran Combo nos confesó que no entendía por qué tantos van a la cárcel por robarse una gallina y al que se roba la granja nadie lo mira.

Todos estos artistas y otros más, en suma, no se escondieron y tocaron fibras sociales, políticas y económicas. Si una música ha sido altiva y levantó la mano para decir presente, esa fue la salsa. Por eso, como le enfatizó Rubén Blades al escritor Leonardo Padura, “hay más gente buena que mala y la prueba es que todavía existe el mundo, aunque nuestra irresponsabilidad hoy esté contribuyendo a enfermarlo y herirlo, pero es irreversible y por eso resulta importante explicar, a través de testimonios, lo que aún continúa siendo relevante: la influencia de la música popular y la posibilidad que plantea como contribución al desarrollo cultural, social, económico y político de América Latina y del mundo”.

VEINTE TEMAS IMPERDIBLES DE LA SALSA SOCIAL:

Lee más noticias

EFE

Raphael, el 'monstruo de la canción', se despidió de Bogotá entre aplausos

La gira de Raphael, seguirá este 25 en el Teatro de la Universidad de Medellín y terminará el 27 con una presentación en el Teatro Enrique Buenaventura de Cali.

La gira de Raphael, seguirá este 25 en el Teatro de la Universidad de Medellín y terminará el 27 con una presentación en el Teatro Enrique Buenaventura de Cali.

Compartir

El cantante español Raphael, se despidió este martes de Bogotá en medio de miles de aplausos que recordaron que a sus 80 años el público lo sigue considerando el "monstruo de la canción".

"No lo veía en vivo desde 2018 cuando promocionaba 'Infinitos bailes' pero sigue igual, su voz me encanta. Es el mejor del mundo, lo sigo hace 50 años"

Dijo a EFE María del Carmen López.

En esa ocasión recordó que ese álbum del artista tenía colaboraciones de Enrique Bunbury, Dani Martín, Pablo López, Rozalén y otros más.

La de esta noche en el Movistar Arena de Bogotá, como cada una de las presentaciones, fue una mezcla del presente y del pasado de su carrera. Cabe mencionar que son más de 60 años en los que ha recorrido América y Europa.

Los logros y los premios lo dicen todo. Él fue el primero en recibir el disco de uranio por las ventas millonarios de sus discos, algo que solo han conseguido artistas de la talla de Michael Jackson, Queen y la banda de hard rock británica-australiana AC/DC.

Lea también: Joan Manuel Serrat fue reconocido con el galardón de Princesa de Asturias 2024

Pasado y presente

Con su potente voz Raphael, se despachó con una primera descarga en la que incluyó temas como 'Mi Gran Noche', 'Yo soy aquel', 'Como yo te amo' y un largo etcétera de letras y melodías que llevan más de seis décadas marcado a generación tras generación.

"La canción que más me gusta es 'Yo soy aquel'. La letra habla del amor, de la vida y lleva un mensaje muy diferente a otras letras de una música que ahora se escuche y que no me dice nada".

Expresó a EFE Leonardo Contreras, que ocupó una silla en el segundo piso del Movistar Arena.

A Contreras lo acompañó una de sus hijas, Natalia, que mientras esperaba a que el show iniciara calentaba la garganta cantando temas icónicos del español.

"Crecí escuchando a Raphael, me gusta la música romántica, esa que le canta a todo lo bonito".

Dijo la mujer a la que no le importó la lluvia y el frío de la noche capitalina.

El artista regresó a Colombia con su gira musical Victoria Tour, en la que presentó su álbum 'Victoria', compuesto por el joven cantautor y pianista español Pablo López.

"Es un divo de la balada romántica, no lo dude", asegura convencido Contreras que dice tener "música de Raphael en todos los formatos".

Un artista de toda la vida

"Es la ventaja de un artista y de su público porque no es un artista de una temporada, es de toda la vida. Tengo acetatos, casetes, en Beta, CD y hasta programas enteros de presentaciones en España, la tecnología moderna lo permite".

Añade el seguidor.

Acomodándose a lo actual el show de hoy fue también un derroche de luces y colorido que no opacó al artista que se despidió de Bogotá, aunque él asegura que no hace giras de despedidas.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando interpretó 'Adoro' del fallecido Armando Manzanero y con el que tuvo una gran amistad que lo llevó en más de una ocasión a que la cantaran los dos.

Canción tras canción, sin telonero, Raphael agotó sus canciones y se bajó del escenario en medio de aplausos de su público que confían en que siga más años cantando para deleitar a los amantes de una música que se resiste a abandonar el escenario.

Artículo relacionado

Sigue nuestras redes sociales:

Lee más noticias

Entretenimiento

Aventura y diversión en Saipan Airsoft; un lugar para celebrar el Día del Niño

En Cali existe una alternativa de entretenimiento diferente, que le apuesta al trabajo en equipo, la estrategia y esfuerzo físico; ideal para los más pequeños en su día.

Aventura y diversión en Saipan Airsoft; un lugar para celebrar el Día del Niño
Saipan Airsoft.

En Cali existe una alternativa de entretenimiento diferente, que le apuesta al trabajo en equipo, la estrategia y esfuerzo físico; ideal para los más pequeños en su día.

Compartir

Contenido patrocinado:

El Día del niño es una de las celebraciones que más tienen presente los padres de familia, siendo una jornada dedicada a las actividades en compañía de otros niños o niñas; priorizando la actividad física y el canalizar todas las energías en labores lúdicas. 

Asimismo, existen lugares para niños en Cali donde se crean dinámicas divertidas para los más jóvenes mientras se tienen espacios seguros para que su día sea incluso más especial. Siendo el caso de Saipan Airsoft la mejor alternativa para los padres, pero aún más para los más pequeños de la casa. 

Gabriel Reyes es el fundador de Saipan y desde su experiencia, dedicación y acompañamiento, expone que las actividades son únicas y divertidas

“Tenemos espacios donde los niños disfrutan de las dinámicas. Creamos una narrativa para que el trabajo en equipo, la estrategia y la actividad física sea primordial en conseguir los objetivos que se fijan”.

Le puede interesar: ¿Sabía que se puede cambiar el idioma de los videos en YouTube? Conozca cómo

¿Qué se puede hacer en Saipan Airsoft?

Adicionalmente, Saipan Airsoft tiene actividades en zonas abiertas y cerradas; aunque normalmente se comparten ambos ‘campos de juego’. 

En el caso del espacio cerrado, existen varias secciones, con una temática futurista, teniendo incluso iluminación nocturna de colores como rojo o verde; además de tener espacios y ciertas equipaciones dependiendo del modo de juego, catanas de plástico y escudos plásticos tipo Swat.

Igualmente, en el sector a campo abierto la estrategia y trabajo en equipo sigue siendo vital para los niños que participan. Los barriles desgastados o manchados de pintura, una piscina sellada e incluso un carro abandonado, hacen de la escenificación un reto que proporciona mucha diversión. 

A su vez, el establecimiento cuenta con espacios de esparcimiento y dedicas también a eventos como cumpleaños e incluso educativos donde los colegios pueden llevar a cabo actividades: 

“En el paquete de niños ya son los menores de 12 años y tenemos ‘réplicas’ de gel (que disparan ‘balitas de agua’) y de láser, donde pueden hacer las ‘misiones’”.

Lea también: Alimentos prohibidos para perritos: No deberías darle esto a tu mascota

Asimismo, si busca “lugares para niños en Cali” no lo piense más Saipan Airsoft es una gran alternativa para que en el Día del niño, los más pequeños disfruten, se diviertan y aprendan de estrategias y de trabajo en equipo.

En el barrio Ciudad Jardín de Cali se encuentra ubicada la sede de Saipan, puntualmente en Cra. 106 #18-160. A su vez, tienen a disposición el número de WhatsApp 3176426574. 

Historia

Artículo relacionado

Sigue nuestras redes sociales:

Lee más noticias

EFE

Joan Manuel Serrat fue reconocido con el galardón de Princesa de Asturias 2024

El cantautor catalán se despidió de los escenarios en 2022 luego de finalizar con rotundo éxito su gira 'El vicio de cantar', en el Palau San Jordi de Barcelona.

Joan Manuel Serrat fue reconocido con el galardón de Princesa de Asturias 2024
EFE/Andreu Esteban

El cantautor catalán se despidió de los escenarios en 2022 luego de finalizar con rotundo éxito su gira 'El vicio de cantar', en el Palau San Jordi de Barcelona.

Compartir

Los Premios Princesa de Asturias reconocieron este miércoles el "referente cívico" del artista español y cantautor universal Joan Manuel Serrat; autor de canciones como 'Mediterráneo' o 'Penélope'. Al distinguirle con galardón en la categoría de las Artes de este 2024. 

Asimismo, Serrat ha grabado más de 500 canciones, más de 40 discos y ha puesto música a los versos de los poetas más grandes en español, como Antonio Machado, Miguel Hernández, Neruda, Benedetti, Alberti, Lorca o León Felipe. 

Por su parte, el jurado de los galardones ha resaltado de Serrat, cuya candidatura fue propuesta por el ex secretario general del sindicato Comisiones Obreras Antonio Gutiérrez; que se trata de un "referente cívico", defensor del diálogo frente a la crispación y un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones.

Lea además: Taylor Swift sorprende con 30 canciones de su ábum The Tortured Poets Department

Adicionalmente, el autor anunició en 2021 su retiro de los escenarios después de completar la gira 'El vicio de cantar 1965-2022'; que cerró con una memorable actuación en el Palau San Jordi de Barcelona el 23 de diciembre de 2022. 

Un latinoamericano de Barcelona 

Nacido en Barcelona el 27 de diciembre de 1943 -se autodefine como un "latinoamericano de Barcelona"-, es Licenciado en Ingeniería Técnica Agrícola y comenzó a tener mayor contacto con el mundo de la música en su etapa universitaria. 

Sumado a lo anterior, en 1964 se presentó en el programa de Radio Barcelona 'Radioscope' para jóvenes talentos, y pudo grabar su primer disco sencillo con la pequeña discográfica Edigsa; titulada 'Una guitarra' (1965), con cuatro canciones, incluida 'Ella em deixa', su primera composición. 

Ese mismo año entró en el grupo Els setze jutges (Los dieciséis jueces), que defendía su derecho a cantar en catalán, entonces prohibido por la dictadura franquista (1939-1975). 

Lea también: Marc Anthony anuncia concierto en Colombia por el ‘Historia Tour 2024’

Su adiós ha estado acompañado de múltiples galardones: el Consejo de Ministros le otorgó la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y obtuvo la Medalla de Honor de la SGAE. 

A su vez, el Doctor honoris causa por varias universidades españolas y latinoamericanas, posee, además numerosos premios:  

  • Medalla de Oro en las Bellas Artes y al Mérito en el Trabajo 
  • Grammy Latino honorífico 
  • Premio Nacional de Músicas Actuales 
  • Galardón Honorífico de los Premios de la Música. 

Serrat había sido propuesto en multitud de ocasiones para el Premio Princesa de Asturias de las Artes, galardón que el pasado año recayó en la actriz estadounidense Meryl Streep. 

Artículo relacionado

Sigue nuestras redes sociales: