Los riñones son dos órganos vitales que se encuentran en la parte media de la espalda, justo debajo de las costillas. Su función principal es filtrar los desechos y el exceso de agua de la sangre, convirtiéndolos en orina.
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Este proceso se lleva a cabo dentro de los riñones y la orina se transporta a través de unos tubos llamados uréteres hacia la vejiga, donde se almacena hasta que se elimina del cuerpo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales, muchas de las enfermedades que afectan a los riñones dañan unas estructuras pequeñas y cruciales llamadas nefronas.
Las nefronas son las encargadas de filtrar los desechos y regular los niveles de agua y sales en el cuerpo.
Cuando las nefronas se ven afectadas, el funcionamiento normal de los riñones puede alterarse. Lo que podría impedir que la eliminación de desechos se lleve a cabo de forma correcta y puede llevar a complicaciones graves, explica el NIH.
Asimismo, informan que hay varias causas que pueden afectar su funcionamiento. Entre ellas se incluyen el uso prolongado de ciertos medicamentos, lesiones físicas, y problemas genéticos.
Además, hay factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades renales. Como la hipertensión (presión arterial alta), la diabetes, o tener antecedentes familiares de problemas renales.
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Algunas de las afecciones renales más comunes incluyen los quistes renales, cáncer de riñón, infecciones, y piedras en los riñones.
Estas condiciones pueden variar en gravedad, pero requieren atención médica para prevenir daños mayores a largo plazo.
¿Cómo proteger los riñones?
Según el National Institutes of Health (NIH) las personas con un mayor riesgo de padecer enfermedades renales deben consultar con su médico sobre cuáles son los pasos a seguir, de forma que se adecuen a la situación de cada paciente, algunas de estas acciones podrían incluir:
- Análisis de sangre y orina: Esto podría ayudar a determinar si hay o no una enfermedad renal.
- Conozca y aprenda a manejar su presión arterial, diabetes o enfermedad cardíaca.
- Incluir en su dieta alimentos saludables para el corazón.
- Limite el consumo de sal.
- Mantener un peso estable.
- Limitar el consumo de alcohol.
- Evitar el consumo de cigarrillo.
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