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El disco navideño más vendido en la historia

El disco navideño más vendido en la historia

Por Gerardo Quintero Tello
Jefe de Redacción 90 Minutos
Diseño y edición de video: Giovanni castro @gallegogiovanni
Musicalización: Julián Páramo @somosanclamusic

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“Borinquen te quiero
Porque en ti nací
Y en ti fue que vi
El resplandor primero
Yo te soy sincero
Cuna enardecida
Serás bendecida
Aunque en ti moriré
Pero yo te cantaré
Desde la otra vida
Pero yo te cantaré
Borinquen desde la otra vida”

Cada diciembre de cada año, como si se tratara de una deuda no saldada, Héctor Lavoe vuelve y le canta a su borinquen desde la otra vida. Cumpliendo esa promesa que hizo en 1971, ‘El Cantante de los Cantantes’ regresa todos los diciembres y asalta las casas de todos los portorros con un sentido coro que dice: “mi canción se inspira no te ha de olvidar y yo te voy a cantar desde la otra vida, y yo te voy a cantar Borinquen desde la otra vida”.


Esa sentida promesa que hace el gran Héctor Lavoe, con una voz que sale del alma y que cada fin de año se escucha no solo en Puerto Rico sino en todos los países en los que navegó con su canto el hombre que respiraba debajo del agua se convirtió en Cali en el anuncio de las festividades de fin de año.

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Y es que es indudable que los caleños tenemos nuestra propia banda sonora navideña. Esa misma en la que Bobby Cruz nos recuerda que “se va pa’ casa e' Ramon a comer arroz con dulce
Y el rabito del lechón Y pasteles bien picantes, como los cocina flor, además de mucho turrón alicante y un buen palito de ron”.


Sí, sé que usted ya lo está tarareando y por eso le inyecto un poco más de nostalgia y le recuerdo ‘La Pascua de Navidad’, ese tema que también cantamos a coro en diciembre de la mano de Luis Felipe y su hermano Nelson González cuando nos piden a todos sus fanáticos: “Vamos todos a cantar, vamos todos a cantar, que está noche vendrá, vamos todos a cantar, vamos todos a cantar, que está noche vendrá”.
Eso fueron los años setenta y una década después llegó el Gran Combo con una fiesta inolvidable, la de Pilito, sí, esa misma tremenda rumba en la que nos recuerdan que:


“No te sobra tiempo de enero a noviembre
Solo hay tiempo pa’ trabajar
No te sobra tiempo de enero a noviembre
Solo hay tiempo pa’ trabajar
No importa, se está acercando diciembre
Que es fecha pa’ vacilar
Y tú no olvides, viene diciembre
Época de vacilar”.


Tampoco podemos olvidar a Cheo Feliciano que con el matrimonio de Cheverón con Salsa nos trae el sabor campesino del Puerto Rico rural. “Cheverón con salsa , cheverón con salsa, cheverón con salsa, cheverón con salsa. Y fue tan grande el amor la pasión con que se amaron que dos hijos procrearon orisingo y salsa dos”. Y qué decir de otro tema navideño del gran Cheo, que aunque no suena mucho en Cali, es una de sus bellas interpretaciones navideñas y se llama ‘Mapeye’, una hermosa interpretación del más puro raigambre popular de la bella isla de Borinquen.


“Hay vienen los reyes magos vacilando el Mapeye, Mapeye
(A bailar el Mapeyé Cheo se lo canta a usted)
Esta navidad le traigo todo lo que pida usted
(A bailar el Mapeyé Cheo se lo canta a usted)
El rabo, el rabo hay mira el rabo del lechoncito
Lo tiene pingueculao, tú no ves
(A bailar el Mapeyé, Cheo se lo canta a usted)”


Todo hay que decirlo, tal vez salvo el disco de Richie and Bobby todos los demás temas navideños posteriores tienen como antecedente el increíble éxito que tuvieron Willie Colón y Héctor Lavoe con su primera joya denominada ‘Asalto Navideño Número 1”, una producción de 1970 que hoy ajusta 52 años y que no para de sonar. Con su voz gastada de jibarito callejero, Jéctor la rompió en la escena salsera de Puerto Rico, pero la magia fue superior, porque lo que se creía que iba a ser un disco para que los ‘portorros’ se conectaran con Lavoe y Colón resultó siendo un tremendo palo navideño que trascendió fronteras y se convirtió en himno de las fiestas de fin de año en Ciudad de Panamá, Caracas, El Callao, Guayaquil y, por supuesto, Cali.

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“Ya van a empezar las fiestas
Las fiestas de Navidad
Y el jibarito cantando
A todos nos va alegrar
Vamos a que no recuerdan
El más remoto rincón
Se escucha al jibarito
Cantando su inspiración”

Entre los caleños, ‘Aires de Navidad’ se transformó en un disco evocador. Un tema que va directo a las emociones y que entre los salseros está cargado de nostalgias familiares y emotivas. Un claro ejemplo de cómo nuestra música no traza fronteras y que el gusto melódico no conoce límites. Un álbum que inicialmente nació de la mano de Willie Colón para estrechar vínculos con la fanaticada puertorriqueña y, especialmente, con los jibaritos que habían tenido que emigrar a Estados Unidos se convirtió en un suceso latinoamericano.


La cita fue en la primera semana del mes de diciembre de 1970. Se trató del primer álbum navideño de Colón y Lavoe y el sexto de estudio de la destacada orquesta que por aquellos años ya sonaba fuerte en el concierto latino. Atrás había quedado El Malo, The Hustler, Guisando, Our Thing y La Gran Fuga. Los chicos que habían impregnado del sonido del barrio a lo que ahora se llamaba salsa querían volver a sus raíces, a la bomba y la plena, al seis navideño y el aguinaldo, todos aires autóctonos de la Isla.


El destacado trombonista y director de la orquesta en la que descolló el joven Héctor Juan Pérez, luego conocido como Héctor Lavoe, lo explicó de esta manera: “Resulta que en las fiestas de Navidad en Puerto Rico existen dos formas de aguinaldo musical, el aguinaldo urbano y el aguinaldo jíbaro, pero en ambos se reúnen varios músicos de diferentes conjuntos jíbaros para conformar un grupo llamado parranda, que en el aguinaldo jíbaro se denomina trulla y en el aguinaldo urbano se llama asalto. Sobra decir que este nombre ha acarreado muchas confusiones”.


Y es que el término asalto navideño, como fue bautizado el álbum, provocó muchos debates, pero la verdad es que en países caribeños como Puerto Rico, República Dominicana y Cuba se le llamaba así a la costumbre en los barrios populares de iniciar los festejos navideños con la reunión masiva entre vecinos para cantar, bailar, reunirse en la esquina, tomarse un palito de ron y, cómo no, disfrutar de los manjares navideños.


Lo cierto es que Colón tuvo la maravillosa idea de invitar a Yomo Toro, un virtuo del cuatro Puertorriqueño, para acompañar esta ‘trulla’, como también se le denominaba en la lsla del encanto a estas reuniones decembrinas. Y no pudo ser mejor la decisión ya que Yomo, el embajador del Cuatro, reconocido como un baluarte de la música local, le dio un toque autóctono original al álbum que lo ayudó a catapultar como una de las diez grabaciones latinas más importantes de la historia. Con su música jíbara al hombro, Yomo Toro ingresó con este álbum a las grandes ligas de la Fania All Star y nunca más se iría porque su inquietante cuatro sonaría en múltiples producciones acompañando no solo a Colón sino también a Larry Harlow, Tito Puente, Jhonny Pacheco, Rubén Blades, Cheo Feliciano, Eydie Gorme y hasta Gloria Estefan, entre otros.

"Hay jíbaros que saben más
Y aquí queda demostrado
Soy un jíbaro guillado
Pero de jíbaro de verdad
Esta navidad, vamos a gozar
Esta navidad, vamos a gozar”

Con ‘Esta Navidad’, de la misma producción, la trilogía Colón-Lavoe-Toro se lanza sin miramientos a una fusión de la música ancestral puertorriqueña con los acordes salseros que tronaban en Nueva York. Para lograr ese sonido, Willie sumó a Jhonny Pacheco y Justo Betancourt, además de una banda que incluía al profesor Joe Torres en el piano, Milton Cardona en las congas, José Mangual en la percusión, y en los trombones al propio Willie Colón y William ‘Sweet’ Campbell. Una conjunción antológica de virtuosos que derivó en un álbum de culto.


César Miguel Rondón, autor de ‘El libro de la Salsa’, resume esta sumatoria de talentos de una forma contundente: Willie resolvió, a nivel de instrumentistas, los propósitos básicos de su tentativa, Yomo dio el toque típico y tradicional, mientras él se encargó de agregar todo lo referente al sonido de Nueva York”.


Para Rondón lo que logró Willie con esta producción fue captar toda esa audiencia en el público de la Isla y en toda esa vieja generación de Puertorriqueños que, a pesar de vivir en Nueva York, jamás se acoplaron al ritmo de la vida norteamericana como sí lo hicieron sus hijos. “Willie, con esto, se dio el lujo de romper lo que muchos veían como una simple barrera generacional a los efectos de la salsa y, sobre todo, de sus nuevos intérpretes, básicamente ‘neuyorricans’”, agrega el escritor.


El gran mérito de la producción es que no se trató de un simple rescate de los aires navideños de la Isla porque si los arreglos no hubieran incorporado la vertiente salsera simplemente no hubiese trascendido más allá de las fronteras marítimas de Puerto Rico. Lo más espectacular del álbum es que, por ejemplo, el primer gran éxito de Willie Colón en Venezuela, llegó de la mano de uno de los ocho cortes que hicieron parte de la producción, y es nada más ni nada menos que ‘La Murga’.


“Eh, vamos a bailar la murga
La murga de Panamá
Esto es una cosa fácil
Y muy buena pa'bailar
Ay tú tienes un ‘caminao’
Que me tienes ‘trastornao’
Y cuando bailas La Murga
Oye mamita que buena estás”

Pero regresando a los temas navideños del álbum, cuenta la leyenda salsera que Willie desde sus comienzos en el Bronx latino estaba muy sintonizado con los ritmos autóctonos de Puerto Rico, especialmente porque su abuela, Antonia Román, quien fue una gran influencia para el futuro músico, le cantaba la bomba y la plena, y los aguinaldos navideños.


En alguna oportunidad, un joven Colón en pleno crecimiento musical entró a un bar llamado ‘La Campana’, en Nueva York, para conocer a un interprete del cuatro del cual le habían hablado mucho, pero como Willie era menor de edad lo sacaron del lugar y se quedó con las ganas de ver a Víctor Guillermo Toro Vega, quien era mejor conocido como el gran Yomo Toro. Pasan los años, los éxitos comienzan a llegar y es a finales de 1971 cuando el afamado trombonista recuerda a Yomo Toro, le pregunta a Héctor Lavoe si lo conoce y este le refiere a un amigo, Robertito García, quien es el que finalmente logra que las estrellas se alinien y Toro participe en ese ‘asalto’ musical que se robó las navidades en Cali.

Mata de plátano, a ti,
a ti te debo la mancha
que ni el jabón, ni la plancha
quitan de encima de mi.
Desque jibaro naci
al aire llevo el tesoro
de tu racimo de oro
y tu hoja verde y ancha;
Llevare siempre la mancha
per secula seculorum.

El reconocido poeta Luis Llórens Torres, uno de los escritores más prolíficos y reconocidos de la Isla del Encanto, escribió unos versos muy sentidos que tituló ‘La mancha de plátano’, una de las expresiones más autóctonas de los boricuas para significar la pertenencia a su comunidad. Y es por eso que de seguro Willie Colón fijó en su mente la idea de que Yomo Toro apareciera en el álbum porque él representaba la esencia musical del jibarito, un artista ligado a la música campesina. En esencia se trató de una combinación perfecta: Yomo tenía todavía encima ‘la mancha de plátano’ de su ascendencia jibarita; Héctor Lavoe llevaba consigo toda la guapería y el tono arrastrado que le había aprendido a Jesús Sánchez Erazo, ‘Chuíto’, el ‘cantaor’ de Bayamón y, finalmente, Willie Colón, poseía toda la sapiencia del músico y arreglista brillante que podía integrar sonidos tradicionales con ese movimiento salsero y moderno que se imponía en Nueva York.

“Ya van a empezar las fiestas
Las fiestas de navidad
Y el jibarito cantando
A todos nos va alegrar


Vamos a que no recuerdan
El más remoto rincón
Se escucha al jibarito
Cantando su inspiración”

El cuatro era el sonido típico que Colón le quería imprimir al álbum y quién mejor que Yomo Toro, que era un jibarito de pura cepa, que tenía todavía encima ‘la mancha de plátano’ y era portador de todo ese acervo cultural, de las particulares formas de hablar y de los modos de vida tradicionales de los boricuas, para cumplir con esta apuesta musical.  La verdad es que Yomo siempre había estado ligado a la música campesina y ese sello era lo que estaba buscando Willie Colón.

Para completar, en la voz estaría el gran Héctor Lavoe que por demás sabía cómo interpretar al dedillo la música con la cual había crecido y le daba ese toque callejero que conectaba de manera nostálgica y emotiva con el público.

Lo que vino después fue simplemente una descarga sonora que invadiría con su sabor tradicional el fin de año de varios países del Continente y que en Cali se convertiría en el icónico tema que anunciaría la llegada de la Navidad.

Y es que hasta la famosa carátula del ‘Long play’ contribuyó al estruendoso éxito del álbum. El diseño y la foto realizada por Izzy Sanabria mostraba a Willie Colón disfrazado como Papa Noel, con un tabaco en la boca, un poco desprolijo, con la barba mal puesta y como si quiera arrebatarle un regalo a un Héctor Lavoe ataviado con un traje de elfo navideño.

Allí también, en esa expresión, cobró sentido para muchos fanáticos el nombre del disco, porque la imagen se podía interpretar como la disparatada irrupción de un Papá Noel y un elfo navideños falsos dispuestos a cometer un raponazo dentro de una vivienda.

Al final, el inolvidable asalto lo que se robó fueron las mejores fiestas de la ciudad y aún hoy no existe una casa caleña en la que la nostalgia no llegue como una ráfaga de melancolía cuando arrancan los cinco golpes del trombón de Willie, acompañado de la bella interpretación del cuatro de Yomo y la fantástica aparición del pregón arrastrado de Lavoe cuando arranca con  ese nostálgico ‘saludo a mi borinquen en Navidad’…

La única certeza musical es que cada año que pasa el ‘Cantante de los cantantes’ cumple con una cita ineludible en diciembre y su voz resuena como si acabara de estrenar su álbum.

 Y como los adioses a veces son tan difíciles, prefiero dejárselo a mi amigo Jéctor cuando en Aires de Navidad nos transmitió su  más bello mensaje…

“Y con esta me despido
Como esto es devoción
Que pasen un feliz año
Les deseo de corazón”.