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Negocio Salvaje: Mercado ilegal de fauna silvestre

Negocio Salvaje: Mercado ilegal de fauna silvestre

Por considerarse un país mega diverso, el tráfico ilegal de fauna silvestre en Colombia se ha convertido en un millonario negocio en el que los traficantes de fauna usan métodos crueles para capturar miles de animales de sus ecosistemas, de los cuales la mayoría mueren y muchos otros no regresan a la libertad jamás.

En el negocio; aves, ranas, serpientes y mamíferos como tigrillos y osos perezosos, son extraídos de sus hábitats naturales y entregados a los traficantes para que sean vendidos en el país y fuera de él.

Campesinos, pescadores y comunidades indígenas los capturan y los dejan en manos de cuidadores, que durante uno o dos días se encargan de mantenerlos con vida para luego entregarlos a los distribuidores, que previamente han recibido solicitudes vía telefónica, en la mayoría de los casos.

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Casi siempre, la gente busca comprar animales pequeños porque se cree que es más fácil cambiar su comportamiento; sin embargo, al adquirir crías de fauna silvestre no solo se genera un cambio en el comportamiento del animal, sino también en su alimentación y en su interacción, por lo que el individuo, casi siempre, pierde la posibilidad de volver al medio natural.

Éste, es un negocio criminal que va en aumento y se ha convertido, después del tráfico de estupefacientes y de armas, en la tercera forma con la que buscan subsidiarse los grupos ilegales en Colombia.

Sin embargo, ni siquiera los animales silvestres que son incautados, rescatados o entregados voluntariamente por la ciudadanía tienen garantía de un final feliz.

En Palmira, el Centro de Atención y valoración de fauna San Emigdio, de la CVC, es el sitio destinado para que llegue toda la fauna silvestre nativa producto de los decomisos, entregas voluntarias y de rescates en todo el departamento. Actualmente, hay cerca de unos 600 animales en el centro, que tiene poco más de 10 años de funcionamiento, y al cual llegan reptiles, anfibios, aves y mamíferos. Algunos en aparente buen estado y otros que han pasado por un proceso inadecuado con gran deterioro de su comportamiento, salud o alimentación.

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La tenencia de mascotas no es la única razón por la que se trafican animales silvestres; las especies son extraídas para vender su carne, sus huevos, sus pieles o comercializar otras partes de los animales.

Por 100.000 pesos un cazador extrae un flamenco rosado, lo traslada al interior del país sedado, atado y escondido en cajas de flores, y es el vendedor, el último eslabón de la cadena, el que lo comercializa a 2 millones de pesos. De la misma forma se trafican tigrillos, osos perezosos, chigüiros, guacamayas, loros y muchas especies más.

Tenga en cuenta que como todo negocio, existe porque hay quienes compran estas especies ya sea porque ignoran la ley, desconocen las especies silvestres o les parece divertido, lujoso, curioso y hasta excéntrico tener un animal de este tipo o ¿usted no conoce a alguien que tenga una lora en casa?.

El llamado es que se ponga la mano en el corazón por la vida de los animales. No compre ni venda fauna silvestre nativa o exótica.