Opinión

Un cuento bien montado

"El debate no es si queremos o no una Cali Inteligente; difícilmente uno podría oponerse a un concepto fundamental para la sostenibilidad de las ciudades".

Un cuento bien montado
Especial para 90minutos.co

"El debate no es si queremos o no una Cali Inteligente; difícilmente uno podría oponerse a un concepto fundamental para la sostenibilidad de las ciudades".

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Escuchar sobre Cali Inteligente suena fabuloso, con las declaraciones del alcalde Jorge Iván Ospina y las de Marcela Patiño, quien es la gerente de este proyecto, uno alcanza a sentir que Cali muy pronto será como Tokyo, Zúrich o París. Sin embargo, aquí el debate no es si queremos o no una Cali Inteligente; difícilmente uno podría oponerse a un concepto fundamental para la sostenibilidad de las ciudades. En ese sentido, estamos de acuerdo en una Cali inteligente. No obstante, el proyecto de acuerdo que se presentó y se hundió en el Concejo no es el que posibilita el desarrollo tecnológico, sino que es una autorización para constituir una empresa.

Dicha empresa tendría capital mayoritariamente público y con participación privada para operar los proyectos de Cali Inteligente, dentro de los cuales está el alumbrado público, la semaforización y las cámaras de seguridad, entre otros. Sin embargo, el proyecto de acuerdo 130 también autoriza al alcalde para entregarle a la nueva empresa los 142 mil millones de pesos de alumbrado público que anualmente tiene Cali, con lo cual esta empresa apenas al constituirse podría hacer contrataciones millonarias a dedo y manejar esa bolsa de recursos de forma indefinida.

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No es en vano que esta propuesta ha generado tanta polémica en la ciudad. Por un lado, es un cheque de al menos 142 mil millones de pesos que se le daría al alcalde y que pasarían al manejo del representante legal de la nueva empresa que, por ser mayoritariamente pública, sería puesto por la Alcaldía. Esto abre un boquete gigantesco porque permitiría que una empresa nueva, sin experiencia y sin la capacidad técnica, pueda contratar sin mayores limitaciones los recursos de alumbrado público y, en general, todos los recursos de los proyectos de Cali Inteligente. En últimas, sería crear una empresa dedicada a contratar de forma directa, un fortín de contratación a dedo. Si se quería un procedimiento exprés para contratar rápido y sin mayores obstáculos, esta empresa que propone el alcalde es la solución.

Esta historia ya la hemos visto antes cuando en 2009, en su primera Administración, el alcalde Ospina impulsó la creación de Girasol S.A, una empresa de economía mixta que pretendía asumir los negocios de la empresa de aseo Emsirva, que entraba en liquidación y que al final también debió ser liquidada por distintos cuestionamientos, entre ellos por no cumplir con los objetivos para los cuales se creó.

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En este caso, la creación de la nueva empresa no tiene sustento técnico. No hay un estudio de mercado que soporte la necesidad que manifiesta el alcalde y no es claro por qué dicen que dentro de las entidades que conforman a la Alcaldía, incluida EMCALI, no existe una que sea idónea y tenga la capacidad de operar los proyectos de Cali Inteligente. Aquí más bien parece que hay una necesidad de estructurar un negocio a la medida de unos cuantos, una pensión anticipada asegurada con los recursos del alumbrado público que quieren que la nueva empresa maneje sin control. Porque eso sí, hay un par de socios del alcalde que solo piensan en cómo llenar esas aberturas que tienen a cada lado de sus pantalones.

A pesar del hundimiento de la propuesta, el alcalde anuncia que insistirá en la propuesta; sin embargo, no le contaron a la ciudadanía que la iniciativa deberá empezar desde cero su trámite y estudio, no es una continuidad del ya presentado. Así lo contempla el Reglamento Interno del Concejo.

Seguiremos dando el debate. Ojalá que las fiestas decembrinas no sean el momento propicio para que la Administración pase este proyecto a la carrera y de espaldas a la ciudad. Este es un cuento muy bien montado y harán lo que sea necesario para sacarlo adelante. Y no lo digo yo, lo dijo la ingeniera Patiño.

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Columnas

Armando exposición

Pocas veces un nombre representa tanto y con tanta exactitud a una persona como Armando Rojas Flórez. Va Armando su vida en torno de la captura de instantes con una cámara fotográfica, porque considera que sólo con ella se le arrebata a la muerte aquello que no podemos controlar.

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Pocas veces un nombre representa tanto y con tanta exactitud a una persona como Armando Rojas Flórez. Va Armando su vida en torno de la captura de instantes con una cámara fotográfica, porque considera que sólo con ella se le arrebata a la muerte aquello que no podemos controlar.

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Pocas veces un nombre representa tanto y con tanta exactitud a una persona como Armando Rojas Flórez. Va Armando su vida en torno de la captura de instantes con una cámara fotográfica, porque considera que sólo con ella se le arrebata a la muerte aquello que no podemos controlar. No se le puede quitar todo a la parca claro, pero si con mucha sutileza y nostalgia la fotografía nos deja arañar algunos instantes de inmortalidad. Vive Armando relatos visuales a partir de las imágenes que su ojo mente –y la extensión del mismo, la cámara–, encuentra por ahí en la realidad a la que le toma el pulso. Sus fotos palpitan y hacen que la sangre entre en ebullición. Pueden ser de cualquier color, pero son Rojas, porque la pasión que le imprime a su trabajo y la que éste transmite, son su legado emocional, su transmutación vital, el lugar donde su memoria y su imaginación de funden. Su Flórez es con zeta, pero representa belleza, delicadeza y la certeza de que –en lo profundo de sus raíces–, como las flores, conserva la luz.   

Es viejo desde muy joven y ha debido soportar el chiste flojo de que es la cabeza más brillante de la fotografía, de la docencia, de la familia… de lo que sea. Es calvo y el poco cabello que corta al ras está plateado por las canas y rodea su base craneal. Sobre su frente resplandeciente reposan sus gafas al mejor estilo de los abuelos resabiados y de las abuelitas sabias. Es trigueño, con un bronceado eterno producto no sólo de su mestizaje sino del trabajo de campo. Siempre con chaleco, listo para la batalla de la calle, del caminante. Sus muñecas están forradas con manillas multicolores que hablan de cierto misticismo indígena o acaso de algún vestigio hippie. Su hablar es algo atropellado, trémulo siempre de emoción, apasionado por lo que hace y queriendo con el decir abarcarlo todo. No sabe tal vez que sus fotografías hablan por sí solas y que su dedo índice cuando oprime el obturador también activa su lengua, su emocionante racionalidad.

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Son 44 fotos. 44 jeroglíficos que cada quien interpreta desde su visión y sensibilidad. 44 razones para florecer y pasar por las dos estaciones de su exposición en la biblioteca de la Universidad Autónoma de Occidente: el color y el blanco y negro, con técnica infrarroja. Reconocido por Kodak Latinoamérica con sede en México, como el único colombiano que la ha trabajado desde 1.989 hasta la fecha con notable éxito, haciéndolo merecedor de premios en Inglaterra, España, México y Colombia. Asegura que se necesita una dosis de locura para soportar tanta realidad y muy probablemente se necesite otra como espectador para comprender que detrás de cada fotografía hay además de una historia, un concepto; porque una foto no se toma, se hace, se vive. No es simple intuición, sino conocimiento aplicado. La cámara únicamente es el instrumento a través del cual se expresa la mirada interna e intimista del mundo, las respuestas de la vida.

Lleva 29 años en la UAO como profesor, por supuesto de Fotografía y sus alumnos lo califican como un fotógrafo vehemente, un profesor sin límites en la tarea de generar interés por la materia y un ser que contagia positivismo. Ha dictado clase y talleres en la mayoría de universidades de la ciudad, en la que comenzó a estudiar y cuyos saberes que no cesan complementó en Inglaterra donde estuvo cinco años, a finales de los 80’s y principios de los 90´s. Cuando llegó de nuevo a Cali consiguió trabajo y esposa en Bellas Artes. Conny, es artista plástica, diseñadora gráfica y madre de sus tres hijos: Samuel, graduado en Diseño de la Comunicación; Santiago, bailarín clásico; y Alejandro, “el único cuerdo de la familia”, que estudió Mercadeo y Negocios. Son sus mejores obras, pero con el que danza ha tejido una conexión tremenda entrelazada con los hilos invisibles y potentes del arte. En la exposición hay unas fotografías experimentales impresionantes junto a él y con él; y el único fotomontaje que se atrevió porque la realidad no le era suficiente para expresar todo lo que sentía. No en vano imagen e imaginar tienen la misma raíz etimológica: imago, que significa retrato.

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El ala izquierda de la exposición, es la del color; aunque paradójicamente trate sobre aquella parte sombría que han dado en llamar la ‘Colombia oculta’, la nación marginada por el terror, la patria atribulada por la violencia: el campo, la ruralidad. Espacios y bellezas que la guerra no dejó ver por un buen tiempo, que estuvieron ocultos a los ojos de quienes desde las ciudades veían cielos distantes y plomizos, campos donde llovía plomo, que se encharcaban de sangre y que se inundaron de miseria. Son postales con las heridas del Páramo de las Hermosas, llenas de luminosidad y esperanza; con las grietas compasivas del Páramo de las Domínguez, que con su paisaje bucólico invita a la contemplación y el deleite; con el cerebro y el corazón del fotógrafo alineados con las huellas preciosas que gritan lo vivido y padecido por las personas –y también los lugares– en los límites entre Valle del Cauca y Tolima.

El ala derecha es la del blanco y negro, algunas de ellas en técnica infrarroja, que permite fotografiar uno de los espectros lumínicos invisibles al ojo humano. Una vaina que los mortales sólo habíamos visto que utilizan los militares y los francotiradores en las películas de acción, para ver y acertar en la noche. El blanco y negro invita a interpretar. Hay una fascinación por el pasado en la fotografía en blanco y negro, pero es más grande todo aquello que invita a pensar, a sentir, a evocar lo que sus tonalidades sugieren. El color es la realidad, pero el blanco y negro es la historia toda en una foto. Registro y trashumancia a otros espacios que trascienden lo físico. Algunos desnudos donde la belleza no está en las formas convencionales del cuerpo, sino en la contemplación estética. Amazonas con toda su grandeza y su reserva selvática y cultural. Haciendas fantasmales. En suma, un blanco y negro muy variopinto.       

Es aliado de la tecnología, un convencido del privilegio de tantas y tan trascendentales transiciones generacionales capturadas con la cámara. Eso le permitirá morir tranquilo, asegura. Ha sido el fotógrafo de más de una veintena de libros. Sin ambages afirma que la fotografía comercial es la que le da para la papa, y que la artística le otorga premios y satisfacciones espirituales, le alimenta el buen ego y el brío para no desfallecer. Una es trabajo y la otra trascendencia. Realidad y reflexión. Vida y eternidad. Evidencia y esencia. Expondrá en Cali con la Secretaría de Turismo y adelanta contactos con varias ciudades europeas: Frankfurt, Berlín, Madrid, París y Londres… para seguir Armando exposiciones.

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La Colombia afro no se puede quedar en el atraso

El Plan Decenal ha logrado entre otras, la visibilización de la riqueza y biodiversidad de la cultura afro y su aporte al patrimonio inmaterial, como el Plan de Salvaguardia de la partería y el plan de marimba y música, la gastronomía.

La Colombia afro no se puede quedar en el atraso
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El Plan Decenal ha logrado entre otras, la visibilización de la riqueza y biodiversidad de la cultura afro y su aporte al patrimonio inmaterial, como el Plan de Salvaguardia de la partería y el plan de marimba y música, la gastronomía.

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El 21 de mayo el país conmemoró el Día de la Afrocolombianidad para reconocer la contribución de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras en la construcción de país, pero también, para hacer visibles los factores de exclusión e inequidad que históricamente han caracterizado a quienes representan el 9,3% de los colombianos.

Según el Dane, el Índice de Pobreza Multidimensional, IPM, de esta población es del 30,6%, es decir, 11% por encima de la pobreza nacional, debido a factores como violencia, trabajo informal, bajo logro educativo y rezago escolar, entre otros.  Y aunque desde el Estado se han hecho esfuerzos para superar estas problemáticas, lamentablemente en nuestro país persisten prácticas de xenofobia, intolerancia y violencia en su contra. Un ejemplo de ello, es que entre 2013 y 2022, el reclutamiento forzado de menores en esta población, pasó del 12% al 17%.

Como vallecaucana conozco muy de cerca esta realidad pues nuestro territorio acoge al 30,4% de esta población en el país, es decir, poco más de 1.420.000 personas. Por eso, durante mi labor como Gobernadora del Valle del Cauca, creamos del Plan Decenal para la población Afro, el primero realizado en el país.

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Esta política se construyó con participación de la comunidad, instituciones públicas y privadas y la academia, para de incrementar el acceso de esta población a los programas sociales y económicos del departamento y mejorar sus condiciones de vida, a través de la implementación de acciones afirmativas. Precisamente, en el marco de esta iniciativa, tuve un gabinete participativo, con un muy alto porcentaje de hombres y mujeres de este grupo poblacional.

El Plan Decenal ha logrado entre otras, la visibilización de la riqueza y biodiversidad de la cultura afro y su aporte al patrimonio inmaterial, como el Plan de Salvaguardia de la partería y el plan de marimba y música, la gastronomía; el Proyecto de Ordenanza para la protección y salvaguarda del viche como bebida ancestral y artesanal, respecto a la producción y la comercialización; las celebraciones de la Virgen de la Asunción en Playa Renaciente y El Hormiguero, y el Festival Folclórico en Buenaventura, entre otros.

También, avanzamos en la educación al consolidar un enfoque diferencial étnico; desarrollamos modelos de atención integral en salud, apoyando la partería para reducir la mortalidad y morbilidad materno-perinatal, y con la academia, apostamos a la transformación, comercialización y uso de plantas medicinales. 

Así mismo, inauguramos el Observatorio contra la Discriminación Racial, con atención técnica, psicológica y jurídica a las personas afectadas, así como el proceso de elección de la Comisión Consultiva de Comunidades Negras Departamental. También, promovimos el emprendimiento, con proyectos productivos en quince municipios del departamento. Esto sin contar importantes proyectos de infraestructura en salud, turismo y transporte.

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Además, en mi calidad de directora de La U, dimos impulso a los nuevos liderazgos de esta comunidad en las regiones, en el marco de nuestro programa ‘Líderes para confiar’, apoyándolos y formándolos para que proyecten mejor su trabajo comunitario. Así también, promoviendo iniciativas en el Congreso para las comunidades más necesitadas.

Sin embargo, en el país quedan muchas cosas por hacer en favor de estas comunidades. La violencia generalizada es un factor que frena muchas iniciativas sociales y económicas. Por eso, es importante propender por una cultura política de paz, que garantice los derechos humanos, el desarrollo y el fin de la pobreza extrema. Para ello, se necesita la presencia integral del Estado, con la generación de desarrollo y oportunidades para la población. También, fortalecer jurídicamente al Sistema Nacional de Atención y Reparación a las Víctimas, con una mayor articulación entre las entidades nacionales y territoriales encargadas de hacer efectivo el goce de derechos de las víctimas.

La Colombia afro no se puede quedar en el atraso. Pienso que tanto desde el Gobierno Nacional como regional deben ponerse al día con esta comunidad en proyectos que incluyen una amplia agenda social, para fomentar la vivienda, salud, empleo, productividad, acueducto, saneamiento, educación, energía y justicia. Todos estos factores deben contribuir al fortalecimiento del tejido social, que permita reducir la pobreza y el abandono.

De mi parte, persistiré en mi compromiso para que, desde el escenario en que me encuentre, seguir trabajando por sacar adelante todo lo bueno que las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras tienen para dar al país.