Resulta una verdadera paradoja que el candidato que ganó por amplio margen en la primera vuelta de unas elecciones presidenciales, pareciera estar condenado a perderlas en la segunda. Pero eso exactamente parece estar ocurriendo con Gustavo Petro. El candidato del Pacto Histórico está más cerca de volver a perder en su tercer intento de conseguir el primer cargo de la Nación que en lograr revertir las tendencias.
De alguna manera se veía venir, las últimas encuestas reflejaban un aumento considerable en la favorabilidad del candidato independiente Rodolfo Hernández, un septuagenario aspirante presidencial, millonario, excéntrico y al que muchos han considerado como el 'Trump colombiano'.
¿Cómo fue posible que un exalcalde de una ciudad intermedia del país, al que pocas propuestas se le conocieron a lo largo de la campaña y al que tampoco le interesó asistir a debates hoy sea el fenómeno político electoral del país? Hay varios elementos de análisis que permiten dilucidar esta situación.
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En primer lugar, el exalcalde de Bucaramanga supo explotar la polarización que encarnaban los candidatos de los extremos. Al fracturarse la posibilidad de que Sergio Fajardo encarnara una verdadera esperanza de centro en el caldeado ambiente electoral nacional, Hernández recogió esas banderas, se estacionó en ese espectro político y con un discurso fuerte anticorrupción logró mover esas masas 'antitodo' que querían salirse de los extremos.
En segundo lugar, Hernández fue hábil porque al expresarse sin 'pelos en la lengua', diciendo una que otra barbaridad que alguna vez todos habremos querido decirle a uno de esos políticos bandidos que nos han gobernado, representó al ciudadano del común, le dio la posibilidad al hombre de a pie de que sintiera que ese señor mayor lo podía representar.
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En tercer término, Rodolfo Hernández fue inteligente al no dejarse llevar en el camino de la polarización, los señalamientos y los ataques personales que rodearon la campaña de Petro y 'Fico' Gutiérrez. Hernández se mantuvo al margen y dio la impresión de ser un 'viejo querido' que no estaba para pelear en política sino para ayudar a arreglar los problemas del país, así no se sepa a ciencia cierta cuál es su propuesta central.
El cuarto elemento fundamental para el exalcalde de Bucaramanga es que nunca se alió con los políticos tradicionales del país, no buscó su bendición, no se arrimó a esas figuras desgastadas, sinónimo de politiquería, clientelismo y corrupción y que muchos colombianos detestan, justamente, porque han explotado el Estado por décadas.
Hoy Rodolfo Hernández es el gran favorito para quedarse con la presidencia de Colombia el próximo 19 de junio. La campaña de Gustavo Petro no tiene dónde crecer, fue incapaz de conseguir nuevas vertientes electorales y se quedó con los mismos votos de hace cuatro años.
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A pesar de que por primera vez la izquierda en el país logra ganar una cita electoral presidencial, no le va a alcanzar en segunda vuelta a la luz de la actual situación política. Basta sumar los votos de 'Fico' Gutiérrez a los actuales de Rodolfo Hernández para entender que todo está consumado.
Hernández, el 'abuelo gruñón' que le pegó en la cara a un concejal, el hombre que dice que no tiene que robar porque es millonario, el que le importan muy poco las formas y las buenas maneras está listo para llegar al Palacio de Nariño. Solo tiene que esperar que pasen estos 20 días, no necesita asistir a ningún debate donde no ganará allí ningún nuevo voto.
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Sus electores lo disculparán porque al final también se trata de una elección en contra de… no en favor de… ¿Cómo recibirá el apoyo que vendrá de los expresidentes Uribe, Gaviria y Pastrana?
Será interesante observar cómo se deslinda de la operación paracaídas que arribará a su campaña. La verdad es que Rodolfo Hernández no los necesita, él ya ganó.
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