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Júbilo a la abstención

Solamente 1’524.491 personas en el Valle ejercieron su derecho al voto, lo que corresponde al 41,54% del total de votos habilitados en el departamento.

Júbilo a la abstención
Especial para 90minutos.co

Solamente 1’524.491 personas en el Valle ejercieron su derecho al voto, lo que corresponde al 41,54% del total de votos habilitados en el departamento.

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En la pasada jornada electoral del domingo 13 de marzo había júbilo por la gran participación de los colombianos, en especial de los vallecaucanos y de los caleños, por las grandes aglomeraciones, las grandes filas en cada uno de los puestos de votación.

Sin embargo, según información compartida por la Registraduría Nacional del Estado Civil, solamente 1’524.491 personas en el Valle ejercieron su derecho al voto, lo que corresponde al 41,54% del total de votos habilitados en el departamento, lo que demuestra que la gran ganadora en estas instancias sigue siendo LA ABSTENCIÓN.

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No solamente como punto de inflexión para los congresistas electos, si no también, para quienes ejercieron una labor de candidaturas que estuvieron diversas, peleadas y con ideologías muy diferentes entre unas y otras.

Una muestra de que, pese a la gran cantidad de personas que se vieron, a diferencia de años anteriores, aún con la falta de importancia al ejercer el voto, nos arrojó un nuevo Bloque Parlamentario. El Pacto Histórico se quedó con cinco curules, tres el Partido de La U, una del Centro Democrático, una de la Alianza Verde y uno de Cambio Radical, completando las 13 curules disponibles para el Valle del Cauca en la Cámara de Representantes. Una distribución con mayor opinión y que, por primera vez, no marca una tendencia.

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Lo que quisiéramos los vallecaucanos es que quienes llegaron al gobierno central y quienes repiten en su ejercicio democrático, es que trabajen sobre lo que ya está construido y no se pierda el proceso que se había adelantado con el Bloque Parlamentario anterior. Sin entrar en detalles, si fue bueno o malo la pérdida de congresistas, lo que esperamos de los elegidos es que puedan gestionar con urgencia proyectos viables y bajar recursos importantes para la región.

Por otra parte, quisiera destacar la diversidad que hoy existe en el Bloque Parlamentario del Valle del Cauca. Aplaudo que la democracia haya sido la protagonista de la jornada del pasado fin de semana, pero queda como reflexión y es la poca participación de los vallecaucanos en las urnas. Este punto deberá revisarse para quienes amamos el ejercicio de lo público y a la democracia. Deberíamos generar un análisis profundo de cuáles son los motivos por los que en nuestra región hay un alto porcentaje de abstencionismo, pero también, de qué nos quiso decir la ciudadanía el domingo que pasó.

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Quienes defendemos la democracia entendemos la importancia de tener estos espacios de participación y comprendemos que siempre será mejor debatir con ideas y utilizar el voto como herramienta de transformación de nuestro país.

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Matador y Rentería

Dos casos de violencia en contra de la mujer sacuden al periodismo nacional y a la mojigatería y doble moral de un país como Colombia.

Matador y Rentería
Especial para 90minutos.co

Dos casos de violencia en contra de la mujer sacuden al periodismo nacional y a la mojigatería y doble moral de un país como Colombia.

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La violencia de género no existe, y digo que no existe simple y llanamente porque la violencia no tiene género. Hay personas –independientemente de su sexo– que resuelven sus conflictos de forma violenta y personas que no, y porque haya algunos hombres violentos no podemos criminalizar a todo el género masculino.

Felipe Mateo Bueno - Especialista en Derecho Penal y de Familia

Dos casos de violencia en contra de la mujer sacuden al periodismo nacional y a la mojigatería y doble moral de un país que se deleita viendo arder en la hoguera virtual a quien ha logrado sacar la cabeza de este atolladero; la pérdida de sus empleos del caricaturista de El Tiempo Julio César González Quiceno, más conocido como Matador; y de Oscar Rentería Jiménez, periodista deportivo de El pulso del fútbol, de Caracol radio. Los suspendieron o despidieron o cesaron sus contratos; en lenguaje de la calle, los echaron, los botaron como se escupe el bagazo cuando se exprime buena parte del jugo que los llamó a sus filas. Al primero, porque el abogado Abelardo de la Espriella –energúmeno por otra caricatura en su contra–  desenfundó todo su arsenal de mezquindad arribista disfrazado de justicia para escarbar en el pasado del dibujante y atizar la hoguera de un hecho de violencia doméstica superado; y al segundo, porque los directivos de la cadena radial consideraron lesivo para sus oyentes una opinión sobre un caso de supuesto acoso de Achraf Hakimi, jugador marroquí de 24 años del Paris Saint-Germain, a una mujer de su misma edad en Francia.

Como en todos los escenarios mediáticos aquí hay cosas que no cuadran o que cuadran para descuadrar la vida de sus protagonistas. Matador es un tipo incómodo para el poder –y no me refiero al gobierno actual– para la oposición que no actúa sobre los preceptos de la inteligencia sino de la astucia no de los argumentos sino de las artimañas, no del bien común sino de los intereses particulares, en suma, de todo aquello que encarna y defiende con encono De la Espriella, un mestizo avergonzado que se cree europeo y parte de este jet set de miseria nacional. La arrogancia y sarcasmo con el que se refiere al episodio de la vida íntima de un personaje público, confirma su ética y moral deleznables. No está bien, jamás, nunca, bajo ninguna circunstancia, golpear a una mujer. Pero tampoco a un hombre. O a un homosexual, sea cual fuere su género e independientemente de cualquier condición. Pero ocurre, porque a pesar del paso de los siglos; la condición humana aún no supera la barbarie y la violencia como método para zanjar sus diferencias.

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Y entonces el país se rasga las vestiduras porque Rentería opina que una mujer de 24 años que va al apartamento de un hombre de 24 años, está en capacidad de saber, entender y manejar lo que pueda ocurrir entre dos seres humanos mayores de edad que de común acuerdo deciden estar solos en el espacio de uno de ellos. Y ese hombre es futbolista, famoso y con dinero; pero marroquí, que para los españoles y franceses es de categoría inferior. Bien nos dejó dicho el marqués de Sade que nada que no sea consentido y acordado puede suceder, absolutamente nada. Incluso si esas dos personas fueran pareja, marido y mujer, compañeros, o como quiera llamárseles; se necesita el consentimiento mutuo expresado o tácito para que ocurra lo que suele ocurrir entre dos personas que se gustan; se quieren, se aman o simplemente desean tener sexo. Y antes de hacer el comentario, el periodista advierte que tiene mamá, esposa, hija, sobrinas, etc. y que respeta a la mujer, pero invita a reflexionar sobre esas damas que buscan hombres famosos para arañar su fama y su dinero. Son cazadoras furtivas de las debilidades masculinas y las proclividades instintivas, que cambian de género una vez hacen públicas sus estrategias púbicas, mejor dicho, cambian la comedia por el drama.

Hay mujeres maltratadas, sí. Hay hombres maltratados, sí. Hay mujeres maltratadoras, sí. Hay hombres maltratadores, sí. Hay personas maltratadoras, sí. Hay violencia, sí; y esta debe combatirse para algún día erradicarse venga de donde venga y afecte a quien afecte. Así se mide el progreso de un individuo y de una sociedad. Todos en mayor o menor grado hemos cometido errores y algunos constreñido al otro con acciones inaceptables; con violencia verbal y/o física que no ha trascendido bien porque no ha alcanzado límites; o porque ocurre entre personas comunes y corrientes no arropadas por la fama. La violencia intrafamiliar, doméstica o bidireccional se manifiesta y mueve entre lo psicológico y lo físico; pero también en lo institucional, lo legislativo y lo judicial. Pero estos santos tribunales mediáticos y estas hogueras de condena en las redes sociales son una farsa; o por lo menos, una forma de expiar las culpas íntimas personales señalando y condenando a otros.

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Para citar sólo uno de los casos más aberrantes de maltrato del que poco se habla y que pareciera aceptado; baste con analizar el matoneo permanente contra la vicepresidente, Francia Márquez, un maltrato psicológico del que medio país se burla todos los días. Por negra, por su manera de hablar y vestirse, por su pasado y su presente, por el lugar donde vive y por cómo se transporta. Una cantidad de sandeces que obvian lo que verdaderamente importa: su valor, su compromiso, su condición de madre soltera y mujer luchadora y valiente; su inteligencia elemental y profunda y todas las virtudes que la hicieron merecedora de ser la única mujer latinoamericana incluida en el grupo de las 25 mujeres más influyentes del mundo. Si tratarla como la tratan en los medios y en las redes no es maltrato, entonces como sociedad estamos equivocados y aceptamos unas formas de violencia y condenamos con revictimización otras.

A Matador y a Rentería los condenaron al escarnio público, colgaron sus cabezas como escarmiento; los lapidaron en redes con insultos desde el anonimato y todo esto ocurrió; porque son figuras públicas que sirven para lavar la imagen de los medios a los que pertenecían; que necesitan revalidarse y de paso sacar del juego a quien incomoda por su pensamiento crítico a través de sus trazos; y a quien les cuesta mucho y del que acaso no obtienen gran rentabilidad. Cada vez matan menos periodistas, le comentó un reportero a Alfredo Molano alguna vez cuando lo entrevistaba por su exilio. El hombre de la mirada infinitamente triste le respondió con una sentencia lacónica: es que cada vez hay menos. La mayoría de los periodistas son estafetas y guardianes del poder, lacayos y mandaderos de sus patrones, y por sobre todas las cosas, piezas reemplazables del sistema. Matador y Rentería han hecho cosas más graves que las que suscitaron la pérdida de sus empleos, pero esta sociedad necesita condenados para expiar sus culpas y saciar su morbo; y sus verdugos, razones para justificar su voraz albedrío capitalista.  

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Reforma Laboral una oportunidad para reconciliar la sociedad

La reforma laboral es una oportunidad para reconciliarnos como sociedad y trabajar juntos por un objetivo común: mejorar la calidad del trabajo y aumentar la productividad del país.

Reforma Laboral una oportunidad para reconciliar la sociedad
Foto: Especial para 90minutos.co

La reforma laboral es una oportunidad para reconciliarnos como sociedad y trabajar juntos por un objetivo común: mejorar la calidad del trabajo y aumentar la productividad del país.

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Estoy convencido de que la reforma laboral es una oportunidad única para unir a nuestro país en un objetivo común: mejorar la calidad del trabajo y aumentar la productividad. Para ello, es fundamental que se realice una reforma que tenga en cuenta los derechos de los trabajadores y que promueva la contratación a término indefinido, la recuperación y diferenciación de la jornada laboral, el pago del 100% de las jornadas dominicales, entre otras medidas.

Entiendo que hay críticos que se oponen a esta reforma por temor a que afecte la generación de empleo en el país. Sin embargo, creo que estos temores están fundamentados en teorías económicas simplistas que no tienen en cuenta la complejidad del mercado laboral y las múltiples variables que influyen en la generación de empleo.

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Es importante tener en cuenta que la vulnerabilidad de las clases sociales, en particular de la clase media y empobrecida, es una realidad que no podemos ignorar. Los datos del DANE muestran que, durante la pandemia, la clase media de Cali se redujo en un 10,5% y la clase baja experimentó un aumento del 6,8% en la pobreza. Estos datos son alarmantes y deben ser una motivación para tomar medidas que protejan los derechos laborales y promuevan la generación de empleo de calidad.

Por eso, hago un llamado a todos los sectores para que, de forma conjunta, y superando las diferencias, construyamos la mejor reforma laboral que ha tenido el país. Debemos trabajar juntos para lograr una reforma que tenga en cuenta las necesidades y derechos de los trabajadores, pero también que sea viable y promueva el desarrollo económico del
país.

La reforma laboral es una oportunidad para reconciliarnos como sociedad y trabajar juntos por un objetivo común: mejorar la calidad del trabajo y aumentar la productividad del país. Debemos dejar atrás las diferencias y trabajar en equipo para lograr una reforma que beneficie a todos y todas

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Revivir la productividad y el empleo digno

En los próximos cuatro años tenemos que hacer una apuesta seria en competitividad, productividad e inclusión.

Revivir la productividad y el empleo digno
Foto: Especial para 90minutos.co

En los próximos cuatro años tenemos que hacer una apuesta seria en competitividad, productividad e inclusión.

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Cali necesita más empresas creciendo, innovando y generando empleos formales y dignos. No tengo duda que buena parte de nuestros problemas los podremos enfrentar con mayor contundencia si logramos lo que algunos llaman inclusión productiva; que no es otra cosa que permitir que más caleños y caleñas accedan a la generación de ingresos dignos, que les permita sostener a sus familias y tener calidad de vida. Ese es un reto en el que necesitamos toda la confluencia de los actores públicos y privados para que ese propósito se vuelva un anhelo alcanzable.

Cali hoy tiene una tasa de desempleo que ronda el 12%; sin embargo, el panorama se deteriora cuando vemos el comportamiento del empleo en los jóvenes y en las mujeres, por citar dos ejemplos concretos. En estos dos grupos poblacionales, la tasa de desempleo es significativamente mayor y eso abre unas brechas inaceptables en nuestra ciudad. Los empleos que se crean no son suficientes y, además, se concentran en población masculina mayor de 30 años. Aquí la inclusión productiva es, además, la puerta a la inclusión social.

En los próximos cuatro años tenemos que hacer una apuesta seria en competitividad, productividad e inclusión. Estoy convencido de que la mejor y más efectiva política social es la generación de empleos formales y dignos; sobre esa creencia, debemos orientar los esfuerzos desde la Alcaldía en el próximo periodo. Para superar los grandes retos que enfrentamos, debemos asimilar que tenemos un potencial aún no explotado plenamente; en gran medida, por fenómenos de exclusión por género u origen étnico, pero también porque no hemos sintonizado totalmente los objetivos del sector público y del privado.

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El primer paso para lograrlo es ponernos de acuerdo en la necesidad de estimular la generación de empleos formales. En ese sentido, resulta fundamental estructurar una estrategia de atracción de inversión privada nacional y extranjera, en particular en el sector de manufacturas y servicios de alta complejidad, para lo cual tenemos como aliados a InvestPacific, el Bureau de turismo o ProPacífico. Trabajar de la mano entre la Alcaldía y los privados es esencial para ampliar nuestra base productiva.

Sin embargo, eso no basta. Tener empresas productivas es apenas la mitad de la tarea, aunque es la base fundamental de una visión global de desarrollo que proyecte a Cali. En materia de educación y capacitación, es prioridad generar una oferta para incluir a los caleños, en especial a los más jóvenes, que les permita desarrollar habilidades en las nuevas tendencias y en lo que pide el mercado laboral en Cali. Para avanzar en equidad de las mujeres, será fundamental avanzar hacia un sistema de cuidado que permita que más mujeres; en particular madres, puedan acceder al mercado laboral sin las barreras derivadas de la asignación de los roles del cuidado del hogar.

Una buena idea también es que, con una estrategia de Territorios de Inclusión y Oportunidades que tenemos que revivir, enfoquemos esfuerzos en empleabilidad, capacitación y generación de beneficios para nuevas empresas que se establezcan en zonas de la ciudad golpeadas por la pobreza y la violencia.

Si alineamos nuestro talento humano con las necesidades del mercado y generamos una serie de estrategias para fortalecer el tejido empresarial de Cali, tendremos la posibilidad de que nuestra economía crezca más, se formalice y se generen oportunidades, en especial en esos sectores más excluidos donde tenemos un potencial gigante porque está compuesto por gente joven que se puede convertir en esa dosis de capital humano que necesitamos para afianzar nuestro camino hacia el desarrollo.

Sin embargo, es fundamental que en Cali recuperemos la autoridad, la seguridad ciudadana y reduzcamos la violencia. El prestigio y la reputación de Cali dependen mucho de nuestra capacidad de salvaguardar la vida y la integridad de la gente. Es muy difícil que una ciudad avance cuando todos los días matan a alguien, cuando hay estructuras de la muerte que van a sus anchas y se pierde el respeto por las autoridades. Una ciudad segura y en paz será el mejor destino para los negocios y las inversiones. Así revivimos a Cali.

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