Por Dilian Francisca Toro Torres
Los colombianos vibramos con las justas olímpicas de Japón que culminaron recientemente, gracias a los logros alcanzados por nuestros deportistas, como fue el caso del pesista, Luis Mosquera, con su medalla de plata o Mariana Pajón también con su triunfo de plata, y su compañero Carlos Alberto Ramírez, con el bronce, en el BMX; así como con las preseas de plata conseguidas por Anthony Zambrano y Lorena Arenas en el atletismo. Pero a veces, perdemos de vista que detrás de estas alegrías hay una montaña enorme de esfuerzos, dificultades y retos que nuestros héroes deportivos deben superar.
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Una muestra de ello son las motivaciones de la boxeadora Yeni Arias por alcanzar la gloria olímpica: mejorar la salud de su padre y su sueño de tener una casa propia. Son situaciones que desconocemos, pero que tienen un gran peso mental para los deportistas cuando además de competir, deben preocuparse por obtener los elementos básicos para vivir.
Por eso, estoy convencida de que nuestros deportistas deben ser mirados y tratados como profesionales. A ellos se les debe ofrecer las mismas garantías que a los demás trabajadores; como, por ejemplo, afiliación a la seguridad social, atención interdisciplinaria para potenciarlos integralmente, incentivos económicos y preparación académica, entre otras.
Generar este tipo de apoyos da grandes resultados, tal como lo demostramos cuando desde la Gobernación del Valle del Cauca impulsamos el programa Valle Oro Puro, con el cual después de 23 años, este departamento volvió a ocupar el primer lugar en los Juegos Nacionales y ganó por primera vez los Paranacionales.
Si bien con la Ley del Deporte Colombia ha avanzado en materia de política deportiva, hace falta continuar fortaleciéndola. Y es que para que el país alcance un mejor desempeño en este campo se necesita voluntad política, tanto en las regiones, como desde el gobierno nacional; escuchando a todos los actores del Sistema Nacional del Deporte, con el fin de poder atender esas necesidades de quienes son su esencia: los deportistas.
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La Pandemia desnudó las fallas del sistema regional del deporte. Vemos cómo los primeros en darle el apoyo a un deportista, después de sus padres, son los clubes y las ligas departamentales; pero hace falta una estructura financiera adecuada y una mayor preponderancia hacia el deporte en muchos departamentos. El Ministerio del Deporte debe ayudar con algunos recursos, pero los entes departamentales y municipales también deben apoyar.
Por eso, desde el partido de la U estamos impulsando un Proyecto de ley con el cual se pretende modernizar la legislación en materia deportiva que desde la Ley 181 de 1995 no se modifica integralmente y que permita una organización financiera, logística, técnica y deportiva que impacte a todo el sector.
Pero también debemos pensar en el deporte social y formativo. El primero, genera entre las comunidades la sana convivencia, la integración y fomenta los valores, mejorando la calidad de vida de la población. La formativa, mejora de una forma lúdica las capacidades y aptitudes de quienes lo practican, ayudándoles a ser mejores seres humanos. Tampoco olvidemos que las competencias deportivas impulsan el desarrollo económico y social de las regiones.
Para que continuemos celebrando con alegría el triunfo de nuestros deportistas, debemos seguir trabajando para que, a partir de escucharlos, construyamos políticas públicas que respondan a sus necesidades y puedan dedicarse a sus disciplinas; sin el peso mental de tener que resolver las dificultades cotidianas.
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