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El futuro va en tren

El futuro va en tren

Especial para 90minutos.co

El tren de pasajeros dejó de circular en Cali y el Valle hace algo menos de 30 años. La última vez que llegó a Jamundí pudo ser en la década de los 80, razón por la cual hoy no quedan sino unos vestigios como puentes oxidados, rieles sepultados por concreto y estaciones abandonadas como la de La Viga. Ese fue uno de los peores errores cometidos en Colombia, porque el abandono del tren condenó al país a un solo modo de transporte, mientras la tendencia es la opuesta, la multimodalidad.

Desde hace años se ha venido planteando en Cali la idea de tener un tren que, en principio, cubra al área metropolitana. Trazar una línea hasta Jamundí, otra hasta Palmira y una más hasta Yumbo, como en su momento lo tuvo el Ferrocarril del Pacífico, es una aspiración regional que, curiosamente, ha costado concretar; en buena medida, puede suponer uno, por falta de unidad de criterio de la dirigencia regional. Solo entre 2015 y 2016 se echa a andar la idea, en un esfuerzo articulador de ProPacífico, entonces orientada por Alejandro Eder; la Alcaldía de Cali, en cabeza de Maurice Armitage; la Gobernación del Valle, en cabeza de Dilian Francisca Toro, y las alcaldías de los municipios involucrados.

Los estudios iniciales arrojaron que la primera línea, por demanda y viabilidad, debe ser la que una a Cali con Jamundí, en un tramo de 24 kilómetros, que impacta a toda la cuenca de la calle 25, pasando por comunas como la 3, la 8, la 9, la 10, la 11, 16, la 17 y la 22, así como la zona de expansión del sur. Así mismo, cubre al municipio vecino, que en la última década se ha consolidado como ciudad dormitorio fruto de un boom inmobiliario, con un crecimiento de su población cercano al 30%. Ahí más que nunca es importante un modo de transporte eficiente, sostenible y capaz de absorber la demanda diaria de ese corredor. Ahí el tren es una buena idea.

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Celebramos que el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 contempla al tren de cercanías de la región como un proyecto estratégico. Siempre será buena noticia que esté incluido en la hoja de ruta del Gobierno Nacional, pero ya lo estuvo en los últimos dos planes de desarrollo, así que en este esperamos mayor concreción y que estén contempladas las obras. El mejor mecanismo de financiación es que la Nación aporte el 70% del presupuesto, mientras el 30% restante se lo distribuyen los entes territoriales. Asumir el 100% de las obras por parte de una Alcaldía o Gobernación excede su capacidad de comprometer recursos futuros.

El tren de cercanías será la espina dorsal de la movilidad sostenible de la ciudad región. Su llegada puede representar también una oportunidad para valorizar las zonas impactadas por su trazado, lo que puede precipitar una necesaria redensificación de Cali. Además, disminuye los costos y tiempos de desplazamientos de las personas, lo que puede significar un impulso para la productividad y el crecimiento de la economía regional.

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Desde luego, la llegada del tren no está exenta de riesgos. Identifico dos: el primero, es que esta obra no detone la urbanización de zonas verdes existentes entre Cali y los municipios involucrados; es fundamental que se llegue a una adecuada planeación del territorio para evitar una urbanización desenfrenada que rápidamente sature las redes de transporte y comprometan el equilibrio ambiental. El segundo riesgo es que no logre articularse con otros modos de transporte y deje por fuera a zonas alejadas. Por ejemplo, hay que mirar la forma de acercar a quienes viven en la ladera de Cali o en zonas como Ciudadela Terranova en Jamundí. En eso, la Autoridad Regional de Transporte desempeña un papel fundamental.

Este año es decisivo para la movilidad de Cali. El salvamento del MIO y la entrega de los estudios de factibilidad y los documentos que comprometan los recursos nacionales para las obras del tren servirán de guía para lo que viene en los siguientes años. El tren de cercanías es la obra de mayor impacto que podría tener la región y Cali, no podemos dejar que se nos escurra de las manos. Falta mayor compromiso de la dirigencia local y regional, construir un acuerdo fundamental: el futuro de Cali y del Valle va en tren. Hagamos posible que en 2028 o 2029 circulen los primeros trenes luego de 40 años de abandono y olvido del ferrocarril.

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