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En Cali se prohíbe a los estudiantes asistir a la escuela

En Cali se prohíbe a los estudiantes asistir a la escuela

DAVID esta triste, le tocó “pico y placa” en el colegio. Estudia en la zona rural de Cali  y debido a la falta de profesores un día a la semana tiene prohibido ir a la escuela.

DAVID no podrá asistir al colegio y tendrá que inventarse qué hacer en la mañana. Le gusta leer y aprovecha la vacancia obligada para leer un libro de mitología, como quiere aprender a dibujar y pintar realiza los ejercicios que un joven maestro de pintura le recomendó.  Pero le hace falta el colegio. Adora sentarse en el salón de clase cada mañana y sentir el olor de la cordillera. Es pequeño y un tanto cabezón, sus amigos le juegan bromas pero lo respetan porque es el mejor de la clase. A sus doce años cree que la escuela es un taller donde aprenderá a construir sus sueños y el lugar donde se siente más feliz después de su casa, situada en una loma desde donde divisa toda la ciudad.

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La primera vez que DAVID oyó hablar de “pico y placa” fue cuando multaron al conductor de la “guala” en la que en ocasiones se transporta en compañía de su madre.  Cuando ella le explicó el asunto sonrió y pensó: “las cosas que le pasan a los que tienen carro”.  Por eso le costó trabajo comprender porque le imponían “pico y placa”, porque le prohibían ir al colegio los martes, “como si tuviéramos carro, mamá”.

DAVID nunca ve noticieros porque cuando los pasan está en la escuela. Pero hoy, está pendiente de las noticias, silencioso, mirando de cuando en vez a su madre que plancha una pila de ropa cerca al balcón. La madre le sonríe intrigada y DAVID adivina que le va a preguntar. “Hijo, ¿Por qué estás viendo el noticiero? DAVID le responde con una sonrisa, sus ojos grandes y picaros la fulminan con destellos de amor.

Las noticias del día son horrorosas: “niña violada y asesinada por su padrastro”; “niño asesinado por un vecino”; “la policía busca una niña desaparecida”; “violador de una menor se declara culpable”. DAVID sintió miedo, miró de nuevo a su madre y trajo a la memoria el rostro de su padre, sintió un enorme alivio porque supo que ellos lo protegerían.  Apagó la tele y se dirigió al balcón.

-Madre no dijeron nada del “pico y placa” en el colegio. -Ya la dieron, una vez, no recuerdo cuando pero lo mencionaron. Le respondió la madre.

-Le pasan tantas cosas horribles a otros niños que no creo que les importe el “pico y placa” en el colegio. Reflexionó DAVID. Luego miró hacia la cordillera. “Detrás de esa montaña está mi escuela”, pensó. “¿La niña desaparecida estaría en la escuela?”, preguntó en voz alta. La madre no supo qué responder.

Mamá, ¿Quién manda en las escuelas? Preguntó de nuevo DAVID, pero esta vez la miró esperando la respuesta. El alcalde, hijo. DAVID retornó la mirada a la montaña, y de nuevo la interrogó, “madre, ¿será que pedimos hablar con el acalde y le contamos?  La madre, puso la plancha sobre una parrillita de alambre, se acercó a DAVID y le peinó los cabellos con los dedos. “Hijo, el alcalde tiene cosas muy importantes que atender. No creo que sea fácil hablar con él”. Y, ¿si le escribimos?, ripostó el niño. Bueno, hijo, escríbele. DAVID arrancó una hoja de su cuaderno y escribió:

“Señor alcalde, mi colegio tiene pico y placa y por esa razón no puedo ir a clases los martes. Le quiero pedir el favor de que nombre los profesores que faltan y le pague a mis maestras. Ellas nos enseñan muchas cosas y nos cuidan. Mi escuela está detrás de una loma, pero no es peligroso. Todo el mundo por aquí conoce a los profesores y los quiere, por eso no deben tener miedo de venir a enseñarnos. En las noticias vi que usted está consiguiendo mucha plata para construir unos puentes, le pido que también consiga plata para arreglar las escuelas y los colegios y para nombrar más profesores. Yo también quiero ser alcalde, cuando sea grande, y prohibiré el pico y placa en las escuelas.  Por favor, dígales a sus ayudantes que quiten el letrero de pico y placa que hay en la puerta de la escuela y que no digan nunca más que nos prohíben entrar a la escuela porque no hay profesores.

Atentamente,

Alumno DAVID,

Escuela Cacique Calarcá o Villacarmelo, Cali.”

DAVID leyó la carta en voz alta. Su madre la miró como si fuera la carta de un apóstol. La dobló y dijo con la voz entrecortada: “Le voy a pedir el favor a una persona que le haga llegar esta carta al alcalde, estoy segura que lo hará”.

ADENDA: Según datos recientemente publicados por el diario EL PAÍS de Cali, La Secretaría de Educación Municipal indicó que en Cali existen 94 instituciones educativas oficiales y 342 sedes. El 80% de ellas necesitan arreglos.  Un total de 270 instituciones educativas de Cali, tienen problemas en infraestructura, lo que representa un riesgo para los estudiantes.

La opinión de los blogueros no refleja el pensamiento editorial de 90minutos.co

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