¿Qué le dijo 'El Nazareno' a Ismael Rivera?

¿Qué le dijo 'El Nazareno' a Ismael Rivera?

Gerardo Quintero Tello
jefe de redacción 90 minutos
Diseño: Giovanny Adolfo Castro Gallego
musicalización : Julián Páramo

Un sábado de los primeros días de octubre de 1969, Pedro ‘Sorolo’ Rodríguez, un panameño habitante del popular y salsero barrio El Chorrillo, acompañaba al más grande de la historia de la salsa: ‘El Sonero Mayor’, Ismael Rivera, quien se dirigía a cantar sus éxitos en los populares carnavalitos.

Por aquellos días, ‘El brujo de Borinquen’ no la pasaba bien. Apenas habían transcurrido 36 meses desde que había cumplido su sentencia de cuatro años en prisión luego de ser apresado en 1962 por posesión de heroína en el aeropuerto internacional de Isla Verde, en Puerto Rico. ‘Maelo’ y el Combo de Cortijo habían regresado ‘cargados’ después de un ‘toque’ en Venezuela donde fueron premiados durante las fiestas de carnaval.

Algunas versiones dicen que durante una escala en Panamá los músicos aprovecharon para comprar la ‘merca’, pero lo cierto es que el único que resultó apresado y enjuiciado fue Ismael Rivera, quien no quiso ‘enlodar’ a su compadre Rafael Cortijo y decidió asumir la entera responsabilidad.

Los duros días con sus largas noches en la Penitenciaría Estatal de Río Piedras, en San Juan, llamada también El Oso Blanco, y la US Narcotics Prison Farm, denominada la Granja Penitenciaria de Narcóticos, ubicada en Kentucky, Estados Unidos, habían minado la confianza, pero no doblegado el fuerte carácter del salsero.

Pedro ‘Sorolo’ Rodríguez era un mulato oscuro de Chorrillo, en Panamá, que se volvió gran amigo del ‘Sonero Mayor por accidente’. Héctor Avilés, un escritor de salsa que tiene una página llamada Latino Music Café, relató que durante un encuentro con ‘Sorolo’ este le aseguró que por alguna razón mística, él sintió una voz que le dijo “encuentra a Ismael Rivera y háblale de mí”, en referencia al Cristo Negro. ‘Sorolo’ cuenta que no sabía cómo acercarse al ‘Sonero Mayor’, por lo que durante un concierto del artista en Ciudad de Panamá decidió escabullirse por detrás del escenario porque veía más posibilidades de encontrarse con el cantante. Estando allí, en medio del gentío y sin hallar a ‘Maelo’, se encontró con un amigo músico quien lo sorprendió al decirle: “’Sorolo’, ven conmigo, te voy a presentar a Ismael Rivera”.

La sorpresa fue inmediata y el encuentro con el artista
fue casi una escena surreal.


Maelo comenzó a observar a ‘Sorolo’ como si lo conociera de muchos años atrás, cuenta Héctor Avilés, luego le pregunto si tenía ‘tecata’ (droga) y el chorillano respondió que hacía mucho tiempo no usaba. Mientras eso sucedía, también se percató del deterioro físico del gran artista puertorriqueño y le susurró al oído que tenía que conocer a alguien que tal vez le salvaría la vida.

Aquí en Panamá tenemos un Cristo Negro milagroso; necesitas venir conmigo a Portobelo para que lo conozcas”, le dijo Sorolo y así comenzó esta historia.

Ese sábado de carnaval, de 1969, ‘Sorolo’ acompañaba a Ismael rumbo a Colón, donde daría el concierto. Cuando iban por Sabanitas lo hizo desviar a Portobelo, esa provincia de Colón que encierra una fe y devoción descomunal hacia la imagen del Cristo negro. Y es en la Iglesia de San Felipe donde cada 15 de octubre comienzan las peregrinaciones para rendirle culto a la imagen del Nazareno y a donde llegan personas de todas las condiciones sociales.

Y fue ‘Sorolo’ quien llevó de la mano a ‘Maelo’ para que comenzara su gran devoción por el Cristo Negro de Portobelo. El viejo Rodríguez, como testigo excepcional de aquel encuentro místico del ‘Brujo de Borinquen’ con el ‘morocho panameño’, recordó que cuando Ismael entró a la Iglesia y vio el Cristo tuvo un impacto profundo en su ser, se derrumbó y cayó de rodillas. En ese estado de meditación permaneció durante una hora. ‘Maelo’ salió con un rostro diferente, como si aquellas largas noches en prisión hubiesen quedado en el olvido. Fue tal la huella que esa experiencia religiosa dejó en el gran artista ‘incomprendido’ que al regresar al hotel en Ciudad de Panamá decidió entregarle a su amigo las jeringas y el mantel con los que ‘Maelo’ evadía su dura realidad.

Cuando Ismael entró a la Iglesia y vio el Cristo tuvo un impacto profundo en su ser, se derrumbó y cayó de rodillas.

El 13 de mayo es una fecha marcada en el album de los tristes recuerdos de los salseros. Un día como este, pero de 1987, a las 5:33 p.m., Ismael Rivera moriría en los brazos de amada madre, Margarita Rivera. Un infarto se lo llevaría de este mundo terrenal y lo pondría en el olimpo de los máximos íconos de la salsa. Y ahora cuando se conmemoran 35 años del fallecimiento de la voz más potente que ha producido la salsa en su historia y cientos de fanáticos se congreguen alrededor de su mausoleo, en el cementerio de Villa Palmeras, para honrar al artista que no quiso piedras en su camino, muchos recordarán la conversión del ‘Brujo de Borinquen’.

Que expresión tiene tu rostro 
Se refleja la alegría...
Y está rodeado de tanta hipocresía
Es El Nazareno
Que te da consejos buenos
A quién, no mires a quién
Dale la mano al caído y si acaso
Bien malo ha sido, dale la mano también”

Cuenta un viejo sabio de la tribu salsera, el escritor venezolano César Miguel Rondón. que cuando en aquel viaje Ismael conoció las fiestas del Cristo Negro su vida se transformó y vivió el momento más importante de su vida. En un programa de Radio Nacional, Ismael Rivera le hizo la siguiente confesión al escribano de la salsa: “Mira César, yo debo decirlo, yo soy un malandrito y siempre he sido un malandrito, y Dios quiera que no se te dañe el programa… Pero cuando yo vi eso en Panamá, cuando yo vi a ese señor que miraba bien fijo, como si me conociera, yo sentí algo bien raro, como si me estuvieran sacudiendo por adentro… Y no sé, yo cambié, a mi manera, tú sabes, pero cambié… Y no me interesa si la gente me cree o no, pero a uno, a veces, le pasan estas cosas en la vida, y bueno… Y por eso le canté al Nazareno, que es un Cristo negro como yo, y le canté esa canción que ahora es famosa y que no es más que un canto a la amistad, a la hermandad de mi gente, mi raza y mi pueblo, porque yo no puedo cantar más que estas cosas que son las que siento y vivo…”.

J. Fernando Quintero, reconocido hombre de la radio caleña y cultor de la salsa en la ciudad, resume ese encuentro espiritual de la siguiente manera: “La historia cuenta que lo que tres años en una prisión federal no pudieron hacer, lo hizo el Cristo de Portobelo: que Maelo dejara las drogas. Allí en Portobelo hay un busto del Brujo de Borinquen, además del rostro del ‘Sonero Mayor’ también aparece la figura del Cristo Negro, de una indígena, de una niña, la de Rosa Bonilla y la de Pedro ‘Sorolo’ Rodríguez, amigos del cantante fallecido en 1987”.

De hecho J. Fernando recuerda que fue tal la devoción que comenzó a sentir Ismael Rivera por el Cristo negro y el agradecimiento por los miles de fanáticos que lo  vitoreaban en los conciertos en el país centroamericano, que varias veces se le oyó confesar que si no hubiera nacido en Puerto Rico le hubiera gustado abrir los ojos por primera vez en la tierra canalera.

“La música de Ismael Rivera es un himno para las fiestas religiosas que se celebran en octubre. En las canciones del Sonero Mayor se practicó una especie de evangelización folclórica. La gran mayoría de personas que hemos visitado Portobelo llegamos allí ya conociendo la historia y el canto de Maelo al Nazareno. Al llegar el 21 de octubre, se recuerda y se agradece a Ismael toda su labor, todo su trabajo de difundir la fe y el fervor en el Cristo Negro, eso lo hizo Maelo en el ámbito nacional e internacional  a través de sus canciones, en vida y después de muerto”, explica el exdirector de Olímpica y Caracol Stereo.

“Hazle bien a tus amigos”


En 1974, cinco años después del encuentro del gran Maelo con el Cristo Negro de Portobelo, se inmortalizó aquello de ‘es el Nazareno que te da consejos buenos, a quién no mires a quién, dale la mano al caído y si acaso bien malo ha sido dale la mano también’.

‘Sorolo’, el amigo de El  Chorrillo en Panamá, sabía que el compositor Henry Williams había escrito una canción para ‘El Sonero Mayor’. Sin embargo, Maelo transformó una canción religiosa (El Nazareno) en todo un homenaje al Cristo Negro de Portobelo con sus soneos y destreza para entrarle al montuno.

Maelo transformó una canción religiosa (El Nazareno) en todo un homenaje al Cristo Negro de Portobelo

En todos estos discos, como siempre, fueron claves los arreglos del gran pianista cubano Javier Vásquez, un talentoso músico que se paseó por diversidad de orquestas y que mantuvo el tono de la Sonora Matancera. Vásquez era el director de Los Cachimbos y se echó encima todos los arreglos cantados por ‘El Brujo de Borinquen’.

En ese mismo álbum de 1974, grabado con el sello de Tico Records, además del ‘Nazareno’ retumbaron melodías salseras que hoy hacen parte de verdaderos clásicos del género: ‘Qué te pasa a ti’ y ‘El Niche’, ambas composiciones del gran Bobby Capó, el poeta estrella que le escribía a Maelo, sacudieron el ambiente musical. Tampoco se quedaron atrás ‘Traigo de todo’ y ‘Orgullosa’, de don Pedro Flores y si le faltaba algo a esa producción, allí estaba ‘Yo no quiero piedras’, de Enrique Boné, que más bien parecía una letanía de Rivera en espera de mejores tiempos.

“Hazle bien a tus amigos
Y ofréceles tu amistad
Y verás que a ti lo malo
Nunca se te acercará
En cambio todo lo bueno
Contigo siempre estará
¡Óyelo!”

Dicen los que saben que después del momento sublime con el ‘negrito lindo’, Ismael Rivera y sus Cachimbos comenzaron a apagarse, la producción musical no volvió a ser la misma. Sin embargo, hay que reconocer que la suerte no estuvo del lado del artista que ‘cuando ya se divertía no sé de donde una voz vino a escuchar’. La compra del sello Tico, para el cual Ismael grabó todas sus producciones desde la separación de su compadre Cortijo, por parte del monstruo Fania cambió para siempre la versatilidad del gran artista de la Calle Calma.

El escritor César Miguel Rondón lo cuenta sin ambages: “Sucedió que Rivera, que de una u otra manera siempre se había opuesto a los manejos y criterios de los empresarios de la Fania, se vio súbitamente sometido a unos nuevos jefes que lo obligaron a un trabajo distinto, considerablemente alejado de su estilo tradicional”.

El hombre de las caras lindas ya no era feliz, a pesar de que lo gritara a los cuatro vientos en 1975 cuando grabó con el sello Vaya ‘Soy Feliz’ y ‘Las Tumbas’ los dos únicos discos que se salvaron de un álbum soso, poco consecuente con la magia que siempre había desplegado el hombre que le cantó a La Perla.

Su resistencia a la Fania y a sus designios lo ubicaron en un sitial de rebeldía. La compra por parte de Fania del sello Tico supuso un quiebre para el gran sonero que no estaba dispuesto a romper su tradicional estilo, a pesar de las exigencias del sello newyorquino. Por eso optó por esconderse, grabar menos y asumir una resistencia pasiva con la secreta esperanza de que Fania lo liberara, le rescindiera su contrato, le permitiera desplegar sus alas creativas. Pero el emporio no lo permitió y en la oscuridad de los negocios de la música de aquellos años el sello prefirió tenerlo en casa, aunque ya no cantara mucho o sacara eventuales producciones de baja calidad porque para ellos era preferible cortarle las alas a dejarlo libre generando ganancias en tierras enemigas. Así era la mezquindad de aquellos años.

“El Nazareno me dijo
Que cuidará a mis amigos
Dale pa'lante, pa'lante, pa'lante, pa'lante, pa'lante como un elefante,
Maelo no dejes que te tumben tu plante
El Nazareno me dijo
Que cuidará a mis amigos”

Al mismo tiempo que la felicidad del Brujo de Borinquen se apagaba, el hombre que pedía a gritos ‘no más piedras en su camino’ iniciaba un tránsito doloroso. El final de la década setentera lo recibía con una dolorosa realidad: aquella potente voz de sonero que tanto nos deleitó comenzaba a marchitarse. Ya se hablaba de su pérdida de vigor y efectividad, de los excesos de la vida privada que habían comenzado a pasarle factura. Sus últimos cantos avizoraban una realidad incuestionable, El Sonero Mayor ya no alcanzaba el tono, la pérdida de la voz era un hecho cierto. Solo la veteranía y ese canto de rumba ‘que se vacilaba como quería porque era un cantante de la vieja escuela’ salvaba las angustiosas presentaciones en vivo.

Y a pesar de que el trajinado caballo tenía el cuerpo golpeado y la voz gastada por tantas luchas y excesos, Maelo se las ingenió para seguir entregándonos ese pasaporte para un viaje musical y para traernos salsa con mil cositas buenas. ‘De todas maneras rosas’ es solo un ejemplo de cómo a pesar del bajo tono que mantuvo en el tema, el Sonero Mayor se las ingeniaba para raspar el soneo, alardear con sus fraseos y evidenciar toda esa sabiduría de viejo cacique de la tribu.

La amistad con Pedro ‘Sorolo’ Rodríguez perduró en el tiempo. El hombre que de alguna manera salvó la vida del Sonero Mayor que navegaba por las turbulentas aguas de la adicción a la  heroína siguió de cerca a su amigo. Vivió un tiempo en Nueva York con Ismael y le ayudaba en la preparación de los conciertos. Después, ‘Sorolo’ regresó a Chorrillo en Panamá, su tierra, donde su fama de gran cocinero de pescados y mariscos se hizo grande, pero sin duda fue la estrecha amistad que cultivó con ‘El brujo de borinquen’ lo que lo puso en la mira de nativos y turistas. En su restaurante ‘Mi Jaragual’ tenía pintado a la entrada el rostro de Maelo y al lado una figura completa del Nazareno, con una frase que resumía todo un pasado de misticismo: ‘Qué expresión tiene su rostro, se refleja la alegría’.

‘Sorolo’ falleció el 4 de enero de 2020 y esta leyenda del barrio del sabor y del pescado se fue a reunir con su viejo amigo músico que siempre le agradeció su encuentro con el ‘negrito lindo de Portobelo’ y que lo inmortalizó en uno de los soneos: 

“! Oye bien mi amigo, ¡oye bien!  El Nazareno me dijo
Que cuidará a mis amigos…
Con Sorolo, con Lamerito y Cuñón

Voy pa' Portobelo a cargar el Negrón”

‘Sorolo’ y Maelo se fueron a su encuentro con ‘El Nazareno’. Y acá en la Tierra los seguidores de ‘El brujo de borinquen’ este 13 de mayo elevarán una oración al Cristo negro de Portobelo para recordar que hace 35 años se fue el más grande sonero de la historia de la música afrocaribeña.

La cita es en La Casa Latina



Hoy será un día de festejo y recordación en Cali. Ismael Rivera es el rey entre los amantes de la salsa y hoy en la Casa Latina, la misma del DJ Errante, Gary Domínguez, habrá un encuentro especial, una suerte de ceremonia mística alrededor del ‘Brujo de Borinquen’. Allí, en el mismo lugar donde la bienvenida es un enorme mural que muestra en detalle el hermoso rostro del gran Ismael Rivera, cientos de sus fanáticos nos reuniremos para orar por el alma rumbera del artista que nos revelo que eso de que la ausencia causa olvido es una gran mentira.


Este viernes 13 de mayo, La Casa Latina realizará su gran video audición en homenaje al gran Maelo. Gary Domínguez, el loco amado de la salsa caleña, arrancará con un documental de la Universidad Sagrado Corazón llamado ‘El Retrato en Boricua’. Posteriormente habrá una revisión de toda la discografía de Ismael Rivera con la Panamericana, Cortijo, Kako y su Trabuco, Los Cachimbos, Fania, además de una serie de video-homenajes.

Cali es ‘Maelo’, solo pudo estar una vez en esta ciudad, pero aquí al gran Ismael Rivera se le idolatra como únicamente esta ciudad lo puede hacer. La cita es en la Casa Latina donde el Sonero Mayor tiene su olimpo salsero.

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