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Mujeres que inspiran: María Isabel Ulloa, directora de Propacífico

Mujeres que inspiran: María Isabel Ulloa, directora de Propacífico

Exclusiva para 90 minutos.

María Isabel Ulloa, directora de Propacífico, es una mujer cuya determinación y vocación de servicio la guiaron desde temprana edad.

Cuando estaba pequeña, su familia la involucró en actividades políticas, llevándola a encuentros y presentándole el mundo del servicio público. Desde los 12 años, María Isabel tenía claro su sueño de convertirse en abogada y trabajar en el ámbito público.

"En ese momento yo decía quería ser política, pero realmente lo que estaba forzando de mí eran como unas ganas del servicio grande".

Su trayectoria en el servicio público

Tan pronto como se graduó del colegio, se dirigió a Bogotá para estudiar derecho, no con la intención de ejercerlo, sino como una herramienta para el servicio público.

Rápidamente, se sumergió en el mundo laboral, ingresando como pasante al Ministerio de Hacienda, donde tuvo la oportunidad de relacionarse con el Congreso desde su séptimo semestre de la Universidad.

“Tuve responsabilidades muy grandes, incluso sin haberme graduado. Luego terminé siendo viceministra de Minas a los 32 años y ese fue mi último cargo público".

Después de dos años, renunció y decidió trasladarse a Cali junto a su esposo. Además, para esta mujer de cabello castaño y ojos alegres, era la oportunidad perfecta para servirle a su ciudad.

"En eso estaba Propacífico terminándose de gestar y el anterior director, Alejandro Eder, me invitó a ser parte de este equipo y no lo dude".

Así pues, recién llegada de su licencia de maternidad de su primera hija, le otorgaron el cargo. "Aquí estoy desde hace cinco años feliz liderando esta organización", afirma con orgullo.

Apoyo familiar

Para María Isabel, hacer posible lo imposible se convirtió en su mantra. Día tras día, trabajaba para lograr cambios significativos en la sociedad. Sin embargo, reconoce que nada de esto habría sido posible sin el apoyo incondicional de su familia.

Sus padres siempre la respaldaron en su educación, inculcándole la importancia de perseguir sus sueños.

Ahora, casada y madre de Eugenia y Paulina, María Isabel encuentra en su esposo, Alejandro, un socio de vida fundamental. Compartir ideales y contar con una red de apoyo sólida ha sido indispensable para enfrentar los desafíos tanto en lo personal como en lo profesional.

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Su historia como mamá

Además de soñar con ser política, siempre supo que quería ser madre. Su naturaleza maternal la guio a lo largo de su vida, incluso asumiendo roles de cuidado hacia su hermana menor.

"Siempre he sido muy maternal, yo fui como la mamá de mi hermana menor. Siempre fue un objetivo y ahora que lo soy me ha tocado el reto de hacerlo todo".

Convertirse en madre ha sido un reto, pero también una experiencia gratificante que la ha inspirado a continuar luchando por un mundo mejor, no solo para sus hijas, sino para todas las mujeres que sueñan con hacer posible lo imposible.

"Si uno decide quedarse en la casa, perfecto, pero tenemos que darnos la oportunidad de intentarlo y elegir bien a ese socio de vida para hacer todo y hacerlo bien".

A pesar de ser una mujer exitosa y privilegiada, su camino ha estado marcado por esfuerzos y sacrificios. Además, conoce de cerca las historias de mujeres que, a pesar de tener talento y capacidades, se ven limitadas por la falta de oportunidades y apoyo.

"El marco de Compromiso Valle, hemos conocido a demasiadas mujeres que no tienen la posibilidad y nos rechazan oportunidades de empleo porque no tienen quien les cuide sus hijos, no hay esa red de apoyo".

Encaminada a sus sueños

Cabe resaltar que, Compromiso Valle es un vehículo de impacto colectivo que, a través del diálogo directo y la escucha activa, reúne y articula comunidad, empresas, líderes sociales y fundaciones para aportar al cierre de brechas sociales del Valle del Cauca.

Por ese motivo, María Isabel está decidida en hacer todo lo que esté en su poder para ayudar a las mujeres que enfrentan obstáculos similares.

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"Uno tiene que creer en los sueños y no temerle a las adversidades ni a los rechazos. Hay que tener la fortaleza de tener hijos, pero seguir los sueños y tener una pareja que ayude a potencializar la grandeza".

Para María Isabel es importante reconocer y valorar las diferencias entre hombres y mujeres, y cómo estas diferentes perspectivas podían enriquecer el panorama laboral y social.

"Hay que poner en la mesa esas miradas diferentes. Las mujeres somos ejecutoras, tenemos la capacidad de hacer muchas cosas a la vez y hay que aprovecharlo, nos necesitamos mutuamente".

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