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Confusión histórica

Confusión histórica

Foto: Especial para 90minutos.co

“Cientos de miles de personas ignoraban la existencia de los demás, separados por muros de odios y mentiras, y, sin embargo, eran casi exactamente iguales”

George Orwell.[1]

Está sucediendo de nuevo. Siempre se encontrará quien prefiera tomar atajos.

Lo que apreciamos con la definición de candidaturas a la Alcaldía de Santiago de Cali, es la evidencia de que en la contienda política no priman las ideas, tanto como las estrategias, ni que decir de las triquiñuelas. Y si por extraño que parezca, alguna estrategia involucra las ideas como base de su fortaleza de campaña, pues verá bastante reducido su campo de acción ante una sociedad -pero especialmente ante una clase política- que hizo de la astucia y el engaño sus principales herramientas. La sociedad asiste atónita a la algarabía de unas comadres y unos compadres que secan sus trapos al sol.

Y eso da vergüenza, pero es la cultura política que predomina y que promueven mercaderes de todos los colores, incluidos, como no, algunas y algunos del arco iris del Pacto histórico. Veamos.

Primero, escuchábamos hace unos días que un mensajero de una campaña le da a entender a la precandidata de otra campaña, que ella debe esperar su turno detrás de las pretensiones del candidato que se presenta por segunda ocasión a la alcaldía. Que, según lo estipulado por los mentores de dicha candidatura de élite, las personas interesadas en captar ese nicho de opinión deben comprender que este no es su momento porque está escrito en letras de molde que el heredero de terratenientes ocupe el primer cargo público de la ciudad. Ya veremos si la señorita Diana Rojas decide seguir el camino que le tienen trazado mentores propios y ajenos, o se rebela para construir colectivamente. Es una mujer con talento y desde luego tiene mucho por aportar, dependiendo de la decisión que adopte.

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Donde no hay esperanza de cambio, es del lado de la candidatura del señor Roberto Ortiz. Su aspiración presuntamente tiene los apoyos necesarios para alcanzar la victoria, como quiera que a su nicho electoral llegarían las clientelas de varias organizaciones electorales -que no partidos necesariamente- que mantienen cautiva una votación con la que, sumando y restando, ganaría el 29 de octubre próximo.

El mecanismo es el mismo probado tantas veces; la suma de funcionarios y contratistas presos de estas estructuras en una relación de interdependencia que vincula la conveniencia entre concejales y alcaldes – alcaldesas, y entre gobernadoras - gobernadores y diputados, representantes, senadores y demás cargos de la pirámide que sostiene el establecimiento político, tan poco interesado en transformar la realidad en crisis. El señor Ortiz hace ya parte de estas redes clientelares y no tiene otra forma de llegar a la victoria, en esta, su tercera ocasión.

Pero del lado del Pacto Histórico parece estar sucediendo lo mismo. Las señales enviadas durante la última semana son preocupantes. En particular debo decir que acepté invitación al proceso de definición de una posible candidatura de unidad de los sectores alternativos, más allá de los partidos y organizaciones que conformaron esta coalición para las elecciones legislativas y presidenciales del año 2022. Hoy se insiste en que esta coalición pudiera contribuir a la victoria de sus candidatas y candidatos en las elecciones territoriales que se avecinan, por lo cual se han puesto en marcha diversos mecanismos de construcción de consensos, ahí donde sea posible.

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En algunos municipios parece estar dando resultados, pero en el caso de Cali no.

Porque habían candidatos del Pacto por la unidad con las cartas marcadas. A sólo 72 horas de iniciado el diálogo que conllevaría al consenso y/o la encuesta, y que contaba con plazo hasta el día 8 de julio para la definición, el señor Danis Rentería se hace elegir candidato oficial por una Mesa técnica que legalmente no tiene esa competencia. La señora Juana Peláez acudió al diálogo a sabiendas que no sería candidata a la Alcaldía. Y la sorpresa mayor vino del clérigo Huérfano, a quien su partido (Fuerza Ciudadana), nunca le confirmó su candidatura, la misma que andaba feriando el vocero de esta organización, Edwin Mejía Chacón, en la turbia decisión de marras.

Los filisteos andan de paseo por la ciudad.

Cinco días después de la felonía de la Mesa técnica del Pacto histórico distrital, aún no se pronuncia autoridad alguna del orden nacional sobre la decisión que tiene en alto riesgo la pérdida de la Alcaldía de Santiago de Cali. Este no es el progresismo que pregonan en todos sus canales los altos dignatarios del cambio; representantes, senadoras y senadores y altos cargos directivos, entre otros, que a la hora de las decisiones antidemocráticas bajan volumen a sus altavoces.

A esta confusión histórica sólo le falta el toque farandulero. Debe estar por llegar.

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Entretanto, las ideas brillan por su ausencia, y cuando la política se vacía de contenido, se vuelve otra cosa. Ese es el triste espectáculo al que asistimos cuando el conjunto de la sociedad caleña y su ciudad, están atravesando por una de las crisis más importantes de las últimas décadas.

Ante este panorama, hay que reaccionar e intentar construir diferente. La ciudad es el camino. La lucha por la transformación de esta realidad en crisis, continúa. La búsqueda de un espacio para debatir las ideas del Colectivo urbano regional, continúa. La esperanza continúa. La campaña continúa. La búsqueda de la unidad del campo progresista para la victoria en Cali, continúa.

El Colectivo urbano regional es un espacio para la creatividad y la democracia, de origen académico y con trabajo social y político. Estamos dispuestos a conversar con toda la ciudadanía interesada, sobre las CINCO ESTRATEGIAS PARA EL BUEN GOBIERNO DE SANTIAGO DE CALI. Por favor escríbenos al colectivourbanoregional@gmail.com.

Me llamo David Millán Orozco, y soy el arquitecto que Cali necesita.


[1] Orwell, G. (2020). 1984. Editorial Penguin Random.

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