Para los amantes de los deportes es un sueño que la Copa América y la Eurocopa se juegue en simultáneo. Desde a mediados de junio y por un mes se disputarán cerca de 68 partidos entre ambas competiciones.
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Ahora bien, el creciente auge de las apuestas deportivas ha impactado en la manera como se vive el fútbol y otros deportes. Ante esto, crece la adicción a la misma, conocida como ludopatía; también referenciada como juego patológico o trastorno del juego.
Igualmente, es una adicción que afecta a muchas personas en todo el mundo y se caracteriza por un impulso incontrolable de jugar. A pesar de las consecuencias negativas que esta actividad puede tener en la vida del individuo.
Esta condición puede afectar gravemente la salud mental, emocional, y económica de quienes la padecen, además de perjudicar sus relaciones personales y laborales.
Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), integra este trastorno en la clasificación Internacional de Enfermedades en el año 1992. Además, las personas con ludopatía muestran un patrón de comportamiento que incluye:
- Necesidad de aumentar las apuestas: A menudo sienten la necesidad de apostar cantidades cada vez mayores de dinero para alcanzar el mismo nivel de emoción.
- Incapacidad para controlar el juego: Intentos fallidos de reducir o detener el juego son comunes.
- Pensamientos persistentes sobre el juego: Preocupación constante por el juego, incluyendo recordar experiencias pasadas, planear la próxima sesión de juego, o pensar en formas de conseguir dinero para apostar.
- “Jugar para Escapar”: Utilizan el juego como una forma de escapar de problemas o aliviar sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad o depresión.
Cabe aclarar que, existen otro tipo de características y que terapeutas tratan de identificar en el proceso; involucrando mentiras a familiares y justificación al juego.
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Causas y factores de riesgo en apuestas deportivas
La ludopatía es una condición multifactorial. Los factores genéticos pueden jugar un papel importante, ya que la adicción tiende a presentarse en familias. Factores biológicos, como desequilibrios en los neurotransmisores del cerebro, también pueden contribuir.
Los factores psicológicos, como el estrés, la depresión y la ansiedad, son significativos.
Las personas que experimentan estos problemas pueden recurrir al juego como una forma de enfrentarse a sus emociones.
Además, el entorno social y cultural puede influir. Crecer en un ambiente donde el juego es común o aceptado puede aumentar el riesgo de desarrollar una adicción.
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