Salsa

Orígenes de la Salsa - de Cuba a New York

La salsa transformó para siempre la musicalidad del continente americano, modificó las maneras de entender el arte del baile y le dio al barrio, a la esquina, una importancia que antes jamás había tenido.

La salsa transformó para siempre la musicalidad del continente americano, modificó las maneras de entender el arte del baile y le dio al barrio, a la esquina, una importancia que antes jamás había tenido.

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Editor: Orlando Zuluaga

Camarógrafo: Edinson Buritica

Diseño: Giovanni Castro

El escritor cubano Leonardo Padura lo describe de una forma intensa, al decir que la salsa enriqueció con una perspectiva urbana, barriotera y  descarnada  la nueva realidad que se vivía.

César Miguel Rondón, el gran académico venezolano que escribió esa ‘biblia’ que se llama ‘El libro de la salsa’, recuerda que esta música siempre fue la voz del barrio, de los amores contrariados, de la vida precaria, de los ‘malandros’ y los desarraigados. Y razón no le faltaba a Rondón. ‘La calle está durísima’ cantaba en alguna época Joe Cuba, mientras Héctor Lavoe le contestaba que en los barrios de guapo no se vive tranquilo o se miden bien las palabras o no vales ni un kilo.

Padura, el brillante escritor cubano con quien hablamos en una oportunidad en Cali sobre su libro ‘Los Rostros de la Salsa’, explica este fenómeno musical como una proyección social e incluso política, fruto de las realidades que vivían los latinos radicados en las grandes urbes del Caribe y, muy especialmente, la enorme legión de emigrados reunidos en Nueva York y necesitados no solo de los dólares que enviarían a sus islas, sino también de preservar sus señales de identidad, para lo cual acudieron a la que había sido su expresión natural desde los tiempos de la colonia y la trata de esclavos: la música y el canto.

Su presencia arrolladora en los barrios latinos de la Nueva York de los años sesenta y setenta del siglo pasado no se puede desconocer. La marginalidad inicial dio paso a unos sonidos contundentes  que tenían un origen en común y que hoy no parecen tener ya discusión.

Los ritmos cubanos, esa guaracha, el son montuno, mambo y chachachá permearon la historia musical continental y se transformaron con el paso del tiempo en algo que se llamó salsa, porque fue tan difícil enmarcarlo en un solo sonido que a alguien se le ocurrió hablar de salsa como aquello que reúne varios sabores musicales.

El poder transformador de estos ritmos embarcaron a Cali en una musicalidad única. Una rumba que descendió del caribe cubano y llegó hasta lo más profundo de los barrios Obrero y San Nicolás de la mano del Trío Matamoros y la Gran Sonora Matancera hasta llegar a convertirse en parte indisoluble del ser caleño. Una musicalidad a la que le han pasado las décadas, pero que en Cali de manera asombrosa sobrevive, pervive, lucha y encuentra en espacios como la Nellytk, el Chorrito Antillano, El Habanero, la Casa Latina o el Anacobero un refugio natural para el bailador.

Conscientes de lo que significa para la ciudad, en 90 Minutos nos hemos embarcado en un recorrido sonoro, como lo pregonó el gran Ismael Rivera, en ‘donde estamos contigo, contigo y también contigo’. Un viaje que nos ha llevado a ser el único medio de comunicación en la región que tiene un producto salsero, continuo, permanente, en el que contamos historias, relatamos perfiles, reconstruimos la memoria de una música que aunque no nació aquí la sentimos tan nuestra como el pandebono, el champús o la propia brisa que desciende de los farallones.

‘Chamaco’ Rivera, el talentoso cantante que hace más de 20 años vino por primera vez a la ciudad con la orquesta de Willie Rosario, no entendía por qué los caleños le daban las gracias cuando cantaba: ‘del Barrio Obrero a La 15 un paso es’.

“Ustedes son increíbles porque ese disco se volvió un himno aquí y ya ni explico nada”,

me contó entre sonrisas este artista al que una mañana entrevisté y me confesó que cuando viene a esta ciudad es como regresar a la Nueva York de los setenta, es como vivir en el Puerto Rico salsero de aquellos años.

Con esa naturalidad y sencillez de los grandes artistas, en esa oportunidad ‘Chamaco’ me miró fijamente y con toda la seriedad que deparaba el momento me dijo: “Cali me devolvió las ganas de cantar”, sin ambages, sin mentiras. Ese artista que estaba retirado y que nunca acabó de comprender la vida, fue testigo de ese amor inexplicable de los caleños por la salsa, por sus discos, por su temática, por su historia.

“Cada vez que yo hago un concierto en esta ciudad alguien luego me dice, oye ‘Chamaco’ en tal número tú no dices esto sino lo otro, en este pedazo no entrabas tú sino la trompeta”.

Y es que eso, precisamente es lo que ha hecho particular a este ‘Caliyork’. El amor por el detalle, la imperiosa necesidad de conocer el nombre del compositor, la infatigable búsqueda por saber quién fue el trompetista de aquel tema, la acuosa sensibilidad que nos produce escuchar un solo de piano de esos que estremecen el alma. Sino que lo diga el propio Gary Domínguez, uno de los ‘culpables’ de que en Cali nos hubiésemos dedicado a cultivar ese amor por la melodía afrocubana y que fue el precursor del primer encuentro de melómanos y coleccionistas de la ciudad.

Hoy toda esa descarga ancestral, esa pasión por la música afrocubana es la hemos querido revestir en 90 Minutos de la importancia que se merece. En un recorrido que haremos por más de diez temáticas documentales abordaremos los inicios de este ritmo frenético, cómo se produce su conexión con esta ciudad, las historias de los grandes íconos que pasaron por Cali, la historia de sus orquestas emblemáticas y los orígenes del sonido de Nueva York. Todo eso de la mano de verdaderos cultores de la música, investigadores que le han hecho un seguimiento genuino a la salsa, expertos con los que conversamos durante extensas horas para ofrecerles un producto que no dudamos se convertirá en material de consulta.

Bienvenidos a este viaje musical, una música que como nos enseñó el Sonero Mayor, no queda a la derecha ni a la izquierda sino en el centro de un tambor bien legal. Bienvenidos a este pasaporte para un viaje sabroso y musical.

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Feria de Cali

‘Glow’, una salsera que ‘no se arrepiente de nada’

‘No me Arrepiento de Nada’ es el tercer sencillo que ‘Glow’ graba con el reconocido productor Diego Galé en los Estados Unidos y en Colombia. A través de una composición fuerte, pero muy para el ‘bailador’, la artista demuestra que las mujeres en la salsa romántica tienen su propia voz, pueden retratar y contar sus historias de resiliencia con el poder que hay en cada uno, para salir adelante pese a los golpes que da la vida. Una canción que deja un gran mensaje: Llo primero, es el amor propio.

‘No me Arrepiento de Nada’ es el tercer sencillo que ‘Glow’ graba con el reconocido productor Diego Galé en los Estados Unidos y en Colombia. A través de una composición fuerte, pero muy para el ‘bailador’, la artista demuestra que las mujeres en la salsa romántica tienen su propia voz, pueden retratar y contar sus historias de resiliencia con el poder que hay en cada uno, para salir adelante pese a los golpes que da la vida. Una canción que deja un gran mensaje: Llo primero, es el amor propio.

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A la escena salsera llega una tremenda voz que bajó como una brisa melódica desde las montañas de Medellín. Glow arribó a Cali con una propuesta distinta y diferente. La cantautora colombiana, Glow, lanza su nueva canción en tiempo de salsa romántica, ‘No me arrepiento de Nada’, producida por el reconocido productor, músico y percusionista ganador de quince Grammys latinos Diego Galé (Grupo Galé, Maelo Ruiz, Marc Anthony, Tony Vega, Oscar de León, Gilberto Santa Rosa, entre otras estrellas de la salsa).

'Glow' recorrió el centro de Cali y habló con 90 Minutos

Rockera, tanguera, docente e intérprete de instrumentos musicales, Glow ha hecho una brillante unión con Galé, con quien ha grabado temas como ‘La vida eres tú’; ‘Para ti’ y ahora ‘No me arrepiento de nada’.

“Es una canción que escribí y que compuse con el alma y el corazón, se trata de una experiencia personal y que se convirtió con su letra y su música en un estandarte para salir adelante, es muy inspiradora y espero que a todos mis queridos caleños les toque el alma y el corazón, para bailar, gozar y sanar”, indicó Glow.

La artista paisa agregó que “se trata de una canción basada en hechos reales, es la historia que yo misma viví, y que deseo sirva de inspiración para que se amen a sí mismos, sobre todas las cosas; que sirva de ayuda para identificar, a esas personas que no quieren que brillemos con nuestra luz propia, y no puedan herirnos física y psicológicamente, que quieran, que vivas sus vidas, y no la tuya, que es maravillosa”.

‘Glow’ enfatiza que la cancón ‘No me arrepiento de nada’ es ante todo un himno de superación, que dará mucha alegría, a aquellas almas golpeadas por los malos amores y las decepciones después de entregarlo todo, “al ritmo de la buena salsa, que nos alegra la vida siempre”.

La talentosa artista tiene cerca de 20 años trasegando en la música, lo que le ha permitido experimentar diferentes géneros musicales. “Soy baterista de formación, estuve en el rocky y en el tango mucho tiempo, lo que me ha servido mucho para la interpretación. Finalmente he llegado a la salsa y eso me ha permitido rencontrarme con la composición y trabajar con un maestro como Diego Galé. La idea es trabajar letras muy fuertes en contenido, pero que se puedan bailar y disfrutar. Venimos con música que es nueva para tocar muchas almas y alegrar corazones”, advierte Glow, en medio de una gran sonrisa.

Con su tercer sencillo, ‘Glow’ demuestra que las mujeres en la salsa romántica tienen su propia voz y cuentan esas historias de resiliencia para salir adelante pese a los golpes que da la vida.

“El que dediquemos a nuestros géneros como la salsa, la cumbia no podemos dejarlo morir. Esta apuesta por la salsa es también en homenaje a mis gustos personales, a mi familia tan salsera y por supuesto a mi país. Es la forma de decirle al mundo que Colombia es un país salsero por excelencia y que quiere llevarle al mundo un mensaje nuevo con música como la de Glow”.

‘No me arrepiento de nada’ tendrá próximamente el lanzamiento oficial en plataformas digitales y está en proceso de preproducción del videoclip, el cual será realizado y producido por el director audiovisual y cineasta Tyron Gallego, en el que se contará la historia de una chica, ‘Glow’,  que deja su tierra, su familia, su trabajo y lo deja todo, por seguir un amor, que se encuentra en otro país.

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90 minutos TV

La melodía más íntima de Ramón Rodríguez

Esta es la historia de un músico campesino, un 'jibarito' de la entraña del pueblo puertorriqueño, que le cantó a la rana coquí, a los flamboyanes, a las olas y a la arena.

La melodía más íntima de Ramón Rodríguez
Ramon rodríguez la melodía mas intima

Esta es la historia de un músico campesino, un 'jibarito' de la entraña del pueblo puertorriqueño, que le cantó a la rana coquí, a los flamboyanes, a las olas y a la arena.

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Ramón Rodríguez, el artista que le dio letra al Conjunto Clásico y que se convirtió en uno de los más importantes compositores de la salsa. Este es el perfil de un hombre sencillo, que ama a Cali y que quiere devolverle a esta ciudad parte de la gloria con la que lo cobijó.

Fue en medio de esa explosión inventiva que Ramón Rodríguez concibió la creación de la orquesta que lo catapultaría en la historia discográfica salsera.

Y es que mientras escogía los músicos al mismo tiempo que escribía letras con tinta del corazón, escuchó una voz que lo cautivó desde la primera vez. Un gordito que le hacía coros a Héctor Lavoe y que había escuchado durante su paso por la orquesta de Pacheco.

Y fue esa voz de tenor, fuerte, limpia, que se adaptaba a diferentes tonalidades y que recogía el alma del jibarito la que enamoró a Ramón Rodríguez. Desde ese momento, Rodríguez fue a Tito Nieves lo que el gran Pedro Flores fue a Daniel Santos, Bobby Capó a Ismael Rivera o Tite Curet a Héctor Lavoe.

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90 minutos TV

Kim De Los Santos, ‘El Tomatero’ que sembró en Cali

La primera vez que Kim de Los Santos vino a Cali fue en 1984 y fue ‘amor a primera vista’. Desde ahí, el cantante ya nunca dejó de venir.

La primera vez que Kim de Los Santos vino a Cali fue en 1984 y fue ‘amor a primera vista’. Desde ahí, el cantante ya nunca dejó de venir.

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Por Gerardo Quintero Tello

Cuando Kim de Los Santos iba a interpretar ‘El Tomatero’, el disco que lo volvió ícono en la rumba caleña, pensó que se trataba de un tema un poco lento y que tal vez el gran Tite Curet  Alonso quizás se había equivocado al entregarle esa composición. La verdad es que Kim de los Santos no le tenía mucha confianza al tema, eran tiempos en que la ‘guapería’ estaba a la orden del día y los diferentes grupos musicales se trenzaban en verdaderas batallas musicales que exigían mucha destreza interpretativa y un gran componente de soneo por parte de los cantantes.

De hecho, Kim no era el destinatario del disco, pues la verdad es que su compositor, Tite Curet Alonso, deseaba que ‘El Tomatero’ fuera interpretado por el gran Héctor Lavoe. Sin embargo, como le contó Kim a 90 Minutos, cuando el gran escritor de la salsa llegó adonde ‘El rey de la puntualidad’ con ‘El Tomatero’ y otros dos temas, el viejo ‘Jéctor’ se corrió y le dijo: ‘Tite, sorry man, yo ya grabé los temas, no tengo más nada por poner’. Curet Alonso se quedó sorprendido, pero fue el propio Lavoe el que desactivó la contrariedad del compositor al proponerle que le ofreciera los temas a un flaquito que había nacido en Manhattan, pero que desde muy pequeño se trasladó a la Isla del Encanto, y al que le gustaba imitar al ‘Cantante de los cantantes’.

Y en efecto, unos días después Tite Curet iba caminando por la calle cuando a lo lejos pudo ver a Kim y  lo llamó de manera perentoria: “Oye Kim, ven aquí”. Tite estaba en un pequeño negocio llamado Bar de Luna y le dijo a Kim con su tranquilidad característica; “siéntate, a mí me gusta como tu cantas, eso que cantaste de último está muy bueno”. De los Santos poseía un timbre de voz con similitudes al de Lavoe y eso atrajo al gran compositor quien le ofreció los tres temas.  Si bien Kim se emocionó ante semejante obsequio, la verdad es que el único tema que parecía no ‘cuajarle’; por el momento histórico musical era, precisamente, ‘El Tomatero’.

Los otros dos temas que el poeta de la salsa le pasó al chico nacido en Manhattan eran ‘Sortija de fantasía’, que habla de un gran amor que con el tiempo se va marchitando, y que cuando Kim lo escucho de la propia voz de Tite Curet no pudo menos que sorprenderse de la extraordinaria capacidad que poseía el compositor para plasmar en papel los amores extraviados y los pequeños- grandes infortunios de la existencia.

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El segundo tema era un montuno titulado ‘Punto Fuerte’, que el propio escritor de Guayama terminó describiéndoselo a Kim como un canto de guapería; de lucha, de pelea, de caer y volver a levantarse, algo que al cantante le apasionaba; y entendía que justamente ese era el momento que se vivía en la salsa en aquellos años de arranque de los ochenta.

Sin embargo, la cabeza venía dándole vueltas y Kim no se hallaba. Tenía un nudo en la garganta, porque si bien le gustaba el mensaje de la tercera canción seguía con dudas; y fue otro ‘monstruo’ de la música afrocaribeña, Papo Lucca, quien terminó disipando cualquier inquietud de Kim. “Yo me acerqué y le dije, Papo, no sé, tengo algunas dudas con ‘El Tomatero’, ¿no te parece un poco lento?  Él me miró y con las palabras atoradas me dijo: aquí el único lento eres tú, esta es la mejor canción de este álbum”.

Algunos de sus éxitos

Y la verdad es que Papo parece que era tan buen adivinador como pianista; porque si hay un disco al que Kim de Los Santos le debe su vida musical es precisamente a ‘El Tomatero’. “Mira ese disco la rompió, fue increíble, desde el primer momento la gente se contagió, se impregnó con el tema. Primero en Puerto Rico, pero luego fue Cali el que lo convirtió en un himno”. Y no solo fue un premio para Kim, el propio Papo ha dicho que uno de los mejores solos de piano que interpretó en su vida fue el que hizo para ‘El Tomatero’.

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Pero lo cierto es que ya un poco antes había sido Jorge Millet, ‘Mister Melody’,  quien le había dado la bendición al ‘sembrador de tomates’. Millet era un destacado pianista y arreglista de múltiples artistas, tal era su talento que el propio Tite Curet lo había bautizado como ‘La maravilla’. Y fue Millet, el mismo que trabajó con Adalberto Santiago, Bobby Valentín, Chivirico Dávila, Roberto Roena y Tommy Olivencia, entre otros, el que terminó haciéndoles los arreglos de los temas a Kim de los Santos (por petición expresa de Tite Curet)  y el que le dice al novel cantante: “Oye Kim, los tres son tremendos temas, pero este, El Tomatero, es el que te va a poner a ti a que te respeten en la música”.

Y así fue porque con el disco aún ‘caliente’, saliendo apenas de la carátula, el empresario caleño Miguel Proaño decide traerlo a Cali. “Fue una sorpresa absoluta, Miguel me dijo que quería traer a Kim de Los Santos. Nadie sabía quién era ese chico,  pero Proaño lo firma y resulta que ‘El Tomatero’ se convierte en un disco de culto entre los caleños”, me recuerda el gran locutor y también empresario artístico Benhur Lozada.

La primera vez que Kim de Los Santos vino a la capital del Valle fue en 1984 y fue ‘amor a primera vista’. La verdad es que el cantante ya nunca dejó de venir, han sido tantas sus visitas a esta ciudad que ha perdido la cuenta. Son tantas las veces que ha interpretado ‘El Tomatero’ que creía que a los caleños ya no les iba a gustar; pero cada oportunidad que lo interpreta es como si fuera la primera vez.

Kim tiene su propia explicación a este fenómeno que ocurre con ‘El Tomatero’ y tiene que ver, sin duda, con la migración que han vivido nuestros pueblos. “Yo creo que eso fue precisamente lo que hizo que tantas personas se sintieran identificadas con el tema. En un principio eran los puertorriqueños que viajaban a Estados Unidos, especialmente a La Florida, en busca de una oportunidad y la encontraban en las plantaciones de tomate, pero luego la verdad es que son todos los latinoamericanos que viajan a Estados Unidos en busca del sueño americano los que terminan desempeñando tantas labores de ese tipo”.

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Cientos de anécdotas

Son múltiples las anécdotas y una que nunca olvida es una vez en Cali que vio una señora llorando, sin cesar, mientras cantaba ‘El tomatero’. Desde la tarima la observó tan afligida que al finalizar el concierto se le acercó y le preguntó qué le pasaba; ella le tomó las manos, lo abrazó y le dio las gracias porque ese disco la había acompañado en sus duras faenas.

El próximo 1 de diciembre Kim celebrará 50 años de vida artística. Y lo quiso hacer en Cali, una ciudad que ama, que lo acogió y donde decidió hacer su vida. Aquí se quedó con sus dos hijos ‘borincaleños’ y su esposa caleña. En esta ciudad no solo sigue haciendo lo que más le gusta; cantar, sino que también decidió crear empresa y montó una pizzería en el barrio Vallegrande.

En ese espacio, al que llegan cientos de clientes atraídos por el buen sabor de la pizza, pero indudablemente por la posibilidad de encontrarse y conversar con un artista sencillo, tranquilo, de buenas maneras, afable, buen conversador y ante todo, un gran ser humano.

Una anécdota contada por el agente de viajes y propietario del Restaurante ‘Casa Antonia’, Oswaldo González, es  una muestra fehaciente del agradecimiento de Kim por esta ciudad. Hace un tiempo, Oswaldo viajó a Puerto Rico y mientras esperaba en un bar, alguien le envió un costoso licor. Sorprendido, inicialmente lo rechazó, ante la insistencia del mesero, quien además le enseñó con su mano quién era la persona que lo agasajaba; decidió ir a buscar al hombre que conversaba en una mesa con su pareja. Al acercarse, Oswaldo le agradeció el gesto, y esta persona que estaba sentada en el lugar le dijo simplemente que se había percatado de que era caleño; y que simplemente era una manera de retribuir su agradecimiento a tantos caleños que le habían permitido vivir. Cuando Oswaldo se repuso de la sorpresa, comprendió de quién se trataba: era el mismísimo Kim De Los Santos.

Ese es Kim, ‘El Tomatero’, el chico que también migró y que sigue empecinado con que sembrando tomates algún día progresará.

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