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Los Hermanos Lebrón: Entre La pelea y el bochinche

Los Hermanos Lebrón: Entre La pelea y el bochinche

Por Gerardo Quintero Tello
Jefe de Redacción 90 Minutos
@Gerardoensusalsa

Una historia familiar de rumba y sabor parece haber llegado a su fin. Una de las bandas más longevas y exitosas en la historia de la salsa enfrenta su momento más difícil. La pelea y el bochinche estalló entre Los Hermanos Lebrón.
Ángel Lebrón
, su director, bajista, arreglista y compositor de varios de los grandes éxitos de la banda, no aguantó más y decidió contar, a través de un video, toda la frustración, rabia, amargura y agonía por cuenta de la pelea y el bochinche que tiene con su hermano Carlos, su sobrino Julián y una mánager local.

“Ellos están tratando de quitarme la orquesta, yo soy dueño de esta orquesta y soy el representante legal. Yo estoy detrás de todos los grandes éxitos de la orquesta. Mi hermano y su hijo, que no tiene ninguna educación, están tratando de quitarme la orquesta”, fue la categórica denuncia que hizo Ángel casi al borde del llanto.
El destacado músico que hace varios años vive en la capital del Valle y que apenas se repone de un infarto, soltó toda su rabia y no se aguantó nada, acusó a su sobrino Julian de estar detrás de todo este episodio y dijo que su hermano Carlos, a pesar de saber lo que está pasando, nunca se ha interpuesto.

Ángel, con la voz entrecortada le digo varios momentos a su sobrino, del que dijo que se creía Tito Puente y no es nadie. El destacado bajista y compositor lamentó que tal situación estuviera presentándose en su familia “porque nunca antes habíamos llegado a vivir algo parecido”.

Al parecer, un comunicado que anda rodando en redes sociales en el que se anuncia que los contratos con la orquesta de los Hermanos Lebrón se puede hacer con Carlos Lebrón desató la ira de Ángel.


Hay que recordar que Ángel es el hermano del medio. De los cinco que fundaron la icónica agrupación solo quedan vivos tres, Pablo y Frank (el mayor y el menor) ya fallecieron. Este bajista, compositor y director del grupo habló el año pasado con 90 Minutos y recordó los 55 años de la talentosa agrupación.

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La historia

“Éramos muy jóvenes, para el primer disco yo tenía 17 años, pero la verdad trabajar y cantar juntos por tantos años fue demasiado especial. En esos comienzos Pablo cantaba con la sonora Arecibeña, tocaba salsa, José se fue con él y mi otro hermano Carlos se marchó conmigo a tocar el piano; Frankie estaba muy pequeño y tenía siete años. Cuando el empresario de la disquera nos vio reunidos dijo que sí éramos cuatro hermanos por qué no le poníamos Hermanos Lebron y así nació ese nombre que se popularizó”.


Ese primer álbum se llamó ‘Psychodelic Goes Latin’ y salió en un verano de 1967. Fueron ocho cortes, grabados en 16 horas; con un sonido que registraba los acordes del boogaloo que azotaba las emisoras latinas de la Nueva York de aquella década. Al artista los ojos se le agolpan de nostalgia al remontarse más de cinco décadas atrás:

“Eso fue chévere, a nosotros nos gustaba tocar por lo que no fue ningún problema que nos encerráramos a ensayar. En esa época toda la orquesta estaba en el estudio, no era que las trompetas por allá y el piano en otro lado, éramos todos juntos. En 16 horas encerrados grabamos ocho discos, ese fue el primer Long Play”.

Eran los tiempos de Joe Cuba, Pete Rodríguez y Jhonny Colón que mantenían el estandarte de ese fenómeno musical que fue el boogaloo. “Ellos lo hicieron, pero los que nos quedamos fuimos nosotros porque pegamos y seguimos pegando éxitos con el tiempo. Ese primer Lp fue un éxito, y le gustó a la juventud, a los afroamericanos, a los latinos blancos, en fin, fue una experiencia que no esperábamos”.

Fue un 4 de julio de 1967, en plena fiesta nacional de independencia de Estados Unidos, cuando Ángel a sus 17 años firmó el contrato con el sello Cotique Records; para el lanzamiento de ese primer álbum que de manera inmediata pegó ‘Summertimes blues’, que se convirtió en un éxito en la radio.

Los roles quedaron claros: José se convirtió en el gran compositor, pianista y arreglista de la agrupación; Ángel asumió como director e intérprete del bajo; Carlos puso su sello con el bongó y la campana y Pablo estremeció el ambiente musical con su inconfundible voz. Además de ellos en esa orquesta fundacional estaban el maravilloso Eddie Dicupé en la trompeta, Papo Pepín en las congas y Ernesto ‘Tito’ Ocasio en los timbales.

Nacidos en Aguadilla, al extremo del noroeste de Puerto Rico, Los Lebron se fueron temprano a Estados Unidos persiguiendo el ‘american dream’. Y aunque rápidamente se adaptaron al ritmo de vida norteamericano, la música de la tierra siempre estuvo con ellos. Su padre, Francisco Lebron, aunque no era músico, en su familia la melodía no podía faltar.

Basta contar que su primo hermano era el reconocido cantante invidente José Feliciano y que don Francisco fue compositor de por lo menos tres grandes éxitos de los talentosos hermanos. “Mi papá escribía la vida de él en un diario y tenía como nueve cuadernos grandes de lo que él hacía; escribía en décimas y nosotros le sacamos como ocho canciones”, recuerda Ángel con picardía.

El sonido Lebrón

El sonido de los Hermanos Lebron se volvió una marca registrada y en Cali fueron los dueños de la esquina, del barrio, del ambiente rumbero de la calle. Tanta fue su conexión con esta ciudad que a principios de los años noventa se vinieron a vivir a esta capital que los acogió como hijos suyos.

En noviembre pasado asistí con mi amiga Lina a un concierto de los Hermanos en la Carpa de La 66. Allí, acompañados de algunos amigos músicos como Edison Vivanco: Rickie Rodríguez, el cantante de la Orquesta La Fuga y otros amigos de la salsa como el comunicador Óscar Jaime Cardozo, pudimos apreciar (ojalá no por última vez) la calidad y versatilidad de la orquesta.

Su inconfundible coro, la afinación pura y el impresionante talento vocal de Orlando Hurtado mostraron lo mejor de una banda que en tarima siempre fue sensacional. Durante una hora tocaron sus éxitos, sin parar, porque no era necesario.

Sus éxitos son tan numerosos que al final todos nos quedamos pensando en algún tema que quizás hubiésemos querido que interpretaran: ¿Amazona, Moros y Cristianos, Apúrate? Tantos discos se agolparon en la mente, pero siempre con la certeza de saber que allí en tarima había una orquesta de respeto; con más de cincuenta años de historia.

Y allí arriba, en ese altar musical, estaban los dos protagonistas de la triste historia; Carlos y Angel, aclamados por todos, aplaudidos como forjadores de una historia junto con Pablo, Frank y José. Hoy enfrentados, no por la gloria, porque ya la tienen, el dinero, siempre el dinero que corrompe todo, hasta a las mejores familias salseras.
Qué pena me da esta historia que ojalá no sea de fracaso, como alguna vez nos los recordó el gran Pablito Lebrón. Tengamos Fe, porque mañana todo cambiará.

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