Cada fin de semana, a las afueras del centro penitenciario de Cali, realizando una larga fila, los familiares de los internos aguardan pacientemente para el tan esperado encuentro.
Todo inicia a las 6:00 am, la cárcel de Villa Hermosa se alista para recibir amigos y familiares de los internos tras la paciente fila que durante horas deben realizar. La visita en ésta cárcel se divide en dos días: sábado y domingo, realizándose la visita en unos patios el primer día y en otros el segundo. Éste encuentro se rige bajo una plataforma en la página del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), donde los familiares ingresando su número de identificación, y el NIU que hace referencia al número de identificación del interno en la cárcel, les asigna el día y la hora en la que pueden ingresar al centro penitenciario. Desde el lunes muchos de los familiares sacan la cita para así obtener la hora más temprana pues ésta va hasta las 11:00 am.
INGRESO A LA CÁRCEL.
Ese día en la cárcel se comentaba algo bien particular, pues hablaban de lo que sería su boleto a la libertad, la llegada del Papa a Colombia. Los internos le contaban a sus familiares con gran entusiasmo y anhelo lo que sería la llegada del sumo pontífice. Esto se había convertido para ellos en su visita más esperada, hasta al punto de pensar que la llegada del Papa es aún más deseada por los presos que por los mismos religiosos. Y no es para menos, pues con la llegada del Papa Francisco, la pena de muchos de los presos en el país podría reducirse en una sexta parte y hasta tener la posibilidad de quedar en libertad.
Para Danny Córdoba, uno de los internos de la cárcel. Joven de 26 años, estatura mediana, tez trigueña, sin un diente que se notaba pues no paraba de sonreír tras la inmensa ilusión que representa para él la llegada del sumo pontífice. Este muchacho lleva 3 años detenido y lo que le espera es aún más, puesto que, está condenado a 9 años y 3 meses de prisión por porte ilegal de arma y tentativa de homicidio.
-¿Ha cuanto se le reduciría la pena?
-Yo estoy condenado a 9 años y 3 meses de prisión, pero ya he pagado 3. Si el Papa llega a venir, la pena se me reduciría a 5 años más o menos, de los cuales podría pedir detención domiciliaria-.
-¿Si esa rebaja no llega a ocurrir?-.
Su voz se apaga y contesta con desánimo.
-Pues toca pagar otros 3 años físicos y pedir mi detención domiciliaria. Estoy tan aburrido pues aparte de que la vida aquí es el infierno, no quiero que mi mamá se tenga que seguir mamando esas filas y ese solazo. Entonces empecé a estudiar para ir descontando horas y rebajar mi pena, ya que, no había podido hacerlo antes porque recién estoy condenado-.
El ingreso a Villa Hermosa se da en la larga fila, que en muchos casos le da la vuelta a la manzana. Afuera de la cárcel se localizan varios vendedoresambulantes que se han establecido bajo sombrillas grandes y bancos de madera, muchos gritan "le alquilo la chancla” y otros “bolsas y cocas a dos mil”.
La visita de mujeres se da cada ocho días, la de los niños una vez al mes y la de los hombres cada dos meses. Cada visitante, que en esta oportunidad son todas mujeres, cuelgan en su pecho un bolso pequeño transparente en donde está la cédula de cada una, así mismo, en sus pies todas llevan las mismas chanclas que al igual que el bolso son transparentes, pues así lo ha estipulado el INPEC. No pueden ingresar con ningún otro tipo de calzado, pues entre la suela se puede camuflar cualquier tipo de objeto peligroso o droga.
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Siendo las 9:00 am del 9 de marzo del 2017,en la espera para poder ingresar, se encuentran dos mujeres conversando. Las dos de tez trigueña y las mismas chanclas transparentes, una de pelo negro con una blusa roja que dejaba ver su ombligo y un jean. La otra de cabello rojo largo y un vestido gris ceñido al cuerpo.
-¡No marica! Yo me metí esa plata por allá y me puse una toalla higiénica, ojala eso no me pite-.
-¡No parce! hoy está jodido no ves que están las guardas de la cárcel de Jamundí y esas son más chimbas-.
-Pues ojala mami pueda pasar, porque vos te imaginas donde me sancionen y no pueda entrar. Además ese pobre está sin plata-.
En la misma fila un hombre de tez blanca, alto, robusto, de aspecto serio y con su uniforme, así como el de los militares pero de color azul, es el encargado de poner los sellos. Un número puesto en el brazo derecho que señaliza la enumeración de las visitantes. El 3028 es tatuado en el brazo de una mujer alta, tez blanca y ojos azules. Más adelante, el segundo sello va en la mano izquierda y es el número del patio al que van a ingresar. Puesto por Dragoneantes que se encuentran en más o menos cinco cubículos, constatando con cada una de las cédulas de las visitantes la relación con el interno y si ésta saco la cita previamente. Posterior a esto, toca atravesar un lugar que tiene aspecto de laberinto. Un túnel encerrado y sofocante que conduce a las tediosas requisas, compuesto por 3 pasadizos divididos por mallas de alambres y cada uno lleno por las visitantes.
La primera de las requisas consta en la revisión de los alimentos, un lugar con olor fuerte de toda la comida decomisada y tirada en el piso. Requisa llena de lamento y suplicas para poder ingresar todo lo que con esfuerzo ellas preparan.
Con tono de voz alta y lanzando con fuerza la comida al suelo. Rosa Cano, una de las madres de los internos, se dirige a uno de los guardas y expresa “antes aquí esto no era así, pues ya voy para 10 años entrado a este moridero, antes visitando a mi esposo y ahora a mi hijo. Anteriormente no había problema por entrar la comida, uno la entraba en unos baldes grandes y eso les duraba toda la semana, pero ahora en estas cocas tan pequeñas y con tanta joda, no les entra es nada.”
Siguiendo a su próxima Requisa, los nervios de las visitantes se acrecientan, pues deben pasar por una de las partes más temida por ellas, la requisa de las guardas. En este caso se deben hacer dos filas que conducen hacia ellas, Las mujeres van pasando rápido y abren sus piernas para que pase un aparato, que detecta si se lleva algo extraño. El pasar de manos de las guardas es brusco, son mujeres robustas, altas, con el mismo uniforme que el de los hombres pero estas con aspecto mucho más serio. No toleran ningún chiste, ni falta de respeto por parte de las visitantes, al contrario de los guardas hombres, pues en muchos no se hace esperar el coqueteo hacia las visitantes. Rápidamente se pasa a la requisa de los perros. De a 10 mujeres se van sentando en sillas plásticas, en este caso los caninos son los encargados de detectar cualquier tipo de droga. Uno de ellos, pastor alemán y el otro un criollo de pelaje dorado. Cada uno de los perros pasa olfateando detenidamente, si detecta algo raro posa su mano sobre la mujer sino, sigue derecho y el guarda da la señal de poder continuar al lugar donde se dejan las cédulas y se recoge la comida antes de entrar al patio.
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Patio 3
El olor en ese patio es repugnante, hay restos de comida por todos lados y la mirada de los presos es penetrante, pero con mucho respeto. Pues al ser ellos su propia ley, tienen estipulado el máximo respeto hacia la visita, -el que piropee o le falte el respeto a la mujer de otro preso, le dan palo- afirma Willie uno de los internos del patio mientras retira su mirada hacía el infinito.
En el patio, el paso es casi imposible, pues entre los presos y la visita se calcula más de 500 personas y cada quien se acomoda como puede, unos de pie, otros en unas mesas de cemento que hay a lo largo del pasaje, donde se sientan muchos presos con sus familiares, y otros pocos privilegiados en sus celdas o en las que alquinal por algunas horas. El comercio abunda, galletas, jugos, chocolatinas y otros pocos que se divisan entre la multitud vendiendo droga, así mismo el tráfico de dinero, pagando sus compras.
“Llegó el loco” es la señal entre ellos para saber que la comida ya llegó.
Familiares que miran asombradas ese almuerzo, atónitas, pues muchas han ingresado por primera vez.
-Qué cosa tan horrible mijo, ¿qué es ese ñervo de carne?-.
- mamá esto es lo que toca aquí-.
- ¡Jah! antes toda esta gente no se enferma, ni se le cae un diente.
Entre risas, llantos y música de un equipo que hay en el segundo piso del patio, se pasan las horas para la triste salida. Llegadas las 2:00 p.m. se alista la primera tanda de mujeres para salir, frente a la reja del patio esperan que el dragoneante les abra; otras por el contrario, esperan hasta las 3:00 p.m. ultima hora de salida. Abrazos largos, llantos y muchas muestras de afecto son la despedida entre quienes no quisieran dejarse ir.
Si hay alguna agrupación de salsa que pueda decirse le debe mucho a Cali, esa es el Conjunto Clásico. Su historia con esta ciudad es única, espectacular, misteriosa, extraña. Pero la única verdad es que desde que surgieron en el firmamento melódico ‘Los Rodríguez’, ‘Sin Rumbo Alguno’, ‘Ay qué bueno’, ‘El piragüero’ y ‘Olga y Margara’ la conexión entre Tito Nieves, Raymond Castro y Ramón Rodríguez fue inmediata con el público caleño.
Si hay alguna agrupación de salsa que pueda decirse le debe mucho a Cali, esa es el Conjunto Clásico. Su historia con esta ciudad es única, espectacular, misteriosa, extraña. Pero la única verdad es que desde que surgieron en el firmamento melódico ‘Los Rodríguez’, ‘Sin Rumbo Alguno’, ‘Ay qué bueno’, ‘El piragüero’ y ‘Olga y Margara’ la conexión entre Tito Nieves, Raymond Castro y Ramón Rodríguez fue inmediata con el público caleño.
Un compromiso de amor. Esto fue lo que hizo el maestro Ramón Rodríguez con su esposa, justo antes de que falleciera. Ella, que había seguido y aguantado su carrera musical por tantos años, lo comprometió unos días antes de que el cáncer que la afectaba se la llevara a la eternidad: “Canta tus propias canciones, sólo tú sabes cómo hacerlo”, ese fue el mandato de Rosita allá en Orocovis, el pequeño pueblo de Puerto Rico donde la familia más querida de esta población desarrolló el gusto por la salsa.
Ese compromiso que hace derramar lágrimas al maestro Ramón, el mismo que creó el Conjunto Clásico, es lo que lo trajo a Cali, la ciudad que lo proyectó musicalmente y que lo ha mantenido vigente por tantos años.
Si hay alguna agrupación de salsa que pueda decirse le debe mucho a Cali, esa es el Conjunto Clásico. Su historia con esta ciudad es única, espectacular, misteriosa, extraña. Pero la única verdad es que desde que surgieron en el firmamento melódico ‘Los Rodríguez’, ‘Sin Rumbo Alguno’, ‘Ay qué bueno’, ‘El piragüero’ y ‘Olga y Margara’ la conexión entre Tito Nieves, Raymond Castro y Ramón Rodríguez fue inmediata con el público caleño.
Ya no recuerda el número de veces que se presentaron en Cali, pero sí tiene presente como si fuera hoy todo el cariño que esta ciudad le prodigó. Tal vez por eso, en el crepúsculo de los años, y mientras en su tierra el azote de ese huracán llamado regueaton acabó por dispersar la gloria de las delicadas composiciones que salieron del trazo del ‘buenazo’ de Ramón, decidió aterrizar en esta ciudad que preserva su gloria intacta.
A pesar de no venir desde hace un tiempo, Ramón tiene a Cali tatuado en su corazón. Le dedicó un disco, que justamente se lama ‘A Cali’ y ahora como en ese tema tan suyo, que lo representa en toda su sensibilidad, regresa ‘Solitario’ a Cali a conformar una orquesta y trabajar en su nuevo proyecto musical.
“Solitario voy de pueblo en pueblo como un vagabundo Cantando por todos los campos alivio el dolor Mi guitarra noble compañera, que conmigo se va donde quiera Solitario, vagabundo por el mundo voy”
Compuesta en épocas de gran agitación personal y profesional, esta es la canción que hoy acompaña al gran maestro creador de más de 400 composiciones salseras que sin duda lo sitúan entre los tres más importantes compositores de la música afrocaribeña.
Hombre humilde, de alma tranquila, de sonrisa fácil y buenas maneras, Ramón es la fina estampa del jibarito, de ese artista que al calor de un ‘palito de ron’, una guitarra o un ‘cuatrico’ es capaz de sacarle estrofas al campo, al sol, a la fatiga o a las penurias del diario vivir.
“Lo que pasa es que cuando uno junta el ritmo cubano con el sentimiento campesino puertorriqueño, el ritmo y sentimiento es bien fuerte. Yo soy muy sentimental, la tristeza la dejo saber en mis letras, la alegría la dejo entrever en mis letras. Y eso ayuda mucho, porque yo no leo libros, ya no puedo hacerlo. Si leo libros, me pongo en un doctorado y empiezo a mencionar palabras de doctores y cosas. Yo soy de la calle, del campo, pero con sentimiento y todo eso. De esa mezcla se hizo lo que soy y lo que quise hacer, y lo que voy a hacer de ahora en adelante desde aquí”, dice con esos ojos presos de nostalgia y ávidos de seguir construyendo tantas emociones que empiezan por la A, esa misma con la que arranca afecto, armonía, amabilidad, aprecio, apego, amistad y que para el Maestro Ramón se resumen en una sola palabra: Amor.
“Aunque desde pequeñito fui criado en la pobreza No me importan las riquezas Cantando voy por el mundo Yo no me quiero quedar (yo no me quiero quedar) Yo no me quiero morir (yo no me quiero morir) Si nací pa vagabundo Que me importa lo que digan Habrá mil que me maldigan Yo voy feliz por el mundo Pero no me quiero quedar (yo no me quiero quedar) Yo no me quiero morir (yo no me quiero morir)”
Nacido en 1947, en el Corazón de Puerto Rico, en un pueblo campesino como Orocovis, Ramón muy pronto se vio envuelto en el conflicto militar que Estados Unidos enfrentaba en el continente asiático. La guerra pronto estuvo en su vida y el conflicto en Vietnam lo encontró prestando el servicio militar. Sin duda esa experiencia marcó su alma sensible y lo condujo por unos espacios en los que él se sentía cómodo, escribiendo sobre sus experiencias y transmitiendo su alma en cada verso.
En medio de la crudeza de la guerra, de las explosiones, la sangre, la pérdida de amigos y las malas noticias, Ramón debió recordar en su cambuche las raíces taínas y la noble valentía de su pueblo. Seguro a su memoria llegaban como flashes intermitentes la cueva de los indios, el lago de matrullas, el río Toro Negro y las quebradas Doña Juana, Palmar y Cacaos, todas esas maravillas naturales de las que bebió para darle rienda suelta a sus hermosas composiciones.
“Mira, ‘Solitario’ salió cuando yo me veía que estaba cometiendo errores en la vida. Musicalmente debo estar solo, porque para componer uno tiene que estar solo. Nadie puede escribir una canción con alguien al lado, a menos que otra persona le dé a uno una idea, pero luego uno se va solito a su casa o donde esté y la letra va surgiendo. ‘Hoy se repite la historia de nuevo. Vuelvo otra vez nuevamente con el mismo error. Será que soy como soy aunque quiera cambiar, yo no puedo. Posiblemente yo sea el culpable y confundido estoy y me voy solitario por el mundo’. Y así ese tema es como una imagen de lo que yo soy. Me gusta la soledad”, me dice sin ambages este compositor de la vida, que no se complica con lo que escribe, que tiene claro lo que los grandes escritores siempre han pregonado, “de lo que uno debe escribir primero es de lo que sabe, de su entorno, de lo que está más cerca”.
Este artista, que ahora está en Cali, con la experiencia que dan los años, un poco solitario, pero con la vitalidad suficiente para comenzar un nuevo proyecto musical, recordó que tal vez fue ‘Sinceridad’ la primera composición que le grabaron, por allá en un lejano 1973, en un álbum del compositor y director Francisco Ángel Bastar. Inicialmente fue un sencillo de 45 revoluciones por minutos y luego el tema quedó incluido en un Larga Duración llamado Kako, que fue prensado por el sello TR Records.
Pero fue realmente su cercanía con el gran maestro Jhonny Pacheco lo que le abriría las puertas a un mundo musical enorme, que le permitiría brillar con luz propia en el competido ambiente salsero de la época.
Su paso por el emporio Fania, liderado por Pacheco y Jerry Masuchi, fue propio de su humildad y capacidad creativa. El compositor nos recordó cómo llegó prácticamente en el momento que Pacheco producía uno de esos álbumes que hoy son icónicos en la historia de la salsa. Una producción de la que hacían parte ‘El zorro Plateado’, Celia Cruz y un cantante cubano con una voz singular y potente: Justo Betancur. En un momento determinado de la grabación, Justo le dijo a Pacheco que era la hora de grabar los coros y preguntó con quién los iba a realizar. Fue en ese momento cuando el destacado director musical de Fania Records presentó a Ramón Rodríguez y le dijo a Justo: “démosle la oportunidad a esta chamaquito que tiene tremendo afinque”.
Ramón Rodríguez hizo unos coros que sorprendieron al propio Justo, que no tuvo ya ninguna duda de quién debía seguir con el arrastre de los pregones. ‘El zurdito del campo’, el que se deleitaba con los cantos del coquí, el que le hacía versos a los flamboyanes, el que relataba los cantos campesinos de playas y de bohíos, de montes y de quebradas, entraba por la puerta grande de la rumba afrocaribeña.
“Ese chamaquito es el que es”, fue el dictamen de Justo Betancur y de allí en adelante le hizo todos los coros a las producciones de Pacheco.
Pero Ramón no estaba solo para hacer la segunda voz. Su inagotable cantera creativa no podía quedarse quieta. Sus pregones repetidos sonaban en cada rincón de los estudios de Fania y no tardaría mucho tiempo antes de que los afinados oídos de Pacheco, siempre ávidos de nuevas composiciones, supieran que allí tenía una joya en ciernes que comenzaba a brillar.
‘Dirindindé’ e ‘Ileana’ fueron las primeras composiciones del chico de Orocovis que fueron incluidos en el álbum ‘Pacheco the artist’, lanzado al mercado en 1977 y que cuenta con la espectacular voz de Héctor Casanova. En este disco pleno de salsa, son montuno, guaguancó, bolero y hasta merengue se destacan ‘Esa Prieta’, ‘Amarre el perro’ y ‘La Yerba Brava’, pero, sin duda, fue ‘Ileana’ la gran sorpresa musical del álbum porque se trataba de un estilo de letra que iba a marcar el sendero que recorrería el hijo predilecto de Orocovis en sus futuras creaciones musicales.
“No arranques el maíz Ileana que para comer no hay mañana… No arranques el maíz Ileana que para comer no hay mañana… Yo sé que no hay suficiente para comer Ileanita, pero es que están pequeñitas y el maíz alto no está verde, mañana probablemente las cosas las cosas cambien su curso y encontrarás más recursos para cambiar este ambiente…”
‘Ileana’ se convirtió en éxito de inmediato, pero también fue esa luz que se encendió en el futuro del maestro Ramón y que determinó que, paradójicamente ante la calidad que se asomaba, Pacheco buscara su salida de la agrupación del ‘Zorro plateado’.
“Pacheco me dijo ‘quédate conmigo y seguimos bregando hasta que tú estés ‘ready’ para seguir solo. Y así mismo lo hizo. Y cuando salí de Pacheco me dolió porque yo me sentía feliz ahí, pero él quería que yo siguiera. Y eso fue lo que hice para complacerle a él y no para complacerme a mí sino al pueblo”, me recuerda Rodríguez, mientras no puede ocultar que se sintió bendecido en la agrupación y en la compañía de Pacheco porque era un hombre sabio y musical, que entendía los orígenes de Ramón, tal vez porque él tenía esa misma procedencia en su natal República Dominicana.
Y es que lo que prosiguió en aquellos años setenteros fue un torrente de creatividad, un derroche de poesía, un huracán de armonía escrita de la que se beneficiaron artistas como Cheo Feliciano, Jimmy Sabater, Junior González, La Sonora Ponceña, Willie Colón, Ismael Quintana y Ernie Agosto, solo por reseñar algunos de los caballos salseros que encontraron una mina en la explosión artística de Ramón Rodríguez.
Para entender lo que estaba produciendo sin descanso el orocoveño basta observar este dato. Tan solo en 1980, Ramón participó en 17 producciones musicales como compositor, haciendo coros o tocando el guiro y puede tener un récord difícil de igualar porque este poeta salsero es quizás el único compositor que ha sido el autor de todos los temas de varios álbumes como Los Rodriguez (1979); Felicitaciones (1980); Clásicas de Clásico (1983), entre otras, y del álbum Cantar, de Tito Allen, que salió en 1981. Fácilmente, las estadísticas musicales indican que en 20 producciones musicales se incluyeron más de 150 composiciones que surgieron de la inagotable cantera creativa de este juglar de Orocovis.
Fue en medio de esa explosión inventiva que Ramón concibió la creación de la orquesta que lo catapultaría en la historia discográfica salsera. Y es que mientras escogía los músicos al mismo tiempo que escribía letras con tinta del corazón, escuchó una voz que lo cautivó desde la primera vez. Un gordito que le hacía coros a Héctor Lavoe y que había escuchado durante su paso por la orquesta de Pacheco. Y fue esa voz de tenor, fuerte, limpia, que se adaptaba a diferentes tonalidades y que recogía el alma del jibarito la que enamoró a Ramón Rodríguez. Desde ese momento, Rodríguez fue a Tito Nieves lo que el gran Pedro Flores fue a Daniel Santos, Bobby Capó a Ismael Rivera o Tite Curet a Héctor Lavoe.
“Caminar sin rumbo alguno Como el aire que respiro Puede que sea mi destino Mientras viva
Pero mi corazón jura Que encontrara aquel futuro Que brille todo lo oscuro De mi vida
De mi vida que se va Y sé que no volverá No volverá jamás”
Las letras de Ramón Rodríguez fueron lamentos que descendían por los oídos y se internaban como dagas en el corazón de los salseros. ‘Sin rumbo alguno’ se convirtió en un éxito internacional. Ramón era como el rey Midas de la música y todo lo que te tocaba se convertía en un ‘tremendo palo’.
“En Puerto Rico primero hicimos la Orquesta La Masacre, que fue donde hicimos El Pregonero, que fue el que más pegó. Después que terminamos el disco, Tito Nieves me dice “oye me devuelvo a Nueva York porque mi esposa está en cinta y aquí no voy a hacer más ná’”. Entonces le respondí que yo me iba con él porque también mi mujer estaba en embarazo. Entonces allí mismo, cuando llegamos a Nueva York, buscamos a Raymond Castro que trabajaba en una empresa de zapatos, a él le gustó el proyecto y en ese mismo momento conformamos El Conjunto Clásico”.
De la mano de Larry Landa, Alberto Echeverry y Benhur Lozada, el Conjunto Clásico caminó las calles de Cali, se adentró en las esquinas de los barrios, divagó en su música sin rumbo alguno, lamentó la suerte de los Rodríguez, entendió que si no hubiese sido por Olga me llevo a Margara y le compró al panadero el rico pan.
El 9 de agosto de 1980, en el Coliseo del Pueblo, El Conjunto Clásico de Ramón Rodríguez se presentó por primera vez en una Cali que respiraba salsa y se daba el gusto de tener ese mismo día, además de los Rodríguez (como también se les conocía) a Rubén Blades, Jhonny Pacheco, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Ismael Quintana, Adalberto Santiago y Héctor Lavoe, como artista invitado.
Dichosos los que vivieron aquel concierto y los que por primera vez escucharon a una agrupación que se iba a convertir en una de las favoritas de los caleños.
“De allá ariba se ve un río También se ve un platanal De allá ariba se ve un río También se ve un platanal Se divisa un cafetal y más arriba un bohio Se divisa un cafetal y más arriba un bohio Pero todo está vacío solo se escucha el ladrar Pero todo está vacío solo se escucha el ladrar De un perrito blanco y negro que no pudieron llevar De un perrito blanco y negro que no pudieron llevar Se marcharon los Rodríguez no se sabe para donde Dejaron su terruñito Se fueron del monte (bis)”
Incluso la leyenda salsera terminó construyendo una historia que hablaba de que esta composición era dedicada a los hermanos Rodríguez, los jefes del Cartel de Cali, que en aquella época financiaban la llegada de las grandes bandas salseras. Una leyenda que el mismo Ramón terminó explicándome que carecía de veracidad. “Ay Dios mío, lo que quería contar con los Rodríguez era todo el fenómeno de inmigración. Todas esas familias que salían de Puerto Rico rumbo a Nueva York y como Rodríguez es el apellido más común, pues tomé ese como genérico, no era por mí, aunque yo soy Rodríguez, claro. Pero cuando llegamos en el 80 a Cali, estaban pegados ‘Sin rumbo alguno’, ‘Los Rodríguez’, ‘Olga y Margara’ y ‘Ay qué bueno’”.
Una historia que lo marcó como los tres años que pasó en una prisión en Puerto Rico. Allí, en medio de los barrotes y la soledad de la cárcel, Ramón Rodríguez sintió que debía dejar escapar su tristeza por una condena que consideraba injusta y que le cortaba las alas que todo músico necesita para hacer volar su creatividad. Sin la compañía de esa ‘guitarra noble compañera, que conmigo se va dondequiera’, el orocoveño por primera vez se sintió sin ‘rumbo alguno’. Y fue en ese momento, mientras navegaba ‘solitario’ en aguas turbulentas, cuando logró convencer a la guardia del penal para que le dejaran entrar su noble compañera, hacer los primeros acordes y dejarlos eternizados en una pequeña grabadora.
“Se me agotan las esperanzas con los castigos, Que me estas dando, no estoy mintiendo Con lo que digo Solo te empeñas en lastimarme los sentimientos Y en tus castigos, solo se ha visto lo que me ha pasado Por no comprender, y resolver este problema Como a ti te da la gana Tu eres la ley, y a mí me llaman el presidiario Tu eres el rey, yo sigo siendo tu fiel esclavo Oiga señora ley, mire señora ley, atienda señora ley Señora ley Oiga señora ley, mire señora ley, atienda señora ley Señora ley”
Fue tal la calidad de este tema, tal vez el último gran éxito del Conjunto Clásico, que se convirtió en un himno para todos los presos del mundo. “Hasta los guardias del penal lo cantaban”, recuerda en medio de una pícara sonrisa esta figura clave de la salsa. Ya sin embargo, el desgaste de los problemas de drogas que arrastraba él y Tito Nieves, más las desavenencias jurídicas con el otro integrante del grupo, Raymond Castro, llevaron a la separación del gran Conjunto Clásico.
“Déjense de hablar, no comenten más
Van a maltratar el sentimiento de este conjunto
Está bueno ya si esas calumnias
Solo nos llevan a la falsedad
A nada llegarán
Unos hablaron de una separación
Y criticaron a este conjunto tan tradicional
Que si Tito se va, que si Ramón no quiere
O que si al otro Ramón esto ya no le conviene”
Y entonces lo que en el disco ‘Son Mentiras’, lanzado en 1983, Tito Nieves tantas veces desmintió se hizo tristemente realidad y el Clásico se disolvió. Algunas posteriores apariciones alimentaron la nostalgia y el recuerdo, pero ya el grupo nunca volvió a unirse.
Ahora Ramón vuelve a una ciudad que lo marcó musicalmente, a la que dedicó varios discos y en donde fue feliz, haciendo lo que más le gusta: música del corazón. “Yo crecí aquí como músico, el Conjunto Clásico comenzó en 1979 y un año después ya estábamos en esta ciudad con Larry landa que nos ayudó junto con Alberto Echeverry, aquí nos hicieron parte de la historia de este país. Mi propósito ahora es venir, enseñarle al pueblo mi música y formar una orquesta, arrancarla desde aquí para devolver algo de todo ese amor que ustedes me brindaron”.
Con la partida de Rosita, su esposa y gran amor, Ramón Rodríguez quiere regresar a sus raíces musicales, cumplirle la promesa que le hizo a su gran bastión, y como el mismo dice en ‘Solitario’, comenzar esta historia de nuevo.
Ramón sabe que cuando se quiere no hay tristeza y el corazón se llena de alegría, de ilusión y esto es lo que para el gran juglar de Orocovis significa Cali, porque cuando se quiere se quiere.
LOS DIEZ IMPERDIBLES DE RAMÓN RODRÍGUEZ
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LOS RODRÍGUEZ:
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Las recientes declaraciones de la vicepresidenta Francia Márquez causaron revuelo en las redes sociales. Aunque algunos salieron en su defensa; otros la criticaron por hacer recorridos a su casa en Dapa a bordo de una aeronave del Estado.
En redes sociales se ha viralizado el audio con un fragmento de la entrevista que Márquez le concedió a "Semana"; en donde aseguró que así el pueblo colombiano se moleste, por su seguridad, ella seguirá llegando y saliendo de su casa en helicóptero.
La reconocida actriz y modelo colombiana, Lina Tejeiro utilizó el audio en su cuenta de Instagram y Tiktok, haciendo uso de sus dotes en las artes escénicas para bromear con el audio de las declaraciones de la vicepresidenta; Francia Márquez, respecto al uso de los helicópteros del Estado para sus desplazamientos por el país.
Hasta el momento cuenta con más de 3,5 millones de reproducciones y miles de comentarios de algunos de sus fanáticos que no dudaron en dejar sus reacciones en el post de Tejeiro.
"Subí en helicóptero y hoy me vine y salí en helicóptero y voy a seguir. Las veces que venga voy a ir en helicóptero le guste a la élite colombiana o no"; dijo la caucana en una declaración que le ha dado la vuelta al país, y que usó la actriz para bromear diciendo: "Cuando uso el ascensor para subir un piso. 😂 #DeMalas".
Su actuación causó un sinfín de interacciones de algunos de sus más de 9,9 millones de seguidores, quienes le dejaron algunos de sus puntos de vista en la caja de comentarios, incluidas, personas del mundo de la farándula nacional.
“Los gestos q hizo al decir eli elicotero (sic)”, “la mejor y cuando se equivoca “, “El elicot-tero”; y “Lo máximo”, fueron algunos de los puntos de vista más destacados.
El productor musical argentinoBizarrap lanzó su nueva Music Session #54 con el cantante estadounidense Arcángel y sumó muchas reproducciones de una forma extremadamente veloz. Esto, a raíz del boom mundial de la colaboración junto a la colombiana Shakira, canción que rompió muchos récords.
Las redes habían explotado después de muchas especulaciones y el silencio por parte de Bizarrap, quien llevaba semanas sin publicar nada.
Para esta sesión, el argentino colaboró con Arcángel, quien vive un buen momento y es uno de los artistas más destacados de la música urbana de Latinoamérica en los últimos años.
El primer millón de reproducciones lo consiguió en tan solo 17 minutos, dejando en evidencia que Bizarrap tiene cada vez más llegada y que los invitados traen consigo su propio público. Pero esto no fue lo único, sino que la Music Session #54 obtuvo 10 millones de visitas en 16 horas, cifras que son muy buenas pero no se asemejan a las de Shakira.
Por esta cantidad de público, rápidamente se convirtió en "#1 en Tendencias de música" en YouTube. De igual manera, es evidente que también llegará a ser primera del Top 50 de Argentina e ingresará al Top 50 Global.
No es la primera vez que Bizarrap y Arcángel trabajan juntos; en 2022 lanzaron una canción en la que también trabajó Duki y se llamó Bottas; el cual superó los 21 millones de reproducciones en Spotify y desencadenó las Music Sessions de estos dos artistas.