En la liturgia cristiana, el Jueves Santo es un día que tiene un gran significado, pues marca el inicio del Triduo Pascual. Además, conmemora uno de los eventos más representativos de la fe: la última cena de Jesús con sus discípulos.
Este día simboliza los valores indispensables como el amor, la humildad y el servicio al prójimo.
Última cena
En la tarde del Jueves Santo, Jesús se reunió con los doce discípulos en el cenáculo para compartir la última cena antes de ser crucificado. En este encuentro, Jesús entregó su cuerpo y sangre; sus manos rugosas tomaron el pan y con voz serena pero impregnada de significado, lo partió el pan y les brindó a sus amigos, diciendo:
"Tomad y comed, este es mi cuerpo que es entregado por vosotros".
Luego, con el vino en la mano, expresó: “Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”.
"Haced esto en conmemoración mía”.
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Lavatorio de pies
Llegada la noche, Jesús se levantó de la mesa, se ciñó una toalla y, con humildad, empezó a lavar los pies de sus discípulos. Uno a uno, fue inclinándose ante ellos, limpiando el polvo y la fatiga de sus caminos con manos cargadas amor.
Pedro, uno de sus discípulos, protestó al verlo. Pero Jesús, con una sonrisa tranquila y una mirada llena de comprensión, le dijo: "Si no te lavo, no tendrás parte conmigo". Pedro, extendió sus pies hacia Jesús, aceptando este acto de amor y humildad con un corazón conmovido.
Cabe resaltar que, este acto de amor y humildad es recordado y replicado en las iglesias de todo el mundo durante la misa del Jueves Santo, recordando a los fieles la importancia de servir a los demás con amor y humildad.
La traición de Judas
La noche del Jueves Santo también estuvo marcada por la traición de Judas Iscariote, uno de los doce discípulos de Jesús. Judas, influenciado por la codicia, traicionó a Jesús entregándolo a las autoridades romanas por treinta monedas.
Bajo el manto de la noche, Jesús y sus discípulos dejaron el cenáculo y se dirigieron a Getsemaní, un lugar tranquilo y apacible al pie del Monte de los Olivos.
Judas, conocía bien aquel lugar, y había conspirado en su corazón la traición. Se adelantó ligeramente al grupo, sabiendo que el beso que le daría era la señal para que fuese identificado entre la multitud.
Y así, Judas se acercó a Jesús, le dio el beso de la traición y entregó al Hijo del Hombre en manos de aquellos que buscaban su arresto.
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Mientras tanto, en el huerto de Getsemaní, Jesús se retiró para orar en profunda agonía. Cayó de rodillas sobre la tierra húmeda, con el corazón lleno de angustia y el sudor cayendo como gotas de sangre. "Padre mío", exclamó con tristeza.
"Que no sea como yo quiero, sino como tú quieras".
En este momento, Jesús se entregó por completo a la voluntad de Dios, aceptando su destino por amor a la humanidad.
¿Por qué es importante el Jueves Santo en la Semana Santa?
El Jueves Santo marca el comienzo del Triduo Pascual. Es decir, los tres días más sagrados del año litúrgico cristiano. Este día, particularmente, busca que se reflexione sobre el amor, la humildad y el servicio, tal como fue el lavatorio de pies y la institución de la Eucaristía.
De la misma manera, nos recuerda la traición y la agonía de Jesús, preparándonos espiritualmente para los eventos que marcarán la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
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