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Un regreso a la obra del cronista Germán Castro Caycedo

Un regreso a la obra del cronista Germán Castro Caycedo

Hasta los últimos instantes de su vida, el periodista y escritor Germán Castro Caycedo estuvo preocupado por el futuro del periodismo en el país. Formado en una escuela en la que era necesario ir a los sitios de los acontecimientos para poder atreverse a realizar una crónica, el narrador zipaquireño lamentaba ‘los nuevos tiempos’ de redes sociales, donde el comunicador se siente una estrella y donde el contraste de los hechos pareciera una práctica antediluviana.

Por eso, sin ambages ni temores, se devolvía en el tiempo y hablaba de Alberto Urdaneta; un destacado periodista de finales del siglo 19 y a quien él consideraba un verdadero maestro del periodismo.

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“Siempre será un referente. Si bien la crónica nace hacia 1500 con los llamados Cronistas de Indias, este hombre con su Papel Periódico Ilustrado, que salió publicado entre 1861 y 1868, da un paso muy adelante en la búsqueda del género. Él fue el primero que intuyó que la prensa no estaba llamada a esperar a que los sucesos llegaran hasta al escritorio sino que era necesario salir a buscarlos, hurgar en los detalles, eso que ahora con tanta facilidad decimos reportear. Pero eso infortunadamente se ignora hoy en las facultades de periodismo”.

Esto se lo dijo Germán Castro a la destacada periodista caleña Lucy Lorena Libreros, en una entrevista publicada en el 2011 en el periódico El País.

En su escrito, Lucy Lorena, hoy editora cultural en la Revista Semana; relataba los inicios de Germán Castro en la literatura y describía cómo en 1976 un joven periodista nacido en Zipaquirá se propuso narrarle al mundo los horrores de la violencia en Colombia.

El asunto tomó su tiempo. Allí no más, en Caicedonia, ‘un pueblo encajonado entre las cordilleras al norte del Valle del Cauca’; le contaron que las balas parecían crecer más rápido que las matas de café. En La Celia, caserío de Risaralda, que godos y ‘cachiporros’ aún saldaban sus deudas con fusil.

En San José del Guaviare, que casi cada familia, por culpa de la guerra, tenía enterrado en su propia parcela a un hijo, un padre o un hermano.

El asunto terminó llamándose ‘Colombia amarga’. Treinta crónicas en total. Y si no fuera porque el libro registra el año de publicación, hasta su autor, Germán Castro Caycedo, creería que aquellos relatos ocurrieron hace apenas unos años, y no hace cuatro décadas”.

Lo increíble es que ese relato que hacía la periodista en 2011, 13 años después sigue teniendo plena vigencia. La violencia en el país está tomando ribetes catastróficos; a pesar de que en ese lapso hubo un proceso de paz que alcanzó a animar los últimos años de vida de Germán Castro. Seguir la saga de una ‘Colombia amarga’, esa fue siempre una preocupación del maestro del periodismo.

Un hombre que como pocos se adentró en las profundidades del país olvidado, que a través de sus escritos, programas televisivos o radiales le dio voz a aquellos marginados, develó realidades que permanecían ocultas; no le tembló el pulso para señalar los excesos de los ilegales o del propio Estado. Y, tampoco, para hacer diagnósticos del oficio periodístico y plantear algunas observaciones (con plena vigencia) a los más jóvenes.

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Se han olvidado del periodismo en profundidad. No es contar un hecho por contarlo, así se trate de un hecho que parece común. Recuerdo alguna vez que un grupo de muchachos se extravió durante 17 días en una caverna. Antes de enfrentar a los protagonistas, traté de empaparme del tema. Hablé primero con un espeleólogo (experto en cavernas) y con un biólogo experto en murciélagos; después con un montañista y como a esos muchachos les dieron alucinaciones, con un neurólogo. Con ese bagaje me fui, por fin, a hablar con los jóvenes a sus casas y a los pocos días me llevé a la caverna a dos de los que tenían más facilidad de palabra y entonces el panorama cambió: ya no estaban recordando, logré que ellos volvieran a vivir aquella experiencia intensamente”, le decía el maestro del periodismo a Lucy Lorena en aquella recordada entrevista.

Ahora es su hija, Catalina Castro Blanchet, quien nos presenta un libro intimista, que devela las sensibilidades del periodista: ‘Mi padre, Germán Castro Caycedo’. Una historia detrás de las historias.

Más de 700 páginas que conforman un viaje por la vida del cronista, un recorrido por la estrecha relación de un padre con una hija, un viaje con duelo a bordo, una expedición que recolecta un método de trabajo e investigación, una aventura que permitirá adentrarse en la historia detrás de esos más de 25 libros escritos por Castro Caycedo.

El problema con el periodismo en Colombia, como sucede con otros aspectos del país, es que no sabemos para dónde vamos porque no sabemos de dónde venimos. Una cosa es el periodismo literario o periodismo narrativo, eso no lo hay en este país, eso dejémoselo a los periodistas de Estados Unidos, que fueron los autores de esos términos. Aquí, en América, nació en 1500 la crónica y para mí seguirá siendo la crónica. Y a pesar de que la crónica es el género mayor del periodismo, se ignora el pasado magnífico que ha tenido en este país”, sus reflexiones siempre estarán presentes, como esta que también hizo en la entrevista con Lucy Lorena.

El libro de Catalina Castro es un verdadero acto de amor, admiración, evocación y legado. Un recuerdo hermoso de la relación entre un padre y una hija. Un doloroso viaje también por el marchitamiento de la vida y el adiós a un ser amado. Pero también es un testimonio para entender la importancia de hacer buen periodismo.

Un hombre que atravesó 60 años de historia del país, que sacó a la luz pública las memorias de la Colombia profunda, que habló con personas de todos los matices, que la narró sin pausa y sin prisa, un periodista completo y complejo, como reconoce su hija y al que es necesario regresar, una y otra vez.

Catalina, cuéntenos cómo fue el abordaje de esta historia que se adentra en la historia del gran periodista y escritor que fue Germán Castro Caycedo

Esta historia nació hace más de diez años, por iniciativa de mi esposo que es francés y aprendió a conocer y amar  este país a través de mi papá, igual que yo. Y fue una idea que le fuimos trabajando a mi papá para que escribiera sus memorias. Fue un poco reacio al principio porque pues un periodista no habla en primera persona y que una biografía se escribe antes de morir, así que el trabajo se dilataba realmente y en 2019 decidí tomar las riendas, le propuse a mi papá escribir un libro a cuatro manos sobre las historias detrás de las historias, y de su vida y en ese momento el aceptó y así durante dos años. Gran parte de la investigación previa la hice de su mano, hasta el 2021 que mi padre se me fue, sin embargo, lastimosamente no alcanzo a comenzar a escribir.

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Germán Castro siempre estuvo precedido de ser un hombre muy riguroso sus investigaciones, pero también obsesivo y un poco malhumorado

Germán Castro Caycedo era un hombre con todas las facetas, como todos los seres humanos, con claros y oscuros, con un sentido del humor muy arraigado, con una inteligencia sorprendente, un lector empedernido, muy quisquilloso también, con un sentido de la estética muy profundo, en todos los campos, en el vestir, en el escribir, en la decoración, y era un papá sinigual, presente en todos los sentidos y aspectos de mi vida. Un padre que me regaló el mayor tesoro que puede tener un ser humano que es el libre albedrío, la libertad de pensamiento y de escoger, era una persona accesible a todos y con un profundo sentimiento de sensibilidad social, alguien que se quitaba el pan de la mano para darse las a los otros, generoso y, bueno, de mal genio, también.

Quienes hemos tenido la fortuna de leer los libros de su padre siempre tenemos discusiones en torno a cuál fue mejor. En lo personal me gusta ‘Colombia amarga’, ‘El Hueco’, ‘Mi alma se la dejo al diablo’, ‘Huellas’, ¿para usted cuál fue su mejor obra?

Para mí el libro que tiene una carga emotiva personal es ‘El Cachalandrán amarillo’, un recorrido de cuentos y leyendas por el país, para mi es el ‘Mis Mil y una noches’, porque es mi papá contándome historias en las noches para ahuyentar mis miedos, entonces ese libro lo tengo en lo más profundo de mis afectos.

Germán Castro fue un hombre con grandes preocupaciones sociales, al final de su vida en qué estaba pensando y qué era lo que más lo angustiaba de este país

Tuve conversaciones muy profundas con mi papá, pero no es mi rol entrar en debates de este tipo, lo preocupaba mucho la falta de educación y oportunidades para la gente, se fue convencido de que somos un pueblo capaz y le daba mucha tristeza que la gente tuviera que irse del país y se quedara sin oportunidades, ese le dolía profundamente. Un gran interés de mi papá y parte de sus motivaciones por ejemplo para dar charlas en las universidades y abrir las puertas de su casa a todos los estudiantes de periodismo que quisieron entrevistarlo fue dejar una huella frente al método de ejercer el periodismo porque siempre estuvo convencido de que el periodista puede ser un factor de paz y no de guerra en un país y la manera de trasmitir las noticias, lógicamente sin esconder nada, hace parte de la construcción de la paz en un país y eso me gustaría que quedara de este libro porque fue uno de sus combates y defendió la independencia y la libertad de prensa y por esto también he decido que parte de las regalías de este libro pues vayan a La Fundación para la Libertad de Prensa, que es un legado que defendió mi padre y que yo quiero perdurar y que quede en estas nuevas generaciones de periodistas que vienen, sin ser mi profesión, pero fue una de las batallas de mi papá.

Su padre tuvo un espacio en televisión que marcó época como lo fue ‘Enviado Especial’, sin embargo siempre hubo mucho especulación sobre por qué salió del aire. ¿Hubo presiones para que no siguiera el programa?

‘Enviado especial’ estuvo al aire 18 años, para mi papá fue la realización de un sueño porque estando en el periódico El Tiempo soñó con poder mostrar este país a través de una cámara y un micrófono haciendo las mismas crónicas que realizaba en El Tiempo, es decir yendo a cada lugar y rincón de este país, mostrando ese país a la gente. Para él fue la realización de un sueño. Fue un programa polémico y controversial porque no tuvo pelos en la lengua para denunciar lo que tenía que denunciar, trataron de ponerle obstáculos varias veces, eso está consignado en el libro y el programa no se acabó por una razón diferente que la muerte de su amigo, mecenas, padre, hermano, Fernando Gómez Agudelo, él sintió que sin Fernando el programa para él como persona ya no tenía sentido.

Aunque usted no es periodista vivió muy cerca el estilo periodístico de su padre, ¿qué es lo que más destaca del trabajo que hacía Germán Castro?

Muchísimo, pienso que su forma de ejercer y su método e insisto en que quisiera que influyera en la formación de nuevos periodistas.

Su método fue basado en principios inquebrantables a los cuales fue fiel hasta el final y eso implicaba ir hasta el lugar de los hechos, entender antropológicamente cada una de las culturas de este país para contarlas desde la propia cultura, sin juicios, salvaguardar el patrimonio de estas regiones, defender la justicia social, defender la paz, militar por el medio ambiente, por nuestros recursos naturales, mostrar todas las caras de una misma moneda por igual, buenas o malas, estemos de acuerdo o no, siempre defendía que la opinión pública debe conocer cada una de esas caras y creo que ese es su mayor legado, haber podido conservar la independencia enfrentando cualquier intento de ponerle talanqueras.

Sin duda Germán Castro marcó a toda una generación de periodistas, qué otro aspecto destacaría que lo convirtió en un referente para muchos de nosotros

Fue un periodista complejo y completo, atravesó 60 años de historia del país, un periodista que sacó a la luz pública la Colombia profunda, las regiones olvidadas, con todos sus matices, lo bello, los duro, entrevistó a todos los actores de estos 60 años, desde la guerrilla, narcos, paramilitares, ejército, personas del común, comunidades indígenas, zapateros, barrenderos, juglares.  

Fue un periodista que sacó a toda esa Colombia en todos los formatos posibles: prensa escrita, radio, televisión, charlas, libros, en fin, un periodista  completo y al leerlo se entiende su importancia.

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