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Tema Aparte, por Élmer Montaña

Tema Aparte, por Élmer Montaña

 

La revictimización de Clara Rojas

 

Diana, una guerrillera de las Farc con ínfulas literarias, escribió en el blog de esa organización un relato sobre el secuestro de Clara Rojas, con el propósito de desvirtuar su calidad de víctima. De manera sinuosa, la “cronista” muestra a Clara Rojas como una mujer que debe ser objeto de reproche antes que de admiración o solidaridad por el viacrucis que padeció.

Los victimarios no perdonan que Clara Rojas haya sido liberada en un operativo cinematográfico que dejó a las Farc como una cuadrilla de estúpidos, por eso la persiguen con sevicia, sin cuartel, no quieren que sobreviva, le niegan el derecho a reclamar justicia y reparación.

Las Farc niegan incluso que Clara Rojas estuviera secuestrada. Con desparpajo se irrogan el derecho a reescribir la historia, a falsear la verdad. Se refieren a ella como una prisionera de guerra cuando por todos es sabido que Clara nunca hizo parte del conflicto, que jamás renunció a su neutralidad.

Para los victimarios Clara tuvo un comportamiento indecente, cuando los indecentes fueron ellos que la sometieron a un encierro inhumano, sin motivo alguno. La indecencia fariana raya en la repugnancia al exhibir supuestas intimidades de sus víctimas, a ese extremo no se atrevieron a llegar los nazis en los campos de concentración. Ningún custodio o criminal de guerra sacó a la luz pública las intimidades de los judíos para desacreditarlos, ni siquiera para justificar el exterminio cayeron tan bajo.

La repulsiva historia de Diana, provocó una tibia respuesta del Gobierno que se limitó a pedir una aclaración a los delegados de la Habana. Como era de esperar, la guerrilla sacó tajada de la flaqueza y se limitó a decir que no se trataba de un pronunciamiento oficial sino del relato de una guerrillera que contó su versión, así como otros habían contado la suya y la dejaron colgada en la página de internet. Arrinconada por los victimarios Clara Rojas renunció a la Comisión de Paz del Congreso y es posible que se margine de los temas de paz para evitar que la sigan revictimizando.

Las Farc se anotaron un triunfo, muy a su manera, contra personas indefensas, como suelen ser las víctimas de sus atentados terroristas. El país no puede permitir que los victimarios decidan a quien se debe reconocer la calidad de víctimas y mucho menos tolerar que las humillen impunemente.  La explicable reacción de Clara Rojas convencerá a las Farc de que tienen en sus manos un arma poderosa para silenciar a las víctimas que les causen molestia, no resultaría extraño, por lo tanto, que publiquen más historias sobre los inapropiados comportamientos de los secuestrados. Todo depende de la entereza que demostremos los colombianos y del respaldo efectivo que ofrezcamos a las víctimas de la guerrilla.

La paz es un merecido anhelo y hoy más que nunca creemos que es posible, pero los victimarios, que siempre buscan justificar sus acciones, deben saber que por más que lo intenten no podrán cambiar la historia y aunque recibían el perdón de sus víctimas la memoria de sus crímenes seguirá viva  por mucho tiempo.