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La crisis más honda

La crisis más honda

Especial para 90minutos.co

Pensemos en la siguiente escena: caravana fúnebre escoltada por decenas de motocicletas con las matrículas tapadas, con sus ocupantes sin llevar casco, armados e intimidando a quienes van por la calle, ¿nos suena familiar? Creo que sí, difícilmente una persona en Cali no ha sido testigo o víctima de una de estas caravanas. Y la sensación que le queda a cualquier observador es, justamente, que en Cali cualquiera puede hacer lo que le da la gana. Ante las decisiones arbitrarias de muchos, la percepción que hay es que no existe una autoridad que proteja al ciudadano.

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Así como con las caravanas, hay una gran cantidad de situaciones que hablan de la erosión de la capacidad del Estado a nivel local para contener el desorden, hacer respetar la ley y sancionar a los infractores. Y eso está socavando el activo más valioso que puede tener una sociedad: la confianza en sus instituciones y la credibilidad que estas puedan tener. Al respecto, el premio Nobel de Economía, Robert Aumann, hablaba sobre la capacidad de hacer creíble la amenaza de sanción o castigo para lograr la cooperación de las personas. Es decir, solo la creencia de que quien incumple la ley será efectivamente castigado persuade a otros de no hacerlo. Pero en Cali no está ocurriendo.

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Estoy convencido de que la crisis más honda que enfrentamos los caleños es el deterioro de la confianza y de la credibilidad de las instituciones. La mayoría de los ciudadanos desconfía de la capacidad de las autoridades de cuidar su vida y sus bienes, pero también desconfían de que puedan poner en cintura a los infractores. Esto se acentúa en una ciudad como Cali donde la percepción que se tiene es que sus autoridades, además, no son transparentes y son corruptas. Cuando esto ocurre, asistimos a ese comportamiento de la ciudadanía donde poco importa el vecino, la convivencia y donde parece que cada quien puede hacer lo que le venga en gana, total no habrá sanción.

La confianza y la credibilidad de las instituciones es fundamental para que la gente tenga incentivos para cooperar. Eso supone que la gente cumpla la ley y vele por el respeto al derecho de los otros, lo cual es fundamental para mantener la convivencia, la seguridad y la cooperación con la justicia, elementos que hoy son las grandes debilidades en Cali. En ausencia de confianza y credibilidad, en buena medida porque los problemas están desbordando la capacidad institucional, nos enfrentamos a comportamientos cada vez más comunes y perjudiciales.

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No se trata de creer en el alcalde de turno o no, sino de confiar en que los mecanismos del Estado para garantizar los derechos de los ciudadanos y sancionar a los infractores funcionen de forma adecuada. Para Cali es prioridad recuperar el orden y la capacidad de sus autoridades de policía y de la justicia para sancionar y hacer cumplir la ley. En ese propósito es indispensable la participación del Gobierno Nacional para mejorar la infraestructura de la justicia y proporcionar recursos técnicos y humanos para enfrentar la criminalidad y la ilegalidad. También es clave recuperar el orden en las vías.

Uno de los fines esenciales del Estado es impartir autoridad y administrar justicia. Sin esos dos elementos será muy difícil recuperar la confianza y la credibilidad de las instituciones y, por consiguiente, asegurar la cooperación de los ciudadanos para mantener la convivencia. Esa es la gran tarea que se tiene por delante: hacer creer y convencer con hechos que en Cali hay autoridad y quién proteja la vida, integridad y bienes de sus ciudadanos.

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