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Grupos de periodistas en Whatsapp: ¿un mal necesario?

Grupos de periodistas en Whatsapp: ¿un mal necesario?

El Whatsapp ha simplificado mucho la labor de los periodistas. Sin referirme a las facilidades que ofrece para contactar  fuentes que antes eran inaccesibles, la creación de los grupos de periodistas también permite una interacción que favorece la labor cotidiana de informar. Pero hace falta que los administradores exijan una pautas claras a sus miembros y que los comunicadores autorregulen actitudes que  convierte a estos grupos, en muchas ocasiones, en un mal necesario que hay que soportar por los beneficios que uno recibe a cambio.

Gracia a estos grupos, los periodistas enriquecen de forma exponencial su volumen de contactos, sean estos mandos medios o directivos. Además mantiene actualizados a todos los comunicadores sobre lo que se está cubriendo en la agenda informativa y es una especie de google periodístico sobre dudas de nombres, lugares, fechas o situaciones. El que sepa la respuesta, la comparte en el grupo con generosidad.

Pero a veces toca aguantarse que, cuando avisa la llegada de un nuevo mensaje del chat, no es precisamente una información útil para los periodistas. Ahora con la celebración de la novena estrella -hecho que debe alegrar a todos los hinchas del Cali- tocó recibir fotos y fotos de modelos con el uniforme del Cali o memes supuestamente divertidos sobre el tema. Aquí es cuando es obligatorio saber activar la función de no descargar autómaticamente ni videos ni fotos sino lo decide el dueño del smartphone.

Y aunque no haya celebración de un equipo ¿dónde dejamos a los que quieren compartir un mensaje de superación personal, así "de gratis"? Puede ser que estas reflexiones -de las que abundan sitios web en la internet- logren ser motivadores pero el espacio para leerlos no es un grupo de noticias en donde uno espera interacción útil para la labor periodística.

Para lo último dejé lo más harto: los pendencieros. Pagan por un pleito. Muchas veces vienen detrás de unas convicciones políticas que son muy respetables por fuera de un grupo de informadores pero no en estos espacios, en lo que por su esencia, no se crean para discutir y discutir horas enteras sobre las opiniones de cada uno. La mayoría de las veces encuentro puntos de vista intransigentes que buscan imponerse sobre los demás descalificando porque no piensan igual. He presenciado peleas y peleas que hasta han terminado en el mensaje que podría sonar como un portazo: “fulano de tal 879551008 ha abandonado el grupo". Y critican al mandatario de turno. Y lo que dijo el otro colega. Y se ponen dignos y exigen respeto. Y... sigue una lista de excusas para ver quién le contesta su pelea.

"Solo noticias" es la frase más común que escriben los que les recuerdan que para eso no son los grupos de periodista. Y entiendo a los administradores. Requieren que estén esos periodistas en el grupo y luego tendrán que encontrárselos en las ruedas de prensa y en lo cotidiano tienen que compartir con ellos. Por eso tienen que aguantárselos y por ahí derecho, a muchos otros nos toca asumir la misma actitud. Aunque las ganas de mandarlos para el carajo son una tentación que a veces lo asalta a uno. He visto también actitudes sensatas: invitan a los que les gusta "la cosa política" a participar en otro grupo. Esa es la salida correcta. Y respetar a los colegas, utilizando el grupo para solicitar o compartir información. Ojalá no se repita la escena -ya común por la falta de colegaje- en la que el periodista corre a revisar su celular con la expectativa de una información de última hora y tener que encontrarse con mensajes filosóficos como: "Hay gente que se pasa la vida haciendo cosas que detesta para conseguir dinero que no necesita para comprar cosas que no quiere para impresionar gente que no le gusta". O que alguien considera que la administración estatal es corrupta y no merece estar al frente de los destinos de los ciudadanos. Y queda abierta la pelea: ¿quién está en  desacuerdo para empezar la trifulca? O que llegue el meme de la caricatura de Leonel Álvarez con la frase: "¿Y ahora qué vamos a hacer con  10.000 cruces del Gólgota?". ¡Cojan oficio!