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EMCALI, una prioridad

EMCALI, una prioridad

Especial para 90minutos.co

La transparencia en los procesos es uno de los grandes activos intangibles de las empresas. Las firmas más importantes del mundo preservan su reputación, el conocido Good Will, que les permite gozar de la confianza de los mercados y de los inversionistas, accionistas y grupos de interés, que tienen certeza que el negocio es rentable y generará el valor que esperan. Esta confianza solo es posible por la publicación periódica de información del estado de la compañía y por la rendición de cuentas de sus cuadros directivos. Actuar conforme a las reglas de juego e informar de forma veraz es clave para el éxito de cualquier gran empresa.

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EMCALI es una empresa de poco más de dos billones de pesos de ingresos al año. Es la empresa pública más grande de la región y una de las cinco más importantes del Valle del Cauca, un departamento donde tienen sede importantes empresas privadas. Es, además, una de las tres empresas de servicios públicos más grandes de Colombia, de manera que hablamos de una compañía gigante que no puede manejarse sin rigor.

En lo relacionado con la junta directiva y el gobierno corporativo, todos estos hechos nos confrontan con la manera en que se toman las decisiones en estos órganos de gobierno de la empresa, que pasa también por la discusión sobre la forma en que se eligen a sus miembros. Hoy en EMCALI quedan dudas sobre si sus directivos reúnen las condiciones para orientar a la empresa y si, en las condiciones de la empresa, los puestos en la junta se asignan con criterios poco técnicos y transparentes.

El alumbrado navideño móvil, el convenio interadministrativo para rehabilitar malla vial, el contrato con la ERT (que luego supimos subcontrató las actividades con varias empresas) y ahora el contrato que involucra documentación falsa por parte de un contratista relacionado con el escándalo de Centros Poblados, a pesar de las alertas emitidas en junio pasado desde el Concejo, son algunos de los casos que comprometen la transparencia de la empresa y le restan credibilidad en el mercado y frente a la opinión pública. Lo más cuestionable es que, a la fecha, nadie asume la responsabilidad ni les pone el pecho a estos cuestionamientos.

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Mientras la empresa pierde competitividad en el componente de Telecomunicaciones, por ejemplo, sus actuales directivos parecen mucho más preocupados en convertir a EMCALI en una entidad que se embarca en negocios riesgosos, poco claros y que no son de parte de su razón de ser, como la reparación de la malla vial. La principal empresa pública de Cali, que debería manejarse con un código de gobierno corporativo a la altura de las grandes empresas del país, pareciera que se maneja como un fortín político donde abundan los contratos a dedo, donde la información no es clara ni oportuna y donde la transparencia no se les garantiza a sus grupos de interés, principalmente los ciudadanos que son, además, sus usuarios.

Recuperar la credibilidad, asegurar la transparencia en sus procesos y la adecuada rendición de cuentas debería ser la prioridad en estos momentos. En ninguna circunstancia debemos permitir que EMCALI se convierta en el fortín de unos grupos políticos más interesados en hacer negocios que en generar el valor social que se espera de esta empresa pública.

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El alcalde, como presidente de la Junta Directiva, no solo debería preocuparse por asistir a las reuniones de esta instancia. De hecho, ha asistido a seis de las últimas 36 sesiones de la Junta Directiva de EMCALI. Pero en el fondo, el llamado al alcalde es que deje de hacerse el desentendido con una empresa que, si fuese del sector privado, habría perdido hace rato la confianza del mercado y de los inversionistas.  No estamos para permitir dilapidar su patrimonio público, en gran medida representado en esta, su empresa de servicios públicos.

EMCALI es de todos. En lo público se necesitan más ojos; el presente y el futuro de la empresa pública más importante de los caleños no es solo de quienes hacemos política ni de quienes gobiernan a la ciudad. Es de todos y deberian estar involucrados todos los sectores. Es una responsabilidad de todos vigilar y poner la lupa sobre lo que ocurre en la empresa y las decisiones que allá se toman.

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