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Cali productiva

Cali productiva

Especial para 90minutos.co

Con la reforma administrativa de 2016, Cali tomó una decisión adecuada: dotó a la Administración de una entidad cabeza de sector que podría orientar el desarrollo económico local para mejorar el nivel de ingresos, fomentar el crecimiento empresarial y mejorar la capacidad de los sectores productivos para ser más competitivos. Sin embargo, tras siete años de funcionamiento de la Secretaría de Desarrollo Económico, es conveniente replantear el norte en la agenda de productividad para Cali porque lo que se ha recorrido hoy es insuficiente. Oportuno hacerlo, además, en este periodo electoral.

Cali tiene unas ventajas notables. Por su ubicación, clima, tamaño de la población y otros tantos aspectos estructurales, la nuestra es la ciudad colombiana con la oferta productiva más diversa. Es decir, producimos más tipos de bienes y servicios que otras ciudades y eso, en una buena medida, ha permitido que la economía local crezca por encima de otras regiones y tenga unas condiciones más favorables para la inversión. Sin embargo, eso ocurre más a pesar del papel de los gobiernos locales que como efecto positivo de sus políticas.

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La tasa de desempleo de Cali es, curiosamente, más alta que la de Manizales y tiende a estar por encima del promedio del país. Además, el aumento de puestos de trabajo está más asociado a momentos como la Feria de Cali, lo que hace que en diciembre baje el desempleo y en enero comience a mostrar un retroceso. Sin duda, con una política apuntando a mejorar la productividad desde el gobierno local, en una armoniosa alianza con la academia y el sector privado, podríamos enfocar esfuerzos en capacitar mejor al talento humano, focalizar recursos en iniciativas como los clústeres de la Cámara de Comercio y en darle más dientes a entidades como InvestPacific.

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El primer paso para avanzar hacia una Cali productiva es que tengamos un relato común de mejoramiento de la productividad y de desarrollo económico entre el sector público, las empresas y la academia. Eso implica definir las apuestas productivas de la ciudad, entendiendo que, quizás, en el largo plazo tendremos mejores resultados si focalizamos recursos para apoyar las apuestas de mayor retorno. Por ejemplo, en dotar a Cali de más talento humano para que las empresas tecnológicas puedan expandirse, porque hay evidencia de que el crecimiento empresarial en sectores altamente sofisticados se detiene en ausencia de trabajadores capacitados. Ahí hay un reto que debería ser una apuesta para el próximo cuatrienio.

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En materia de clústeres, ahí Cali tiene una estrategia consolidada que, curiosamente, no ha tenido el respaldo debido de los últimos gobiernos locales. Por ejemplo, articular esfuerzos con la academia para vincular a las universidades en procesos de innovación es un papel que el gobierno local no ha ejercido como uno esperaría. Ahí hay un espacio que la Alcaldía puede ocupar y que es clave para consolidar logros en empleabilidad y mejoramiento de los ingresos de las familias.

Cali tiene un potencial excepcional en sectores sofisticados como la salud, la tecnología y la producción de energía. Consolidar entornos seguros, mejorar la infraestructura multimodal y corregir los problemas de cobertura y calidad en la educación son parte de una agenda que permitirá mayor crecimiento y más generación de empleos, que son fundamentales para la reducción de la pobreza. Ahí hay una ruta probable que debe seguir el próximo gobierno local.

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