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América necesita un Espartaco

América necesita un Espartaco

El siglo primero fue dominado por el poder del imperio romano que extendía su soberanía a lo largo y ancho del mundo conocido. La dinastía Flavia fue la responsable de construir un escenario para la diversión del pueblo al que, inicialmente,  llamaron anfiteatro y después dieron el nombre de coliseo debido a una estatua colosal del emperador Nerón.

En ese lugar, que tenía una capacidad para 50 mil asistentes, se desarrollaban sangrientas peleas entre gladiadores. El público llenaba el coliseo con el deseo de ver cómo el más fuerte le quitaba la vida a sus oponentes.

Cuando el combate llegaba a su fin el triunfador reducía al rival y esperaba la orden del emperador, quien, según la tradición, indicaba con el pulgar si el derrotado viviría o perdería la vida.

La cinematografía nos ha ilustrado esas tardes de lucha: tribunas a reventar, el público enardecido, los gladiadores dejando la vida, un César impávido, soberbio, mientras la gente, sedienta de sangre, esperaba que la orden fuera: ¡muerte!

El coliseo fue el centro de la sangrienta diversión romana por casi 500 años. 21 siglos después un nuevo “coliseo” nos llena con la misma sensación de antes. En el presente no hay guerreros, hoy se llaman futbolistas y técnicos, no hay emperadores, hoy se llaman dirigentes, no hay sangre, hoy se llama rendimiento, lo que no cambia es el público y su morbo, hoy cada uno tiene a su “gladiador” favorito y  solo basta con que los resultados no lleguen para que miremos al sitio donde está sentado el moderno “césar” ansiosos por que baje su dedo y quite del camino al perdedor.

Igual que el pueblo romano de hace milenios, en el presente todos esperamos a que el “emperador” Oreste baje el dedo y termine el paso de Fernando Velasco por el América dando así  fin a una lucha que deja otro  sinsabor entre quienes esperan el ascenso del equipo.

Es un hecho que el actual entrenador se irá y quien lo reemplace saltará a la arena como un nuevo “gladiador” soñando con ser el libertador que saque a equipo de las catacumbas y ser así el “Espartaco” que tanto espera el pueblo en las graderías.