Los equipos de fútbol no solo hacen parte de la historia de las ciudades, también son patrimonio de estas. ¿Se imagina a Buenos Aires sin Boca o River, a Rio de Janeiro sin Flamengo o Fluminense o a Turín sin su Juventus?, las cosas no serían iguales, pero en nuestra Cali, en nuestra particular Cali, el América no es de acá. Por circunstancias ajenas a los dirigentes el equipo se ha convertido en nómada, algo que es fácil de entender, sin embargo lo incomprensibles: ¿por qué la presentación del nuevo patrocinador del América fue en Bogotá?
Para volver a los ejemplos internacionales, no veo a Manchester United presentando el patrocinio de Chevrolet en Londres, no me imagino a Nápoles anunciando la llegada de Lete en Roma y para no ir tan lejos, ni a Junior con su pasta la muñeca o Atlético Nacional con su Postobón me los imagino haciendo un gran evento en Bogotá y relegando a Barranquilla o Medellín.
A la ya pobre campaña deportiva, a la torpeza de algunos de sus jugadores, a la confusión de un entrenador que quiere inyectar un sistema de juego que sus dirigidos no entienden y a la frustración de una hinchada cansada de la segunda letra del alfabeto se suma el que el América de Cali, ya no es de acá. Pero para colmo de contradicciones, el presidente de la compañía que llega a la camiseta roja es vallecaucano.
Argumentan que es por “mercadeo”, hablan de mostrar el evento ante los “grandes medios”, lo llamativo es que, al menos yo, no he visto el “gran despliegue” en las secciones deportivas, ni las amplias notas periodísticas de los canales nacionales hablando del hecho. Con conocimiento de causa sé que en temas deportivos para los periodistas de Bogotá el primer lugar se lo llevan Millonarios y Santa Fe después, y con mucha distancia, está La Equidad, lo demás no existe. En cuanto a mercadeo, ese no es un tema de ciudad sino de gestión.
Dicen que la presentación en Cali será el 5 de mayo, sin embargo, esto me suena como cuando un padre de familia logra un ascenso laboral o un aumento de sueldo y primero lo celebra con los vecinos para después ir a casa a compartirlo con los suyos.
