En nuestra cultura existe la idea generalizada que los hombres son máquinas sexuales, pensamos que su deseo es permanente o que tienen que desear y responder ante cualquier mujer. Además, los responsabilizamos de saber todo sobre el sexo, de “durar mucho” para complacer a su pareja y del placer sexual femenino; de casi nada.
Ante tantas presiones, muchos hombres sienten temor de enfrentar el encuentro sexual o simplemente no tienen deseo en ese momento, se encuentran estresados, no tienen estímulos efectivos o no les parece suficientemente atractiva la pareja, por esta razón sacan excusas. Así que la famosa frase “me duele la cabeza”, no es exclusiva de las mujeres.
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Los hombres, como cualquier ser humano, tienen derecho a no querer tener un encuentro íntimo, a no sentir deseo sexual o a no tener una erección y eso no los hace menos hombres. La sobre exigencia de la respuesta sexual que la mayoría de hombres sienten por no poder responder puede llevarlos a tomar decisiones equivocadas.
Es por eso, que en la mayoría de los casos comienzan a consumir en forma indiscriminada sustancias como el Sildenafil para poder responder, incluso por encima de su deseo. Lo que es un riesgo no sólo para su salud física sino también emocional, ya que pueden generar una dependencia psicológica a la pastilla, porque sin ella no sienten seguridad.
Lo cierto es que pensar que los hombres siempre están dispuestos a tener relaciones con su pareja u otras parejas sexuales, es un mito cultural y educacional que se transmite de generación en generación. La verdad, es que a veces no quieren, aunque en público se jacten de sus cualidades amatorias, dentro de las sábanas a veces las cosas no son así.
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