Desde este martes, la iglesia ha prohibido que se esparzan cenizas de difuntos o se conserven en hogares u otros espacios distintos a los cementerios.
Así lo dio a conocer a través de un documento de ocho puntos titulado ‘Ad resurgendum cum Christo’ que fue aprobado por el Papa Francisco y publicado en la página web del Vaticano.
"La conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana. Así, además, se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos", argumenta la Iglesia en el instructivo.
Sin embargo, la Congregación para la Doctrina de la Fe, autoridad para implementar reglas en la iglesia, aclaró que es posible conservar cenizas en los hogares solo cuando son “casos graves y excepcionales circunstancias”, con previo estudio por parte de la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, con la especificación que no se podrán dividir las cenizas entre los diferentes grupos familiares.
En otro caso, si el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le negarán las exequias.
Adicional a esto, la Iglesia se reafirma considerando que se debe optar por los entierros en tierra y que no se pueden "permitir, por lo tanto, actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerada como anulación definitiva de la persona".