El cofundador de la compañía OceanGate Expeditions, Guillermo Söhnlein se habría pronunciado sobre el lamentable hecho; en el que cinco personas perdieron su vida tras la implosión del sumergible Titán.
Es así como Söhnlein anunció que la seguridad en su empresa siempre ha sido una prioridad y que su amigo Stockton Rush; piloto del submarino Titán, era una persona comprometida con la seguridad y estaba consciente de todos los peligros de operar en el fondo del océano.
Sin embargo, tras las acusaciones por ignorar las advertencias de seguridad, el cofundador Söhnlein señaló que su compañero Stockton Rush; uno de los tripulantes que murió, no actuó de forma imprudente pues “estaba extremadamente comprometido con la seguridad”; así lo mencionó en declaraciones a la emisora británica Times Radio.
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Cabe resaltar, que el youtuber mexicano, Alan Estrada contó su experiencia a bordo del submarino Titán en el año 2021; para lograr ver los restos del famoso Titanic.
De esta manera, dijo que se manejó un protocolo de seguridad, el cual era abordar la misión en caso de perder la comunicación con la central durante un periodo de tiempo. Asimismo, que los tripulantes de la nave ya conocían los riesgos que podrían correr; y que estaban informados a cerca de la posibilidad de perder su vida en el descenso a las profundidades del océano.
No repetiría la experiencia
De hecho, Estrada expresó que no volvería a repetir esa experiencia, aún sabiendo cuales eran los riesgos a los que se enfrentaba.
Ahora bien, las autoridades competentes indicaron que los restos encontrados son del sumergible Titán y que las cinco personas a bordo de la nave murieron tras la implosión. Los pasajeros eran el vicepresidente de Engro Shahzada Dawood y su hijo Suleman, el millonario británico Hamish Harding; Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions y el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet.
“Creo que le preguntaron por un riesgo similar y él dijo: ‘Miren, si ocurre algo a esa profundidad, será catastrófico en cuestión de microsegundos’” dijo. “. “Hasta el punto de que la implosión se produce a velocidades casi supersónicas y básicamente estaría muerto antes de que su cerebro pudiera siquiera procesar que algo iba mal”; mencionó Guillermo Söhnlein.
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