Un año sin ‘El Cano’ Estremera, ‘El dueño del soneo’

Un año sin ‘El Cano’ Estremera, ‘El dueño del soneo’

Por Gerardo Quintero Tello

Jefe de Redacción de 90 Minutos

Un año ha pasado desde que ‘El dueño del soneo’ se fue con su fraseo al cielo de las estrellas donde alumbran sus grandes ídolos: Ismael Rivera y Marvin Santiago. El artista que convirtió la improvisación en un malabar de polifonía rítmica falleció a los 62 años en su natal Puerto Rico. Al ‘Cano’ no se le podía amar a medio tiempo, todo en él era como sus interpretaciones: apasionadas, emotivas, con alma de barrio, lo que no pocas veces le generó también feroces críticas.

Sus primeros pasos en la música los dio cantando himnos religiosos. Era un hombre del pueblo, percusionista de grupos que se formaban en el barrio Obrero de Santurce, en la Isla del Encanto.  Cantó con en el Grupo Barrio Latino, Los Pleneros del Quinto Olivo y la Orquesta Mulenze 76. Pero fue en 1978, cuando interpretó la Boda de ella, con la orquesta del Bobby Valentín, que los salseros conocieron al ‘Albino de oro’ y descubrieron la voz afinada y el poderoso soneo de Estremera. En esa misma producción musical llegó ‘El muñeco de la ciudad’, otro de sus grandes clásicos imperdibles…

La gente dice que soy el muñeco de la ciudad, la gente dice que soy el muñeco de la ciudad, porque soy blanco blanquito, con la cara colorá, porque soy blanco blanquito, con la cara colorá…  Negro que baila sabroso, negro que toca el tambor’…

 “Si albino nací nací, es porque así lo quiso Dios”, dice uno de sus más famosos estribillos. Y justo así fue llamado por muchos años, hasta que llegó el otro apelativo por el cual fue internacionalmente conocido: ‘El dueño del soneo’. Un hombre que era capaz de desafiar la métrica musical y llenar un escenario con su fraseo, sacando chispa en cada rincón del tablado.

Óscar Cardozo, periodista cultural y un melómano consagrado, lo recuerda como un hombre que le dio brillo a la salsa, que alcanzó en Cali un alto nivel de reconocimiento por su capacidad para improvisar y que cosechó un éxito tras otro.

“A los cantantes caleños les enseñó cómo se debía improvisar en tarima y a los melómamos y coleccionistas nos hizo entender cómo se podía bailar salsa romántica, pero haciendo salsa clásica”.

Cardozo aún recuerda las rumbas que se armaban en la cafetería de la Universidad del Valle mientras en los enormes bafles retumbaban ‘La Boda de Ella’, ‘Pide y Toma’ o ‘Viernes Social’, por citar algunos de los grandes éxitos de este hijo de Santurce; cuyos padres, Aquilino y Juanita, bautizaron como Carlos Enrique Estremera Colón, pero quien luego en una tarima perdida extravió su nombre y solo sobrevivió ‘El Cano’.

'El Cano' y su idilio con ‘La Capital de la Rumba’

Su idilio con Cali empezó hace muchos años, a comienzos de los ochenta. En ‘La Capital Mundial de la Salsa’ fue reconocido por su talento para el fraseo y la fuerza de su interpretación le permitió pisar los mejores escenarios y discotecas de la ciudad. Era un abonado durante la Feria de Cali y tuvo varias temporadas residiendo en esta capital.

Gary Domínguez, el histórico melómano fundador de la Taberna Latina, lo recuerda como el segundo albino más famoso de la salsa después de Néstor Sánchez; quien fue su maestro y con quien logró ejecutar algunos ‘números’ con él. Para otro salsero de la vieja guardia, el periodista Ossiel Villada, ‘El Cano’ Estremera dejó una gran huella en la cofradía salsera porque con su destreza en tarima le dio un nuevo significado al papel de los soneros de raza.

Con Bobby Valentín, el gran músico puertorriqueño que lo ubicó en el pináculo de las estrellas salseras, grabó seis discos, que incluyeron dos como solista. En 1984 decidió partir para constituir su propio ‘ventetú’ y siguió cosechando éxitos como ‘Eres tú’, ‘Viernes Social’, ‘Pide y Toma’, ‘Amiga’, entre otros.

“Eres de mí yo soy de tí, eres tan mía
Y sé que puedo amarte con locuras
Se que puedo adorarte, apoyarte y mimarte
Puedo dar todo de mío lo que tú digas
Y por eso pide, pide de mí
Todo y mucho más lo que tú quieras
Que tengo aquí un deseo que nunca estrené con nadie
Que me habita que me quema que me abraza y desespera
Y es por tí...”

“‘El Cano’ era un aprendiz legítimo de la escuela de soneros de Marvin Santiago y el gran sonero mayor, Ismael Rivera. Estremera le imprimió a la salsa romántica un sabor diferente, llenándola de soneos inteligentes y festivos, haciéndose acompañar de grandes arreglista. En síntesis, uno de los soneros más grandes que ha dado la salsa”, advierte Wilmer Zambrano, melómano, salsero y quien a través de su página  www.salsachevere.com se ha encargado de difundir la historia del género.

Estremera siempre tuvo claro que su propósito era sobresalir como cantante y “por eso me nutrí mucho de otros géneros y de artistas como Ella Fitzgeral, Al Jarreay y George Benson”.

Una de las versiones más espectaculares que hizo ‘El albino de oro’ fue la de Boranda, el disco que interpretó invitado por la Sonora Ponceña. ‘Territorio de desobediencia civil’, dice al arrancar su intervención en tarima. Allí es posible ver un Cano pletórico, orgulloso de tocar con tremenda banda. Su soneo es perfecto, los pregones al ritmo de la instrumentación, la calidad de sus fraseos, la ‘tiradera’ por la presencia de marines en Vieques es simplemente soberbia. Es de las pocas veces que una segunda versión puede resultar mejor que la original, tanto que su interpretación fue grabada en el propio concierto para luego sacar una producción musical.

 

El mago del ‘fraseo’

Ese talento para el ‘fraseo’  permite que aún se recuerde que en 1990, en un concierto en Guánica, Puerto Rico, logró improvisar 105 soneos corridos sin repetición de estrofas, un verdadero mago de la repentización.

Hace varios años, durante una entrevista con el fallecido Marvin ‘Marvelous’ Santiago, ‘El hombre increíble’ me decía que ‘El Cano’ era un monstruo en tarima, pero que su mal carácter y facilidad para improvisar lo traicionaban. Eso le representó muchos detractores, pero ni siquiera esos ‘descaches’ del ‘albino malo’ de la salsa pueden hacer olvidar que sus interpretaciones siempre estuvieron cargadas de sabor, de improvisación, de voces guturales que se unían con el instrumento de turno, de un oído capaz de acoplarse al tiempo con el piano, de una voz que iba a juego con las trompetas o las congas.

‘El Cano’ hace parte de una estirpe salsera que acabó con él. De aquellos que se fajaban en un escenario como aquella vez que entabló un duelo musical con Domingo Quiñónez, El Canario y Lalo Rodríguez. ‘Tu soneo estaba escrito y tú solo sabes llorar”, le dice en  una estrofa improvisada a Quiñónez… Y es que Estremera dominaba el arte de la rima salsera, pero también, el de la provocación. “Óyeme, antes de que pierda la cuenta, lo tuyo es mitad disparate y el otro 50% mierda”, le responde Quiñonez ya cansado del ‘bulling’ del ‘Albino’. Ese era el calibre de los duelos que se iban extraviando en choques personales, pero con los cuales el público gozaba y aquí sucedió lo mismo.

Cuando el ‘albino malo’ fue vetado en Cali

Precisamente en el 2014 lo vetaron de Cali por utilizar expresiones agresivas referidas a las casas de pique de Buenaventura y algunas palabras ofensivas en contra de las mujeres. “Recuerdo que yo siendo Secretario de Gobierno y estando en el concierto escuché sus locuras. Soneadas invitando al ‘perico’ y al alcohol y me tocó sancionarlo y dejó de venir. Muchos años después vino lo de las casas de pique e igual esta vez fue la negación del permiso de trabajo. Nunca más regresó, pero fue mi preferido”, recuerda Miguel Yusty, un gomoso conocedor como pocos de la rumba caleña, quien ha ocupado varios cargos en las administraciones locales y departamentales.

De esas locuras también se disculpó a través de un video que envió desde Puerto Rico. En  esa grabación recordó todo su paso por el Pacífico colombiano, el amor por Buenaventura y las tantas veces que cantó en Tumaco, Quibdó y otras poblaciones que “muchos de ustedes ni siquiera conocen”, porque también entre disculpa y remordimiento también le gustaba sacar los ‘cueritos al sol’

El ingeniero Julio Chamorro, melómano de corazón y porteño de pura raza, recuerda haberlo visto cerca del malecón en Buenaventura, conversando con sus amigos, tomando cerveza e improvisando fraseos para quien lo quisiera escuchar. Así era ‘El Cano’, hombre del barrio, artista del pueblo, ‘Callejero’, como ese tema del gran Willie Rosario que tanto le gustaba interpretar y que el periodista ‘Pipe’ Becerra recuerda como una de las mejores interpretaciones que le escuchó al ‘dueño del soneo’.

‘El Cano’ fue el último mohicano, el fin de una especie de pregoneros, de rumba-rumberos que ya se marcharon, de aquellos que guapeaban y se fajaban en un escenario. A un año de su muerte, Cali le rinde tributo al artista que le dio sentido al viernes social, el que te conducía a la pista con esa música tenue que invita al amor… En fin, el albino malote, pero de buen corazón…

LOS DIEZ IMPERDIBLES DE ‘EL CANO’ ESTREMERA

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