¿Cómo nació ‘Cali Pachanguero’?

¿Cómo nació ‘Cali Pachanguero’?

Por Gerardo Quintero Tello

Jefe de Redacción 90 Minutos

En la historia de las ciudades hay temas musicales que las inmortalizan. Sus letras y acordes transforman la vida de sus habitantes y ellos mismos se convierten en extensiones de esos discos por donde quieran que vayan. ‘New York, New York’, de Frank Sinatra; ‘Georgia On My Mind’, de Ray Charles; ‘Mi Buenos Aires Querido’, de Carlos Gardel; Barcelona, de Ed Sheeran; Cádiz, de Niña Pastori y Alejandro Sanz son solo una pequeña muestra de esas canciones que se introdujeron en las venas palpitantes de una ciudad y se convirtieron en su propia alma.

‘Cali Pachanguero’ pertenece a esa estirpe de composiciones que se transformaron en verdaderos himnos de las ciudades y que lograron una conexión especial entre el autor, la letra y ese público que se enamoró con tan solo escuchar por primera vez los acordes de esa interpretación.

Cuando este lunes 8 de agosto se conmemoran diez años del fallecimiento del maestro Jairo Varela, el más grande músico de la salsa colombiana, en 90 Minutos le hacemos un homenaje recordando la historia de esta emblemática canción que partió en dos la historia del Grupo Niche y creó un vínculo eterno entre los caleños y el artista chocoano.

Umberto Valverde, muy cercano al músico y quien escribió su biografía, recuerda que cuando Varela decidió trasladarse a la capital del Valle en 1981 sintió una profunda conexión con la ciudad. Fue un amor a primera vista en una ciudad que ya tenía los ritmos afrocaribeños metidos en su ser. Y es que como nos lo recuerda el investigador Rafael Quintero, en su libro ‘Cali Salsa Forever’, en la ciudad la salsa transita como “un ser vivo que se mantiene vigente y se proyecta hacia el futuro”.

En esa década ochentera había un pleno florecimiento de los grilles de la época. Siboney, El abuelo pachanguero, Cañandonga, El Escondite fueron testigos de la sonoridad que se respiraba en Cali y que Jairo decidió conocer de primera mano. El frío bogotano era cosa del pasado y el talentoso músico regresaba a ese calor que le recordaba su Quibdó natal y que, sin duda, le hacía florecer su creatividad.

El disco que inmortalizó a la ciudad vio la luz en 1984, en el recordado álbum titulado ‘No hay quinto malo’ y vaya que no lo fue.

Ocho cortes extraordinarios, con un sonido fenomenal, donde la percusión y ese toque de campana incesante marcando la clave sorprendieron al bailador caleño. Pero era claro que el primer corte del lado B sería el estandarte que Jairo elevaría en cuanta rumba de caseta se programara en aquel año.

Valverde recuerda que un año después de su llegada a Cali y conmovido con el recibimiento y aceptación de este pueblo rumbero hacia el Grupo Niche, Jairo comenzó a componer los primeros acordes del emblemático número.

Fueron dos años de intensa creación, de discusiones, de tratar de encontrar la melodía precisa para acompañar una letra que era un poema en forma de canción.  Jairo Varela contó que la inspiración le nació estando en Nueva York, en pleno invierno, cuando un joven los reconoció detrás de un vidrio.

En medio de un frío que congelaba hasta los pensamientos, lo invitaron a pasar para que se resguardara de la terrible temperatura y resultó que el chico era caleño. Casi con lágrimas les relató la dureza de la pesadilla en que se le había convertido el sueño americano con el que había emigrado a los Estados Unidos. La historia conmovió a Varela que escuchaba absorto cómo el joven lo único que ansiaba era conseguir un tiquete para volver a su Cali añorada, con el firme propósito de no volver a salir nunca más. Fue en ese momento cuando Jairo Varela encontró el alma de su canción.

“Es por eso que espero
Que los días que lejos
Cuando dure mi ausencia
Sabes bien que me muero

Todos los caminos conducen a ti

Si supieras la pena que un día sentí

Cuando en frente de mí tus montañas no vi”

No fue fácil la construcción musical de esta obra. Muchas personas, al escucharla, consideraban que era sencilla, pero la verdad era que tenía un arreglo especial, con marcajes y virajes muy complejos.

Incluso, Osiel Villada, reconocido periodista e investigador musical, recuerda que el tema tuvo dos arreglos, uno del pianista Nicolás Cristancho ‘Macabí’ y otro del trombonista Fernando Martínez, que fue el que finalmente quedó. La leyenda dice que en la parte previa antes de que comience la interpretación de ‘Moncho’ Santana, el pianista Macabí sumó un compás para que el tema quedara en clave, pero a Varela no le gustó y le pidió a Martínez, el trombonista, que transcribiera el arreglo como Jairo se lo había imaginado.

El resultado final fue del gusto total de los bailarines caleños, pero generó una discusión en el ambiente salsero pues los expertos advirtieron que el tema quedó fuera de clave, en suma que musicalmente no estaba bien construido y tampoco en la clave correcta.

Vaya paradoja que el disco más importante de la historia de la ciudad quedó mal marcado, pero la verdad es que al bailador caleño eso poco le importó y el disco, estrenado en diciembre de 1984 ante cincuenta mil personas, en el CAM, fue un tremendo palo.

El genial músico chocoano, Richie Valdés, amigo de Jairo Varela y respetado por este gracias a su gran talento, cuenta otra anécdota de esas que engrandece la historia de ‘Cali Pachanguero’. Recuerda Richie que una vez en el estudio, mientras ‘Macabí’ tocaba los reconocidos acordes del piano de la canción, no encontraban una vuelta que pudiera sorprender sin perder el hilo del tema y por allí pasó el trombonista Ismael Gómez, conocido como ‘Yayita’, quien al escuchar el sonido del piano les dijo: ‘oye, allí quedaría bien unas trompetas potentes ante de la melodía central del mambo’. La idea le encantó a Varela, la introdujeron al tema y esos vientos potentes se convirtieron en el advenimiento de que algo poderoso estaba por llegar.

“Permita que me arrepienta oh
mi bella cenicienta,
de rodillas mi presencia
si mi ausencia fue tu afrenta

El escritor e investigador musical Medardo Arias fue testigo de excepción de la primera vez que Cali Pachanguero se escuchó públicamente.  

Todo sucedió en Cartagena, durante el cubrimiento del Festival de Música del Caribe, y este es su relato: “Cada tarde, el Grupo Niche ensayaba debajo del flamboyán, hasta el momento de trasladarse al Circo de Toros, a la Serrezuela, cual es el nombre de la vieja plaza de Cartagena donde el Reggae cada noche levantaba una fenomenal polvareda. Estaban ahí, en la arena, Larry Harlow, Paco de Onís, Alejandro Obregón, entre otros, dándose tragos de ron Tres Esquinas, mientras los grupos llegados de todo el Caribe saludaban con un “¡Hola Cartagena!”.


El escritor bonaverente agrega que fue precisamente Harlow uno de los primeros en señalar la calidad interpretativa del Grupo Niche. Así lo expresó en un reportaje que le brindó para el diario Occidente, antes de subir a tarima. ‘sin duda esta era una de las orquestas representativas de Colombia’.

A Varela lo desvelaba la música. Después del Circo de Toros, el ensayo continuaba en las noches en el hotelito de Marbella; las voces, con acordes de trompetas, llegaban hasta las habitaciones: ‘De romántica luna/ el lucero que es lelo…si supieras la pena que un día sentí/ cuando cerca de mí tus montañas no vi…’ , era el verso que Medardo alcanzaba a escuchar desde su habitación avizorando que se trataba de una monumental composición.
Medardo recuerda que Tarry Garcés, sobrino de Petronio Álvarez, ‘El Cuco’, tocaba el saxo en el grupo. En varias ocasiones, entre el calor y el jugo de tamarindo que le arrimaban con una jarra a los músicos, Medardo se acercó para ver la partitura del tema que le deparaba ya tres noches de insomnio. “Le pregunté a Tarry, y me dijo que se trataba de un homenaje a Cali, una canción que no dejaba dormir, tampoco, a Varela, en esos días de 1983”.

“En el grupo de músicos -recuerda el poeta bonaverense- estaba siempre un norteamericano, sin camisa. Sudaba a mares; nunca supe si era arreglista, representante de orquestas. Tampoco conocí su nombre. La verdad es que de esa criba musical en Cartagena y otros desvelos en Cali, nació en 1984, el otro himno de la ciudad, ‘Cali Pachanguero’. Llegó en el álbum ‘No hay quinto malo’. Era la feria de Cali de ese año y se organizó un jurado para elegir el tema de las fiestas. Del jurado hizo parte Luis Fernando Caicedo Lourido, hijo del director del diario Occidente, Álvaro H. Caicedo. Luis Fernando regresó a la redacción con el entusiasmo de haber dado un veredicto certero: ‘Medardo, me dijo, tienes que escuchar esa canción… se llama Cali Pachanguero, sin duda es el tema de la Feria…’. Hoy, es el segundo himno de la ciudad”.

“Que noches, que noches tan bonitas,
Siloé en sus callecitas,
al fondo mi valle en risa
¡ay! todito se divisa”.

El nombre de Luis Alfonso Peña Sánchez le dice muy poco a los rumberos, pero si hablamos de que se trata del mismo ‘Moncho’ Santana, sabemos que allí está la voz que inmortalizó la creación de Jairo Varela. ‘Moncho’ solo grabó un LP con el Grupo Niche, pero eso bastó para que quedará eternamente en la historia del conjunto y de Cali.

La destacada cronista Lucy Lorena Libreros habló hace un tiempo con el artista que en su momento se alejó de Niche aduciendo que no se sentía bien tratado. “No me fui de Niche porque tuviera cáncer, porque fuera un ‘tomatrago’ o porque me hubieran echado. Simplemente estaba seguro de que no se me pagaba lo justo, porque me prometieron regalías y nunca me cumplieron. Yo sabía que se estaban lucrando con mi voz y me sentí desilusionado; por cuenta de esos comentarios se me cerraron muchas puertas”.

Con la nostalgia a cuestas, ‘Moncho’ se sinceró con la excelsa cronista y le confesó: “La música me ha negado muchas cosas, pero me dio una muy grande: haber cantado el Cali Pachanguero. Ser su intérprete representa mucho para mí, es saber que con esa canción puedo mover los sentimientos de gente que algún día ha estado igual que yo, alejado de la ciudad que ama”.

Por eso, el ‘Moncho’ Santana dice que le gusta más interpretar la canción cuando está fuera del país porque en el exterior se juntan las alegrías, las nostalgias, los recuerdos y por eso se siente más en el corazón.

Y con una mezcla de inocencia y sin falso orgullo le terminó soltando a Lucy Lorena una de esas frases que todos los periodistas esperamos que nos digan en algún momento porque proviene del alma, sin filtros: “A veces, cuando paso por algún lugar donde suena el Cali Pachanguero, me provoca decir: ‘Ese disco lo canto yo’”.

Pero la verdad, querido ‘Moncho’, es que ese disco ya no es tuyo, ni siquiera de Jairo, ese disco lo cantamos todos y por eso el corazón de los caleños se hinchó de orgullo cuando hace dos años en el Teatro Dolby, de los Ángeles, donde se realizaba la edición 92 de los Premios Oscar, se escuchó ‘Cali Pachanguero’.

Mientras la actriz mexicana Salma Hayek y el acto guatemalteco Óscar Isaac caminaban hacia el escenario para presentar el premio a Mejor edición de sonido, esos pocos segundos de acordes inconfundibles para los caleños bastaron para que el himno de la ciudad le diera la vuelta al mundo y confirmara porque es una de las cincuenta canciones más escuchadas en la historia, de acuerdo con la reconocida revista Bilboard.

También fue el instante para recordar que no hay presentación nacional o internacional en la que el Grupo Niche pueda dejar de interpretar este himno que una ciudad baila y de la que se siente orgullosa.

Por eso Petrit Baquero, historiador y experto musical, no duda en afirmar que ‘Cali pachanguero’ es el éxito más grande que tuvo Varela en toda su historia, al punto de convertirse en el himno no oficial de Cali y una de las tres canciones más importantes de la salsa colombiana al lado de ‘El Preso’, de Fruko y sus Tesos, y ‘Rebelión’, de Joe Arroyo y La Verdad.  “Sus letras y melodías eran la expresión de una salsa colombiana que no venía del Caribe sino del Pacífico, el cual se sentía con creces, además, sonando muy bien”, explica Petrit. 

Jairo, que todo el mundo te cante, una ciudad entera te adoptó como uno de sus hijos más amados y recordados. Tu historia musical será eterna.

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