ANCHICAYÁ: La magia verde del pacífico vallecaucano

ANCHICAYÁ: La magia verde del pacífico vallecaucano

Por: Germán Morales Z.
Director Escuela de Turismo, Dirección de Extensión, Universidad Autónoma de Occidente.

Fotografías: Armando Rojas Flórez

El cañón del río Anchicayá en el Departamento del Valle del Cauca, es uno de los lugares más exóticos, diversos y mágicos de la geografía colombiana. Enclavado en el corazón del Choco biogeográfico, y con dos zonas de protección tan importantes para el Mundo como el Parque Natural Nacional Farallones y la Reserva del Anchicayá le dan una connotación de Hot Spot para el Mundo. Anchicayá es un lugar como de otro mundo y dimensión, de puro realismo mágico y de pura cultura llena de sabrosura pura, de entornos tan naturales como lo verde de la selva lluviosa tropical o tan azul y verde como lo cristalino de sus aguas. En Anchicayá la palabra cristalino tiene sentido, cuerpo, alma, como una metáfora que inspira al visitante.

Fotografía: Armando Rojas Flórez

Los que conocen Anchicayá sabrán que es como estar en un cuento de esos del imaginario de Gabo, porque es como estar en Macondo, pero en medio de la Selva Lluviosa Tropical, con Marimba, Biche, Arrechón, Tumba Catre y el sabor tropical hecho manjar, por eso Anchicayá es como un relato de 100 años de soledad, o de la Vorágine de José Eustacio Rivera, porque así de exuberante y única es esta zona del país. Estar en la Cuenca del Río Anchicayá es estar en una región llena de biodiversidad y una mezcla de culturas que convergen hacia una realidad que desde lo exótico te atrapa, de un territorio que te regala la sublimidad en cada lugar. Anchicayá es el toque autóctono entre lo literalmente único, propio y diverso.

Que se preparen los sentidos para extasiarse, el paladar para empalagarse con la rica gastronomía local, que se prepare tu mente para entender la belleza de la naturaleza y que se prepare tu alma para ser tocada por lo mágico de la cultura de un territorio ancestral. Así es Anchicayá, más que una cuenca es un cuento de magia salvaje y hoy una apuesta comunitaria por el desarrollo local desde los Negocios Verdes y el Turismo de Naturaleza, y en este caminar te encuentras con la puerta de oro para entrar a este realismo mágico, porque ahí en medio del camino, de repente te topas con tu primera parada obligada. Un lugar donde las aves vuelan al ritmo de un hada madrina en el mundo de Tangaras, Tucanes, Compases, Colibríes e historias de pajareros, ahí está Doña Dora, a la orilla del camino para recibirte siempre con una sonrisa, con una historia y con una tasa de café más colombiano que nunca. Si, aquí está la dama de las aves, esta mama de los pajareros, esta parada obligada que te recuerda que la pasión de una familia es la realidad para un país de las aves como el nuestro.

Avistamiento de Aves Doña Dora es una experiencia tan mágica como las joyas aladas que hoy la acompañan y que ella y su familia han decidido conservar y preservar, por eso son muchos los pajareros y avistadores no solo del Valle y de Colombia sino del Mundo, que la recuerdan y la recordaran con cariño y agradecimiento por lo que hace por el país, ayudar a que sigamos siendo el país de las aves. Gracias Hada Madrina de las Aves.

Fotografía: Armando Rojas Flórez

Que suene el tambor, que suene la marimba, que suene el bosque, las aves, pero ante todo el arrullo de un rio que no dejara nunca de encantarnos como la obra de arte que es, como la pincelada divina y de selección natural que se hizo realidad en este trópico vallecaucano, y en esta diversidad de sitios y atractivos de naturaleza para Visitar. En el caminar de esta cuenca debes dejar que la Virgen te cubra con su manto de cristal y de aguas tan puras como las que solo pueden brotar de las montañas del Parque Nacional Farallones, en una zona como la del Digua donde con su bendición la familia de Doña Leonisa Bernal te reciben para entregarte sus saberes y sabores campesinos, mientras degustas el fiambre que preparan con el toque secreto del Digua y que es sencillamente espectacular, mientras te preparas para caminar por el sendero que te conduce a la cascada el Manto de la Virgen.

Fotografía: Armando Rojas Flórez

Sigue, camina, recorre, abre tu mente y tus sentidos y comprende por qué Anchicayá es la perla verde del Valle del Cauca que guarda la magia del Pacifico, tan llena de biodiversidad, tan llena de cultura, tan llena de gente buena que resiste y que sigue adelante a pesar de lo adverso y de lo duro que ha sido este camino de poder hacer del turismo de naturaleza una oportunidad. Sigue este camino empedrado de carretera tropical y detente en la Cascada la Elsa para que disfrutes de su grandeza y de sus aguas cristalinas.

Aquí en medio de esta resistencia, de este tesón y de estas ganas de salir adelante nos encontramos con la comunidad de la Cascada que sigue intentando construir imaginarios de ruralidad, agricultura y de conservación. Aquí entre ires y venires te puedes encontrar en el camino el alojamiento de David Riascos y su posada rural, un lugar que guarda el toque secreto del buen servicio, pero también en esta zona te recibe una mujer como Dora Sepúlveda que sigue adelante y que intenta construir un nuevo futuro para su comunidad y familia en una reserva como la del Paraíso, que tiene la joya alada de Colombia, nuestro gran Paragüero, una especie de ave tan única y exótica que se reconoce como el Rey de la Selva Lluviosa Tropical, del Choco Biogeográfico y por eso avistadores de aves de todo el mundo ya vienen a conocerlo y de una vez a encontrarse con una gran cantidad de lifer para su avistamiento, porque el avistamiento de aves es otra de esas actividades que en Anchicayá son un privilegio natural, y tal vez por eso en la institución educativa local Pedro Fermín de Vargas hoy vienen construyendo un sueño que está alzando vuelo ensenándole a los niñ@s la importancia de las aves y la biodiversidad local desde su proyecto de educación ambiental, bajo el liderazgo de los profes Jefferson y Oswaldo.

Desde la Cascada puedes tomar el camino para otra zona del Anchicayá como es el Placer, en el camino te puedes encontrar con don Juan Carlos Gómez quien se encarga que el camino no se deteriore y pone su grano de arena, de pica y pala en medio de minga y minga lidera su arreglo, trabaja de sol a sol para este propósito, pero también para que los senderos de la zona sigan estando muy presentables para los visitantes y para los animales del bosque pues es un guardián del bosque tropical.

Llegar al Placer es un Placer de visita, porque aquí te encuentras con estos guardianes del Anchicayá como lo son Eduar Riascos, un líder que desde su alma te sonríe, te recibe y te dice bienvenido al Placer, mientras en su papel de interprete local te orienta y te dice que es lo mejor que hay en el Anchicayá para conocer.

Es el momento de sentir el calor de la selva lluviosa tropical y del Choco Biogeográfico en todo su esplendor, en su exótica manera de recibirte desde su Magia Salvaje y desde su autóctona manera de mostrarte la diversidad que posee y que se siente en cada lugar. Aquí está el Danubio, aquí está la experiencia perfecta del trópico colombiano, aquí esta una organización Comunitaria como CORTUCAN para decirte Hola, para mostrarte el camino hacia la experiencia perfecta de turismo de naturaleza, tu solo tienes que dejarte orientar y guiar. CORTUCAN es el anfitrión perfecto, el que te orienta y te hace sentir que el viaje valió la pena, con sus intérpretes ambientales locales formados y acompañados por Parques Nacionales de Colombia y que justo en el Kilómetro 81 tiene una experiencia como la del Sendero del Cañón del Río Anchicayá que muchos ya conocen como los siete charcos.

Fotografía: Armando Rojas Flórez

Aquí entre aguas cristalinas y los verdes degrade que te reciben y te abrazan desde lo profundo del trópico, encuentras unos intérpretes como Dairo Utima Gaspar un líder local a carta cabal, guerrero de la vida, aventurero y conocedor de esta cuenca como ninguno y quien de a poco ha hecho posible que este territorio se siga conociendo.  Aquí en el sendero del Río Anchicayá la primera estación de parada te recibe con  los James que te ayudan en el paso de la balsa, y así en cada charco aparecen de entre la bruma y la selva Ana Milena quien te sonríe y te da la confianza que necesitas mientras te lleva de la mano hasta el otro lado, donde Don Fredy Rebolledo presidente de  la Corporación que te recibe, te da la bienvenida y te cuenta ese gran sueño que tienen de poder ser por fin reconocidos como esos guardianes que son de este pulmón del mundo, de este reservorio de material genético y de este paraíso escondido de Colombia.

Y ahí en el último de los charcos entre otras el más profundo y paradisiaco te encuentras Con Bryan Camilo la nueva generación de la conservación del Anchicayá, quien sueña con su biología que hoy construye en la Universidad del Valle y que sabe que le dará las herramientas para ser el líder que esta comunidad necesita, pero ante todo que su territorio hoy abraza para garantizar su conservación.

Fotografía: Armando Rojas Flórez

Así de a poco, este camino de selva, manigua, biche, y marimba nos lleva a conocer la historia que un día un pescador local construyo en un romance único con un hada del boque y de metáforas que como guardiana del rio se dejó escuchar, ver y encantar, y que como la musa de esta historia supo ser la Sirena del río Danubio para don Elías, quien así no más y con la historia vivida decidió bautizar el charco de la Sirena a ese lugar único entre lo único. Así es otro paraíso escondido de Colombia que poco a poco se rescata para el mundo y que se está organizando para el turismo bien hecho. Por eso, aquí y desde el liderazgo de Diego Sánchez un soñador que fue capaz de ver este potencial y que ha hecho posible que esta experiencia y atractivo cada día estén un poco mejor para su servicio. Y si te quieres quedar en este paraíso tropical de selva lluviosa tropical no te preocupes que en Brisas del Danubio tendrás la habitación y el confort perfecto para tu estadía.

Atrévete hoy más que nunca a venir a conocer un lugar como Anchicayá para que no dejes de disfrutar de su magia verde y de un territorio que no solo es maravillosamente hermoso sino metafóricamente sublime, en donde tus sentidos y tu ser se seguirán encontrando con lo más natural de ti… Así de esencial, orgánico y único es Anchicayá, por eso no puedes dejar de conocerlo, pero ante todo de conservarlo y cuidarlo.

Que viva la Naturaleza Colombiana…

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