Más de 5.000 personas se agolparon en las afueras del Auditorio ‘Gotas de Plata’, en el estado Hidalgo, para recibir el cuerpo sin vida de su ídolo, el guardameta colombiano Miguel Ángel Calero Rodríguez, quien hacia el mediodía de este martes 4 de enero, perdió la batalla contra la muerte, tras 11 días de lucha, en los que su organismo no pudo “gambetear” los dos eventos de trombosis que se le presentaron.
Con cánticos, mientras de sus ojos brotaban lágrimas de dolor por la inesperada y precoz partida del hombre que durante 11 años defendió el arco del Pachuca, los aficionados ‘tuzos’ homenajearon la gesta del deportista y las calidades humanas, del hombre.
Con una misa organizada por el Grupo Pachuca, en la que los colegas de Miguel, amigos y aficionados, acompañaron a su madre, doña Blanca Rodríguez, a su esposa, Sandra Sierra, a sus dos hijos, Miguel Ángel de 20 años y Juan José de 14, y a parte de la familia de 7 hermanos que logró viajar al país azteca, para rendirle tributo al hijo, al padre, al esposo, al amigo, al ‘Cóndor’ que hizo del fútbol y de la vida un show, y que con una sonrisa siempre dibujada en su rostro, alzó el vuelo hacia la eternidad.
En el aire de Hidalgo quedó el sonido de las voces del pueblo mexicano que le gritaba al hijo más ilustre de una pequeña localidad colombiana, llamada Ginebra, que hoy también llora su partida tan sólo 41 años, después de haberlo visto nacer: “Miren que locura, miren que emoción, ya llegó Miguel Calero, llegó Calero, llegó a Pachuca para ser campeón”.
Aunque aún no hay claridad sobre las exequias de Miguel Calero, algunas voces del Club Pachuca en concertación con parte de la familia del exfutbolista, señalan que el cuerpo sería cremado y sus cenizas repartidas entre México, para ser esparcidas en el estadio ‘Tuzo’ y Colombia, para que reposen en su natal Ginebra, en el centro del Valle del Cauca.
La partida de “El Cóndor” sigue generando reacciones de pesar en el mundo futbolístico. VER REACCIONES.
Ginebra, centro del Valle, fue la tierra que vio a Miguel Calero hacer sus pinitos en el fútbol. Los ginebrinos le rinden un homenaje a este hijo ilustre. ASÍ LO RECUERDA GINEBRA, VALLE.
