Un día como hoy, 24 de octubre de 2002, una tragedia sacudió al futbol profesional colombiano. Mientras los jugadores del Deportivo Cali entrenaban con normalidad en su sede de Pance, un rayo acabó con la vida de Hernán ‘Carepa’ Gaviria y Giovanni Córdoba.
El lamentable suceso ocurrió un jueves a las 4:30 de la tarde en la cancha 2 de la sede verde. La práctica inició con normalidad y sin lluvia, pero pasados los minutos una fuerte tormenta eléctrica hizo estragos en la capital del Valle y produjo el lamentable suceso.
Carepa falleció esa misma tarde, mientras que Córdoba fue trasladado la unidad de cuidados intensivos de la clínica Valle del Lili, dodne permaneció con vida durante tres días más. El impacto del rayo fue muy fuerte y, a pesar de sus esfuerzos, no pudo salir del estado crítico.
Hernán Gaviria era el líder del grupo en el que también jugaban Giovanni Hernández, Elkin Murillo, Gerardo Vallejo, entre otros. Era el dueño del medio campo en los clubes donde jugó: Atlético Nacional (durante 8 años), Deportivo Cali y el Shonan Bellmare de Japón. Además, vistió la camiseta de la Selección Colombia en la década dorada de los 90 y anotó un gol en el Mundial de USA 1994 ante Suiza.
Según versiones de sus compañeros en Deportivo Cali, el día de su muerte, Gaviria se había quitado las cadenas que usaba al ver el mal tiempo y dijo “Yo gracias a Dios no voy a morir por un rayo”. Estas habrían sido algunas de sus últimas palabras.
Por su parte, el delantero de 24 años, Giovanni Córdoba, atravesaba por un gran momento. Era un goleador hábil y rápido que alcanzó a ser llamado a la Selección Colombia, aunque no alcanzó a jugar nunca con el combinado patrio.
Ambos deportistas se convirtieron en ídolos de la hinchada verde, Gaviria con más experiencia y Córdoba con el furor de la juventud y grandes expectativas, eran toda una esperanza para el futbol colombiano.
El domingo 27 de octubre de ese año, a las 4:00 de la tarde, mientras se promediaban los resultados del primer tiempo de los seis partidos que se jugaban por la decimoctava fecha del Torneo de Finalización, el país conoció la noticia de la muerte de Córdoba.
En el Atanasio Girardot, los jugadores del Medellín salieron al campo con claveles blancos y muchos de ellos se arrodillaron con los de Millonarios, cuando se ofreció un minuto de silencio. La escena se repitió para el comienzo del segundo tiempo, cuando ya estaba confirmada la muerte de Córdoba.
En Manizales, los jugadores de Caldas y Cartagena oraron de rodillas por Carepa y Córdoba. El campo del estadio Palogrande fue rodeado con una cinta negra. También se dispuso una mesa con un mantel blanco y flores, en la que el volante del Caldas, Elkin Soto, dejó la camiseta 6 del Cali, la última que uso Gaviria, el pasado sábado 19 de octubre. Con él la intercambió.
Los jugadores del Junior y Pasto, en Barranquilla, salieron en un solo grupo, cogidos de las manos para jugar el segundo tiempo de su partido. En el círculo central del Metropolitano Roberto Meléndez, se arrodillaron y oraron por sus dos colegas fallecidos. Incluso la terna arbitral, encabezada por Jorge Hernán Hoyos, cambió sus camisetas amarillas por unas negras y también se unieron a la plegaria.
En Bogotá, los jugadores de Santa Fe y Magdalena lucieron cintas negras en sus mangas y exhibieron pancartas rogando a Dios por el alma de Gaviria y pidiéndole por la recuperación de Córdoba. Pero cuando el comisario de campo detuvo el juego para informar el deceso de Giovanni, algunos se abrazaron entre sí, otros lloraron, como Víctor Danilo Pacheco, y cumplieron un nuevo minuto de silencio. Igual ocurrió en el estadio Alfonso López de Bucaramanga, cuando se paró el juego entre Búcaros y Huila.
En Cali, jugadores del América y del Quindío, rindieron dos minutos de silencio, uno antes de empezar cada tiempo. Una gran foto de Carepa se ubicó en el centro del campo, imagen que luego fue mostrada por las porristas americanas en la pista atlética.
Ante este homenaje, las barras del Deportivo Cali enviaron un comunicado al plantel del América, agradeciendo la solidaridad expresada durante la tragedia.
Hoy, el fútbol colombiano aún recuerda la fecha como uno de los días más tristes y lamentables del balompié nacional.