Al sacerdote Mazo lo capturaron el 30 de junio de 2010 y la Fiscalía lo acusó en septiembre de ese año por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años, agravado y en concurso homogéneo.
Un investigador de la Policía asumió el caso y consiguió pruebas al escuchar los testimonios de los allegados de los menores
El proceso se abrió cuando familias de niños se quejaron de un presunto abuso sexual, el Juzgado 22 Penal del Circuito dictó en 2012 .
En la providencia se relacionan testimonios y fotografías en las que el sacerdote aparecería en ropa interior al lado de algunos menores de edad.
El sacerdote niega los cargos y su abogado defensor apeló porque no se habrían valorado inconsistencias en las declaraciones de las víctimas.
El Tribunal de Cali ratificó la pena por abusos a tres hermanos y otro menor, a quienes, según la denuncia, llamó a dormir en la parroquia y les ofreció regalos a cambio de su silencio.
El abogado Élmer Montaña, quien ha acompañado a las familias, sostiene que existe responsabilidad de la Iglesia en una reparación integral a las víctimas.
TESTIMONIOS DE LAS MADRES DE LOS MENORES
“Yo he pasado mucho, mucho sufrimiento con él —dice Esperanza*—. Me dicen que me le van a conseguir un centro de rehabilitación y nada. Él quiere dejar la droga, pero no ha podido. Yo necesito que lo ayuden, que le den ayuda sicológica”. Mientras la Fiscalía sigue indagando qué fue lo que ocurrió entre el cura Mazo, Federico* y tres niños más, el Tribunal Superior de Cali examina la decisión del juez 22 penal del circuito de Cali, ante quien la Fiscalía demostró que el sacerdote Mazo se había aprovechado de su cargo, de sus relaciones con la comunidad y del cariño de sus feligreses para abusar de niños en el Distrito de Aguablanca.
Dos de los niños por los que Mazo Pérez fue condenado son Carlos* y Tùlio*, los hijos de Marina*, entonces de 10 y 12 años. “Uno piensa que a los hijos de uno nunca les va a tocar pasar por estas. Y mire”, dice apesadumbrada Marina, quien nunca permitió que sus hijos pasaran una noche fuera de casa. En una ocasión ellos la desobedecieron, escaparon al cuidado de su madre y eso fue suficiente. “Cuando puse la denuncia en la Fiscalía empezaron a molestarnos en el barrio, nos miraban feo, me llamaban mentirosa, que cómo el cura iba a hacer eso tan horrible. A mí no me gustaba él porque no lo miraba a uno a la cara”.
El sacerdote Mazo permanece en la cárcel de Villahermosa de Cali y no admite su responsabilidad.
El Tribunal de Cali confirmó la sentencia a William de Jesús Mazo Pérez, por hechos ocurridos en el 2009.
* Nombres cambiados para proteger la intimidad de las víctimas.
Sentencia emitida por el noticiero 90 minutos el 2 de marzo 2012