El viernes 7 de julio pasará a la historia de Cali como la última vez que el 'popular' diario Q'hubo fue visto en puntos de venta.
Uno de los periódicos más leído por los caleños dejó de circular en las calles de la capital vallecaucana, ya no se verá en las esquinas, sus titulares ya no se podrán leer en cada semáforo .
Uno de los productos insignia del diario El País estuvo 18 años contando el día a día de la ciudad, conociendo historias y acompañando a los habitantes de los barrios más populares de Cali.
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Esta fue su última portada física:
El Q'hubo se despidió así de sus más fieles lectores con un video especial:
Carta de despedida
La noticia fue confirmada por Rubén Darío Valencia, editor General de Q'hubo, quien en una emotiva carta de despedida agradeció a los caleños por su fidelidad:
Queridos amigos, colegas, compañeros, lectores y público en general:
Pasadas unas horas del cierre de la operación física de nuestro amado periódico Q'hubo, silenciada su redacción y dejados libres los periodistas el alma de su misión, tengo el tiempo y la calma para decirles a todos GRACIAS por las abrumadoras expresiones de cariño, algunas llenas de auténtico dolor y nostalgia, viralizadas a través de las redes sociales y grupos de WhatsApp. Los nuevos escenarios de la información social que precisamente hicieron obsoletos el papel y la tinta.
Entendiendo la decisión empresarial (necesaria y valiente), motivada en la urgencia de cuadrar los números en rojo que la industria global tiene en sus libros, déjenme decirles, sin embargo, que la desaparición de Q'hubo dejará un vacío grande en nuestra comunidad por una razón fundamental: hicimos periodismo social de verdad, nos ocupamos de la gente sencilla, desconocida, del común, como todos nosotros, incluidos sus periodistas.
Por eso entendíamos las dinámicas populares, sus luchas, sus logros, sus angustias y sus triunfos. No miramos clases sociales, ni géneros, ni apellidos, ni filiaciones políticas o religiosas. Los diarios no son de los dueños, son de sus lectores.
Nos vamos con la tranquilidad de que hicimos historia en la ciudad y en Colombia, logramos entrar no sólo en las casas de nuestros lectores sino en sus corazones. Ellos y el periódico llegamos a ser uno solo. Por eso su partida duele como la muerte de un ser querido.
Nadie como Q'hubo, a lo largo de sus 18 años de vida, retrató a tanta gente en sus páginas: más de 250 mil caleños de a pie opinaron, contaron sus historias, fueron personajes deliciosos con sus vidas de heroísmo anónimo.
¿Quién se ocupará de ellos ahora? ¿Quién le contará al mundo que nace una nueva estrella, quién se ocupará de ayudar en la tragedia (minúscula para los grandes medios ocupados del poder) de quienes buscan un ser querido perdido o la de su mascota extraviada? ¿Quién más les contará la noticia de su barrio y explicará la muerte de los suyos? ¿Quién más los divertirá con sus juegos y sus concursos? En fin: se nos fue el periódico de todos y para todos.
Pero, quienes hicimos posible este milagro editorial, decenas de periodistas, diseñadores, fotógrafos, infografistas, videógrafos, conductores y obreros de las rotativas, los voceadores y repartidores, nos vamos con la tranquilidad del deber cumplido.
No puedo dejar de recordar en esta necesaria despedida a la doctora Maria Elvira Domínguez Lloreda, quien con su visión estratégica, su coraje empresarial y su compromiso social con la ciudad le dio la oportunidad a Q'hubo de nacer y de ser. Fue grande Maria Elvira. Y todo su equipo comercial, Gerencial y jurídico.
De nuevo, GRACIAS CALI, los nuevos desafíos del periodismo también comienzan cuando muere un medio de comunicación. Dios los bendiga.
Rubén Darío Valencia Estrada
Editor General de Q'hubo
Así terminan casi dos décadas de circulación continua, en las que el periódico lideró los más altos registros de compra, con unos 50.000 ejemplares vendidos por día, en siete ciudades de Colombia.
Un abrazo solidario a sus periodistas, diseñadores, fotógrafos, infografistas, videógrafos, conductores y obreros de las rotativas, los voceadores y repartidores.
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