En el marco del Día Internacional contra el Cáncer Infantil, cabe recordar cómo esta problemática es evidenciada en la capital vallecaucana, cuando cada año 141 menores de 15 años son diagnosticados con algún tipo de cáncer y, en promedio, solo el 58 por ciento de ellos sobreviven cinco años después de serles detectada la enfermedad.
En lo corrido de este año, 98 casos en menores de edad fueron identificados y, en el mismo lapso, 25 niños con algún tipo de esta enfermedad fallecieron. Y en el 2015, se registraron 117 casos y 30 muertes de estos pequeños.
La leucemia, una enfermedad sanguínea en la que la médula ósea produce glóbulos blancos anormales, es la más que afecta los menores de edad, pues, según cifras de la Secretaría de Salud, este mal ocurre en el 35 por ciento de los casos. El 28 por ciento está relacionado con linfomas y otros tumores malignos, mientras que otro 24 por ciento obedece a problemas del Sistema Nervioso Central.
Según dijo a El País el coordinador del grupo de Salud Pública y Epidemología de la Secretaría de Salud, Freddy Agredo, la supervivencia de los niños con cáncer depende, en una gran porción, del régimen de salud al que pertenecen.
“A pesar de que hace varios años el Ministerio de Salud trató de igualar ambos planes de beneficios, en el régimen contributivo la supervivencia es del 63 por ciento mientras que en el subsidiado es del 45 por ciento. El índice de supervivencia de los niños con cáncer de la población pobre no asegurada está entre el 28 por ciento y el 37 por ciento. Esta desigualdad está muy marcada en la ciudad y está afectando la calidad de vida de los pacientes”, explicó Agredo al mismo medio.
El funcionario agregó que se debe consultar a un especialista para detectar la enfermedad a tiempo, fijándose antes en señales como pérdida de peso, palidez, sangrado por la nariz o las encías. Así como ganglios en la axila o la región inguinal.
La directora de la Fundación Carlos Portela, María Fernanda Portela, señaló al mismo de comunicación que es problemático cuando los pacientes son ambulatorios, pues las EPS “siguen poniendo trabas para agendar citas y entregar medicamentos. No hay continuidad en la atención y eso complica la situación de muchos niños que tienen leucemia, por ejemplo, pues el tratamiento puede durar hasta tres años pero para garantizar el éxito hay que ser constantes. De lo contrario, se pueden dar recaídas que compliquen la salud de los niños”.
