Docentes y estudiantes de la institución General Santander, ubicada en el corregimiento Villa Colombia, en Jamundí; trabajan en conjunto para transformar el cannabis en productos medicinales, esto cuando aún hay opiniones divididas sobre su legalización.
A través de la química y la ecología estudiantes de décimo y once, junto a la docente, Isabel Muñoz; realizan en el laboratorio de la institución productos cannábicos medicinales como pomadas, tónicos, jabones, geles y aceite; que tienen como finalidad fomentar el emprendimiento en la institución educativa y beneficiar a la comunidad.
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“Uno aprende cosas nuevas. Con esto le podemos ofrecer a la comunidad, a la familia y los vecinos el producto que estamos desarrollando, lo que estamos aprendiendo en la institución”.
Jean Kerwin Gonzáles, estudiante.
Este proyecto inició en el 2015 cuando los docentes notaron el consumo de marihuana por parte de los estudiantes. Teniendo en cuenta el contexto social y los cultivos de cannabis que rodean a la comunidad de Villa Colombia, decidieron transformar su uso y generar una conciencia netamente pacífica, saludable y emprendedora.
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“Hemos dado una mirada diferente al cannabis en nuestros estudiantes. Que lo vean como materia prima, para que ellos puedan producir, diversificar los productos y crear un emprendimiento razonable, ecológico y ético”.
Afirmó la docente Isabel.
¿En qué consiste el proyecto?
En el proyecto se trabajan con los diferentes conocimientos de asignaturas como inglés, informática y química. Todo esto con el propósito de que los estudiantes potencialicen sus conocimientos y habilidades enfocadas al emprendimiento.
“Desde que estamos trabajando mancomunadamente todas las áreas ha sido bastante provechoso, nuestro sector está poblado por diferentes situaciones de orden público y demás. Esto ha hecho que la institución tenga otra mirada diferente a partir de este proyecto”.
Señaló Diego Vidal, docente de inglés.
Alrededor de 250 estudiantes aprenden sobre el uso medicinal del cannabis. Sin embargo, solo los estudiantes que cursan los últimos grados se involucran en la transformación y creación de los productos; debido a que no cuentan con suficiente materia prima, por lo que piden más apoyo para abastecer el laboratorio.
“Este proyecto me ha parecido magnífico, porque no solo nos ha ayudado a nosotros como estudiantes, sino que ha beneficiado a la comunidad, que puede hacer uso de los productos. La verdad en este momento no se tiene en sí los recursos para trabajar completamente con todos los grados”.
Dijo Katherine Sambony, estudiante de once.
La comunidad educativa invita a otras instituciones a sumarse a proyectos de transformación como éste; romper con los tabús y ver al cannabis más allá de su uso recreativo.
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